sábado, 8 de mayo de 2010

Autodefensa Psíquica II


AUTODEFENSA PSÍQUICA

DION FORTUNE

CONTINUACIÓN

TERCERA PARTE

DIAGNOSTICO DE UN ATAQUE PSÍQUICO

CAPÍTULO XII

MÉTODOS EMPLEADOS EN HACER UN ATAQUE PSÍQUICO

Brujería, antigua y moderna. —Conocimiento de las drogas.— Factores implicados en hacer un ataque psíquico. — Concentración mental.— Invocación de Fuerza cósmica.— El mago mismo es el canal de evocación.— Método de contactar con la víctima.— Substitución.— Talismanes.— Objetos magnetizados.— Motivos para el ataque psíquico. Caso de la cantante de concierto.—Caso del adepto Oriental.— Transgresión mental.

Cualquiera que lea los viejos libros sobre brujería, compilados usualmente por los buscadores de brujas profesionales a partir de las confesiones de supuestas brujas extorsionadas bajo tortura, encontrará que los fenómenos descritos caen en ciertas categorías amplias que son tan constantes en diferentes edades y en diferentes partes del mundo que se nos deja con la impresión de que debe haber algún fuego detrás de tanto humo. Los registros estatales de juicios de brujas en Escocia, los relatos de un sacerdote encargado con la tarea de extirpar la brujería en el Norte de Italia, los archivos de Bretaña, los cuentos de magia en la literatura clásica, y finalmente, los relatos de viajantes de las prácticas de gente primitiva a todo lo largo del mundo, se corroboran todos uno al otro, coincidiendo en cuanto a los fenómenos descritos, las explicaciones dadas por las brujas de sus métodos, y las amplias divisiones en las que caen los fenómenos.

Tenemos que tener en cuenta en primer lugar el uso de drogas, de las que ha poseído un notable conocimiento en todas las edades la Fraternidad Negra. Pociones, ungüentos y fumigaciones se usaron extensamente, y entre todos los preternaturales y maravillosos ingredientes de que estaban compuestos encontramos de vez en cuando substancias que se sabe que son medicinalmente potentes. La adormidera que da sueños y ganas de dormir, el cáñamo que da visiones, datura que produce pérdida de memoria, granos con tizón que producen aborto, ciertos insectos que son poderosamente afrodisíacos, y, en el Nuevo Mundo, los cogollos de ciertos cactus —todos ellos y muchos otros juegan su parte en los preparados brujeriles. Paracelso cobró fama convirtiendo algunos de los brebajes mágicos tradicionales para fines medicinales. Los Borgias ganaron infamia empleándolos como venenos sutiles que destruían la mente sin destruir necesariamente el cuerpo. Se cuenta que el filósofo romano Lucrecio fue vuelto loco por una pócima que le fue dada por su esposa a fin de restaurar su afecto perdido. Existen viejas recetas para ungüentos brujeriles que contienen opio y cantáridas. No es difícil imaginar qué clase de sueños vendrán en el sueño así inducido. C.S. Ollivier, en su libro reciente, Análisis de la Magia y la Brujería, da su opinión de que la asistencia al Sabbat era conseguida a menudo por medio de sueños inducidos por drogas.

Los venenos sutiles juegan indudablemente también una parte en la efectividad de las maldiciones, siendo un método favorito el hacer un talismán de bronce, cobre o plomo, y adherirlo inconspicuamente al fondo de una vasija de beber o pote de cocinar. Qué efecto tenía el talismán es conjeturable, pero no hay duda en absoluto sobre el efecto de la disolución persistente de pequeñas cantidades de plomo y cardenillo en la comida.

Pero aunque todas estas cosas fueran una parte, y una parte considerable, del culto de la brujería, no pueden, estrictamente hablando, ser consideradas un método psíquico de ataque, y sólo nos referimos a ellas en estas páginas a fin de que sus efectos puedan ser excluidos del diagnóstico.

Hay tres factores en un ataque psíquico, cualquiera de los cuales, o todos ellos, pueden emplearse en un caso dado. El primero de éstos es la sugestión hipnótica telepática. El segundo es el reforzamiento de la sugestión por la invocación de ciertas agencias invisibles. El tercero es el empleo de alguna substancia física como un point d'appui, punto de contacto, o vínculo magnético. La fuerza empleada puede usarse como una corriente directa, transmitida por la concentración mental del operador, o puede ser reservada en una especie de batería de almacenaje psíquica, que puede ser un elemental artificial o un talismán.

En el Capítulo II hemos considerado en algún detalle la psicología de la sugestión, y no necesitamos repetir lo que ya se ha dicho, salvo para recordar al lector que la esencia de la telepatía consiste en la inducción simpática de vibración. Los psicólogos experimentados están sospechando ya que la emoción es estrechamente familiar a la electricidad; han probado concluyentemente que los estados emocionales alteran la conductividad eléctrica del cuerpo. El ocultista cree que la emoción es una fuerza de tipo eléctrico, y que en el caso del hombre ordinario irradia hacia afuera de él en todas direcciones, formando un campo magnético; pero en el caso del ocultista entrenado puede ser concentrado en un rayo y dirigida. Suponiendo que seas capaz de concentrar toda tu atención sobre un solo sentimiento, inhibiendo todo lo demás, habrás alcanzado un estado emocional puro, no adulterado ni diluido. Toda la fuerza vital que entre en tu alma fluirá por tanto en esta única subdivisión de un solo canal en vez de en las muchas ramificaciones de los tres canales usuales anteriormente referidos. La concentración será terrorífica, pero sólo será conseguida a un precio terrorífico. Es con el fin de conseguir esta terrible concentración que los santos del Oeste y los yogis del Este practican un torturante ascetismo. Debes vender todo lo que posees a fin de comprar esta perla de gran precio, y un eco del método permanece en la tradición de cuentos de hadas de que la persona que encuentra una piedra de la suerte sólo puede tener un deseo. Tal concentración es buena para un propósito, y sólo un propósito. Podemos concentrarnos en una curación, o en una destrucción, pero no podemos trabajar en ambas simultáneamente; ni podemos cambiar prontamente de una a la otra. No podemos combinar incompatibles dentro de los límites de una sola vida. Es decir, si nos hemos concentrado en un trabajo de maldición y muerte a fin de conseguir un acto de venganza, siendo saciada nuestra ira, no podemos invertir inmediatamente el giro del alma y reconcentrarnos sobre obras de sabiduría y redención. Podemos comparar el alma que se mueve con la corriente de la evolución a una rueda que gira en el sentido de las agujas del reloj, o del movimiento del sol; y un alma que se mueve contra la corriente de evolución a una rueda que gira en dirección contraria a las agujas del reloj, o en dirección opuesta al sol. La posición del eje puede ser alterada de modo que la rueda gire en cualquier ángulo sin ser afectada la dirección de su revolución pero la rueda volante ha de ser detenida antes de que la máquina pueda ser invertida, y una gran rueda volante cuesta mucho de detener. Más aún, a fin de invertir la rueda volante tenemos que parar la máquina. El movimiento normal del alma es como el del sol, hacia adelante con la corriente de evolución. Tenemos que pensar muchas veces antes de que acometamos invertir ese giro incluso momentáneamente, a fin de llevar a cabo un trabajo de maldición y muerte. El viejo dicho, "Está el mal que pagar", es verdadero. En verdad, es cuestionable si hay tal cosa como una inversión momentánea del giro. El momento tiene que ser neutralizado y trabajado de nuevo antes de que pueda tener lugar la inversión del giro.

Grandísimas fuerzas pueden ser desarrolladas por esta concentración subjetiva de la mente misma, pero fuerzas aún mayores pueden hacerse disponibles si aplicamos el equivalente mecánico de los engranajes; si, en otras palabras, mientras se mantiene esta tremenda concentración, cogemos los contactos de la correspondiente fuerza cósmica. Usamos los poderes de la mente humana como un auto-arranque, y tan pronto como su rueda de conducción menor está girando con alegría, metemos el embrague de la máquina principal. Hay un breve período de lucha cuando la máquina pequeña fuerza a las renuentes levas de la gran máquina, entonces el vapor se enciende y la máquina acomete su trabajo. Después de eso es sólo una cuestión de encajar los engranajes y conducir — ¡Si puedes! Igual ocurre con la magia ceremonial.

Consideremos un caso concreto de alguien que desea procurarse una fuerza de lucha. Recurriría a una ceremonia de planeta Marte. Reuniría por tanto en su templo todo lo que fuera apropiado para Marte. Vestiría su altar con una tela escarlata; él mismo vestiría una túnica escarlata. Todos sus útiles mágicos serían de hierro y su vara de poder sería una espada desnuda. Sobre su altar situaría cinco luces, siendo el cinco el número de Marte. Sobre su pecho estaría el símbolo de Marte grabado sobre un pentágono de acero. En su mano habría un anillo de rubí. Quemaría azufre y salitre en su turíbulo. Entonces, de acuerdo con el trabajo a hacer, invocaría el aspecto angélico o demoníaco del Quinto Sefira. Geburah, la esfera de Marte. Invocaría o bien al nombre de la deidad en Geburah, llamando al Dios de las Batallas para que le escuchase, o bien al arce-demonio de la Quinta Habitación Infernal. Habiendo llevado a cabo esta poderosa invocación, se ofrecería entonces él mismo sobre el altar como el canal para la manifestación de la fuerza.

Hay muchas fórmulas existentes designadas para permitir que sea traída una fuerza sin la necesidad de que el mago mismo sea el canal. En mi opinión son todas inefectivas; el único substituto posible para el mago mismo es un médium de trance. Es por esta razón que la magia ritual tan a menudo falla en producirse. No puedes hacer natillas sin romper huevos, y si pretendes ser un mago tienes que llegar hasta el límite. Cuando es una cuestión de traer el aspecto angélico de una fuerza, la cuestión se halla sobre un fundamento claro. Ser el canal de tal fuerza es un gran privilegio y una iniciación en sí mismo. El operador tiene simplemente que eliminar todo lo incompatible y mantener su concentración sin vagar. Lo peor que puede ocurrir es que fracase en obtener resultados. Pero cuando se trata de traer el aspecto demoníaco de una esfera, la cuestión se halla sobre un fundamento enteramente diferente. Muy poca gente cuida de ofrecerse para la manifestación de una fuerza tal como Asmodeo. No creo que haya ningún artificio en el que se pueda confiar para invocar a los demonios sin ser obsesionado por ellos salvo el método de Abramelín, que implica seis meses de preparación y sólo se opera después de que se ha alcanzado el conocimiento y conservación del Santo Ángel Guardián. El borde del Abismo está bien vallado. No es posible disparar una pistola y evitar el culetazo.

Habiendo invocado y concentrado su fuerza, nuestro hechicero tiene que considerar a continuación su blanco. Tiene que entrar en contacto astral con su víctima. A fin de hacer esto, debe formar una relación, lo que no es tan fácil como podría suponerse. Primero tiene que encontrar a su víctima y establecer un punto de contacto en su esfera, y entonces, trabajando a partir de esta base, tener éxito en perforar su aura. Una fuerza no enfocada no es de mucha utilidad. Ha de conseguirse un foco. El método usual es conseguirse algún objeto que esté impregnado con el magnetismo de la víctima pretendida, un corte de pelo, una monda de uña o algo habitualmente vestido o manejado. Tal objeto está conectado magnéticamente con su propietario, y el hechicero puede recorrer la huella y entrar así a la esfera de su víctima y establecer una relación. Procede entonces como lo hace cualquier otro practicante de la sugestión que tiene éxito en poner a su víctima en las primeras etapas de la hipnosis. Por medio del vínculo magnético ha ganado el oído psíquico de su víctima, que escuchará a sus sugestiones subconscientemente. Queda ahora por ver si las semillas de pensamiento así plantadas echarán raíces o sí serán arrojadas fuera de la mente. En cualquier caso se vuelve a la víctima perturbada y desasosegada.

Si no puede obtenerse un vínculo magnético, el practicante de la magia negra tiene que apoyarse sobre otros artificios. Uno de los más comunes es el de la Substitución. Se escoge algo y por medio del ceremonial se identifica con la pretendida víctima. Por ejemplo, puede bautizarse un animal pequeño con el nombre de la víctima, e inmolarse luego, usualmente con tortura, concentrándose mientras tanto el operador sobre la personalidad del original. El viejo artificio de hacer una imagen de cera y fundirla ante un fuego, o clavar agujas en una estatua de madera, bautizada con el nombre de la víctima, se encuentran a menudo en los registros de juicios de brujas. El clavado real de la aguja no tiene efecto concebible alguno sobre la víctima, pero ayuda a la concentración del operador.

Se emplea también el método talismánico en diversas formas. Un talismán es un símbolo que representa una cierta fuerza, o combinación de fuerzas, representado sobre una sustancia conveniente y magnetizado por el ritual. Puede hacerse a partir de cualquier cosa que retenga el magnetismo; se emplean usualmente metales, piedras preciosas o pergamino; el papel es menos efectivo a no ser que pueda ser encerrado en una caja metálica. El agua y el aceite pueden ser magnetizados efectivamente pero pierden pronto su potencia. Un talismán se hace invocando la fuerza requerida, como ya se ha descrito, y concentrándola luego sobre el objeto preparado, que se sitúa a punto sobre el altar antes de que la evocación comience.

Un talismán hecho así tiene que ser llevado a continuación a la esfera magnética de la víctima. Se cuenta que Lady Burton, ansiosa por convertir a su marido librepensador, el famoso Sir Richard Burton, el gran explorador, solía hacer que su sacerdote bendijera pequeñas estatuas de santos y las ponía en los bolsillos de sus trajes. Un artificio similar es usado por los trabajadores del ocultismo negro. Se sitúan objetos magnetizados en las habitaciones habitualmente ocupadas por la víctima, o se entierran en su camino, de modo que tenga que pasar sobre ellos frecuentemente. Estos talismanes del mal no sólo trabajan por su propio poder, sino que le sirven también al hechicero corno un punto de concentración para sus meditaciones.

Efectos dañinos son producidos también por objetos que se han usado en magia negra y se han impregnado con las fuerzas para cuya generación se empleaban. Sobrantes y retales de equipo mágico aparecen en algunos lugares curiosos. Yo estaba presente en una subasta en un pueblo del campo cuando los doce signos del Zodíaco, nítidamente pintados sobre una cartulina, salieron a la venta. Varios de mis amigos habían cogido tesoros mágicos, tal como lámparas de altar y quemadores de incienso que obviamente venían de logias de ritual, pero el galardón de la colección era una vara mágica que se ponía en subasta junto con un manojo de hierros de fuego. Grandes cristales para la visión clarividente se encuentran frecuentemente en los anticuarios. Todas esas cosas necesitan ser desmagnetizadas cuidadosamente antes de que sean llevadas adentro de la esfera psíquica de uno.

Yo estaba tomando parte una vez en una serie de experimentos psíquicos que habían estado yendo muy bien, cuando, sin razón aparente, las cosas fueron mal y hubo un considerable trastorno. No lo sabíamos en aquel tiempo, pero nos enteramos más tarde, que el propietario del piso donde se llevaban a cabo había entrado en posesión de una moqueta que había sido usada en la magia ritual por un ocultista que sólo la más extrema lenidad podría llamar dudoso.

El elemental artificial es realmente la base de la eficacia de las maldiciones. En este caso no se emplea ninguna substancia física, sino que se moldea una porción del Akasha en una forma definida y se sostiene así por la voluntad del operador hasta que, como si fuera, "se establece". Dentro de este molde se vierte la energía concentrada del operador, algo de su propio ser va dentro de él. Esta es su alma, y es como un torpedo autodirigido que se pone a moverse en una curva hacia un objetivo escogido. O el operador, si es un mago experto, puede animar deliberadamente esta forma de pensamiento con esencia elemental, que es la substancia bruta e indiferenciada de la vida extraída de uno u otro de los reinos elementales. Es a fin de hacer esto que la maldición es invocada en el nombre de algún ser. El conjurador declara, "Te maldigo por tal y por cual". Esta es la forma de evocación que invoca a la esencia animante dentro de la forma de pensamiento, haciendo así un elemental artificial que está dotado con una vida independiente propia.

Si deseamos conocer algo sobre la eficacia de las maldiciones, sólo tenemos que considerar el registro de los hombres que estuvieron conectados con la apertura de la famosa tumba de Tut-ankh-amen. Hay muchos otros casos igualmente bien autentificados.

Uno puede verse envuelto en molestias ocultas sea por oponerse a, o ser abordado por, un ocultista sin escrúpulos, o involucrándose uno mismo con una dudosa fraternidad oculta. En el caso de una trifulca con un ocultista, en añadidura a los motivos humanos ordinarios para un abuso de poder, uno tiene que reconocer el hecho de que un adepto que no es de lo más blanco casi siempre sufre de esa desagradable enfermedad psíquica de "ego hipertrofiado". Amará el poder por su propio provecho, y tomará cualquier defección de parte de un en otro tiempo seguidor, o cualquier resistencia a su imperiosa voluntad como un insulto personal o incluso una injuria. Con una mente entrenada, un pensamiento rabioso hará daño, y he conocido casos de ocultistas que, por puro pique, llegaron a extraordinarios grados de rencor. Uno sólo puede confiar en que no creyeran realmente en la eficacia de lo que hacían, y estuvieran meramente jugando para la galería "pour encourager les autres" y asegurar la lealtad entre sus seguidores.

Otra cosa que es aborrecida particularmente por este tipo de adepto es cualquier intento de parte de un pupilo que haya roto con él por hacer uso de lo que se le ha enseñado. Parece no haber límites a los que no irá un gurú celoso a fin de machacar psíquicamente a su chela.

En un caso que llegó a mi conocimiento una cantante de concierto había tenido un "tratamiento" para la mejora de su voz por un adepto de esa clase. Ella decidió finalmente que no gastaría más dinero en esta empresa, y se lo dijo así en la visita que había decidido que sería la última. El concentró su mirada sobre ella y la dijo que si rompía con él, tan pronto como fuera a la plataforma de conciertos vería su cara en el aire enfrente de ella, y su garganta se cerraría y sería incapaz de pronunciar un sonido, y que esta horrible experiencia ocurriría cada vez que tratase de cantar hasta que volviera con él y continuara teniendo "tratamiento" (a una guinea cada vez). Esta potente sugestión hipnótica probó ser efectiva, y su carrera llegó a un fin hasta que el hechizo fue roto.

La carta siguiente contiene una experiencia muy iluminadora, y es de valor, no sólo por su relato de un ataque psíquico, sino también por su descripción de la manera en que fue combatido el ataque.

"En el invierno de 1921-2 se me dijo (desde los Planos Internos), 'Vemos tu iniciación en la Orden del Cristo'. No entendí muy claramente y esperé.

"En Junio de 1922 un Oriental, la cabeza de una gran Orden religiosa, vino a verme. (Yo estaba viviendo en Suiza). Le llamaremos Z. Yo esperaba grandes cosas de él y le miré como una especie de Maestro. Sabiendo qué se había encontrado con Abdul Baha, pensé agradarle poniendo la foto de A.B. en mis paredes, pero cuando Z. entró a mi habitación vi en seguida que no le agradaba demasiado. Conversamos por un rato y me preguntó varias cosas. De repente me ofreció la iniciación dentro de su Orden. Me quedé perpleja y no sentí el consentimiento interno. Dije que debía reflexionar. Posteriormente me vino una inspiración (?) y dije. '¿Es tu Orden la Orden del Cristo?' El respondió, 'Lo es'. Le conté mi experiencia (relatada arriba) y acepté la iniciación; pero tenía la convicción interna de que no todo estaba bien.

"No sentí ninguna respuesta interna a varios incidentes durante la iniciación, y empecé a llamar mental y ardientemente al Cristo, y continué haciéndolo así hasta el final de la ceremonia. (Supe más tarde que él le había dicho a uno de sus discípulos que yo había aceptado la iniciación pero no al Maestro).

"Llevaría demasiado tiempo el relatar otros detalles menos importantes así que paso a nuestra segunda entrevista durante la cual me pidió varias veces que dejara la ciudad donde estaba y me uniera a él en el trabajo activo. Esta vez oí la voz interna claramente; decía. 'No'. De repente él dijo, 'Siéntate enfrente de mí; te curaré'. (Yo estaba en muy mala salud por aquel tiempo). El fijo sus ojos sobre los míos con una fuerte mirada de mando. Mentalmente llamé al Cristo y sentí formarse a todo mi alrededor una especie de concha. 'Ahí está', dijo él. 'te he curado'. La voz interna dijo, 'No'.

"Bien, él se marchó y yo tuve un 'mal rato', pues tenía la sensación de que no todo iba bien, aunque no tenía ninguna sospecha de mal. (Ni la tengo ahora).

"Escribí un relato de esta entrevista a una amiga, y una carta suya se cruzó con la mía. Me dijo que hacia el tiempo de mi entrevista con Z., de la que ella no sabía nada, se la había dicho que se uniera a nuestro instructor espiritual para ayudarme. Se retiró de los Planos Externos, y realizó entonces que fuertes fuerzas hipnóticas estaban jugando sobre mí en oleadas. Una y otra vez tuvo que usar todo su poder espiritual para ayudarme a resistirlas, pero finalmente 'estuvimos en una roca, bañadas en luz y libres'. Mi carta la dio la clave de ello; pero replicó, 'Ten cuidado, Z. lo intentará de nuevo. El realizó que fue burlado; lo intentará en los Planos Internos la próxima vez'.

"Ahora viene la gran experiencia. Unas pocas semanas más tarde, por la noche, tuve una visión muy vivida; pero era una experiencia real. Yo estaba en el medio de un grupo de siete u ocho personas de las que veía a dos claramente. A mi izquierda estaba una mujer enteramente velada en negro, pero ella constituía una figura asombrosamente clara en cuanto a eso. A la derecha estaba Z. El dijo, 'Ahora la daré la segunda, la iniciación superior'. Y cogió mi brazo derecho con fuerza. Pero yo me zafé, y poniéndome derecha y tranquila dije (puedo oírme a mí misma ahora), 'Antes de que esta ceremonia prosiga quiero hacer una declaración. No permito a nada ni a nadie que se interponga entre mí y el Cristo'. Hubo un aullido, una sacudida de manos y todo desapareció.

"Poco después rompí mi carta de iniciación, puse a Z. fuera de mi mente y no he tenido experiencia personal consciente de él desde entonces.

"Pero yo le había introducido a un joven músico francés de alta reputación social, al que encontró muy de su gusto. (Le llamaremos F.). Hay una estrecha amistad entre F. y yo, y por aquel tiempo él necesitaba alguna música Oriental para una de sus composiciones —por otra parte, él podría haber sido extremadamente útil para Z., por quien se sentía fuertemente atraído. Después de mi propia experiencia empecé a estar muy alarmada, pero sentí que no era lo bastante grande para tratar con la situación, así que no le dije nada a F. pero oré para que pudiera estar protegido de todo mal. Poco después F. me contó en sus cartas varias experiencias astrales. En sus sueños estaba pasando a través de toda clase de cosas desagradables y unas voces le decían. 'Pide a Z. que te ayude. El te ayudará'. Entonces se volvía consciente de mi presencia y empezaba a llamar al Cristo (todo esto en su sueño) y todo desaparecía. Esto sucedió más de una vez. Sólo cuando le encontré de nuevo le hablé de mi propia experiencia.

