sábado, 8 de mayo de 2010

Autodefensa Psíquica I

Dion Fortune (Violet Mary Firth) 1890 - 1946


AUTODEFENSA PSÍQUICA

DION FORTUNE


Primera Parte

Tipos del Ataque Psíquico

Capítulo

I Signos del Ataque Psíquico

II Análisis de la Naturaleza del Ataque Psíquico

II Un Caso de Brujería Moderna

IV Proyección del Cuerpo Eterico

V Vampirismo

VI Encantamientos

VII La Patología de los Contactos No-Humanos

VIII Los Riesgos Incidentales a la Magia Ceremonial

Segunda Parte

Diagnostico Diferencial

IX Distinción entre Ataque Psíquico Objetivo y Trastorno Psíquico Subjetivo

X Peligros no Ocultos de la Logia Negra

XI El Elemento Psíquico en el Trastorno Mental

Tercera Parte

Diagnostico de un Ataque Psíquico

XII Métodos Empleados en Hacer un Ataque Psíquico

XIII Los Motivos del Ataque Psíquico I

XIV Los Motivos del Ataque Psíquico II

Cuarta Parte

Métodos de Defensa Contra el Ataque Psíquico

XV Aspecto Físico del Ataque y la Defensa Psíquicos

XVI Diagnostico de la Naturaleza de un Ataque

XVII Métodos de Defensa I

XVIII Métodos de Defensa II

XIX Métodos de Defensa III

XX Métodos de Defensa IV

Conclusión

Bibliografía


PREFACIO

Resultados involucrados en la escritura de un libro sobre autodefensa psíquica.—Prevalecencia insospechada de ataques psíquicos.— Anuncios de cursos para el desarrollo del poder mental.— La experiencia personal de la autora de un ataque psíquico.— Estudio de la psicología analítica emprendido en consecuencia.— Psicología y ocultismo.— Conexión entre abuso de poderes mentales y el culto brujeril.

Es con un sentido de la seriedad de los resultados involucrados, que me pongo a la tarea de escribir un libro sobre el ataque psíquico y los mejores métodos de defensa contra él. El cometido está obstaculizado por trampas. Apenas es posible dar información práctica sobre los métodos de defensa psíquica sin dar al mismo tiempo información práctica sobre los métodos de ataque psíquico. No es sin razón que los iniciados hayan guardado siempre su ciencia secreta detrás de puertas cerradas. Mi problema es descubrir lo suficiente que sea adecuado sin descubrir lo suficiente que sea peligroso. Pero puesto que ya se ha dado a conocer tanto concerniente a las enseñanzas esotéricas, y puesto que el círculo de estudiantes de lo oculto se está volviendo rápidamente más ancho cada día, pudiera ser que hubiera llegado ahora el tiempo para hablar llanamente. La tarea no la he buscado yo, pero puesto que ha caído en mis manos, lo haré lo mejor para descargarla honorablemente, haciendo asequible el conocimiento que me ha venido en el curso de una experiencia de muchos años de los extraños caminos desviados de la mente que el místico comparte con el lunático. Este conocimiento no ha sido conseguido sin coste alguno, ni, sospecho, su divulgación estará tampoco del todo libre de coste.

He intentado evitar, hasta donde fuera posible, el uso de material de segunda mano. Todos conocemos a la persona que tiene un amigo cuyo amigo vio el fantasma con sus propios ojos. Eso no es de demasiada utilidad para nadie. Lo que necesitamos es tener al testigo ocular bajo un examen minucioso. Por esta razón no he extraído de la vasta literatura sobre el tema como ilustraciones de mi tesis, sino que he preferido apoyarme sobre casos que han caído dentro del alcance de mi propia experiencia, y que he sido capaz de examinar.

Pienso que puedo muy bien alegar tener cualificaciones prácticas, y no meramente teóricas, para la tarea. Mi atención se volvió primero hacia la psicología, y posteriormente al ocultismo como la clave real de la psicología, por la experiencia personal de un ataque psíquico que me dejó con la salud destrozada por un período considerable. Conozco por mí misma el peculiar horror de una experiencia así, su insidia, su potencia, y sus desastrosos efectos en la mente y el cuerpo.