"Debo añadir que un amigo con poder psíquico vino a verme por este tiempo y dijo. 'Esta última semana, por la noche, te he visto tres veces. Me pediste que te ayudara a salvar a un hombre joven que estaba en peligro. ¿Qué significaba ello? ".

El caso de arriba indica claramente el uso deliberado de poder mental por Z. siendo su simulación de una "curación espiritual" un intento obvio de hipnosis. Mi corresponsal dice decididamente que ella nunca ha sospechado un mal deliberado de parte de él; más bien que estaba actuando de acuerdo con sus luces. Yo mantengo, sin embargo, que cualquier intento por dominar a otros, o manipular sus mentes en algún modo sin su consentimiento, es una injustificable intromisión en su libre albedrío y un crimen contra la integridad del alma. ¿Cómo podemos juzgar las necesidades espirituales íntimas de otro, especialmente si ese otro no ha elegido confiar en nosotros? ¿Qué derecho tenemos a invadir su intimidad espiritual e introducir nuestros dedos tanteadores en su ser más interno? Es una práctica tan común el enviar nombres de gente a círculos de curación con una petición de concentrarse sobre ellos, sin tomar la precaución preliminar de pedir permiso, que he oído anunciar desde la plataforma de una gran reunión pública espiritista que solo podrían aceptarse los casos que diesen su consentimiento escrito.

Afortunadamente para todos los implicados, los procedimientos en tales "círculos de curación" son usualmente tan fútiles que nadie necesita preocuparse de que se concentren sobre él si estuviesen intentando un asesinato.

El principio, sin embargo, permanece, y sólo puedo registrar mi opinión una vez más, como ya la he registrado muchas veces, de que un proceder así es una ultrajante violación de los buenos modales y la buena fe, y contrario a toda la tradición oculta. Creo que puedo decir honestamente que nunca he deseado dirigir las grandes corrientes de destrucción sobre mis compañeros ocultistas, ¡pero hay algunos de ellos a los que me gustaría tener con la cara hacia abajo bajo mi rodilla!

CAPITULO XIII

LOS MOTIVOS DEL ATAQUE PSÍQUICO. I

Filtros de amor.— Presión psíquica.— Congressus subtilis.— Lilith de los Qabalistas.— "Contrapartes".— Los hijos de Dios y las hijas de los hombres.— Incidente de proyección astral en un lazo.— Caso curioso de substitución.— Casamientos de hadas.— Aspecto etérico del congreso sexual.— Incubos y súcubos.— Experimentos mágicos de Mr. X.: (a) con una chica soltera, (b) con una mujer casada.— Vicio no natural.

Hemos señalado en un capítulo anterior que el modo más simple de descubrir si la víctima de un supuesto ataque psíquico está noveleando o no, es buscar los motivos, y si no son discernibles, dar a la imaginación el beneficio de la duda. Los motivos comunes de codicia, lujuria, venganza y miedo de traición no necesitan de un discernimiento psíquico para su descubrimiento sino que son perceptibles al ojo desnudo. Hay otros motivos, sin embargo, que pueden ser operativos en círculos ocultos pero que serían pasados de largo sin sospechar por el investigador ordinario.

Los viejos libros de hechizos que han llegado hasta nosotros, mayormente a través del vestíbulo de los sirvientes, están repletos con recetas para asegurarse el amor del sexo opuesto. Los antiguos grimorios proporcionan prescripciones rituales más elaboradas, y los registros de juicios de brujas contienen frecuentes sumarios de la mujer sabia que, por una consideración, se encargó de dirigir los afectos de la gente hacia personas por las que aparentemente no tenían ninguna predilección natural. ¿Han de ser tomadas seriamente tales operaciones, o deberíamos clasificarlas con las píldoras antiobesidad que reducen sin dieta?

Ya nos hemos referido a los viejos filtros de amor. Los antiguos estaban bien familiarizados con las drogas afrodisíacas que excitaban la pasión sexual. Y no son del todo ignorantes los modernos, como revelan los anuncios cuidadosamente escritos en ciertas publicaciones astrológicas. Hay firmas en Francia que se especializan en la manufactura de chocolates que contienen dosis enmascaradas de estas drogas. Recientemente les fue dada publicidad a sus producciones debido a la muerte de dos chicas y un hombre por tomar sobredosis. Hay coktails en uso en este país que contienen ingredientes llamados "tónicos" cuyo efecto es bien conocido. Si éstos no son "filtros de amor", ¿qué son?

No estamos concernidos en estas páginas con métodos que pertenecen solamente al plano físico, pero estas cuestiones requieren mención porque hay motivos para creer que en más de una ocasión, incluso en este país, se han empleado afrodisiacos como ayudantes a las practicas ocultas. Hubo una cierta firma que empezó a anunciarse extensamente y que estaba levantando un buen negocio en lo que podrían llamarse "géneros diversos para ocultistas". Entre otras preparaciones que suministraban estaba el "Incienso para la operación de Venus". Sin embargo, la firma llegó a un fin inoportuno por la intervención de la policía, yendo ambos socios a la cárcel.

Pero aparte del uso de medios puramente materiales, no es difícil ver qué usos podrían hacerse de la influencia mental en esta dirección. He visto varios casos que parecían extremadamente sospechosos, pero en estas cuestiones es muy difícil llegar a los hechos. La manera del ataque es intangible y no deja traza, y la víctima puede no sospechar y ser enteramente ignorante no sólo del lado psíquico del sexo, sino también de sus aspectos físicos y emocionales más sutiles. Más aún, aquellos que han sufrido más a menudo son los que menos hablan. Se puede oír ocasionalmente de un intento que fue frustrado. El intento que tuvo éxito muy raramente viene a la luz porque la víctima tiene tanto motivo para ocultarlo como el agresor.

Cuando llegamos a las prácticas puramente ocultas, hay dos modos en los que puede alcanzarse el fin deseado: puede hacerse incidir una presión psíquica sobre la persona deseada de modo que él o ella caigan bajo la influencia del operador; o puede tener lugar la operación psíquica conocida como congressus sbhtilis.

¿Qué es exactamente congressus subtilis? Tendremos que saber un buen montón más sobre el lado oculto del sexo de lo que sabemos al presente antes de que podamos responder a esa pregunta. En primer lugar, ¿cuáles son los hechos, o supuestos hechos, de la cuestión? Los antiguos sostenían creencias muy definidas sobre el tema, y estas creencias pueden muy a menudo proporcionarnos una pista, incluso si no aceptamos las muy antropomórficas explicaciones por las que son acompañadas.

Se creía que la arcedemonio Lilith tenía muchísimo que ver con estas cuestiones. De acuerdo con los Qabalistas, Lilith fue la primera esposa de Adam, que solía visitarle en sus sueños mientras él estaba aún solo en el Jardín del Edén, y el Señor Dios se inquietó tanto con estas visitas que creó a Eva como una contra-atracción. Las brujas eran las recipientes de similares atenciones por parte del Diablo. Sta. Teresa de Avila registra que la Divinidad Misma la visitó. La Virgen María recibió al Espíritu Santo. San Antonio fue tentado por apariciones de bellos demonios hembra. Hay muchos casos registrados de conventos enteros de monjas atacados por el Diablo, que visitaba a sus miembros. George Moore, en su extremadamente interesante estudio de la vida conventual, Hermana Teresa, da un relato de una erupción de "Contrapartes" entre las monjas más jóvenes, en el que formaban lazos con amantes angélicos, que se suponían que eran las almas de los ahogados en el Diluvio. Leemos en el Génesis y en el Libro de Enoc que los Hijos de Dios se casaron con las hijas de los hombres, y el resultado fue la raza demoníaca. El folklore de todo país contiene ejemplos del casamiento de humanos con elementales, usualmente con consecuencias desastrosas. La literatura clásica está llena de historias de visitas de dioses y diosas al género humano. ¿Que diremos de tales historias? ¿Hay algún elemento en ellas más allá del cuento de hadas y el cumplimiento del deseo? Podemos entender fácilmente el motivo de la monja que, deseando ocultar la identidad de su amante, declara que tiene un niño del Diablo. Podemos entender igualmente la psicología del resto del convento que acepta la historia y ve al Diablo en cada rincón.

Permítaseme citar ciertos casos que han llegado a mi conocimiento personal y veamos si a la luz de éstos podemos cerner el hecho de la fantasía. Vino a visitarme una vez un hombre joven que estaba enamorado de una mujer casada. El me contó que en varias ocasiones había tenido un sueño muy vivido de visitarla, y ella había soñado simultáneamente en que recibía su visita. El estaba ansioso por perfeccionar la técnica de esta operación, y de aquí su visita a mí. Me temo que fui antipática, y consecuentemente no obtuve ninguna información posterior concerniente a este curioso experimento.

Un caso aún más curioso llegó a mi conocimiento hace algunos años. Una mujer me contó que en los días de su juventud se había prometido para casarse con un hombre al que estaba muy profundamente apegada, y que fue asesinado mientras trabajaba como misionero en África Occidental. Habiendo perdido al único hombre al que creía que podría amar, consintió en casarse con un primo segundo que había estado enamorado de ella desde hacía largo tiempo, y que era un semiinválido. Cuandoquiera que tenía relaciones con su esposo, siempre visualizaba la forma de su primer amante. Ella misma era menguada, morena y bajita. Su marido, una relación de sangre, era de tipo similar a ella, y un hierbajo en el convenio. Pero sus tres hijos fueron altos, rubios del tipo nórdico, teniendo un fuerte parecido al hombre muerto. La verdad de esta historia me fue atestiguada por un amigo de la familia.

He conocido personalmente dos supuestos "niños intercambiados". El hombre tenía las orejas puntiagudas de Pan, y si alguien fue nunca un hijo del Diablo, él lo fue. La mujer era una criatura curiosa y fascinante, esencialmente no-humana, y cuando nació su niño vino al mundo sin mayores problemas que un gatito. Ambos de estos seres fueron concebidos cuando sus madres estaban bajo la influencia de la bebida, y ambos de ellos estaban caracterizados por una señalada dureza, que en un caso se desarrolló en deliberada crueldad. Aunque de apariencia muy peculiar, ninguno de ellos era deficiente en lo mas mínimo, poseyendo ambos, de hecho, considerablemente más que la ración corriente de cerebro.

Cualquiera que tenga algún conocimiento del aspecto esotérico del sexo sabe que la unión es tanto etérica como física. Es este hecho el que constituye la diferencia real entre la unión normal y el autoabuso, y explica por qué la primera es vitalizadora y armonizadora, y el último es agotador y acaba con los nervios. ¿No podemos concebir posible que alguien que pueda proyectar el cuerpo etérico, o un ser cuyo vehículo más denso sea etérico, tome parte en uniones bajo ciertas condiciones? Y si aceptarnos la teoría de la mediumnidad o de la obsesión, que es una forma patológica de mediumnidad, ¿qué diremos concerniente a la posibilidad de una unión mientras uno u otro de los partícipes está bajo control? ¿Qué clase de alma podría venir a la encarnación bajo tales condiciones?

La tradición medieval reconocía dos clases de demonios que invaden el sueño, y los llamaba Incubos y Súcubos. Se sostenía que éstos eran los responsables de los sueños lascivos. La psicología moderna no tiene en cuenta sus servicios y mira más cerca de casa. El psíquico, sin embargo, opina que hay algo en la vieja creencia, y que las imaginaciones lujuriosas de los corazones de los hombres (y de las mujeres también, en cuanto a eso) producen en verdad elementales artificiales de acuerdo con el método descrito en un capítulo anterior, y que estos elementales son algo más que imágenes subjetivas, y tienen una existencia etérica objetiva y juegan su parte en la génesis de ciertas experiencias. Por ejemplo, una persona puede tener sueños y fantasías de una naturaleza lasciva, y éstos pueden dar lugar a sus formas de pensamiento características; estas formas de pensamiento, existiendo ahora independientemente de la mente que las concibió originalmente, y estando en el aura de esa persona, la dan una sugestión igual que podrían hacerlo cualesquiera otras formas de pensamiento proyectadas telepáticamente desde la mente de otra persona. Realizamos poco la extensión hasta la que nos damos a nosotros mismos sugestión telepática por medio de formas de pensamiento exudadas. Estamos de hecho, en la esfera de nuestras propias atmósferas, emanadas por nosotros mismos. Recuerdo que de niña se me contó que si una jaula de pájaro se colgaba justo bajo el dosel de una cama de cuatro postes al viejo estilo, se encontraría el pájaro muerto por la mañana, envenenado por el gas ácido carbónico exhalado por el durmiente que yacía abajo. Realizamos poco la extensión en que somos envenenados psíquicamente por nuestras propias emanaciones de pensamientos sin guardia ni pureza.

Es bien sabido que el orgasmo tiene lugar en sueños, acompañado por imágenes de sueño apropiadas. Los antiguos creían que tal experiencia era debida a la acción de los demonios. Los modernos creen que es debido a la tensión física. No es tan generalmente conocido que hay gente, tanto hombres como mujeres, que pueden producir la misma reacción a voluntad con sólo el medio de sueños despiertos. ¿No podemos preguntarnos si ello puede ser producido también por medio de la sugestión telepática, y si esto no habrá jugado una parte en las operaciones de muchos grupos de brujería?

Hay otra curiosa fase de este aspecto del Sendero de la Izquierda, que fue traída a mi conocimiento a través de un caso que llegó a mis manos. Una chica joven, de mente simple y sin sofisticación, viviendo una vida muy aislada con una madre viuda, fue a consultar a un psíquico bien conocido, al que llamaremos Mr. X. En el círculo en el que tanto Miss Y. como Mr. X. se movían había otro, una figura prominente, al que llamaremos Mr. Z, que tenía la reputación de un conocimiento de la magia. Mr. X. dijo a Miss Y. que había leído los registros de sus vidas pasadas, y que había un lazo kármico entre ella y Mr. Z., y que ella podría ayudarle en su trabajo virtiendo sobre él amor y magnetismo. Se la instruyó meditar sobre Mr. Z. cada noche al tumbarse en la cama, hasta quedarse dormida. Esta pobre chica, solitaria y confiada, se entregó sin reservas a esta tarea. Pronto, sin embargo, empezó a sentirse desasosegada. Su sentido común se hizo valer, pues descubrió que las meditaciones que se la pedían hacer estaban teniendo un efecto muy perturbador sobre ella; pero Mr. X. apaciguó sus temores y recordó su sumisión asegurándola que había mirado en el futuro y había visto que finalmente Mr. Z. se casaría con ella. Por entonces ella tenía una aventura amorosa acongojante que la tenía muy infeliz e incapaz para su trabajo. Fueron intercambiadas un número de cartas sobre el asunto entre Miss Y. y Mr. X., que yo he visto. Traté lo mejor que pude de persuadirla de que abandonara todo el asunto. Mr. X. tuvo éxito en persuadirla de seguir con ello, jugando sobre sus sentimientos y contándola cuan terrible sería el apuro de Mr. Z. si ella le retiraba su apoyo psíquico, y renovando su seguridad en un lazo kármico que resultaría en un matrimonio final si ella era fiel. Miss Y., penosamente afligida y azorada, acudió a ciertos de los líderes de la organización a la que los tres de ellos pertenecían. Esta gente secundó mi consejo de que debería descontinuar estas prácticas, pero la persuadieron para que les entregara las muy comprometedoras cartas que estaban en su posesión. Habiéndose procurado éstas, declararon que todo el asunto era una imaginación de parte de ella, y en vez de sacar de sus filas a este par de bribones, les dejaron continuar funcionando según lo usual.

Este sería un caso suficientemente extraño si fuese uno aislado, pero no lo es. Otra mujer vino a mí por este tiempo en un estado que lindaba con la demencia, y me contó que también ella había estado consultando a Mr. X., que la había dicho que ya había recibido la iniciación en los Planos Internos, aunque ella podría no ser consciente de ello, y que sus facultades psíquicas estaban a punto de abrirse (un comentario de su repertorio), pero que si ella quería hacer un progreso real en el Sendero debería cesar de vivir con su esposo y él (Mr. X.) la pondría en contacto con su alma-pareja astral. La consecuencia de este precioso consejo fue destrozar su hogar y sacarla de sus cabales. Un día, caminando por el Parque, se encontró con Mr. Z., y le declaró que era su amante astral, una afirmación que Mr. X. confirmó, y embelleció con la información de que Mr. Z. era también el Maestro que la iniciaría.

Traté de persuadirla de llevar todo el asunto a una conclusión sumaria y volver con su marido, pero ella dijo que nunca podría hacer esto después de las experiencias astrales que había tenido. Mr. X. reestableció su influencia sobre ella, ella dejó la dirección en la que la había conocido, y nunca he oído qué fue de ella. Su condición cuando la vi por última vez era deplorable —debilitada, los ojos descontrolados y crispándose con movimientos convulsivos.

¿Creería alguien la historia de una mujer así? Obviamente nadie, a no ser que vieran las cartas que yo vi. Y no es éste el único caso; una compañera de trabajo me contó de dos precisamente similares que habían llegado a su conocimiento en conexión con Mr. X. Son casos como éstos los que hacen al investigador honesto de los fenómenos ocultos agradecido de que haya en nuestro libro de estatutos una ley que permite a los magistrados tratar efectivamente con ocultistas que prostituyen sus poderes. Es tan generalmente conocido que ningún iniciado puede usar las artes ocultas para su beneficio, que es difícil simpatizar con la gente que paga a algunos ocultistas que se anuncian su media corona o su media guinea, y se encuentra luego abandonada a desazones.

¿Qué conclusiones pueden extraerse de los incidentes que he relatado, sobre cuyos hechos puedo testimoniar por conocimiento personal? Cuatro mujeres son persuadidas a embarcarse sobre un proceso de meditación cuyo objetivo es verter fuerza. La naturaleza de la fuerza que se vierte es indicada por el hecho de que a las mujeres casadas se las instruye para que no vivan con sus marido y a la chica no casada se la anima a enamorarse del hombre que se constituye el foco de la operación. Este hombre es la cabeza de un grupo de gente que se sabe está ocupado en el ocultismo práctico y el ceremonial. La conclusión que extraigo es que un experimento oculto estaba a la vista, y que, sin consideración de las consecuencias para ellas, se hizo uso de estas mujeres a fin de llevarlo adelante, siendo el procurador el bien conocido psíquico, Mr. X., y el operador el notorio Mr. Z.

El mismo grupo tiene en su crédito una serie recurrente de escándalos en conexión con un vicio antinatural. Si éste fuera meramente un vicio como tal no vendría dentro de los alcances de estas páginas, pero parece usarse sistemáticamente como un medio de obtener poder oculto. Aquellos que tienen algún conocimiento de los aspectos más profundos del ocultismo saben que la fuerza sexual es una de las manifestaciones de kundalini, las serpiente de fuego que de acuerdo con la filosofía Tántrica yace enrollada en la base de la columna vertebral, o en los términos del ocultismo Occidental, el plexo sacro. El control y la concentración de la fuerza de kundalini es una parte importante de la técnica del ocultismo práctico. Hay un modo correcto de dirigirla a través del control del pensamiento, cuya técnica he explicado en mi pequeño libro, El Problema de la Pureza (Rider); pero hay también otro método, que consiste en estimular esta fuerza, y dirigirla entonces a canales anormales donde no será absorbida, sino que permanecerá asequible para fines mágicos. Es por esta razón que en ciertas formas de Misa Negra el altar es el cuerpo desnudo de una mujer que puede estar aún viva, o haber sido muerta sacrificalmente. A. E. W. Masón da un relato de tal cosa en su libro, El Prisionero en el Opalo.

Los operadores menos expertos, sin embargo, no pueden controlar esta forma de fuerza; tan pronto como la generan, ha de llegar a su conclusión lógica. Emplean por lo tanto otro tipo de estímulo, no la mujer, sino el muchacho o el joven. La práctica de la pederastia en conexión con el ocultismo es muy vieja, y fue una de las causas de la degeneración de los Misterios Griegos.

He tratado de estos temas en algún detalle en otro libro mío, Ocultismo Sano. Los particulares de los casos reales pueden encontrarse por referencia a las carpetas de Verdad, la revista ya referida.

CAPITULO XIV

LOS MOTIVOS DEL ATAQUE PSÍQUICO. II

Disputas con fraternidades ocultas.— Poderes de la cláusula de castigo en los juramentos de iniciación.— Incidente en una ceremonia de iniciación.— El adepto que desafió a su Orden.— El ataque del gato.— Una escaramuza astral.— El caso de Iona de nuevo.

Es una cuestión de conocimiento general entre los ocultistas que no es una cosa agradable el meterse en dificultades con una fraternidad oculta de la que uno ha sido hecho miembro por medio de una iniciación ceremonial y a la que uno está ligado por juramentos. Como ya hemos visto, la mente maligna de un ocultista entrenado es un arma asquerosa; cuánto más no lo será la mente grupal formada por un número de mentes entrenadas, especialmente si se concentra por medio del ritual.

Pero además de la fuerza mental individual de los miembros de una fraternidad, y de la fuerza colectiva de su mente grupal, hay otro factor a ser reconocido cuando está concernida una organización oculta en operaciones tanto de protección como de destrucción. Toda organización oculta depende para su poder de iniciar de lo que se llaman sus "contactos", es decir, de que uno o más de sus líderes estén psíquicamente en contacto con ciertas fuerzas. Si, además de esto, la organización tiene detrás una larga línea de tradición, una colección muy potente de formas de pensamiento estarán construidas en su atmósfera. Toda ceremonia de iniciación contiene en una u otra forma el Juramento de los Misterios, que obliga al candidato a no revelar los secretos de los Misterios, y a no abusar del conocimiento que le confieren. Este juramento contiene siempre una Cláusula de Castigo y una Invocación por la que el candidato se somete a un castigo en el caso de una transgresión de la fe, y llama a algún Ser para exigir el castigo. Algunos de estos juramentos son asuntos sumamente formidables, y son administrados con toda la circunstancia de solemnidad que la dirección de escena pueda diseñar. El modo en que las fraternidades ocultas han tenido éxito en preservar sus secretos muestra cuan raramente han sido rotos estos juramentos.

En el caso de una disputa con una fraternidad oculta, la fuerza invocada en este juramento puede entrar en acción automáticamente. Si el hermano recalcitrante está en el espíritu de la tradición y son los jefes los que están en falta, el poder invocado en el juramento será una potente influencia protectora con la que los jefes mismos colisionarán. Si, por otra parte, él rompe su fe con los Misterios, esta corriente punitiva vengadora entrará en acción aunque su defección pueda pasar desapercibida. Fui informada por un testigo presencial de un incidente que tuvo lugar en una iniciación, en la que el candidato, un hombre normal en todo modo a todas las apariencias, después de tomar el juramento en la manera usual, chilló de repente de modo sumamente terrible, alarmando a todo el mundo, y estuvo enfermo por algunas semanas como por una severa conmoción nerviosa, y no tuvo que ver nunca más con el ocultismo. Nunca se dio una explicación del incidente. Yo misma estuve presente en una ocasión en que estaba "haciéndose" una hornada de tres candidatos, y se notó de repente en el curso de la ceremonia que el número de los candidatos había sido reducido a dos. La investigación elucidó el hecho de que el tercero había cogido miedo y huyó.

Lo que sucedió en estos dos casos, no lo sé; si había habido una transgresión de la buena fe, o si se intentaba una, nadie puede decirlo; pero algo puso el miedo del Señor en estos dos individuos bien efectivamente. Que tal conmoción no es inherente a la ceremonia se prueba por el hecho de que éstos son los dos únicos casos en mi experiencia, y he visto un número muy grande de ceremonias. Personalmente, cuando tomé mi propia iniciación me sentí como si hubiera llegado a puerto después de un tormentoso viaje.

Otro hombre que me era íntimamente conocido como un ocultista avanzado fue echado de la Orden a la que pertenecía; por qué, no lo sé, pero por lo que vi de él imagino que habría numerosas razones. En desafío a su juramento de iniciación comenzó a trabajar una logia independiente. Se le advirtió que desistiera, y lo hizo, desmantelando su templo. Pero comenzó inmediatamente a reunir otro templo en un lugar cuidadosamente escondido; y esta vez fue más ambicioso, pues hizo un rápido intento de los Misterios Mayores. El era un artesano extremadamente hábil e hizo todo el equipamiento del templo con sus propias manos de modo que nadie supiera qué es lo que se preparaba. Escondido detrás de unas cortinas de encaje de Nottingham en una calle birriosa del Oeste de Londres había un bello pequeño templo de los Misterios Mayores. Completó este trabajo después de algunos meses de arduo esfuerzo, no sabiendo nadie de él salvo aquellos en su confianza inmediata. Pero antes de comenzar con el trabajo ritual real se fue a unas cortas vacaciones junto al mar, y allí le dio un ataque cardíaco mientras estaba sentado en ia playa y murió a las cuatro horas. Los secretos de la Orden no fueron traicionados.

Otro hombre que había tenido una disputa con la misma Orden famosa, imprimió y publicó sus secretos como un acto de venganza. Era un hombre de buena posición social, considerable riqueza y brillantes capacidades literarias, haciéndose ya un nombre para sí mismo como escritor. Desde ese momento empezó a ir cuesta abajo, y llegó a la pobreza y la desgracia. La maldición de Ahasuero parecía estar sobre él, y fue perseguido de país en país, sin encontrar lugar de residencia. Ningún editor quería publicar sus libros, ningún periódico quería revisarlos.

Permítaseme contar finalmente mis propias experiencias de una escaramuza astral. Escribí una serie de artículos sobre los abusos prevalecientes en fraternidades ocultas, y éstos fueron publicados en la Revista Oculta (reimpresos en Ocultismo Sano). Mi escritura es mayormente inspirativa, "viniendo" una gran cantidad de la que no tengo conocimiento previo, y en este caso particular atiné evidentemente a muchísimo más de lo que sabía, y me metí en serios problemas. Mi primer aviso de ello fue una sensación de desasosiego y malestar. A continuación vino una impresión de como si las barreras entre el Visible y el Invisible estuvieran llenas de grietas y anduve teniendo vislumbres del Astral que se mezclaban con mi conciencia despierta. Esto, para mí, es desacostumbrado, pues no soy naturalmente psíquica, y en la técnica en la que fui entrenada se nos enseña a mantener los diferentes niveles de conciencia estrictamente separados y a usar un método específico para abrir y cerrar las puertas. En consecuencia uno rara vez consigue psiquismo espontáneo. La visión de uno se parece al uso de un microscopio en el que examina material preparado.

La sensación general de malestar vago maduró gradualmente a una sensación definida de amenaza y antagonismo, y pronto empecé a ver caras demoníacas en relámpagos, recordando a esas imágenes pictóricas a las que los psicólogos llaman por el desagradable nombre de hipnagógicas, relámpagos de sueño que aparecían sobre el umbral del dormir. No sospechaba de ningún individuo particular, aunque realizaba que mis artículos habían probablemente inquietado a alguien bastante a fondo; cuál no fue mi sorpresa, entonces, al recibir de una persona a quien consideraba como una amiga y por la que tenía el más grande respeto, una carta que no me dejó duda alguna respecto al origen del ataque y lo que podría esperar si se publicaba algún artículo más. Puedo decir honestamente que hasta que recibí esta carta no tenía la más ligera sospecha de que esta persona estaba implicada en los escándalos que estaba atacando.

Yo estaba en una posición algo difícil; había hecho estallar una carga de metralla sobre principios generales, y había aparentemente "enzurronado" a un número de mis amigos y asociados y había alborotado el palomar en general. Mi posición estaba más bien complicada por el hecho de que yo no sabía tanto como ellos aparentemente sospechaban que sabía; sabía, desde luego, que estos abusos existían esporádicamente alrededor del área oculta como lo sabe cualquiera en el movimiento; pero conocer en este modo vago es una cosa, y poner el dedo de uno sobre casos específicos es otra. Me había equivocado evidentemente en algo mucho más considerable de lo que había pactado. Me sentía como el menor que, pescando pececillos, ha cogido un lucio. Tenía que decidir si debía intentar recuperar mis artículos de la Revista Oculta, o si les debía dejar correr su curso natural y aceptar las consecuencias. Yo había tenido un impulso muy fuerte por escribir esos artículos, y ahora comenzaba a ver por qué lo había tenido. Tendré algo que decir en otro capítulo concerniente a los Vigilantes, esa curiosa sección de la Jerarquía Oculta que está concernida con el bienestar de las naciones. Una cierta sección de su trabajo está concernida aparentemente con la labor de policía del Plano Astral. Muy poco se conoce realmente sobre ellos. Uno se cruza con su trabajo esporádicamente y junta los pedacitos. Yo había cruzado su huella en varias ocasiones, como contaré más tarde. Cuandoquiera que hay magia negra a la vista, se ponen a trabajar para frustrar sus propósitos. Sea como fuere, llegué a la conclusión de que, a la vista de lo que había transpirado ahora, el impulso que yo había tenido de acometer este trabajo podría haber emanado de los Vigilantes. En cualquier caso, el trabajo obviamente necesitaba hacerse. Alguien tenía que luchar con estos puntos de plaga si ellos tenían que ser aclarados, así que determiné perseverar y ver hasta dónde llegaba la cosa, y por tanto dejé a los artículos en cuestión que corrieran su curso.

Muy pronto empezaron a suceder algunas cosas curiosas. Nos volvimos sumamente afligidos de modo desesperado con gatos negros. No eran gatos alucinatorios, pues nuestros vecinos compartían la aflicción, e intercambiamos conmiseraciones con el celador de la puerta siguiente que estaba atareado en empujar montones de gatos negros fuera del escalón de la puerta y el poyete de la ventana con una escoba, y declaró que no había visto nunca en su vida tantos, o tan temibles especímenes. La casa entera estaba llena con el horrible tufo de los brutos. Dos miembros de nuestra comunidad iban en ese tiempo al trabajo todos los días, y en sus oficinas, en partes diferentes de Londres, encontraron el mismo olor penetrante del gato macho.

Al principio atribuimos esta persecución a causas naturales, y concluimos que éramos vecinos cércanos de alguna fascinante hembra felina pero se sucedieron unos incidentes que nos hicieron pensar que las cosas no estaban del todo en el curso ordinario de la naturaleza. Estábamos acercándonos al Equinoccio Vernal, que es siempre un tiempo difícil para los ocultistas; había una sensación de tirantez y tensión en la atmósfera, y estábamos todos sintiéndonos decididamente inquietos. Subiendo las escaleras después del desayuno una mañana, vi de repente, bajando las escaleras hacia mí, un gigantesco gato romano, del doble tamaño de un tigre. Parecía absolutamente sólido y tangible. Lo miré petrificada por un segundo, y entonces se desvaneció. Instantáneamente realice que era un simulacro, o forma de pensamiento que estaba siendo proyectada por alguien con poderes ocultos. La realización no era demasiado confortadora, pero era mejor que un verdadero tigre. Sintiéndome decididamente desazonada, pedí a uno de mi casa que se me uniera, y conforme nos sentábamos en mi cuarto a meditar oímos el grito de un gato desde afuera. Fue respondido por otro, y otro. Miramos afuera de la ventana y la calle, hasta donde nos alcanzaba la vista, estaba moteada con gatos negros y estaban gimiendo y maullando a plena luz del día como lo hacen en los tejados por la noche.

Me levanté, reuní mis útiles, e hice un exorcismo aquí y allá. Al final miramos afuera de la ventana de nuevo. No había ni un gato a la vista, y nunca los vimos de nuevo. La visita había terminado. Sólo nuestra población normal de cazadores de ratones permanecía con nosotros.

El Equinoccio Vernal estaba ahora encima de nosotros. Debo explicar que ésta es la estación más importante del año para los ocultistas. Grandes mareas de poder fluyen en los Planos Internos, y éstas son muy difíciles de manejar. Si va a haber problemas astrales, usualmente se desencadenan en tormentas en esta estación. Hay también ciertos encuentros que tienen lugar en el Plano Astral, y muchos ocultistas asisten a ellos fuera del cuerpo. A fin de hacer esto, uno tiene que arrojarse en trance y entonces la mente está libre para viajar. Es usual tener a alguien que entienda de estos métodos de trabajo para vigilar junto al cuerpo mientras está vacío, para cuidar de que no le ocurra daño alguno.

En el modo ordinario, cuando está a la vista un ataque oculto, uno se agarra a la conciencia despierta a toda costa, durmiendo de día y manteniéndose despierto y meditando mientras el sol está por debajo del horizonte. Como lo hubiera querido la mala fortuna, sin embargo, fui obligada a hacer uno de estos viajes astrales en esta estación. Mi atacante sabía esto tan bien como yo. Hice por tanto mis preparativos con todas las precauciones en las que pude pensar; reuní un grupo cuidadosamente escogido para formar el círculo de vigilancia, y sellé el lugar de la operación con el ceremonial usual. No tenía mucha fe en esta operación bajo las circunstancias, pues mi atacante era de un grado mucho más elevado que yo, y podría pasar a través de cualesquiera sellos que yo pudiera establecer. Sin embargo, proporcionaba protección contra molestias menores.

El método de hacer estos viajes astrales es altamente técnico, y no puedo entrar aquí en él. En el lenguaje de la psicología, es autohipnosis por medio de un símbolo. El símbolo actúa como una puerta hacia el Invisible. De acuerdo con el símbolo escogido será la sección del Invisible hacia la que se obtiene acceso. El iniciado entrenado, por lo tanto, no vaga por el astral como un fantasma inquieto, sino que va y viene por corredores bien conocidos.

La tarea de mi enemiga no era por tanto difícil; pues ella sabía el momento en que debía hacer este viaje y el símbolo que debía usar a fin de salir del cuerpo. Yo estaba por lo tanto preparada para la oposición aunque no sabía qué forma tomaría.

Estos viajes astrales son realmente sueños lúcidos en los que uno retiene todas sus facultades de elección, poder de la voluntad y juicio. El mío siempre comienza con una cortina del color simbólico a través de cuyos pliegues paso. Recién había pasado la cortina en esta ocasión cuando vi a mi enemiga esperándome, o, si se prefiere otra terminología, empecé a soñar sobre ella. Ella se me apareció en la vestimenta completa de su grado, que era muy magnífica, y obstruyó mi camino, diciéndome que en virtud de su autoridad me prohibía hacer uso de estos senderos astrales porque ella estaba ofendida personalmente, y que apelaba a los Jefes Internos, ante los que tanto ella como yo éramos responsables. Entonces surgió una batalla de voluntades durante la cual experimenté la sensación de ser llevada en remolino a través del aire y caer desde una gran altura, y me encontré de vuelta en el cuerpo. Pero mi cuerpo no estaba donde lo había dejado, sino en un montón en el rincón más lejano de la habitación, que parecía como si hubiese sido bombardeado. Por medio del bien conocido fenómeno de la repercusión la lucha astral se había comunicado aparentemente al cuerpo, que había ido dando saltos mortales alrededor de la habitación mientras un grupo agitado rescataba el mobiliario a su paso.

Yo estaba algo conmocionada por esta experiencia, que no había sido agradable. Reconocía que había llevado la peor parte y había sido rechazada efectivamente de los senderos astrales; pero realicé también que si aceptaba esta derrota mi carrera oculta había llegado a un fin. Igual que un niño que ha sido arrojado por su pony debe subir inmediatamente y remontarlo si es que ha de volver a montar alguna vez, así yo sabía que a toda costa debía hacer el viaje astral si es que había de retener mis poderes. Así que le dije a mi grupo que se reuniera y volviera a formar el círculo porque teníamos que hacer otro intento; invoqué a los Jefes Internos, y salí afuera una vez más. Esta vez hubo una corta y aguda lucha, y pasé. Tuve la Visión de los Jefes Internos, y retorné. La lucha había concluido. No he tenido nunca ningún problema desde entonces.

Pero cuando me quité mis ropas para irme a la cama mi espalda se sentía muy magullada, y tomando un espejo de mano la examiné en él, y encontré que desde la nuca hasta la cintura estaba señalada con arañazos como si hubiese clavado las garras un gigantesco gato.

Les conté esta historia a algunos amigos míos, ocultistas experimentados, que en un tiempo habían estado estrechamente asociados con la persona con quien había tenido este problema, y me contaron que ella era bien conocida por estos ataques astrales, y que una amiga de ellos después de una riña con ella había tenido una experiencia exactamente similar, y también había sido cubierta de huellas de garras. En su caso, sin embargo, había estado enferma por seis meses y nunca había tocado de nuevo el ocultismo.

Hay un epílogo curioso a esta historia, que puede o no tener una incidencia sobre ella. Ya he contado la historia de la misteriosa muerte que tuvo lugar en Iona. Cómo el cuerpo de la desafortunada muchacha fue encontrado yaciendo desnudo sobre una cruz cortada sobre el césped. No pudo encontrarse una causa de la muerte, y el veredicto fue que murió de exposición. Pero, si ella se perdió ¿cómo es qué vino a tumbarse para morir en esta manera ritual, en vez de vagar? ¿Por qué se había quitado todas sus ropas antes de dejar su casa, cubriéndose sólo con una capa negra? y ¿por qué llevó consigo el gran cuchillo con el que cortó la cruz en el césped? No sé de su historia posterior, pues la había perdido de vista durante los últimos dos o tres años de su vida, pero en el tiempo en que la conocí ella estaba asociada con la mujer a la que me he referido. Las únicas señales encontradas sobre su cuerpo muerto fueron arañazos.

CUARTA PARTE

MÉTODOS DE DEFENSA CONTRA EL ATAQUE PSÍQUICO

CAPITULO XV

ASPECTO FÍSICO DEL ATAQUE Y LA DEFENSA PSÍQUICOS

Necesidad de precaución cuando se presume que se está haciendo un ataque psíquico.— El efecto de un constipado negligido.— Focos sépticos.— El diagnóstico y el tratamiento apropiados de las condiciones físicas son un preliminar esencial.— Cualquier caso serio debería estar bajo la supervisión de un practicante médico cualificado.— Efecto de los somníferos durante el dormir.— Efecto del mar y las montañas.— Efecto de la comida.— Efecto del calor y la presión.— Efecto de la dieta.— Todo trabajo psíquico ha de ser evitado por la víctima de un ataque.

Hemos distinguido los diversos tipos de ataques psíquico, hemos descrito los métodos que pueden emplearse en llevarlos a cabo, y hemos indicado también las diversas formas de engaño, fraude y autosugestión que pueden complicar el evento. Consideremos toda la cuestión desde el punto de vista práctico. Suponiendo que un extraño venga con una historia de ataque psíquico, ¿cuál debería sor nuestro proceder?

Debemos tener presente en primer lugar que hay una gran necesidad de precaución al presumir que se está haciendo un ataque psíquico. Los ataques psíquicos son cosas relativamente raras. No debemos asumir que estamos tratando con uno hasta que hayamos excluido todas las otras cosas que posiblemente pueda ser. No hace mucho me crucé con un caso de supuesta obsesión que resultó ser una constipación descuidada, y que fue exorcizada efectivamente con aceite de castor. Si hay cualesquiera síntomas físicos, incluso si no son más que un mal color o un mal aliento, debería hacerse un diagnóstico por un practicante médico cualificado, pues incluso si el problema tiene un elemento psíquico predominante, su origen puede ser físico. Los focos sépticos son realmente centros de descomposición, y como tales abren la puerta a formas bajas de vida elemental cuya función es asistir en el retorno del polvo al polvo. Las impurezas en el torrente sanguíneo puede envenenar el cerebro. Nuevos crecimientos o abscesos pueden desarreglar sus funciones. Estas cosas sólo pueden ser reconocidas por el hombre que entiende el cuerpo; siendo las otras cosas iguales, el hombre entrenado es el mejor, y el hombre con el mejor entrenamiento es el hombre mejor, y el único lugar donde puede obtenerse un entrenamiento adecuado en el diagnóstico es un hospital general. Más aún, si las cosas se pusieran mal, la única persona que pueda sacar las castañas del fuego es la persona cuya firma aceptarán las autoridades sobre un certificado. Suponiendo que el paciente resulte ser un lunático, ¿qué va a hacer con él el practicante no cualificado? Una proporción muy grande de los casos de supuestos ataques psíquicos resultan ser lunáticos o histéricos. El lunatismo incipiente es una cosa muy difícil de detectar; la histeria es muy solapada y plausible; un doctor que está manejando la naturaleza humana a montones cada día de su vida detectará cualquiera de estas dos condiciones mucho más rápidamente que el laico que nunca se ha encontrado con ellas.

Puede objetarse que es una cosa muy difícil el encontrar un doctor que tenga una actitud simpática hacia el ocultismo. Argüir esto es confundir la posición. No se le pide al doctor que coopere con alguna operación oculta, sino que examine la enfermedad física, y si la encuentra, la trate. El no está más concernido en las medidas ocultas que se toman para el beneficio de su paciente de lo que lo está en la iglesia a la que asiste su paciente.

Si el doctor no encuentra la evidencia de una enfermedad orgánica, o algún trastorno tal como venas varicosas que obviamente no pueden tener incidencia sobre la condición mental, se puede afirmar que el caso ha pasado la primera prueba, y podemos pensar que merece la pena proceder a la investigación psíquica. Si el caso es malo, o el problema es de mucho tiempo, el doctor encontrará probablemente que el paciente esté debilitado, incluso si no hay nada definidamente fuera de caso, y procederá a tratar la condición de acuerdo con ello. Esto es todo para bien, pues cuanto mejor sea la condición física del paciente mejor control mental y resistencia tendrá. Los somníferos al dormir, sin embargo, deberían ser evitados si es posible, y si tienen que administrarse, entonces el paciente debería ser observado mientras duerme por alguien que sabe cómo mantener una guardia oculta, y la habitación en la que duerme debería ser purificada y sellada. En el modo ordinario, si una persona que está fuera en el astral se encuentra con un ataque oculto, se lanza de vuelta a su cuerpo como un conejo a su madriguera y se despierta como de una pesadilla; pero si el dormir se hace artificialmente profundo por un somnífero no puede despertarse, y está encerrado afuera en el astral, por así decirlo, que es la última cosa que uno desea en el caso de un ataque psíquico. Si se considera esencial un somnífero, pues es imposible continuar sin dormir indefinidamente, la persona que está vigilando junto al que duerme debería observar cuidadosamente cualesquiera signos de que el dormir esté siendo perturbado por sueños, y si observa murmullos o crispaciones, debería ejecutar inmediatamente las necesarias purificaciones y musitar en el oído del que duerme sugestiones tranquilizadoras y dadoras de confianza tales como las que Coué recomienda que se hagan en el caso de niños jóvenes. Una de las características más desazonantes de un ataque psíquico es que la víctima teme dormirse porque siente que en el dormir está indefensa. Aquellos que hayan leído la terrible historia de Kipling, "El Final del Pasaje", recordarán que la víctima del ataque oculto ahí descrito siempre iba a la cama portando espuelas a fin de que pudiera espolearse así mismo y despertarse así si estuviera luchando con su enemigo invisible durante el dormir.

Hay mucho que se puede hacer sobre el plano físico para ayudar a la persona que está sufriendo de un ataque oculto, y será conveniente que consideremos estos métodos físicos mientras estamos sobre el tema de la parte que puede ser jugada por un doctor al tratar con el caso. La luz del sol es extremadamente valiosa porque fortalece el aura y la hace mucho más resistente. A la gente se la aconseja a menudo irse al campo para esto, pero para la víctima de un ataque oculto el irse a las profundidades del campo puede no ser la cosa más sabia, porque las fuerzas elementales son mucho más potentes lejos de las ciudades, y si está amenazada por un impulso de fuerzas atavísticas, hará mejor en agarrarse a las guaridas de los hombres. El mar, también, es una fuerza elemental que es mejor evitarla, pues el agua es un elemento íntimamente asociado con el psiquismo. Las grandes masas de agua y las montañas elevadas deberían ser evitadas al escoger un refugio de salud para una persona que sufre de trastorno psíquico. El mejor lugar es un balneario de tierra adentro. Juegos, entrenamiento físico, masaje, cualquier cosa que mejore la condición corporal, resulta inestimable, pero los largos paseos solitarios deberían ser evitados porque hay a menudo un riesgo de suicidio. La persona que es la víctima de un ataque oculto debería evitar la soledad a toda costa.

Hay otra medida muy simple que da un alivio inmenso en casos de interferencia psíquica. Es obvio que el ataque es hecho a través de centros psíquicos, por lo tanto cualquier cosa que cierre esos centros hará a la víctima relativamente inmune. Es bien conocido cómo el tipo de persona estólida y materialista puede vivir con impunidad en casas encantadas que conducen al sensitivo a la locura y al suicidio. Es bien conocido también que el trabajo psíquico no puede ser realizado si hay comida en el estómago; los mejores resultados se obtienen siempre al ayunar. El corolario obvio de estos hechos es que si queremos mantener cerrados los centros psíquicos, no deberíamos permitirle al estómago quedarse vacío. La persona que está encarando un ataque psíquico no debería estar más de dos horas sin comida.

Ciertos centros psíquicos importantes están en la cabeza. Uno de los modos más simples de frenar su actividad es atrayendo la sangre hacia abajo desde la cabeza. Esto puede hacerse por un baño caliente o poniendo los pies en mostaza y agua caliente. Otro centro importante es el plexo solar; durante un ataque psíquico éste se siente a menudo tenso y fastidiado. Una botella grande de agua caliente, bien llena de modo que sea tan pesada como caliente, depositada sobre el plexo solar, que es el ancho de una mano entre la boca del estómago y las costillas aliviará efectivamente la tensión en ese punto. En verdad, la presión sin calor dará alivio, y he sabido de casos en los que un cojín firme sujetado en su sitio por un cinturón o corsé dio mucho confort.

Por encima de todas las cosas, los intestinos deberían mantenerse libremente abiertos mientras se encara un ataque psíquico, porque no hay nada que ponga a uno en tan gran desventaja como la acumulación de materia usada dentro del cuerpo.

Todos estos simples remedios físicos están fácilmente disponibles. No proporcionarán una cura para las patologías psíquicas, ni una defensa completa de un ataque psíquico, pero pueden dar un gran alivio del malestar; capacitan a la víctima para adoptar una resistencia mucho más efectiva, y aliviando la tensión incrementan su resistencia. En muchos casos de ataque psíquico, aquél que resiste más tiempo vence; los ataques psíquicos por los seres humanos no son cosas que puedan mantenerse indefinidamente porque consumen demasiada energía.

Hay un viejo adagio, "Nunca uses una espada grande si servirá una espada pequeña". Los métodos físicos de defensa implican un despliegue mucho menor de energía que los psíquicos, por lo tanto es psíquicamente económico hacer tanto uso de ellos como sea posible. ¿Por qué preocuparte de exorcizar a los elementos de tierra con un ritual si puedes hacerlo con una pildora?

La cuestión de la dieta también necesita ser considerada en esta conexión. La ampliamente difundida propaganda de la Sociedad Teosófica ha hecho que el vegetarianismo sea considerado como un sinc qua non del entrenamiento oculto. Este, sin embargo, no es el caso. La Tradición Esotérica Occidental no hace del vegetarianismo ninguna parte de su sistema, sino que enseña que un hombre debería participar frugal y temperadamente de la comida de la tierra en la que se encuentra. Personalmente estoy inclinada a pensar que el ocultismo y el vegetarianismo son apropiados para hacer una mezcla imprudente para un europeo, siendo elesultado una hipersensitividad que hace la vida muy difícil en nuestra civilización de dura conducción.

El vegetarianismo tiene que ser entendido concienzudamente y ser hecho extremadamente bien si ha de tener éxito, e incluso así, hay una buena proporción de gente que es incapaz de digerir proteínas vegetales, que no son tratadas tan fácilmente como las substancias animales. Nada sino la experiencia y el experimento pueden mostrar si una dieta vegetariana conviene a una persona. La indigestión no es la única indicación de que no todo va bien. Pérdida de apetito, pérdida de energía, pérdida de peso, o una corpulencia floja son todas señales de peligro que si no se tienen en cuenta causarán una mala salud crónica. El vegetarianismo puede convenirle a una persona bastante bien al principio, pero después de un período considerable, posiblemente años, se encontrará que está volviéndose presa de neuritis, neuralgia, ciática, o uno u otro de los dolores nerviosos. Esta es una indicación segura de que una dieta vegetariana está proporcionando insuficiente nutrición, no porque no contenga las unidades de alimentación necesarias, sino porque la digestión es incapaz de asimilarlas y pasan fuera del cuerpo sin ser cambiadas. Cuandoquiera que hay una historia de dolores neurálgicos complicando un caso de trastorno psíquico, estoy inclinada a sospechar una malnutrición crónica como la causa de un psiquismo hipertrofiado. En tales casos se encontrará probablemente que un retorno gradual a una dieta de nutrición mixta traerá una reducción de la hipersensitividad, los contactos indeseables que se han formado se desvanecerán, y la condición retornará a lo normal. El cambio de dieta, sin embargo, debería hacerse siempre gradualmente no sea que la digestión se trastorne.

Cualquiera que esté teniendo problemas con trastornos psíquicos debería interrumpir inmediatamente todas las prácticas ocultas y debería intercambiar sus meditaciones habituales por las oraciones de su niñez, o los métodos del Nuevo Pensamiento. No es el momento de abrir los centros psíquicos cuando hay un problema astral. La cosa a hacer en tales casos es volver al plano físico y pararse ahí resueltamente. Había una imagen en un viejo número de Punch que para mi modo de pensar expresa exactamente la actitud correcta para la persona afligida por un trastorno psíquico. Enfrente de un armazón de cama al viejo estilo, de cuatro doseles, se halla una mujer feroz armada con un rodillo, y por debajo del dosel apunta la cabeza de su esposo, que dice, "Puedes golpearme, y puedes vapulearme, pero no puedes romper mi espíritu de hombre, pues no saldré".

Si la víctima de un ataque oculto se concentra en cosas mundanas, ella es una proposición rompecorazones para cualquier hechicero. ¿Que ha de hacer el hechicero si, en el tiempo en que está operando su arte negro, su víctima está en el cine local carcajeando ante las payasadas de Charles Chaplin? Hay un viejo dicho de que un clavo desclava a otro. Si estáis en temor de peligros invisibles, emprended un deporte con un elemento de riesgo en él.

CAPÍTULO XVI

DIAGNOSTICO DE LA NATURALEZA DE UN ATAQUE

La condición física puede hacer que se abran los centros psíquicos. -Delirio.— Problema del diagnóstico.— Método de aproximación.— Uso de la psicometría.— Cómo tomar un espécimen psicométrico.— Valor de la astrología.— Cómo tomar un historial del caso.— Cómo detectar a un mentiroso.— Aproximación indirecta.— Puntos de correlación.— Influencia de los lugares.— Influencia de las personas.— Necesidad de precaución al proporcionar la acusación.— El investigador debería hacer un diagnóstico independiente y comprobarlo por el informe del psíquico.— Limitaciones de la psicometría.

Habiendo considerado los factores puramente físicos en un trastorno psíquico, podemos venir ahora a la consideración de sus factores genuinamente psíquicos. Debemos tener siempre presente, sin embargo, que el que se encuentre una enfermedad física no elimina necesariamente el factor psíquico. Una condición física, tal como un estado anormal de la sangre, puede causar una forma baja de psiquismo y poner a su víctima en contacto con condiciones astrales malignas. La ciencia puede llamarlo delirio o alucinación, pero el ocultista lo llama psiquismo patológico y puede hacer mucho por aliviarlo, sea cerrando los centros psíquicos, o excluyendo influencias psíquicas del entorno del paciente de modo que los espíritus que vea sean angélicos en vez de demoníacos, y le produzcan felicidad en vez de desazón. Los centros psíquicos abiertos a la fuerza por un torrente sanguíneo enfermo percibirán cualquier cosa que venga adentro de su campo de visión. Por consiguiente, asegurémonos de que nada salvo lo que es agradable vendrá cerca de ellos. Podemos no ser enteramente capaces de mantenerle fuera del Astral, pero al menos podemos asegurarle que sus vagabundeos sean en una parte segura y agradable del Astral. La gente no realiza la extensión hasta la que pueden ser dirigidos y controlados los vagabundeos del delirio por sugestiones musitadas en el oído de una persona enferma. Podemos acompañar al hombre enfermo en sus vagabundeos astrales y hacer que se oiga nuestra voz entre sus visiones, alejando las presencias del mal que la amenazan por nuestro conocimiento y guiando sus sueños al camino de la paz.

Al comienzo de nuestro diagnóstico debemos distinguir entre tres amplias clases de trastorno psíquico: los que son un resultado colateral de una enfermedad física, los que son debidos a una acción humana maliciosa, y los que son debidos a una interferencia no-humana. El primer tipo debería ser pronto distinguido por el doctor si, como ya se ha aconsejado, se ha recurrido a él como un preliminar esencial. Más aún, él también será efectivo en eliminar los fraudes, pues la gente que se mueve en circulos psíquicos y está familiarizada con su terminología puede simular un ataque psíquico a fin de pedir dinero prestado u obtener hospitalidad, o por puro amor a la notoriedad, un motivo mucho más común para las aberraciones humanas de lo que se realiza generalmente. Los fraudes usualmente o se desvanecen o se recuperan rápidamente cuando son amenazados con un examen físico. Aquellos que deciden probar suerte son cogidos bien pronto por el hombre que ha pasado su tiempo en el departamento de pacientes externos de un hospital general.

El diagnóstico que el ocultista ha de hacer por consiguiente estriba en distinguir entre el ataque de una mente encarnada y el ataque de una mente desencarnada. Hay dos modos en los que puede hacer esto, y debería usarlos ambos, de modo que se contrasten uno al otro. Debería conseguir al menos dos psíquicos independientes para psicometrizar el caso, y él mismo debería hacer su propio diagnóstico enteramente a partir del historial del caso interpretado a la luz de primeros principios. Es un gran error mezclar al psíquico y al científico. Ellos son adecuados para neutralizarse el uno al otro. Que una persona haga el psiquismo y la otra la observación, y que se tomen precauciones apropiadas para impedir que los resultados de la investigación clarividente sean viciados por la sugestión, o por la lectura de pensamientos de opiniones previamente concebidas mantenidos en la mente de cualquiera de las personas concernidas. Es por lo tanto una buena cosa enviar los especímenes a psicometrizar al comienzo de una investigación oculta, antes de que se hayan formado opiniones.

No es la cosa más simple en el mundo el tomar especímenes psicométricos apropiadamente. He visto a un hombre sacar de su bolsillo un mechón de cabello perteneciente a otra persona, donde lo llevó por un par de días, y darlo para psicometrizarlo. Estaba desde luego tan completamente impregnado con sus propias emanaciones como para ser inútil. Un espécimen psicométrico debería ser algún objeto completamente impregnado con las vibraciones de una persona. Una vestimenta reciente y habitualmente vestida, una pieza de joyería, todos éstos pueden hacerse servir supuesto que sean apropiadamente preservados. Las substancias cristalinas, tales como piedras preciosas, guardan el magnetismo mejor que ninguna otra cosa; los metales son también buenos, sean preciosos u otros. Una navaja, por ejemplo, guardará bien el magnetismo. La madera lo guarda malamente e igual el papel, la lana, el algodón y la seda artificial, especialmente la última. La seda y el lino son buenos. La goma india es inútil. El vidrio depende de su forma para sus poderes de conservación. Si está cortado de forma que refractará la luz puede ser muy bueno; si es plano y puramente transparente, como la hoja de una ventana, es casi inútil. La piedra es buena. La loza pobre. Un artículo elaborado no es tan bueno como un artículo simple. Por ejemplo, un anillo de marqués no es tan bueno como un anillo de sellar. Las cartas son buenas para confundir pues contienen a menudo casi tanto del magnetismo del receptor como del escritor. Algunos psíquicos pueden trabajar a partir de una fotografía, pero este método no es, hablando estrictamente, psicometría, pues la imagen mental evocada por la fotografía se usa para captar la imagen correspondiente en el éter reflector.

Debería tenerse gran cuidado al tomar un espécimen psicométrico, pues es contaminado fácilmente por el magnetismo de cualquiera que lo maneje, que esté en su proximidad, o que incluso sólo piense en él concentradamente. Por ejemplo, si mientras empaquetas tal espécimen para enviarlo estás reflexionando sobre el problema que presenta y desarrollando tu propia teoría, el psicometrista puede captar tu forma de pensamiento en vez de leer las condiciones de la persona a la que pertenece el objeto. Los materiales que se usan para empacar deberían estar libres también de magnetismo. Sé de un caso en el que el psíquico dijo que un cierto dije pertenecía a una enfermera o a alguien que tenía que ver con hospitales. De hecho, no pertenecía a ninguno de ellos, pero había sido empaquetado en algodón quirúrgico.

Al empaquetar un espécimen psicométrico, hacedlo tan expeditamente y con tan poco manejo como sea posible. Tomad una pieza de seda "virgen" negra o blanca (no coloreada), suficientemente grande para servir como envoltorio. Arrojadla sobre el artículo y envolvedlo rápidamente, manejándolo a través de la seda. En el sentido oculto, "virgen" quiere decir algo que nunca ha sido usado para ningún otro propósito. Por ejemplo, no deberíais usar parte de un viejo vestido o la funda de una almohada. Un artículo que no se preste al manejo por este método puede ser cogido con tenacillas o las puntas de un par de tijeras y depositarse sobre el cuadrado de seda en el que ha de envolverse. Empacad el artículo envuelto en una caja de madera, estando seguros de que cualquier relleno que se use sea también virgen. No deberíamos apoyarnos sobre el informe de un solo psicometrista. Los especímenes deberían ser enviados al menos a dos. Es también bueno al enviar especímenes, y especialmente al enviar una hora de nacimiento para un horóscopo, no permitir que el nombre sea conocido o de otro modo el chisme se extenderá. Los astrólogos son demasiado aficionados a intercambiarse esquemas astrológicos y discutirlos. He sabido de algunas cosas muy desafortunadas que han resultado de este modo.

Resulta de gran valor un horóscopo hecho por alguien que entienda de este trabajo, pues la posición de los planetas en las casas celestiales no sólo sirve como una ayuda al diagnóstico sino que es una guía muy importante para el tratamiento. Es mejor por lo tanto explicar al astrólogo la naturaleza del caso, y la clase de información que se desea, de modo que pueda examinar la carta de acuerdo con ello. Un horóscopo es para un terapista oculto lo que una fotografía de rayos X para un doctor.

Mientras espera estas contestaciones y mientras su mente aún no está influenciada por ellas, el ocultista debería hacer su propio diagnóstico independiente. A fin de hacer esto debería tener al menos dos entrevistas con su paciente. En primer lugar debería escuchar el historial del caso, permitiéndole al paciente presentar los hechos a su propio modo, sin guía o preguntas conductoras. Inmediatamente después de que el paciente se ha marchado, el operador debería escribir el historial del caso con tanto detalle como pueda recordar. Es extremadamente indeseable tomar notas en la presencia de un paciente, porque le pone nervioso, pues siente que, en las palabras del juzgado de la policía, "todo lo que está diciendo será tomado y usado como evidencia contra él".

En preparación para la segunda entrevista el ocultista debería estudiar su registro cuidadosamente y tener sus puntos y secuencia claros en su mente. Ahora es el momento de preguntar a los pacientes concernientes a cualesquiera discrepancias o lagunas. Este procedimiento revelará al mentiroso, sea deliberado o histérico, más rápidamente que ninguna otra cosa, pues las discrepancias de su segunda declaración se revelarán claramente en contra del registro escrito de su primera. Si está diciendo la verdad, las dos declaraciones se encontrarán de acuerdo. Si está distorsionando los hechos, pronto se contradirá.

Recordad que estáis tratando con una persona que tiene algo del psíquico o del neurótico, o muy probablemente de ambos, en su disposición, y que vuestra actitud hacia ella, e incluso vuestros pensamientos no hablados, le influenciarán muy profundamente. Si cree que estáis dudando de su veracidad, perderá su auto-confianza y empezará a pensar que sus experiencias, después de todo, pueden ser el fruto de su propia imaginación. Consecuentemente, suprimirá cosas que pueden ser muy importantes desde el punto de vista del diagnóstico. Es en esta efusión de detalles relevantes e irrelevantes que vais a encontrar vuestras pistas.

Hay ciertos mojones que debéis buscar al tomar este historial del caso, pero no debéis permitir que vuestro paciente realice lo que estáis buscando, porque si os habéis ganado su confianza, estará muy predispuesto a adoptar vuestro punto de vista, y si ve que os habéis formado alguna opinión, torcerá inconscientemente los incidentes de modo que se ajusten con esa opinión. No le permitáis adivinar la incidencia de vuestras preguntas, y entonces obtendréis de él una respuesta imparcial. A fin de impedirle adivinar hacia dónde os dirigís, no hagáis una serie de preguntas elucidando información sobre un punto específico. Habrá probablemente varios puntos sobre los que queréis información. Preguntad primero sobre uno y después sobre otro de éstos. Por ejemplo, si sospecháis que el problema puede ser debido a la casa en la que vuestro paciente está viviendo, la última cosa que debéis hacer es levantar sus sospechas a este respecto, no sea que estéis sobre una pista falsa. E incluso si resulta que estáis en la pista correcta, no debéis descubrirle los hechos hasta que estéis listos para actuar, pues aumentando sus aprensiones aumentaréis sus sufrimientos. Si sospecháis que el sexo juega una parte en su problema, y él adivina la tendencia de vuestras preguntas, tapará inmediatamente sus huellas, y encontraréis muy difícil llegar a los hechos. Mientras que, si no se levantan sus sospechas, él se revelará a un interrogador astuto y experimentado que se le aproxima indirectamente, sin realizar que lo ha hecho. Aproximándoos así indirectamente no sólo llegáis a los hechos reales del caso, sino que os ahorráis sus sentimientos.

Al tomar un historial del caso debéis buscar las correlaciones entre las experiencias psíquicas de vuestro paciente y las circunstancias de su vida. Deberían buscarse por tanto diligentemente fechas y lugares. Cuándo empezó el problema, y dónde. Habiendo obtenido una información tan detallada como sea posible sobre estos dos puntos, poneos a buscar si ha de encontrarse en ellos algún significado oculto. Anotad las fechas cuidadosamente, y buscadlas en una efemérides de esos años, y observad cómo estaba la luna en relación con ellas, y también los planetas. Observad si caían en o cerca de los equinoccios o solsticios. Anotad también los días de la semana en que ocurrieron. Si encontráis que todas las crisis del caso ocurrieron en Jueves, o alrededor del Equinocio Vernal, o en el plenilunio, tendréis una pieza de información de considerable significación. Estaréis seguros de una cosa, en cualquier caso: que estáis tratando con un caso en el que las mareas psíquicas invisibles juegan una parte.

Debería buscarse también información concerniente al lugar o lugares en los que tuvieron lugar las diferentes crisis del problema, y especialmente las circunstancias que acompañaron a su primer asalto. Es extremadamente útil, si es posible, visitar el lugar y sentir su atmósfera. Puede aprenderse también mucho visitando el lugar donde está viviendo el paciente.

Habiendo obtenido toda la información geográfica que podáis, estudiadla cuidadosamente en conexión con un mapa del Estado Mayor de gran escala. El acceso a éste, y a toda información relevante deseada puede obtenerse fácilmente en cualquier biblioteca pública. Notad si hay algunos restos prehistóricos en las proximidades, y si es así, cómo se halla la casa en relación con ellos. Observad no sólo si está cerca de cualquiera de ellos, sino si está en línea directa entre dos de ellos. Buscad la historia del distrito, y ved si proporciona alguna información posterior. Los restos Romanos están a menudo al fondo del problema, pues las legiones trajeron consigo algunos cultos muy curiosos en los días de la decadencia de Roma. Los restos Druidas, también, deben sospecharse como vecinos cercanos.

Inquirid también concerniente a cualesquiera objetos inusuales en la casa, tales como imágenes de las deidades de cultos primitivos o armas salvajes. Es muy posible que estén adheridos a éstos poderosos elementales.

Inquirid sobre si el problema parece irse cuando el paciente marcha a otro lugar. Si la respuesta es afirmativa, puede presumirse con seguridad que las condiciones locales están al fondo del problema. Pero si la respuesta es negativa, no se sigue necesariamente que lo opuesto sea el caso. Puede ser también que el problema no dependa del lugar, sino de alguna persona residente en el lugar. No olvidéis nunca que en la gran mayoría de los casos la influencia dañina de esa persona es debida a una desafortunada constitución psíquica más que a un abuso deliberado de conocimiento oculto. Sed muy lentos en aceptar la última hipótesis, pues su ocurrencia es relativamente rara. E incluso si la persona sospechosa se sabe que tiene conocimiento oculto y puede probarse que es antagonista al paciente, no se sigue necesariamente que el ataque sea consciente y deliberado. Puede ser inconsciente y reflejo. Es bien cierto que un ocultista debería tener suficiente control sobre sus vehículos para impedirles actuar independientemente de su voluntad y conciencia; pero éste no es siempre el caso. La gente está en etapas muy diferentes de desarrollo. Hay siempre un período difícil entre el despertar de los poderes superiores y su control completo.

Deberían hacerse también investigaciones concernientes a la naturaleza de los sueños, y si el paciente es presa de pesadillas aparte de cualquier cuestión de ataque oculto. También si ha tenido alguna vez cualesquiera otras experiencias psíquicas, y si es así, de qué naturaleza.

Finalmente, debería hacerse una investigación cuidadosa concerniente a los asociados del paciente, respecto a si alguno de ellos es psíquico, o estudiante de ocultismo. Sed muy cautos, sin embargo, en no arrojar sospechas sobre cualquier persona hasta que tengáis evidencia concluyente y sea esencial hacerlo así a fin de salvar al paciente. Recordad que siempre es posible que estéis equivocados. No hace mucho fue reportado en los periódicos el caso de un hombre que cometió suicidio porque un doctor le dijo que tenía una enfermedad orgánica del corazón y no debería casarse con la chica con la que estaba comprometido. En la autopsia se encontró que no pasaba nada con su corazón. Imaginad los sentimientos del doctor que había dado este precipitado diagnóstico. Una persona ya trastornada por un ataque psíquico estará en un estado de saltar ante las sombras. Debe ser manejada muy discretamente. Sed muy reservados en anunciar vuestras sospechas hasta que estén concluyentemente verificadas. Cuando todo está dicho y hecho, el objeto principal es una cura, no una explicación. Es de poco valor para vuestro paciente el fijar la culpa a no ser que la cuestión pueda ser aclarada. El estará considerablemente peor si sus sospechas se vuelven hacia alguna persona en su entorno de la que no puede escapar, que si se le deja atribuir su problema a influencias psíquicas sin identificar. "Donde la ignorancia es una bendición es tonto ser sabio", es más verdadero en las cuestiones psíquicas que en ningún otro lugar No abráis nunca los ojos de vuestro paciente a un peligro por el que no podéis darle una defensa efectiva. El cirujano que está a punto de operar cubre sus instrumentos con una tela de modo que el paciente no los vea. El ocultista sabio hace lo mismo. No olvidéis que el Invisible es siempre sospechoso para el no iniciado.

Habiendo llevado una investigación a lo largo de las líneas establecidas en las páginas precedentes deberíais haber adquirido una cantidad considerable de material para la investigación. Examinadlo cuidadosamente para las correlaciones de causa y efecto. Notad si cualquier exacerbación del problema está asociada regularmente con cualquier incidente, lugar, o persona. Considerad también los diversos casos-tipo que he dado como ejemplos en los capítulos anteriores, y ved si podéis encontrar alguno que se parezca al caso que estáis investigando. Notad las explicaciones dadas, y ved si arrojan alguna luz sobre el problema, o sugieren líneas a lo largo de las cuales podría ser proseguida la investigación.

Trabajando de este modo, deberíais ser capaces de llegar a un diagnóstico de tanteo. Si éste es confirmado por los descubrimientos de los psíquicos a los que habéis enviado especímenes para psicometrizar, entonces podéis tener la confianza de estar sobre la ruta correcta e ir hacia adelante osadamente.

Recordad, sin embargo, que aunque los psíquicos deberían coincidir en cuanto a los puntos principales de su investigación, no podéis esperar cualquier acuerdo completo en cuanto a los detalles. Ellos están inspeccionando una fotografía compuesta de la vida entera del paciente, y hay tanto que ver que ninguna persona es probable que lo vea todo. Las cosas en las que se confirmen uno al otro pueden tenerse como establecidas, pero las cosas que uno vea y el otro no, no son necesariamente ilusorias.

CAPITULO XVII

MÉTODOS DE DEFENSA. I

El no iniciado y el exorcismo.— Aclarado de la atmósfera psíquica.— Liberándose del magnetismo.— Agua fluyente.— Incidente de la tubería.— Electricidad y bacteriología.— Fórmula para preparar agua bendita.— Fenómenos físicos.— Cómo impedir materializaciones.— Magia etérica en el Este.-- Precauciones a tomar contra ella.— Disposición de los productos secundarios del cuerpo.— Substancias empleadas en la Magia Negra.— Uso de ajo para la purificación.

Al escribir para el lector general un recuento de los métodos a usar al combatir un ataque psíquico, me acuerdo de esos excelentes manuales sobre medicina y cirugía que un iluminado Consejo de Comercio insiste en que sean proporcionados a los capitanes de los barcos, junto con un aparador lleno de remedios, inofensivos u otros. Cuando surge una emergencia, el patrón digno lee el capítulo que cree que incide sobre el caso a mano y se pone a trabajar lo mejor que puede. En estas ocasoónes el factor personal es grande.

Igual lo es al tratar con el problema psíquico. Se necesita una amplia experiencia para el diagnóstico, y facultades especialmente entrenadas y poderes especialmente desarrollados para contender con las condiciones que pueden encontrarse. Este libro está más en la naturaleza de un manual de primeros auxilios que de un tratado sobre el tratamiento.

Debemos tener presente también que igual que la droga potente es efectiva en las manos del experto pero peligrosa en las manos del aficionado, así las fórmulas ocultas más potentes necesitan equipamiento especial para su uso. Más aún, una fórmula que es usada indiscriminadamente por el no iniciado está expuesta a perder su potencia y volverse inútil. La popular expletiva que G. B. S. introdujo en la sociedad educada en su drama, Pigmalión, es el gastado remanente de la una vez poderosa imprecación, "Por Nuestra Señora". Más aún, no hay dos casos iguales, y el caso claramente delimitado y típico es una rareza y un tesoro. El sentido común, la aptitud natural y la experiencia son el mejor equipamiento del exorcista.

Habiendo hecho su diagnóstico y estando listo para proceder con el manejo del caso, el exorcista tiene que conseguir tres cosas: debe reparar el aura de su paciente, aclarar la atmósfera de su entorno, y romper su contacto con las fuerzas que están causando el problema. Estas tres cosas son interdependientes, y ninguna de ellas es la primera o la última. Está cerca de lo imposible el curar un aura dañada si no aclaras la atmósfera; y la atmósfera no permanecerá clara largo tiempo si no puedes romper los contactos.

Teóricamente, la cosa ideal es romper los contactos como un comienzo Pero desgraciadamente, en la práctica real, éstos se toman a menudo mucho en encontrarse, y mucho en manejarse después de que han sido encontrados. Mientras tanto, ha de encontrarse algo para mantener al paciente en marcha. El exorcista ha de aclararse un lugar en el que trabajar. O si la víctima del ataque está defendiéndose por sí sola, tiene que lanzar algunas defensas temporales mientras excava en sí misma.

La primera cosa a hacer cuando se trata un ataque oculto es hacer un aclarado temporal de la atmósfera y conseguir así un espacio de respiración en el que reformar las fuerzas. Esto se consigue más prontamente por un ritual organizado que por el poder de la voluntad sin ayuda. Cualquier acto ejecutado con intención se convierte en un rito. Podemos tomar un baño sin nada más en la mente que la limpieza física; en cuyo caso el baño limpiará nuestros cuerpos y nada más. O podemos tomar un baño con vistas a una limpieza ritual, en cuyo caso su eficacia se extenderá más allá del plano físico. Ejecutamos por tanto ciertas acciones físicas no sólo como un medio de aclarar condiciones etéricas, sino también como un medio de efectuar definidamente unas astrales a través de la imaginación, un arma muy potente en todas las operaciones mágicas.

Los objetos físicos se vuelven impregnados con las emanaciones etéricas y las retienen por períodos considerables igual que un cuchillo retendrá un olor a cebollas y teñirá cualquier cosa que se corte con él. Estas emanaciones, o magnetismo como se las llama en la terminología de la ciencia oculta, afectan profundamente a cualquier persona sensitiva que esté en contacto con ellas. Hay algo en la vieja superstición de que es desafortunado poner botas sobre una mesa. Es igualmente desaconsejable situar ropa de exterior en una cama. No sabéis con quién habéis frotado vuestros hombros en el autobús o el tren, así que, ¿por qué darle a su magnetismo una oportunidad de contaminar tu lugar de dormir?

Afortunadamente para todos nosotros, el magnetismo es una fuerza muy fugitiva, y aunque pueda ser potente cuando es fresca, pronto se desvanece a no ser que haya sido creada deliberadamente por medio del ritual. La terrible atmósfera que rodea a la víctima de un ataque oculto y permea a todas sus pertenencias no es difícil de librarse de ella, aunque se formará de nuevo rápidamente a no ser que las condiciones que la dieron nacimiento sean aclaradas.

El modo más efectivo de liberarse del magnetismo es cambiarse a un sitio fresco, no llevando nada de las viejas pertenencias de uno consigo. Esto, sin embargo, es un consejo de perfección para la mayoría de la gente. Afortunadamente hay otros artificios que nos permiten conseguir nuestros fines casi tan efectivamente. Si fuera posible en algún modo, que la víctima de un ataque oculto se cambie temporalmente a otro entorno, tomando consigo tan pocas de sus pertenencias como sea posible y permítasela hacer el cambio con ropas nuevas, o con ropas que han venido recién del limpiador. Que, más aún, mantenga secreto su paradero hasta donde le vea conveniente hacerlo así.

Hay una vieja superstición de que puede dejarse fuera de la pista a una bruja cruzando agua fluyente. Es mi opinión que muchas de estas viejas creencias populares tienen una base en los hechos, pese a lo obscurecidas que puedan haberse vuelto por la superstición. Tuve una vez una curiosa experiencia que apoya esta opinión. Estaba a punto de tomar parte de una pieza importante de trabajo oculto al que sabría que habría oposición. Una amiga que estaba concernida en la cuestión me pidió cenar con ella la noche anterior al día fijado para el procedimiento. Ambas éramos conscientes de una tensión en la atmósfera, y ella sugirió que debía permanecer esa noche en su piso en vez de volver al mío, no informando a nadie de mi paradero a fin de arrojar al ataque fuera de la pista. La maniobra no fue del todo exitosa, y tuvimos una noche más bien molesta, y yo estaba consciente de un buen montón de tensión psíquica al día siguiente. Decidí por tanto caminar al lugar asignado a través de Hyde Park a fin de recuperarme. Cuando había hecho parte del camino, sentí de repente que la tensión se había relajado, y fui capaz de ir a realizar mi tarea sin interferencias. Le conté a mi amiga esta experiencia, y ella me preguntó dónde estaba yo cuando tuvo lugar. Miramos al punto sobre un mapa y encontramos que había cruzado recién la conducción subterránea que toma el exceso de flujo de la Serpentina. Yo no sabía nada sobre la vieja superstición concerniente al agua fluyente, ni sabía de la existencia de la tubería. No obstante, la sensación de alivio fue lo suficientemente marcada para hacérmela mencionar cuando vi a mi amiga de nuevo, y para ser capaz de indicar el punto en que había ocurrido.

Tenemos muy poco conocimiento exacto concerniente a estas fuerzas sutiles que son la base tanto del ataque oculto como de la curación espiritual, pero tenemos buenas razones para creer que en su naturaleza son estrechamente análogas a la electricidad. No son fuerzas inanimadas, sin embargo, sino que tienen en su naturaleza algo que está próximo a la vida, aunque de un tipo bajo. Ha sido mi experiencia que si trabajamos en una analogía fundida de la electricidad y la bacteriología, nos llegamos muy cerca de los hechos; tan cerca, en cualquier caso, como nuestro estado presente de conocimiento lo permite. En otras palabras, si actuamos como si el pensamiento poseyese las cualidades combinadas de la electricidad y la bacteria tendremos un método suficientemente preciso de gobernarnos por la estimación en la ausencia de cierto conocimiento y de la vista verdadera. Si consideramos los diversos métodos usados en la magia popular de todas las edades y razas, observaremos que están de acuerdo con estas hipótesis.

El agua fluyente, lo sabemos, tiene cualidades eléctricas peculiares, como es testimoniado por su efecto en la vara de adivinación en las manos de una persona sensitiva. Cualquier cosa que sea lo que afecta al adivinador, es probablemente la misma cosa que afecta al ataque oculto. Cuando recordamos, más aún, que el agua fluyente lanzará fuera del olor a los podencos tan efectivamente como lo hará con la supuesta bruja, podemos pensar que no podemos ser acusados de una grosera superstición si le damos a la vieja tradición popular una prueba y anotamos los resultados.

El agua, de nuevo, es el vehículo de la purificación. Se usa en el rito del bautismo por la Iglesia y en la Preparación del Lugar por el ocultista a punto de ejecutar una ceremonia. Hablando estrictamente, debería haber una traza de sal en el agua así empleada, y tanto la sal como el agua son bendecidas con poderosas invocaciones cuando el sacerdote está preparando agua bendita, sea para un bautismo, o para situarla en la pila del agua bendita para el uso de la congregación.

Por lo que concierne al ocultista, la sal es para él el emblema del elemento de tierra. Es también una substancia cristalina, y las substancias cristalinas, en sus formas diferentes, reciben y guardan el magnetismo etérico mejor que ninguna otra cosa. El agua, por otra parte, es el emblema de la esfera psíquica. Estos dos dominios, entre ellos, contienen con mucho la mayor parte del mal oculto. Es ciertamente raro que la malicia espiritual en los lugares elevados alcance tan lejos como los dominios aéreos de la mente o los dominios ígneos del espíritu. Si queremos entrar en contacto con, u operar sobre una esfera particular, usamos como base una substancia apropiada para ella. Consecuentemente, una solución de sal y agua hace una base mejor de lo que la sal o el agua podrían hacerlo separadamente porque nos permite cubrir la esfera completa de las operaciones probables en un solo acto. Puede ser interesante notar concernientes a las propiedades mágicas de las substancias cristalinas, que los cristales se usan en aparatos sin hilos para captar las sutiles vibraciones del éter. Una vez más estamos cerca de la ruta de nuestra analogía eléctrico-bacteriológica.

Es un plan excelente, al tratar de romper un contacto psíquico indeseable, sumergirse en un baño de agua que ha sido consagrado especialmente para el propósito; volverse a vestir con ropas nuevas, o al menos limpias, posteriormente, y si es posible de algún modo, cambiarse a una habitación diferente. Si no puede hacerse esto, mover la cama a una posición diferente, teniendo cuidado de girarla a un ángulo distinto, esto es si has tenido el hábito de dormir tumbado norte y sur, sitúa tu cama de modo que ahora estés tumbado este y oeste.

Pueden usarse las siguientes oraciones para la bendición de la sal y el agua:

"(Apuntando a la sal con los dedos primero y segundo). Yo te exorcizo, criatura de la tierra, por el Dios viviente (+), por el Dios santo (+) por el Dios omnipotente (+), para que puedas ser purificada de todas las influencias malignas en el Nombre de Adonai, Que es Señor de Angeles y de hombres.

"(Extendiendo la mano sobre la sal). Criatura de la tierra, adora a tu Creador. En el Nombre de Dios el Padre Todopoderoso, hacedor del cielo y de la tierra, y de Jesús Cristo Su Hijo, nuestro Salvador, yo te consagro (+) al servicio de Dios, en el Nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amen.

"(Apuntando con los dedos primero y segundo al agua). Yo te exorcizo, criatura del agua, adora a tu Creador. En el Nombre de Dios el Padre Todopoderoso. Que decretó un firmamento en el medio de las aguas, y de Jesús Cristo Su Hijo nuestro Salvador, yo te consagro (+) al servicio de Dios, en el Nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amen.

"(Arrojando la sal en el agua). Te rogamos, Oh Dios, Señor del Cielo y de la Tierra, y de todo lo que existe en ellos, tanto visible como invisible, que extiendas la mano derecha de Tu poder sobre estas criaturas de los elementos y las santifiques en Tu Santo Nombre. Concede que esta sal pueda hacer la salud del cuerpo y este agua la salud del alma, y que puedan ser barridos del lugar donde se usen todo poder de adversidad y toda ilusión y artificio del mal, por Jesús Cristo nuestro Salvador. Amén''.

El agua así consagrada puede usarse como un baño, o para hacer el Signo de la Cruz sobre la frente, o para asperjarla alrededor del lugar. Al usarla así, puede emplearse la siguiente oración:

"En el Nombre que está por encima de todo otro nombre, y en el poder del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, yo exorcizo todas las influencias y semillas del mal; yo hago caer sobre ellas el conjuro de la Santa Iglesia de Cristo, de que puedan ser atadas fuertemente como con cadenas y arrojadas a las tinieblas externas, de modo que no atribulen a los sirvientes de Dios".

Al apuntar o hacer el Signo de la Cruz (+), los dedos primero y segundo se extienden y el tercero y el cuarto se doblan hacia la palma de la mano y el pulgar se apoya sobre sus uñas. Cuando se extiende la mano al bendecir sobre la sal y el agua, se mantiene plana, dedos juntos y paralelos, el pulgar extendido en ángulo recto al índice.

Si hay suficiente fuerza oculta para producir fenómenos físicos es muy aconsejable tomar precauciones para impedir que tengan lugar materializaciones. Los fenómenos físicos son de varios tipos. Pueden tomar la forma de ruidos, usualmente crujidos, ruidos sordos, o más raramente notas como campanas o gemidos. Si se oyen verdaderas palabras, deberían sospecharse alucinaciones auditivas, pues en la ausencia de un médium, los mensajes de los espíritus se dan al oído interno, no al nervio auditivo. También pueden verse luces, tomando usualmente la forma de bolas opacas de niebla luminosa deslizándose como pompas de jabón. Pueden ser de cualquier tamaño desde meros puntos de luz hasta dimensiones considerables, de unos seis pies o más de diámetro. En estas esferas de luminosidad opaca los psíquicos pueden ver generalmente formas, a veces humanas, a veces del reino animal. Pueden verse también a veces nubes blanco-grisáceas, elevándose como pilares desde el suelo como humo. Estas están fijadas usualmente a un lugar y no se mueven alrededor de la habitación como lo hacen las esferas de luz, siendo el movimiento que ocurre dentro de ellas como los remansos de humo cogidos debajo de un cortadillo. Más raramente puede notarse un olor definido, y aun más raramente pueden haber precipitaciones de substancias pulverulentas o cieno. Los objetos ligeros pueden también ser derribados o arrojados por el cuarto.

Hay ciertas substancias que la experiencia ha demostrado que son efectivas en impedir que la condensación de energía etérica tenga lugar. La sal consagrada disuelta en vinagre y situada en platillos por la habitación contenderá efectivamente con grados bajos de fuerza, pero para potencias superiores la mejor cosa a usar es ácido nítrico, siendo venida una pequeña cantidad en un platillo y siendo expuesto al aire. Es mejor usarlo bien diluido para impedir accidentes, pues no es la fuerza del ácido en el platillo lo que es eficaz, sino su evaporación en el aire, y se evaporará igual de bien cuando está diluido que cuando neto.

Los métodos de ataque oculto empleados en la Europa moderna son exclusivamente mentales, hasta donde mi experiencia de ellos ha llegado en cualquier caso. Es decir, trabajan por la mente sobre la mente, y solo afectan a las condiciones físicas incidentalmente. En el Este y entre gente primitiva, sin embargo, han de ser considerados otros aspectos, pues bajo condiciones primitivas de vida y sobre suelos vírgenes se halla en uso un tipo de magia mucho más etérico. Para estas operaciones etéricas se requieren substancias materiales a fin de que el magnetismo unido a ellas pueda ser utilizado. Peines, uñas cortadas, ropas usadas, objetos de uso familiar, contienen todos magnetismo. En consecuencia debería tenerse cuidado en ver que tales cosas son efectivamente dispuestas cuando se desechan. Los peines y las uñas deberían ser quemados rápidamente. La ropa desechada no debería permitirse nunca que abandonase la posesión de su dueño hasta haber tenido al menos una exposición de tres días al sol y al aire libre. El magnetismo será expulsado más efectivamente si las vestimentas se depositan sobre la tierra, que si se cuelgan en una cuerda. Lo mismo se aplica al mobiliario. La silla que ha sido el asiento acostumbrado y, sobre todas las cosas, la cama, deberían ser completamente aireadas y soleadas antes de abandonarse. Las mismas precauciones son útiles si se ha comprado cualquier artículo de segunda mano.

El manejo de los desechos nocturnos debería ser cuidadosamente dispuesto y encargado a sirvientes de confianza, estando constantemente en uso abundantes desinfectantes y desodorantes. Deberían observarse precauciones para impedir que cualquier nativo obtenga acceso a excrementos frescos. Después de que el calor animal se ha ido de ellos, su valor mágico ha disminuido grandemente. Un pañuelo sucio, también, es un vínculo magnético efectivo, y también lo son los vestidos de un herido. Cualquier cosa, de hecho, que lleva trazas de los residuos del cuerpo.

Pero aparte de cualquier cuestión de ataque psíquico, hay dos substancias que son especialmente apreciadas con fines mágicos, y éstas son el fluido seminal y la sangre menstrual. El primero se usa en ritos de fertilidad y la segunda en ciertas formas de evocación. Estas substancias son extremadamente difíciles de encontrar en tierras primitivas, porque los nativos, conociendo su significación, las guardan de modo sumamente escrupuloso: pero el mem-sahib no tiene sospechas y permite que las ropas sucias y la ropa de cama vayan a las manos de lavanderas para disponer de ellas a su discreción, satisfechos mientras los trajes mismos retornen a salvo al final de la semana, y nunca pensando en preguntar qué ocurre con el agua en la que se lavan. Hay muchas partes del mundo en la que la venta de estas substancias mágicas es una línea lateral provechosa de los negocios de lavanderías.

En Europa, la sangre menstrual y las heces son parte de las substancias mágicas de la Misa Negra, formándose en patenas con harina de trigo.

Un método venerado por la antigüedad de aclarar una mala atmósfera psíquica fuera de una casa, y uno que he sabido en mi propia experiencia que es efectivo, es esparcir ajo por el lugar, dejarlo por la noche y después recogerlo y quemarlo. Entre la gente del campo, cuando se esperan visitantes desagradables se sitúa a veces una cebolla en un vaso sobre la repisa de la chimenea como si fuera un bulbo de jacinto, y se quema solemnemente en el fuego de la cocina tan pronto como se han marchado, creyéndose que la tribu de las cebollas tiene la propiedad de absorber las emanaciones nocivas. Es curioso notar a este respecto que en una mina de carbón conocida por mí a los mineros se les prohibe llevar cebollas abajo al trabajo como parte de sus comidas porque las cebollas absorben los gases subterráneos y se vuelven venenosas. Mi informante me contó que él y otros habían pasado a escondidas cebollas abajo y habían aprendido por amarga experiencia la sabiduría de esta regla.

CAPITULO XVIII

MÉTODOS DE DEFENSA. II

El método meditativo.— El método invocativo.— Valor de una combinación de los dos.— Ataque por formas de pensamiento.—Ataque por fuerza del pensamiento.— Campos magnéticos.— Fórmula para hacer un círculo mágico.— La Cruz Qabalística.— La Espada de Poder.— El Círculo de Llama.— Uso del incienso.— El Pentagrama Purificador.— Incidente del panel roto.— Fórmula para sellar el aura.—Método de hacer escudos astrales.— Cómo impedir la hipnosis.— Valor de los sacramentos.

Hay dos tipos de trabajo psíquico práctico que pueden usarse separadamente o en combinación, dando el último método, en mi opinión, los mejores resultados con mucho, aunque los exponentes de cada uno están prontos a desacreditar al otro. El método que distinguiremos como el método meditativo consiste en la meditación sobre cualidades abstractas, tales como paz, armonía, protección y el amor de Dios. Es el método de la escuela del Nuevo Pensamiento, y su valor yace en el efecto armonizador que tiene sobre el estado emocional y su contrarrestación de las autosugestiones dañinas. El otro método, que llamaremos el invocativo, consiste en la invocación de potencias externas y el empleo de métodos formales para enfocar su fuerza. Este método tiene muchas gradaciones de complejidad y una variedad infinita de técnica. Va desde la oración más simple que llama al Cristo con el Signo de la Cruz, hasta los más elaborados rituales de exorcismo ejecutados con campana, libro y vela. La esencia del sistema reside en el intento de diseccionar, fuera de la fuerza general del bien, el aspecto particular de energía que se necesita, y en el uso de algún símbolo para actuar como vehículo mágico de esa fuerza sobre el plano de la forma. Este símbolo puede ser una imagen mental de la túnica azul de Nuestra Señora; puede ser la acción de hacer el Signo de la Cruz; puede ser el agua consagrada asperjada como signo de limpieza; o puede ser algún objeto especialmente magnetizado para actuar como talismán. En el método invocativo el objetivo es concentrar la fuerza, y en consecuencia ha de emplearse algún símbolo de forma. En el método meditativo el objetivo es escapar más allá de los límites de la forma a la atmósfera del espíritu puro, demasiado exaltado para que entre el mal, y por lo tanto se elude el uso de cualquier forma o fórmula que impida al alma elevarse a este aire puro.

En mi opinión, y con todo el respeto debido a los practicantes de este último método, se obtendrían resultados mucho mejores si se usase el método invocativo, con su utilización de la eficacia de la fórmula, para permitir a la mente trepar al aire puro de la conciencia espiritual donde el mal no existe. Sólo aquellos que están altamente entrenados en la meditación pueden elevarse sobre los planos sin ayuda. Es extremadamente difícil "retirarse" de la conciencia sensorial sin el uso de alguna clase de artificio psicológico que actúe como trampolín. Parece haber poco objeto en rehusar, por razones puramente académicas, a disponer de un método de probada eficacia. Si realizamos que el uso de formas y símbolos es meramente un artificio psicológico para permitir a la mente conseguir un asidero en lo intangible, no caeremos en el error de las observancias supersticiosas. Una superstición ha sido definida como el uso ciego de una forma cuya significación ha sido olvidada.

Por otra parte, seremos tontos de confiar exclusivamente en los métodos formales o ceremoniales a no ser que al mismo tiempo usemos métodos meditativos a fin de purificar y armonizar nuestra conciencia. Si descuidamos este aspecto de nuestro trabajo, reinfectaremos por nuestras propias vibraciones el círculo mágico, tan rápidamente como lo hayamos aclarado. No es de mucha utilidad el sellar un círculo con los nombres protectores si dejamos que una imaginación atacada por el pánico corra desenfrenada, imaginando toda clase de mal concebible y dejando espacios en blanco para la posibilidad de clases inconcebibles, igualmente, sin embargo, encontraremos muchísimo más fácil realizar la meditación armonizadora si estamos trabajando dentro de la protección de un círculo mágico. Intentar realizar el trabajo del exorcismo solamente por medio de la meditación es como elevar un peso por el esfuerzo no asistido de nuestras dos manos. El empleo del método mágico se parece al uso de una palanca, o una polea y una garrucha. Nuestros músculos son todavía la fuente única de energía, pero por la utilización de principios mecánicos hemos redoblado su poder. Usemos, pues, en la meditación, los símbolos para concentrar nuestra atención; encontraremos esto mucho más fácil que la meditación en términos de pensamiento abstracto. En verdad, en tiempos de esfuerzo y crisis, el pensamiento abstracto puede sernos imposible a no ser que estemos muy experimentados en su uso; pero raramente alcanzaremos un estado cuando no podemos imaginar la Cruz e invocar el Nombre de Cristo.

Los ataques ocultos pueden ser divididos en dos tipos, los que tienen lugar por medio de formas de pensamiento, y los que operan por medio de una corriente de fuerza. Pero incluso en el último caso la corriente de fuerza pronto se recoge o germina formas de pensamiento congeniales a su naturaleza. Por lo tanto en toda perturbación psíquica la forma de pensamiento es un factor que tiene que ser considerado y tratado, y que, de hecho, forma el medio más rápido de diagnóstico; pues es por la percepción de las formas de pensamiento asociadas que el psíquico experimentado es capaz de detectar la naturaleza del ataque.

La fuerza de pensamiento es una cosa que no tiene relación con la posición geográfica, sino que es una cuestión de pura conciencia, y de sintonizarse a su nota clave. Podemos captar las fuerzas de creencias muertas mil años después de la muerte de su último devoto, y sobre el lado opuesto del globo a aquel en el que florecieron. Pero las formas de pensamiento son una cuestión diferente. Tienen posición en el espacio, y aunque pueden ser movidas con la velocidad del pensamiento, y pueden ser apartadas al nivel más sutil del astral y ser ancladas ahí a una idea impidiendo así que incidan sobre los planos de la forma para todos los fines prácticos, no obstante, aunque no ocupan espacio, pueden ser referidas a posiciones definidas en el espacio. Pueden, por ejemplo, ser asociadas con un objeto particular, y seguirán a ese objeto, permaneciendo con su campo magnético. El campo magnético inmediato varía de doce a treinta pies; el campo magnético remoto desde cien a trescientas yardas. Poderosos centros santos, tales como Glastonbury o Lourdes, tienen un campo magnético mayor que éste, extendiéndose posiblemente a un par de millas; están también interconectados entre ellos por líneas de fuerza. Estas cosas han de tenerse en cuenta en el trabajo oculto práctico.

Cuando nos enfrentamos a una influencia perturbante que emana de un foco de poder, tal como el sitio de un viejo templo, tenemos que tratar con el campo magnético remoto por medio del ceremonial. Puesto que éste es un método que sólo puede ser usado por un iniciado de alto grado, no lo consideraremos aquí. Para todos los propósitos prácticos en un ataque psíquico es el campo magnético inmediato el que ha de ser considerado.

El mejor método con el que tratar esto es hacer un círculo mágico. Una mera purificación por sí misma no es tan efectiva como una purificación realizada dentro de un círculo, porque el círculo impedirá efectivamente que las fuerzas barridas fluyan adentro de nuevo. Hay varios métodos de ejecutar esta operación, pero el principio de todos los válidos es el mismo. Las conjuraciones más potentes no pueden darse en estas páginas, porque su uso efectivo depende del grado de iniciación poseído por la persona que se propone usarlas, y poseer una fórmula sin el grado al que pertenece es tan insatisfactorio como poseer una pistola sin ningún conocimiento de disparar. La fórmula que daré se encontrará que es efectiva para todas las condiciones ordinarias. Las condiciones extraordinarias sólo pueden ser tratadas por una persona que ha tenido experiencia.

Al hacer el círculo mágico el operador se halla de pie mirando al este. Da cara al este porque la corriente magnética sobre la que se propone operar corre de este a oeste. Su primer proceder debe ser estabilizar sus propias vibraciones y purificar su aura. A fin de hacer esto, hace la Cruz Cabalística sobre pecho y frente. Tocando su frente dice, "A Tí, Oh Dios (tocando su plexo solar) el Reino, (tocando su hombro derecho) el Poder, (tocando su hombro izquierdo) y la Gloria (juntando sus manos) por los siglos de los siglos. Amén".

Por esta fórmula el operador afirma el poder de Dios como el único creador y ley suprema del universo a la que todas las cosas deben reverenciar, y establece esta fórmula magnéticamente en su aura por la acción de hacer el Signo de la Cruz sobre sí mismo. Este Signo no es un símbolo exclusivamente Cristiano, y puede ser usado igual por el Judío como por el hombre de la Iglesia, pues es la Cruz de la Naturaleza de Miembros Iguales la que se usa, no la Cruz del Calvario, de la que el palo vertical es de doble longitud al de la barra cruzada, y que es el símbolo del sacrificio. La Cruz de Miembros Iguales se refiere a los cuatro cuartos del globo y a los cuatro elementos, y la fórmula asociada con ella proclama el dominio de Dios sobre éstos, y por lo tanto formula ocultamente Su Reino dentro de la esfera del operador.

El operador se imagina a continuación agarrando en su mano derecha, una gran espada de empuñadura en cruz, tal como se muestra en las imágenes de los Cruzados. La sostiene apuntando hacia arriba y dice, "En el Nombre de Dios tomo en la mano la Espada de Poder como defensa contra ell y la agresión", y se imagina creciendo hasta el doble de su tamaño natural, una tremenda figura armada y con cota de malla, vibrando con la fuerza del Poder de Dios con la que ha sido cargada por su formulación de la Espada de Poder.

Procede ahora a trazar el Círculo Mágico sobre el suelo con la punta de la Espada de Poder, y debería ver en su imaginación una línea de fuego siguiendo la punta de la Espada, consistente en pequeñas llamas, tales como las que surgen cuando se vierte e incendia alcohol metílico, pero de un color dorado pálido. Una pequeña práctica debería permitir ser formulado efectivamente este círculo de luz. Seguid dando la vuelta al círculo hasta que esté formulado. El círculo debería ser trazado siempre deosil, es decir, de este a sur, a oeste, a norte, del mismo modo que se moverían las manecillas de un reloj si el reloj se situase cara arriba sobre el suelo. El modo contrario es opuesto al movimiento del sol, el modo en el que las brujas danzaban en los Sabbats. El movimiento deosil afirma el mando de la ley de Dios en la Naturaleza porque es la Vía del Sol; el movimiento opuesto repudia el mando sobre la Naturaleza moviéndose contra el sol. Al resistir un ataque oculto toda la fórmula debería sintonizarse a la nota clave de afirmar el dominio de Dios sobre toda la existencia, siendo el objetivo del operador el alinearse con la Ley Cósmica y hacer que el Poder de Dios trate con la interferencia.

Estando formulado el círculo, el operador, dejando de visualizar la espada pero visualizando todavía el círculo, junta sus manos en oración, y elevándolas por encima de su cabeza hacia el este, reza, "Que el poderoso arcángel Rafael me proteja de todo mal que se aproxime desde el este". Volviéndose hacia el sur repite la misma fórmula en oración a Mikael. Volviéndose hacia el oeste, invoca a Gabriel. Volviéndose hacia el norte invoca a Uriel. Dando de nuevo la cara al este, y completando así el círculo, repite la fórmula de a Cruz Qabalística.

Esta formulación del círculo mágico es especialmente valiosa para proteger el lugar de dormir, siendo trazado el círculo alrededor de la cama No es necesario moverse por el cuarto, o desplazar el mobiliario a fin de trazar el círculo; será formulado dondequiera que se visualice que está.

Es necesario reafirmar este círculo cada vez que las mareas cambian; es decir, un círculo hecho después de la puesta del sol se mantendrá hasta el amanecer, y un círculo hecho después de la salida del sol mantendrá su potencia hasta el ocaso. Después de que el círculo ha sido afirmado un número de veces en el mismo lugar su influencia persistirá por un período considerable, pero es aconsejable reformularlo a la mañana y a la tarde durante la fase activa de un ataque.

El incienso quemado dentro del círculo es de mucha ayuda, pero debe ejercerse cuidado en la elección de un incienso. Nunca deberían usarse pebetes de composición desconocida, pues están usualmente compuestos con vistas a ayudar a la manifestación. El incienso de iglesia de buena calidad, tal como puede comprarse en la mayoría de los proveedores de iglesias, es seguro y satisfactorio porque está compuesto de acuerdo con recetas tradicionales; las cualidades más baratas pueden no cumplir estas condiciones.

Al tratar con elementales o entidades no humanas el Pentagrama, o Pentalfa, es la mejor arma. Esta es una estrella de cinco puntas trazada de un modo particular. Con los dedos primero y segundo de la mano derecha en punta, y doblando los otros hacia la palma y tocando sus puntas con el pulgar, proceded a trazar el Pentagrama en el aire, manteniendo el codo rígido y oscilando el brazo en toda su extensión. Empezad con el brazo derecho cruzado a través del cuerpo, la mano aproximadamente al nivel de la cadera izquierda, con los dedos extendidos apuntando hacia abajo y hacia afuera. Voltead hacia arriba, como trazando una línea recta en el aire, hasta que los dedos apuntan directamente hacia arriba por encima de la cabeza a la longitud del brazo. Bajadlo rápidamente de nuevo, manteniendo el codo rígido, hasta que la mano ocupe la posición correspondiente sobre el lado derecho a aquella desde la que empezó en el izquierdo. Habéis trazado ahora una V gigantesca invertida. A continuación oscilad la mano cruzando el cuerpo, en inclinación ascensional, hasta que queda extendida al nivel del hombro izquierdo, apuntando hacia la izquierda. Hacedla cruzar el cuerpo horizontalmente hasta que está en la misma posición sobre la derecha, con los dedos apuntando hacia afuera del cuerpo. Osciladla ahora hacia abajo cruzando el cuerpo hasta que la mano haya vuelto al punto junto a la cadera izquierda desde el que comenzó. Este es un signo extremadamente potente. El valor de la Estrella de Cinco Puntas, el símbolo de la Humanidad, es ampliamente conocido entre los ocultistas, pero su potencia depende de la manera en que se traza. El método que he dado es el correcto para purificar.

La potencia del signo puede ser ilustrada por una experiencia propia al usario, que el escéptico está en libertad de dudar si lo desea; la menciono meramente en provecho de aquellos que puedan estar interesados.

Estaba tomando parte en cierto trabajo con un ocultista indio cuando tuve sospechas de que no todo era como debería ser, protesté, y se me dijo que me retirara. Lo hice, determinada a observar los procederes desde la distancia, y si mis sospechas eran confirmadas, a tener una expose. Unos pocos días más tarde estaba sentada en mi habitación una tarde charlando con una amiga; estaba empezando a oscurecer, y estábamos hablando junto a la luz de un fuego de gas. De repente nos percatamos ambas simultáneamente de una presencia en la habitación y nos volvimos espontáneamente en la misma dirección. Mi amiga sintió una presencia antagonista, y yo, siendo más psíquica, vi quien era, y no tuve dificultad en percibir la forma de mi asociado indio en una esfera de forma de huevo de nebulosa luz amarilla. Le dije a mi amiga que abandonara la habitación y esperara en el vestíbulo, y tan pronto como la puerta se cerró detrás de ella, hice uso del Pentagrama que he descrito, junto con ciertos Nombres de Poder que no son adecuados para descubrirlos en estas páginas. Inmediatamente la aparición en el rincón junto a la puerta se quebró y desapareció, y al mismo tiempo hubo un resonante crujido, que mi amiga oyó en el vestíbulo. La llamé para que volviera, y conforme entraba exclamó, "¡Mira lo que le ha pasado a la puerta!" y encontramos que uno de los paneles se había hendido limpiamente en dos. Era esto lo que había causado evidentemente el fuerte crujido que habíamos escuchado ambas. No ofrecí explicación alguna de este incidente por la razón buena y suficiente de que no sé cuál pueda ser la explicación. Meramente expongo lo que sucedió. Mis lectores pueden explicarlo como quieran.

Cuando no sea posible sellar la habitación, es una cosa muy útil ser capaz de sellar el aura. Poneos de pie y hacer la cruz sobre vosotros, tocando la frente, el pecho, el hombro derecho y el hombro izquierdo, diciendo, "Por el poder del Cristo de Dios dentro de mí, a quien sirvo con todo mi corazón y con toda mi alma y con toda mi fuerza (extended vuestros brazos hacia adelante tan lejos como podáis alcanzar, al nivel del plexo solar, con las puntas de los dedos tocándose, y volteadlos entonces en redondo hasta la espalda, las puntas de los dedos tocándose de nuevo detrás, diciendo), yo me rodeo con el Círculo Divino de Su protección, a través del cual ningún error mortal se atreve a poner su pie". Esta es una vieja fórmula monacal. Es muy efectiva, pero su potencia sólo dura cerca de cuatro horas.

Hay otros diversos artificios que son útiles, no sólo al tratar con los ataques psíquicos, sino en cualquier caso de influencia o dominio indebidos.

Si tenéis que entrevistaros con personas cuya influencia encontráis abrumadora, imaginad que están separadas de vosotros por una lámina de vidrio. Podéis verlas, y oírlas, pero su magnetismo no puede alcanzaros. Visualizad esta plancha de vidrio hasta que os parezca ser absolutamente tangible. Si tenéis que asociaros con personas que os fastidian, pero no estáis entrevistándolas realmente, imaginad que están separadas por una pared de ladrillo, y deciros a vosotros mismos, "Simplemente no estáis ahí. No puedo veros, u oíros, y simplemente no existís".

Cuando tratéis con una persona que chupa vuestra vitalidad, entrelazad vuestros dedos, y depositad vuestras manos cruzadas sobre vuestro plexo solar, manteniendo vuestros codos presionados contra vuestros lados. Mantened vuestros pies tocándose uno al otro. Habéis contactado así todos vuestros terminales y habéis hecho de vuestro cuerpo un circuito cerrado. Ningún magnetismo saldrá de vosotros mientras mantengáis esta actitud. Vuestro amigo se quejará probablemente de vuestra falta de simpatía, pese a lo amablemente que podáis hablar.

Si alguien trata de dominaros mirándoos fijamente a los ojos, no tratéis de devolver mirada por mirada, pues esto sólo conduce a una lucha agotadora en la que podéis llevar la peor parte, sino que mirad fijamente al punto justo por encima de la base de su nariz, entre los extremos internos de las cejas. Si estáis tratando meramente con un bravucón ordinario tendréis inmediatamente el control. Si, sin embargo, vuestro antagonista tiene conocimiento del poder mental, podéis no ser capaces de dominarle, pero él ciertamente no será capaz de dominaros, y el resultado serán unas tablas. No tratéis de dominarle, mantened meramente vuestros ojos sobre el punto y aguardad a que se canse de su intento por dominaros. No tendréis que esperar mucho.

Por el uso de los métodos descritos en las páginas precedentes cualquier persona de coraje y mentalidad normales, supuesto que evite las drogas, el alcohol y largos períodos sin alimento, puede, si no pierde su valor, desgastar cualquier ataque psíquico ordinario; o en el caso de ataques de potencia anormal, puede al menos asegurarse un tiempo para hacer buena su escapatoria y buscar ayuda.

Los sacramentos son también una fuente sumamente potente de poder espiritual, y una iglesia donde se conserve el Santo Sacramento, o que sea lo suficientemente vieja para haber sido consagrada antes de la Reforma, es un santuario efectivo.

CAPÍTULO XIX

MÉTODOS DE DEFENSA. III

Naturaleza de los rapports.— Efecto de los rappotls.— Rapports de grupo.— El vínculo astral.— El Observador.— Método de destruir formas de pensamiento.— Método de absorber elementales artificiales.—- Método de romper un vínculo astral.— Técnica de substitución.— Caso ilustrativo.

El trastorno psíquico surge no infrecuentemente debido a la formación de un rapport indeseable. A fin de entender la naturaleza de este problema debemos considerar el asunto completo del rapport.

Ya hemos considerado en algún detalle la cuestión de la sugestión telepática. El rapport podría ser considerado como el aspecto pasivo de aquello de lo que la sugestión telepática es el aspecto activo. Forma, de hecho, la condición básica necesaria para que tenga lugar la sugestión telepática. Dos personas que estén en rapport podrían ser descritas como mellizos siameses astrales. Aunque los cuerpos físicos son unidades independientes, los cuerpos astrales están ligados de tal manera que hay una circulación libre de fuerza astral entre ellos, igual que el sistema circulatorio de la madre está conectado a través del cordón umbilical con el niño no nacido, y la misma sangre circula libremente a través de ambos.

Este hecho explica muchos importantes fenómenos ocultos. Es la clave real del matrimonio, y explica muchos hechos en la relación de padre y niño. Da cuenta también de algunos importantes aspectos de la relación de pupilo y profesor.

Pero no sólo es posible que un rapport sea establecido entre dos individuos, sino entre un individuo y un grupo. Este hecho juega una parte importante en todo trabajo de fraternidad. Es posible también establecer un rapport entre un ser humano y otros reinos de la naturaleza; con entidades desencarnadas, seres suprahumanos, y, de hecho, con cualquier forma de vida con la que un individuo pueda formar una comprensión simpática. Debe haber algún campo de simpatía como base para la formación de un rapport, pero una vez que se ha formado, puede ser desarrollado casi indefinidamente. Es un hecho curioso que si un rapport se continúa por largo tiempo, las personas así unidas llegan a parecerse gradualmente una a la otra. Todos conocemos el tipo de hombre "caballuno"; también el hijo del suelo del que se comentaba expresivamente, "El padre en la pocilga de los cerdos. Le conoceréis por su sombrero".

Cuando dos seres humanos están en rapporl, el menos positivo de los dos tiende a perder su propia individualidad y convertirse en el pálido reflejo del otro. Es por esta razón que el ocultista Occidental, que valora altamente la individualidad, no toma pupilos personales del mismo modo que lo hace el gurú del Este, sino que prefiere trabajar a través del ritual con un grupo porque este método es más impersonal. Pero incluso así, los miembros individuales de un grupo sufrirán ciertos cambios por los que se sintonizarán con el tono del grupo, así que habrá un cierto denominador común que todos poseerán. ¿No podemos reconocer el manual de signos del Christian Scientist, el Teósofo, el Cuáquero? Cualquier sistema que tenga meditación de grupo pone rápidamente su marca en sus miembros.

En este hecho, desde luego, reside mucho del valor de la asociación con un grupo digno. En él, igualmente, reside el detrimento de la asociación con un grupo indigno. Consideremos qué sucede cuando una persona ordinariamente de buen carácter se asocia con un grupo de tono moral degenerado. O bien se encontrará en tal agudo antagonismo con la mente grupal que no tendrá más opción que retirarse, o rápida aunque inconscientemente se sintonizará con la nota clave de sus nuevos asociados. Sin que se percate del hecho, su sentido moral habrá sido enromado y aceptará como una cuestión de hecho aquello ante lo que originalmente habría dado la vuelta con disgusto.

Una vez establecido el rapport, pueden compartirse otras cosas aparte del tono de sentimiento general. Pueden transferirse ideas reales de una mente a otra como en la telepatía; y del mismo modo, puede transmitirse fuerza vital. Es este hecho el que es la explicación de ciertos tipos de curación espiritual. Cuando se transmite la vitalidad etérica, es necesario que las personas concernidas estén dentro del área magnética, inmediata de cada una de ellas; pero cuando está en cuestión la fuerza astral, esto no es necesario. La transmisión es independiente del espacio.

No estamos considerando ahora el uso legítimo de esta fuerza para la curación, o para la enseñanza y el desarrollo de neófitos, así que no consideraremos, por tanto, su modus operandi en detalle. Se ha dicho lo bastante para mostrar de qué modo trabaja. Procedamos ahora a la consideración de los métodos prácticos de romper tal rapport si por cualquier razón se desea descontinuar su uso.

A la visión astral el vínculo telepático aparece como un rayo de luz, un cordón brillante, o alguna forma de pensamiento similar, porque es en esta forma que se formula usualmente por la persona que está haciendo el vínculo magnético. Sucede a veces, sin embargo, si el operador tiene un alto grado de iniciación, que en vez de conectar el rayo directamente a la persona con la que desea estar en contacto, formulará un animal en su extremo al que transferirá una porción de su propia conciencia. Esta forma-animal se llama Observador; no actúa por iniciativa propia a no ser que se le ataque, caso en el que se defiende de acuerdo con la naturaleza de la especie en cuya semejanza se hace. El uso de un Observador es obtener un registro de lo que está sucediendo sin necesidad de enfocar la conciencia sobre ello. Cuando la substancia psíquica del Observador es reabsorbida por el adepto, él se percata del contenido de la conciencia del Observador. La desventaja de este método reside en la vulnerabilidad del Observador ante un ataque psíquico, y en el hecho de que su proyector sea afectado si se daña o desintegra.

Al tratar con una forma de pensamiento, tened siempre presente que es el producto de la imaginación, y no es autoexistente en modo alguno. Lo que la imaginación ha hecho, la imaginación puede deshacerlo. Si el que hace una forma de pensamiento la ha pensado a la existencia concibiéndola imaginativamente, podéis pensarla igualmente bien fuera de la existencia concibiéndola claramente e imaginando que estalla en un millar de fragmentos, o que se incendia, o se disuelve en agua y es absorbida por el suelo. Aquello que es pensado a la existencia por la imaginación puede ser pensado fuera de la existencia por la imaginación.

Si lo que fue tomado por una forma de pensamiento resiste a la destrucción por este método, es probablemente un elemental artificial. Ahora bien hay dos clases de tales elementales, siendo animada una clase por la invocación de la esencia elemental dentro de una forma de pensamiento, y la otra por la proyección de algo de la propia naturaleza del mago dentro de ella. Si está animado por la esencia elemental, el uso del Pentagrama servirá para alejarlo; pero si es de la clase que está animada por la propia fuerza del mago, debe usarse otro método, conocido como absorción.

Ahora bien la absorción es un método de un grado muy elevado, y su uso con éxito depende del estado de conciencia del usuario. Cada individuo tiene que decidir por sí mismo si en cualquier caso dado en un momento dado está en un estado adecuado para intentarla. A no ser que pueda hacer completamente constantes sus propias vibraciones y llegue a un estado de perfecta serenidad y libertad de toda sensación de esfuerzo, no debería hacer el intento.

Describiremos sin embargo el método para el beneficio de aquellos que quieran intentarlo.

Armonizándose por meditación sobre el Cristo, el adepto, tan pronto como está satisfecho de que sus propias vibraciones se han hecho firmes, procede a llamar ante su visión astral la imagen de la forma que pretende destruir. La ve claramente en todos sus detalles y busca adivinar su naturaleza, si se trata de un vehículo para la malicia o la lujuria, o la acción vampírica: éstas son las tres más comunes, y puede casi con certeza asignarse a una u otra de estas tres clases. Habiendo discernido el tipo de fuerza con la que tiene que tratar, procede a meditar sobre su opuesto, concentrándose sobre la pureza y el inegoísmo si la fuerza fuera de lujuria; compasión y amor, si fuera de malicia, y sobre Dios como el creador y sustentador de toda vida si fuera vampírica.

Continúa esta meditación hasta que se siente bañado con la cualidad sobre la que está meditando; hasta que se siente tan imbuido con la pureza y el inegoísmo que la lujuria no le hace sino sentir piedad, la malicia no le hace sentir sino compasión, y con respecto al vampirismo, está tan seguro de que su vida está guardada con Cristo en Dios que gustosamente dejaría al vampiro terminar su comida en paz si por ella pudiera ayudarlo. De hecho, el adepto que se propone ejecutar una absorción mágica tiene que alcanzar el punto en el que realiza claramente la nadidad del mal que se propone absorber, y ya no tiene ningún sentimiento hada él sino piedad por una ignorancia que piensa que puede ganar algún bien para sí misma de este modo. Desea elevar y educar y liberar al alma descarriada de su cautiverio. Hasta que no haya alcanzado el punto en que no tenga otro sentimiento que éste hacia su perseguidor, no es seguro para él intentar una absorción.

Habiéndose convencido de que está listo para el intento, procede a atraer la forma de pensamiento hacia sí tirando del cordón de plata que la conecta con su plexo solar si fuera una forma de pensamiento vampírica, o abriendo su aura a ella y envolviéndola si fuera de uno de los otros dos tipos. Literalmente la succiona. Este proceso debería hacerse lenta y gradualmente, llevándose algunos minutos el hacerlo. Si se hiciese repentinamente, el adepto podría no encontrar posible mantener firmes sus propias vibraciones, y entonces estaría en verdad en una situación desagradable.

Conforme la forma de pensamiento es absorbida, el adepto sentirá una creación en su propia naturaleza correspondiente al tipo de la forma de pensamiento. Si es una fuerza lujuriosa, sentirá el deseo elevarse dentro de él; si es una fuerza maliciosa, sentirá ira; y si es un vampiro, sentirá ansia de sangre. Debe superar inmediatamente este sentimiento y revertir a su meditación sobre la cualidad opuesta, manteniéndola hasta que sus vibraciones estén completamente armonizadas una vez más. Sabrá entonces que la fuerza del mal ha sido neutralizada y que hay mucho menos mal en el mundo. Sentirá inmediatamente un gran acceso de vigor y una sensación de poder espiritual, como si pudiera decir a una montaña, "Arrójate al mar", y así se hiciera. Es esta sensación de exaltación y poder espiritual lo que le dice que el trabajo ha sido llevado a cabo con éxito. Es, sin embargo, aconsejable repetir la meditación a intervalos por dos o tres días en caso de que otra forma de pensamiento sea formulada y enviada después de la primera.

En cuanto al remitente de la forma de pensamiento, cuando la absorción tenga lugar sentirá que "se ha escapado de él virtud", y puede ser incluso reducido temporalmente a un estado de semicolapso. Pronto revivirá, sin embargo, pero con su poder para el mal de este tipo particular considerablemente reducido por algún tiempo venidero; y si tiene la posibilidad de la reforma en su naturaleza, puede ser incluso que él mismo sea liberado permanentemente de este tipo de mal.

La gran ventaja de este método es que realmente destruye el mal, raíz y rama; mientras que la mera destrucción de una forma de pensamiento es como cortar la parte de arriba de una cizaña. Por otro lado, sólo puede hacerse por un ocultista avanzado sintonizado en el tono más elevado. Si uno es perturbado o está fatigado o ha perdido en algún grado su ánimo, no debe osar intentarlo.

Si el rappotl se percibe como una línea de luz, un cordón, o cualquier forma similar, adherida al plexo solar, la frente, o cualquier otra parte del cuerpo, el mejor modo de cortar el rapport es imaginarse un arma mágica y cortarlo. De hecho, si se siente un rapport, la primera cosa a hacer es visualizar el cordón y tratar de ver a dónde se adhiere; el plexo solar es el lugar más común.

Formulad a continuación la espada de mango en cruz como ya se ha descrito e invocad la bendición de Dios sobre ella. Visualizad entonces una antorcha flameante, e invocad el poder del Espíritu Santo, cuyo símbolo es. Ahora con la espada tajad a través del cordón o rayo hasta que toda hebra haya sido seccionada. Entonces cauterizad el muñón con el fuego consagrado de la antorcha hasta que se encoja y caiga de su punto de adhesión a vuestro cuerpo.

Después de tal seccionamiento uno debe, por supuesto, tomar las precauciones humanas ordinarias para impedir que el vínculo se vuelva a formar. Rehusad encontraros con la persona responsable de su formulación, o leer o contestar cartas suyas. De hecho, cortad las comunicaciones físicas tan completa y resueltamente como se han cortado las astrales por un período de algunos meses al menos.

Hay ocasiones, sin embargo, en que una persona es cubierta y dominada tan completamente que no puede llevar a cabo esta operación por ella misma. Puede ejecutarse entonces la operación mágica de la Substitución, si puede encontrar un amigo dispuesto a encargarse de la tarea.

A fin de ejecutar esta operación, los dos amigos acuerdan qué se hará, pero el que se ha de convertir en el substituto no cuenta a la víctima original cuándo se propone encargarse de la operación no sea que la última esté tan completamente en las manos del dominador que revele el juego involuntariamenet.

Escogiendo un momento en que está seguro de que su amigo está dormido, el substituto se concentra sobre él y se imagina a sí mismo de pie a su lado, y visualiza el cordón o rayo del rapporl extendiéndose desde su amigo hacia afuera en el espacio. Si puede visualizar su otro punto de adhesión en el dominador, tanto mejor.

Entonces formula la espada y la antorcha como se ha descrito arriba, y con éstas en sus manos se imagina a sí mismo pasando justo a través de la línea de rapport, de modo que la corte con su cuerpo, No debe usar espada o antorcha para este proceso, sino que debe romperla con su propia carne, como si fuera. Habiéndola seccionado así de su amigo, deberá ir entonces a por ella con espada y antorcha con toda su fuerza mientras ella trata de envolverlo, como con seguridad lo hará, pues a nada se parece tanto como al tentáculo de un pulpo. Debe ir a por ella con todo su poderío, poniendo de celo lo que le falta de conocimiento, hasta que se la haya dado lo bastante, y empiece a enrollarse y retirarse. El combate, desde luego, tiene lugar en la imaginación, pero si se produce una imagen clara y vivida será efectivo.

En ilustración de este método puedo mencionar un caso que manejé una vez por sus medios. Se me pidió que ayudara a una mujer que había sido inválida toda su vida, pero cuyo caso los muchos doctores a los que había consultado no eran capaces de diagnosticar satisfactoriamente, ni de ayudar. Todos ellos, coincidían en que no había nada orgánico en cuestión con ella, y después de tratar en vano de ponerla bien, se unieron en general en decir que era pura histeria. Sufría de una condición crónica de exhaustión, indigestión, ataques de vómito, dolores de cabeza enceguecedores y palpitación del corazón. No era, sin embargo, en lo más mínimo de una disposición neurótica, sino una mujer tranquila, sensible, intelectual, que soportaba sus sufrimientos con fortaleza.

Hice una diagnosis psíquica y llegué a la siguiente conclusión: que durante muchas vidas pasadas había estado sobre el Sendero, y que en su última vida, una encarnación masculina, a fin de acelerar su progreso había viajado al Este, tomando finalmente la iniciación en una de las Ordenes Tibetanas, que desgraciadamente resultó estar sobre el Sendero de la Izquierda. Aquí aprendió el Hatha Yoga que da control sobre las funciones del cuerpo.

En su vida presente, retenía los poderes que su entrenamiento le había dado, pero no la memoria de su técnica. Consecuentemente sus estados emocionales afectaban esos sistemas automáticos de control nervioso cuyas funciones no están normalmente bajo la dirección de la mente. Cuandoquiera que, por lo tanto, era perturbada emocionalmente, su mentación subconsciente se desbordaba en la mente automática y dejaba fuera de engranaje ciertos de los sistemas funcionales del cuerpo. Es mi creencia que esta explicación suministra una clave a muchos casos de desorden funcional. Mucha gente en el curso de prácticas meditativas ocultas obtiene el control de la mente automática que controla el funcionamiento de los órganos corporales. Puede recordarse que el famoso científico Sir Francis Galton, el fundador de la ciencia de las eugénicas, experimentó con el control mental de la respiración, y habiéndolo obtenido, encontró que la función automática había quedado en suspenso, y tuvo que emplear tres días ansiosos respirando por el poder de la voluntad y la atención voluntaria hasta que la función automática fue restablecida.

En este caso particular, sin embargo, había algo más que una perturbación de la función; estaba esta exhaustión crónica peculiar y muy marcada. Me formé la opinión de que aún existía un rapport entre ella y la Orden Tibetana de la que había sido un iniciado en su vida anterior. Como es bien sabido por los ocultistas, uno retoma vida tras vida a la Orden de la que es un iniciado, siendo el rapport uno muy fuerte. Esta es una de las razones por las que las grandes Escuelas de Misterios no tienen necesidad de darse a conocer anunciándose; conocen a los suyos, y los cogen en el plano astral.

Pero mientras que es una cosa inestimable estar bajo la égida de una Orden reputable, es una cosa extremadamente desagradable hallarse en una relación similar con una Orden no reputable. En este caso particular era mi opinión que la Orden a la que había pertenecido esta señora en su vida anterior habíase hundido hasta un nivel bajísimo en verdad, y sus líderes estaban extrayendo deliberadamente la vitalidad de sus miembros.

Actuando sobre esta hipótesis, me proyecté astralmente en el modo que ya he descrito, y visité a esta señora por la noche. Percibí que desde su plexo solar, conforme yacía dormida ahí, se extendía una substancia negra, elástica de aspecto fibroso que a nada se parecía tanto como a un palo de regaliz español que hubiese sido bien mascado por un niño pequeño. Esta se alejaba en el espacio. Tratando de ver su extremo posterior tuve una visión breve y lejana de un monasterio con un techado de tipo chino emperchado en un risco entre vastas montañas.

Manejé la situación por el simple expediente de pasar en mi cuerpo astral a través de la línea de substancia negra, rompiéndola así. Inmediatamente se transfirió a mi plexo solar, y por un momento sentí un brote de pensamientos tentadores que me incitaban a poner a esta mujer bajo mi pulgar y explotarla en toda su capacidad financiera. Arrojé a estos afuera, y "fui a por" la soga de regaliz astral en la manera que he descrito, desamarrándola y cicatrizando el muñón, y tuve la satisfacción de verla enrollarse y desaparecer en la oscuridad. Caí entonces en lo que consideré un bien merecido sueño.

No le conté a esta señora nada de mis ideas porque deseaba ver si podía aclarar el caso trabajando meramente sobre la hipótesis oculta sin ninguna mezcla de sugestión. A la mañana siguiente la visité para ver cómo estaba yendo, y la encontré sentada en la cama comiendo un voraz desayuno y pareciendo una mujer enteramente diferente de la criatura exhausta y de cara gris que había visto el día anterior.

Sin aguardar a ninguna pregunta por mi parte, dijo, "No sé lo que se ha hecho, pero me siento como si algo hubiese sido roto y fuera libre ahora".

Después del desayuno se levantó, fue a dar un paseo, y se encontró en la calle con el doctor que la estaba atendiendo. Tan grande fue el cambio en su apariencia que él dejó de reconocerla hasta que ella le habló.

La dije que en mi opinión debería no tener que ver nada con los estudios ocultos no fuera a reformar el vínculo magnético con su vieja Orden, y también la enseñé cómo impedir que su mente subconsciente diese sugestiones quebrantadoras a sus sistemas corporales de control funcional. Por algunos años permaneció en buena salud, pero posteriormente, por desgracia, tomó de nuevo el estudio del ocultismo y recayó a una condición que se aproximaba a la suya anterior, habiendo vuelto a forjar presumiblemente los contactos con la Hermandad Tibetana que había resultado tan desastrosa para ella.

CAPITULO XX

MÉTODOS DE DEFENSA. IV

Angeles guardianes.— Héroes nacionales.— Los Angeles Bueno y Malo de la Qábalah.— El yo superior.— La fuerza del Cristo.— La Policía Oculta.— Experiencias en conexión con la Policía oculta.— El adepto Indio y su grupo de meditación.— Cómo se consiguió el acceso a la mente grupal de la raza Británica.—Cómo se encontró la Policía Oculta.— Sus métodos.— El signo que dieron.— El cumplimiento del signo.—Prueba de que conocían los movimientos del adepto.— El segundo signo que se dio.— Las Logias de Caza.— Manera curiosa en que se obtiene la información.— Cómo puede ser contactada la Policía Oculta.— Las logias ocultas no tienen ninguna organización central.— El movimiento no es controlado por los Judíos.— Falta de base de los cargos traídos contra el movimiento en este respecto.— Principales abusos del movimiento oculto.— Los ocultistas principales son desconocidos fuera de sus propias logias.

Hay tantísimas historias sobre la aparición de ángeles guardianes en momentos de crisis que incluso el más escéptico debe admitir que hay un caso a ser contestado.

Hay una tradición en Devon de que si el Tambor de Drake, que está conservado en la Abadía de Buckland cerca de Tavistock, se toca en tiempo de crisis, Drake mismo volverá a conducir las flotas de Inglaterra. Newbolt ha inmortalizado esta leyenda en su famoso poema:

"Lleva mi tambor a Devon, cuélgalo junto a la orilla.

Golpéalo cuanto tu pólvora empiece a escasear.

Si los Señores miran a Devon, dejaré el puerto del Cielo,

Y los tamborilearé hacia arriba del Canal como los tamborileamos hace mucho tiempo".

La idea del héroe que retorna para conducir a su gente, el ángel guardián que aparece en tiempos de crisis, está sellada profundamente en los corazones de todas las naciones, y nada la erradicará. Innumerables ejemplos fueron referidos por los hombres que retomaban de las trincheras durante la Guerra.

Refirámóoos de nuevo a la antigua sabiduría de la Qábalah, ese almacén de conocimiento oculto. Aprendemos aquí sobre el Ángel Bueno y el Ángel Malo del alma del hombre que se hallan de pie tras sus hombros derecho e izquierdo, tentándole uno, e inspirándole el otro. Traducid el Ángel Oscuro en términos del pensamiento moderno y tendremos la subconsciencia Freudiana.

Pero tos Freudianos dejan de realizar que hay también un Ángel Brillante que se halla detrás del hombro derecho de todo hombre. Este es la supraconsciencia mística o, en otras palabras, el Yo Superior, el Santo Ángel Guardián que Abramelín buscó con tal ardor y esfuerzo.

Todos sabemos que, cuando se nos pilla desprevenidos, viene una oscura tentación desde las profundidades de nuestros seres inferiores, algo atavístico se excita, y pensamos pensamientos, o incluso hacemos actos, de los que nunca nos habríamos creído capaces. Hemos escuchado la voz del Ángel Oscuro hablando.

Igualmente en tiempos de espantosa tensión, cuando tenemos nuestras espaldas contra la pared y estamos luchando por algo más que nuestras vidas físicas, otra Voz se hace oír, la voz del Ángel Brillante. Nunca he sabido de que esto ocurriera cuando un hombre estaba luchando simplemente por su vida física. Para aquellos que ven mas allá del velo, la muerte no es un gran mal; pero en tiempos de crisis espiritual, cuando el ser mismo es barrido, entonces es cuando se oye el grito del alma, y Algo se manifiesta a partir de las brumas del Invisible, se manifiesta en una forma que es comprensible para el que llama. Si es que una tensión intensa induce una expansión temporal de la conciencia, un psiquismo fugitivo, o si es que un Ser por su propia volición pasa a través del velo y se manifiesta, no lo sé; nunca hay ningunos detalles disponibles sobre estos incidentes. Sólo tienen lugar en tiempos de espantoso esfuerzo y se van tan velozmente como vienen, no dejando traza ninguna excepto sobre el alma.

Yo mantengo que igual que el Yo Inferior puede elevarse en momentos de tentación, el Yo Superior puede descender en momentos de crisis espiritual. Es la meta del místico vivir exclusivamente en el Yo Superior. Es la meta del ocultista traer a su Yo Superior a través a la manifestación en la conciencia del cerebro, "seré Dios en mi carne". Igual de seguro que el Yo Inferior puede elevarse y traicionarnos a algúna acción horrible, así puede el Yo Superior venir al rescate, "terrible como un ejército con estandartes".

Ya he contado de la misteriosa voz que me instruyó sobre cómo desembarazarme de un grave peligro psíquico. En otras ocasiones de tensión y esfuerzo he experimentado una repentina expansión o un desvío del nivel de la conciencia. El Yo Superior ha descendido y tomado el control. De estar en medio de la baraúnda uno es elevado de repente por encima de ella y ve todas las circunstancias de la vida de uno esparcidas como a vista de pájaro, como se podría ver la tierra desde un lugar elevado, y uno conoce intuitivamente el resultado de la cuestión. Toda baraúnda emocional cesa, y uno es como un barco puesto al pairo, sorteando con seguridad la tormenta. Cuando esto me ocurre, la memoria de mis encarnaciones pasadas está también siempre vívidamente presente. Es este despertar simultáneo del pasado lo que me hace sentir que la voz, es la de mi propio Yo Superior, y no la de otra entidad.

Es mi creencia que en tiempos de crisis espiritual el hombre que tiene fe en la ley de Dios puede elevarse e invocar su protección y un aparente milagro se realizará en su beneficio. Sin embargo no puede haber ninguna ruptura de la ley natural; por consiguiente tal milagro debe ser simplemente un ejemplo del funcionamiento de una ley con la que aún no estamos familiarizados, igual que un eclipse le parece un milagro al salvaje, pero para el astrónomo es un fenómeno natural que puede predecir con exactitud.

¿Qué es lo que induce este cambio de control en nuestras vidas? Estarnos familiarizados con el hecho de que la máquina de un coche tiene tres velocidades y una marcha atrás. ¿No puede ser que nuestras mentes también estén engranadas, y que sea un cambio de engranaje el que induce el psiquismo? ¿No hay momentos en que vamos marcha atrás y el mono y el tigre dentro de nosotros se hacen cargo?

Detrás del plano físico se halla el plano astral, y detras del plano astral se halla el plano mental, y detrás del plano mental se halla el plano espiritual, actuando cada plano como un plano de causación para el que esta debajo, y siendo controlado cada uno a su vez desde el plano superior encima suyo. Cuando ''cambiamos de engranaje", la conciencia es desviada de un plano más denso a uno más sutil y empezamos a movernos entre causas cada vez más remotas de las que los acontecimientos sobre el plano físico son los resultados finales; manipulamos estas causas y los resultados son efectuados inmediatamente.

Cuando cambiamos de marcha del físico al astral, nos encontramos sobre el plano de la conciencia psíquica y la magia menor. Suponiendo que está teniendo lugar un combate psíquico entre dos ocultistas, si uno de ellos es de un grado tal que puede cambiar de nuevo de marcha, de modo que su conciencia sea elevada desde el plano astral al mental, estará en la esfera de la magia mayor y estará en pleno control de la situación. El otro no puede hacerle ninguna resistencia. Pero ¿qué ocurre en el caso de la rara y mística alma que puede desviar la conciencia una vez más y engranar las marchas de un poder puramente espiritual? Ha sobrepujado al adepto. Hay muchas almas que tienen esta conciencia mística espiritual aunque no tienen ningún conocimiento oculto. Entre los modos de pensamientos superiores e inferiores hay un gran golfo atravesado que ellos saltan precariamente. Si están en tiempo de crisis son capaces de elevarse por fe y entrar en esta conciencia mística y estarse quietos, tendrán el aire superior de cualquier oculista que no se apoya sobre nada salvo la técnica del ocultismo.

La cuestión de la conciencia mística está, sin embargo, fuera del alcance de nuestra presente encuesta, que está concernida con los métodos psíquicos y la técnica tradicional del ocultista Temperamentos diferentes emplearán métodos diferentes, y el método místico no le llama la atención a todo el mundo.

El ocultista no ignora sin embargo la fuerza del Cristo; la reconoce entre la jerarquía de fuerzas supremas del universo, aunque pueda no estar preparado para asignarla la posición exclusiva que ocupa en el corazón del místico Cristiano. En la Tradición Occidental está simbolizada por Tifareth, e! Sefira central de los Diez Santos Sefiroth del Árbol de la Vida Qabalístico.

La fuerza del Cristo es el factor equilibrador, compensador, sanador, redentor y purificador del universo. Debería ser invocada en toda operación de autodefensa psíquica en que esté concernido cualquier elemento humano, encarnado o desencarnado. Cuando tienen que tratarse elementos no-humanos, tales como elementales, formas de pensamiento, o losos Qlifoth, es el poder de Dios el Padre, como Creador del universo, el que se invoca, siendo afirmada Su supremacía sobre todos los reinos de la naturaleza, visibles e invisibles. Dios el Espíritu Santo es la fuerza que se emplea en las iniciaciones, y no debería ser invocada durante los tiempos de dificultad psíquica, pues su influencia tenderá a intensificar la condición y a hacer el Velo aún más fino.

Hay un aspecto muy curioso del área oculta concerniente al cual algo debe decirse en las páginas presentes, aunque no pueda revelarse mucho, sino solamente aquellos aspectos con los que realmente me he cruzado. Siempre lo he oído llamar la Policía Oculta; otros pueden conocerlo por nombres diferentes pero creo que es una cosa muy real y concreta, aunque su organización no esté sobre el plano físico, ni, por lo que yo sé, sus actividades mundanas estén reunidas en un simple par de manos. Me he cruzado con su huella en un número de ocasiones, y he jugado mi parte en sus actividades, y he hablado con otros que también han estado concernidos en ella, y siempre han dicho como yo, que es la voz interna y las circunstancias que dirigen nuestras actividades cuando cooperamos con esta misteriosa organización.

Creo que está organizada en unidades nacionales, pues la gente parece ir afuera y adentro de jurisdicciones, o ser pasada de una a otra. En mi experiencia no tiene ningún sesgo político particular, sino que se concierne solamente con los métodos ocultos aplicados a fines criminales y ofensas contra la sociedad.

Uno o dos casos ilustrativos pueden ayudar a aclarar la cuestión. Surgieron en un tiempo algunas complicaciones respecto a un ocultista indio que estaba visitando este país a fin de fundar una escuela. El estaba profundamente involucrado en la política de su propio país, y no podía haber duda alguna de que le disgustaban los ingleses y todos sus modales mucho en verdad. Creo que yo era el único anglosajón purasangre que estaba en contacto con él. Por lo que yo sé, no se concernía él mismo con las actividades políticas del plano mundano, siendo su idea organizar un grupo de meditación que vertiesen la fuerza espiritual regenerativa del Este dentro del alma-grupo del Imperio Británico, que declaraba que estaba en un estado en verdad muy malo. Yo mantenía, sin embargo, que el alma-grupo no estaba muriendo, como él sostenía, sino muy cansada, pues era inmediatamente después de la Guerra. Más aún, no podía ver cómo cualquiera a quien le desagradase tantísimo iba a ser capaz de regenerarla. Ni estaba segura de que la regeneración fuera a ser de nuestro gusto si fuéramos a conseguirla. Este hombre, a quien llamaré X., era de un orgullo espiritual intenso, y su idea-raíz era que Inglaterra debe reconocer la supremacía espiritual de la India y tomar su inspiración espiritual del Este. Yo era joven e inexperta por aquel tiempo, pero empecé a preguntarme qué clase de fuerza espiritual iba a ser vertida a través del canal que estábamos construyendo. Suponiendo que durante la Guerra un grupo de ocultistas ingleses hubiera tratado de llevar a cabo un servicio similar para Alemania, ¿qué línea habrían tomado? ¿No habrían tratado de influenciar la mente grupal alemana para abandonar sus ideas militaristas y concentrarse en la Liga de Naciones? ¿No era más que probable que nuestro amigo indio estuviera tratando de desengañarnos de nuestras tendencias imperialistas? ¿No le parecería, escocido como estaba bajo el prejuicio de raza del hombre blanco, que el mundo sería un lugar mucho mejor para la humanidad si los ingleses cultivasen su propio jardín y dejasen sola al resto de la gente? Me volví cada vez mas desasosegada, y X., siendo un buen psíquico, detectó mi desasosiego, y se me pidió retirarme del grupo que estaba organizando.

Yo estaba bastante convencida de que se estaba intentando algo siniestro contra la mente grupal de mi raza, pero no tenía medios de calibrar su extensión o potencia. Este no era la clase de cuento que uno puede llevar a Scotland Yard; más aún, algunas de mis amistades personales creían en la bona fides de X. y estaban tomando parte en el grupo que estaba organizando, y estaba muy ansiosa por no involucrarlas en ninguna molestia. En mi perplejidad resolví no hacer nada sobre el plano físico e invocar a los Maestros sobre los Planos Internos.

Por este tiempo yo no era de un grado que se supone tenga acceso directo a los Maestros, pero determiné tratar de conseguirlo telepáticamente, aunque no sabía si aquellos a los que estaba tratando de telepatizar eran humanos o no-humanos, encarnados en cuerpos físicos o entidades desencarnadas, pues por aquel tiempo no estaba muy avanzada en mis estudios ocultos.

Todo lo que tenía para apoyarme era una idea abstracta y el conocimiento de que en dificultades previas había sido capaz de entrar en contacto con Algo en los Planos Internos que había probado ser un amigo poderoso.

Al telepatizar, el método usual de entrar en contacto es visualizar a la persona con la que deseas comunicarte y llamarla por su nombre. Yo no tenía nada que pudiera visualizar y no conocía ningún nombre. Sin embargo, determiné hacer el intento lo mejor que podía y, metafóricamente hablando, puse mi cabeza fuera de la ventana de este tabernáculo carnal y llamé a la policía. Y obtuve una respuesta. La Voz Interna me replicó muy clara y distintamente:

"Tienes que ir al Coronel Y."

Me hice para atrás ante esto, pues el Coronel Y. era una persona más bien eminente a la que había sido introducida una vez, y la ultima persona en el mundo a la que una querría convidar a un cuento falso. No tenía ningún deseo de ponerme en ridículo subiéndome a las barbas de este formidable guerrero en su guarida. Mis estudios psicológicos me habían familiarizado con los funcionamientos de la mente subconsciente y lo que puede hacer cuando se disocia, y sentía que la situación requería manejarse con considerable precaución porque los resultados de un paso en falso podrían ser desagradables.

Repliqué por tanto a la Voz Interna, "No puedo creerte a no ser que me des un signo".

La réplica vino a través, "El Coronel Y. estará en tu próxima conferencia. Díselo entonces".

A esto repliqué, "Sé que el Coronel Y. no puede estaren mi conferencia porque su regimiento ha sido destinado fuera del país, y se habrá marchado antes de que tenga lugar".

La respuesta volvió, "El Coronel Y. estará en tu próxima conferencia".

"Muy bien", dije yo, "ése será mi signo. Si el Coronel Y. está ahí, se lo diré, y si no, dejaré que el asunto tome su curso".

Llegó debidamente el día en que tenía que dar una conferencia pública en cierta ciudad. Llegué al salón en el curso debido, ¡y la primera cosa que vi fue al Coronel Y. subiendo las escaleras! Así que determiné tomar el toro por los cuernos, e inmediatamente después de la conferencia me fui en directo hacia él y dije, "Tengo un mensaje para tí".

"Sé que lo tienes", replicó él, "pues se me ha dicho que lo esperara".

Tal parece que estaba sentado en su cuartel una tarde con sus dos perros. Ellos de repente se sintieron inquietos y empezaron a investigar algo que no estaba ahí. El oyó una voz que le decía claramente a su oído interno que yo iría y pediría su ayuda y que tenía que dármela. Se impresionó tanto por esta concurrencia que fue a una amiga mutua y la preguntó si yo estaba en problemas de alguna clase. Ante su petición ella me escribió para preguntar cómo me iba, y yo, no realizando la significación del incidente, devolví una respuesta no comprometida.

El escuchó mi historia y me dijo que dejara la cuestión en sus manos, lo que hice.

Esta es una historia bastante curiosa de coincidencia, pero la secuela es aún más curiosa. Después de dejar al Coronel Y., le pregunté una vez más al Invisible si debería tomar algún paso posterior. Vino a través la respuesta de que por el presente no tenía que hacer nada, pero que se me diría cuándo había de tomarse acción posterior. Supe posteriormente que X. había dejado el país pocos días después de mi entrevista con el Coronel Y.

Nada ocurrió por cerca de cinco meses, y entonces un atardecer cuando estaba sentada junto al fuego en el crepúsculo oí claramente a la Voz Interna diciéndome que ahora era el tiempo de hacer un movimiento en la cuestión de X., y que tenía que ir a Mr. Z., y contarle mi historia. Ahora bien Mr. Z. era una persona muy eminente en verdad, de quien tenía conocimiento como de un avanzado ocultista, pero con quien no me había encontrado nunca. Repliqué a la voz interior que me era imposible aproximarme a Mr. Z., simplemente se me mostraría la puerta y que a no ser que ellos pudieran abrir el camino desde su propio exremo, no veía cómo había de hacerse. Llegó muy claramente a través la respuesta de que se allanaría el camino. Y así fue.

Un par de días más tarde fue anunciado un visitante, un viejo amigo a quien sólo veía ocasionalmente, y después de los saludos e intercambios de noticias usuales, dijo, "Desearía mucho que te encontraras a un amigo mío que pienso que estaría interesado en tu trabajo. ¿Puedo traerle a que te vea? Su nombre es Mr. Z.". No hace falta decir que estuve de acuerdo.

Cuando llegué al encuentro señalado, dije a Mr. Z., después de haber sido introducida, "Tengo un mensaje para ti", pensando que igual podría ser colgada por un carnero que por una oveja. El escuchó atentamente, y cuando mencioné el nombre del indio, mi amigo, que estaba presente, exclamó, "Es una cosa curiosa que estés moviéndote en esta cuestión en el momento presente. X. aterrizó en Inglaterra hace un par de días".

Se notará que tan pronto como X. dejó Inglaterra, se me instruyó que contuviera mi mano, y tan pronto como retornó tras una ausencia de cinco meses, se me instruyó para que comenzara de nuevo la acción. A no ser que estemos preparados para tirar del largo brazo de la coincidencia limpiamente fuera de su articulación, debemos concluir que alguna inteligencia directora estaba en funcionamiento. Este no es sino uno entre muchos ejemplos en mi experiencia. Las limitaciones de espacio me impiden mencionar más.

En adición a la Policía Oculta, que funciona exclusivamente en los Planos Internos, existen también ciertos grupos de ocultistas que se han juntado con el propósito de combatir el Ocultismo Negro. Supongo que se dan a sí mismos diferentes nombres, pero no sé cuáles son éstos; siempre los he oído referidos genéricamente como las Logias de Caza. En diversas ocasiones he tenido una escaramuza en sus flancos y he presenciado algunas vívidas correrías. Imagino que están organizadas en conjunción con la Policía Oculta, y ciertamente poseen medios de obtener información que apuntan a una cooperación desde los Planos Internos, Parecen poseer alianzas en cuarteles inesperados y ser capaces de tirar de un notable número de cuerdas. Qué armas psíquicas usan no lo sé, pero sobre el plano físico parecen apoyarse mayormente sobre exposiciones en periódicos, y en mantener a los indeseables en movimiento, no permitiéndoles nunca asentarse y organizarse. Sabiendo lo que sé de sus métodos, he reconocido de tiempo en tiempo su manual de signos en diversas transacciones por las que los ciudadanos decentes tienen toda la razón para estar agradecidos.

Me crucé con ellos en una manera que sirve para ilustrar el modo en el que los ocultistas pueden "pedir" información que pueden necesitar, y el fortuito tren de circunstancias que la suministrará.

Cuando era una chica joven, al comienzo de mi interés en el ocultismo, entré en contacto con un adepto del que pronto realicé que estaba en el Sendero de la Izquierda, y con el que pronto corté mi conexión. Poco después de que rompí con él, estaba viendo una gimkhana en compañía de algunos amigos, entre ellos un estudiante de ocultismo, y empezamos a discutir materias de interés mutuo. Impelida por no sé qué impulso a confiar en él lo que nunca le había contado a ningún alma, le conté mis experiencias con el adepto al que me he referido. Para mi sorpresa lo sabía todo sobre él. Parecía que mi nuevo conocido estaba conectado con un grupo de ocultistas que habían tomado como trabajo la caza de Logias Negras; ellos ya se habían cruzado con la pista de mi adepto negro y le habían compelido a cerrar, y él había jurado no reorganizar su Orden. Habían tenido recientemente razones para creer que este juramento no estaba siendo mantenido y que había organizado de nuevo una Logia y estaba trabajando sus rituales, pero no sabían dónde ponerle las manos encima. Y entonces vine yo, un pedacito de pecio humano lanzando al aire en un campo de deportes para darles la información que necesitaban en el momento mismo en que la necesitaban. Estas cosas ocurren demasiado regularmente en el ocultismo para que se las considere como azar.

Es mi creencia que es posible para cualquiera que tenga necesidad de ella entrar en contacto telepáticamente con esta fuerza de la policía oculta. El símbolo que se me enseñó usar fue una Cruz de Calvario negra con círculo sobre un fondo escarlata. Esto se concibe en la imaginación, y mientras se contempla con firmeza mentalmente se envía la llamada al Invisible, proyectándola desde el centro de la frente.

Se han hecho diversos intentos para probar que las fraternidades ocultas son dirigidas todas desde un solo cuartel general, del que se ha dicho diversamente que está situado en Alemania, Tibet, Mongolia y Sudamérica. Personalmente no lo creo. Supongo que tengo una familiaridad bien variada con los trabajos internos del movimiento oculto, y nunca he visto nada en absoluto que indicase ningún control centralizado, sea para el bien o para el mal. Todo, de hecho, apunta al otro sentido, e indica que no hay ningún lazo conector salvo el de una literatura común, un idealismo común, y una serie de símbolos que, si no comunes a todas las secciones, son fácilmente traducibles por medio de equivalentes bien entendidos. La posición del campo oculto es análoga a la de la Cristiandad Protestante, no a la de la Cristiandad Romana. El Ocultismo no tiene Papa.

Tampoco creo que el Bolchevismo consiguiera nunca un fundamento en las Logias, aunque creo que lo intentó; como lo testimonia la aplicación a mi propia fraternidad. El ocultista corriente no está interesado en la política, su interés está en cosas invisibles. Más aún, las fraternidades ocultas están demasiado incoordinadas y esparcidas para ser formidables armas políticas incluso si fueran imbuidas de Bolchevismo.

También se ha dicho que las fraternidades ocultas son controladas por los Judíos en los intereses del Sionismo. Esto es bastante falso. Hay poquísimos Judíos en el movimiento oculto. Es verdad, sin embargo, que la Qábalah, el misticismo tradicional de la raza Judía, es una de las fuentes principales del ocultismo Occidental, y que cualquier ocultista que trabaje sobre esta tradición debe conocer al menos el suficiente Hebreo para ser capaz de transliterar escritura Hebrea. El estudio de la Qábalah mística moderna está casi exclusivamente en las manos de los Gentiles, y los eruditos Judíos ortodoxos saben muy poco o nada de su literatura y nada en absoluto de su significación mística.

Nadie ha dicho cosas más duras del movimiento oculto de lo que yo le he hecho, y si pensara que hubiera cualquier sistema organizado de influencia maligna, no vacilaría en decirlo, pues tengo la integridad del movimiento en muchísima estima; pero no creo honestamente que haya ninguna organización generalizada del movimiento oculto, sea para el bien o para el mal, cualquiera que pueda ser la concepción de una sobre el bien y el mal. Una sólo puede hablar, desde luego, de lo que ha visto, pero creo que me hubiera resultado imposible haber estado tan íntimamente asociada con ese movimiento como lo he estado y no haberme cruzado nunca con sus huellas en punto alguno. Me he cruzado con muchísimas huellas, y he visto, no lo negaré, muchísimo que era malo, pero este mal particular no lo he visto, y no creo que exista fuera de la imaginación de la gente con abejas en sus bonetes. El verdadero nexo del movimiento oculto es la devoción a un ideal común, pero este ideal es aproximado por una infinita diversidad de senderos, tantos como los alientos de los hijos de los hombres.

Lo siento por la hipotética persona que tenga la tarea de organizar el movimiento oculto, pues los ocultistas de diferentes escuelas no pueden ser inducidos a cooperar. Cualquier técnica que difiera de aquella con la que están acostumbrados es sospechosa; cualquier contacto no familiar es negro. La gran mayoría de las cabezas de escuelas que he conocido se han sentado cada una en su propio circulo de luz y han condenado a todos los demás. Como la vieja señora que observaba a su hijo marchar con los Territoriales, ellos exclaman, "Están todos fuera del paso menos nuestro Jock". Tuve una vez un sueño de una federación de sociedades ocultas con una convención anual, pero pronto realicé que no era trabajable. Si no puede hacerse que los ocultistas se organicen para servir sus propios intereses, es muy improbable que puedan ser nunca organizados para servir los de cualquier otra persona.

Los abusos más prevalecientes del ocultismo Occidental son la inmoralidad, la toma de drogas y la embaucación de mujeres estúpidas. Sus peores faltas son la credulidad, una erudición descuidada que linda en la falta de letras, y una abundantemente extendida necedad de intelecto. El decir la fortuna en todas sus formas y alguna curación espiritual muy espúrea constituyen otro borrón sobre lo que debería ser terreno santo. Es difícil hacer justicia a ideales que uno no comparte, pero siempre me ha parecido que el humanitarismo altamente coloreado con el que se empapan ciertas secciones del movimiento no es un ornamento. "Por sus frutos les conoceréis". Algunos de los frutos que he visto me han parecido estar algo pasados de maduros.

Las mentes más finas del ocultismo son totalmente desconocidas fuera de sus propias Ordenes. Una cláusula muy común en los juramentos de iniciación obliga al candidato a no revelar los nombres de sus compañeros miembros. Si se rompiera este juramento, el público general se llevaría algunas sorpresas. No teniendo una buena reputación el ocultismo para el público general, los hombres en posiciones públicas no pueden permitirse tener sus nombres asociados con él: su interés es por consiguiente cuidadosamente ocultado, y sólo hablan de él a aquellos con cuya simpatía y discreción pueden contar.

Aquellos que saben qué buscar, sin embargo, pueden descubrirlos fácilmente. Cualquiera que esté acostumbrado al análisis del estilo literario puede detectar al lector regular de la Biblia. Cualquiera que conozca los rituales ocultos detectará su sabor en el estilo literario u oratorio de un hombre que está habituado a su uso. Quizás pasado este tiempo pueda ser perdonada si rompo el Juramento de los Misterios que obliga al secreto concerniente a los nombres de los iniciados y sugiero que la clave de la controversia Bacon-Shakespeare puede residir en el hecho de que Bacon y Shakespeare eran miembros de la misma orden.

CONCLUSIÓN

Dificultades de la tarea acometida.— Cargo de revivir las supersticiones de la Edad Media.— Fenómenos psíquicos anormales encontrados comúnmente en el culto brujeril.— Prevalecencia de la Magia Negra en el día presente.— Libros recomendados.— Los fenómenos del culto brujeril y la Magia Negra deberían ser estudiados a la luz de la psicología.

En las páginas precedentes he tratado de descargar una difícil tarea, una que es casi imposible descargar satisfactoriamente. Las limitaciones de espacio me impiden explicar mis conceptos paso por paso ofreciendo pruebas de ellos. Haber hecho eso hubiera requerido una biblioteca, no un libro. He tenido que presumir en mis lectores no sólo una familiarización con la literatura del ocultismo sino, lo que es mucho más raro, alguna experiencia de su práctica. Al mismo tiempo me he esforzado por ofrecer la suficiente explicación conforme transcurría para hacer mis páginas comprensibles a aquellos cuya familiaridad con el tema no es sino superficial.

Este libro no es, y no puede ser, un manual satisfactorio para el tratamiento de los desórdenes psíquicos. Todo lo que puede hacer es apuntar a direcciones donde las investigaciones podrían ser proseguidas con provecho. Si sirve para dirigir la atención a ciertos temas que están muy necesitados de investigación, habrá cumplido su propósito.

Puede hacérseme el cargo de haber revivido las supersticiones de la Edad Media. A este cargo debo declararme culpable. Pero debo manifestar como reclamación la disculpa de que no podría haber tantísimo humo sin algún fuego, y que las supersticiones de la Edad Media pueden recompensar su examen a la luz de los recientes descubrimientos concernientes a la psicología de la subconsciencia.

A cualquiera que esté familiarizado con la literatura de la investigación psíquica, la psicología anormal, y los aspectos más bajos de ese movimiento que tomó su surgimiento a partir de la inspiración de la Ciencia Cristiana y se desparramó en cien incontrolados cultos, no puede dejar de llamarle la atención el hecho de que los antiguos busca-brujas estaban obteniendo exactamente los mismos fenómenos que encontramos en todos estos diferentes movimientos y áreas de pensamiento.

Se ha dicho que puesto que encontramos los estigmas de la histeria liberalmente distribuidos entre esos seres infelices acusados de brujería, que el culto brujeril puede ser explicado y despachado así. Pero podemos encontrar que un estudio de los motivos reales subyacentes al culto brujeril arrojaría luz sobre la histeria y los estados mentales aliados.

Se ha dicho también que la historia se mueve en ciclos. En el momento presente estamos viendo un gran revivir del interés en los temas psíquicos y ocultos. No tendremos que buscar mucho más lejos para encontrar que están también en medio nuestro los comienzos muy prometedores de un culto brujeril.

Que se recuerde que los casos que he citado en estas páginas son de la experiencia de una sola persona, y no soy de ningún modo excepcional en el alcance de mi experiencia, aunque pueda ser menos cauta que la mayoría al encomendarme al papel. Si un remojón del balde revela tantísimo, ¿qué no podría sacarse a la superficie por un dragado sistemático?

Puesto que mi tratamiento de mi tema debe necesariamente ser superficial, desearía dirigir la atención de mis lectores hacia ciertos libros que arrojan un gran montón de luz sobre la cuestión desde diferentes ángulos.

No sólo los ocultistas, sino los psicólogos, los alienistas y los estudiantes de cuestiones psíquicas deben una inmensa deuda de gratitud a la erudición del Rev. Montague Summers y a la empresa de Messrs. Rodker por hacer disponibles las traducciones exactas y completas de los libros principales sobre brujería que fueron escritos por los hombres que estaban realmente concernidos en aplastar el culto brujeril y tenían conocimiento de primera mano de su naturaleza.

En adición a éstos dirigiría la atención de mis lectores a La Proyección del Cuerpo Astral, de Muldoon y Carrington, que arroja una luz muy interesante sobre la manera en que las brujas genuinas asistían a los Sabbats. No quiero decir con estas palabras que Mr. Muldoon sea adicto a la hechicería, sino que ciertamente posee los poderes tradicionales, y si él puede hacer estas cosas en el día presente, ¿por qué no podrían haberlas hecho las brujas en días pasados? En cualquier caso, no creo que haya mucha duda de que la Santa Inquisición le habría pagado el cumplido de quemarlo si hubiera vivido durante su apogeo.

Treinta Años Entre los Muertos, del Dr. Wickland, es otro libro que da capítulo y versículo por experiencia personal en vez de citar autoridades y teorizar sobre ellas. Es el registro de un doctor de asilo cuya esposa es una médium de trance, y que hizo unas series de investigaciones sumamente notables concernientes a la naturaleza de entidades obsesionantes.

En el libro del Dr. Moll sobre hipnotismo se encuentran registrados algunos fenómenos notables que no encuentran su camino en los libros modernos, sea porque los investigadores son menos expertos en elucidarlos, o más cautos en comunicarlos, habiéndose aprovechado de la experiencia de los primeros investigadores. Algunos de los primeros libros sobre hipnosis y mesmerismo rinden alguna lectura muy interesante al investigador psíquico.

Psicología Médica e Investigación Psíquica del Dr. T.W. Mitchell es otro libro de valor para el estudiante, que debería estar familiarizado no sólo con los signos del ataque psíquico, sino también con los signos de pseudoataque a fin de que pueda distinguir entre ellos y no sea confundido a errores desagradabilísimos. Encontrar que uno ha sido burlado con éxito por un lunático es una experiencia humillante.

Personalidad Humana de Myers es por supuesto un clásico con el que todo estudiante de fenómenos psíquicos debería estar familiarizado. Hay una excelente edición abreviada para aquellos que no se sienten capaces de habérselas con los dos masivos volúmenes de su forma original

Psicología del Sueño de Nicholl y Psicología de la Demencia de Hart son dos pequeños libros extremadamente instructivos, escritos ambos para el laico y fácilmente comprensibles por él. Arrojan un gran montón de luz sobre los mecanismos de la mente, y nadie debería intentar tener que ver con un ataque psíquico a no ser que entienda esos mecanismos. Mi propio librito, La Maquinaria de la Mente, escrito bajo mi nombre de soltera de Violet M. Firth, se encontrará, creo, como una útil introducción general a la psicología moderna.

Aproximémonos al tema de la brujería moderna en un espíritu ni de credulidad ni de superstición, sino desde el punto de vista del psicólogo, buscando entender los funcionamientos de la mente y preparados a descubrir mucho que hasta aquí había pasado sin sospechar.

lrurroz@hotmail.com

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