No es fácil conseguir que venga la gente y testifique sus ataques psíquicos. En primer lugar, porque saben que hay pocas probabilidades de que se les crea, y que más probablemente se ganarán para sí una reputación de desequilibrio mental que cualquier otra cosa. En segundo lugar, porque cualquier entrometimiento en los fundamentos de la personalidad es una experiencia de un horror tan peculiar y único que la mente retrocede ante su contemplación y no puede hablarse de ello.

Soy de la opinión de que los ataques psíquicos son mucho más comunes de lo que se realiza generalmente, incluso por los ocultistas mismos. Ciertamente que el público general no tiene ninguna concepción en absoluto de la clase de cosas que son hechas por gente que tiene un conocimiento de los poderes de la mente humana, y se pone a trabajar para explotarlos. Estoy convencida de que este factor jugó una gran parte en el culto brujeril, y fue la causa real del horror y la detestación universales de la bruja. Estos poderes han sido conocidos siempre por los estudiantes de ocultismo, pero hoy en día son conocidos y usados por gente que estaría enormemente sorprendida de descubrir quiénes son sus compañeros practicantes. Mrs. Eddy, la fundadora de la Christian Science (Ciencia Cristiana) se tropezó con estos métodos empíricamente sin adquirir nunca un conocimiento racional en cuanto a su modus operandi. Trató de enseñarlos de tal modo que sólo pudieran usarse para el bien, y su poder para el mal fuera ocultado; pero el que ella misma se percataba bien de sus posibilidades si se abusaba de ellos, está testimoniado por el temor a lo que llamó "Magnetismo Animal Malicioso", que ensombreció toda su vida.

Los métodos de la Christian Science, con su disciplina estricta y cuidadosa organización, fueron desarrollados y explotados por innumerables escuelas y sectas del Movimiento del Nuevo Pensamiento. En muchos de los desarrollos se perdió de vista el aspecto religioso, y se convirtieron simplemente en un método de manipulación mental para fines puramente personales, aunque no necesariamente de modo deliberadamente malo. Sus exponentes anunciaban que enseñarían el arte de la venta, de hacerse dominante y popular en la sociedad, de atraer al sexo opuesto, de atraer hacia uno dinero y éxito. El asombroso número de estos cursos anunciados muestra su popularidad; en un número reciente de una revista americana conté anuncios para sesenta y tres cursos diferentes de diversas formas de poder mental. No serían tan populares si no consiguiesen resultados en absoluto. Consideremos algunos de estos anuncios, y veamos qué indican, leyendo entrelineas y extrayendo nuestras propias conclusiones.

"Transfiere tus pensamientos a otro. Envía para un folleto gratis. Telepatía, o la Radio Mental".

"¿Preocupado —salud, amor, dinero? Déjeme que le ayude. Sin fracasos si se siguen las instrucciones. Estrictamente personal y profesiónal. Tan cuidadoso como el médico de la familia. Deben acompañar cinco dólares a la consulta. Dinero devuelto si no está satisfecho".

"¿Qué desea? Cualquier cosa que sea, podemos ayudarle a conseguirlo. Denos simplemente la oportunidad escribiendo a 'Nubes despejadas'. Absolutamente gratis. Estará encantado".

"HIPNOTISMO. ¿Desea poseer ese extraño y misterioso poder que encanta y fascina a hombres y mujeres, influencia sus pensamientos, controla sus deseos y le hace a usted el maestro supremo de toda situación? La vida está llena de halagüeñas posibilidades para aquellos que amaestran los secretos de la influencia hipnótica, para aquellos que desarrollan sus poderes magnéticos. Puede aprender en casa, curar enfermedades y malos hábitos sin drogas, ganar la amistad y el amor de otros, incrementar sus ganancias, gratificar sus ambiciones, alejar la preocupación y el trastorno de su mente, mejorar su memoria, superar dificultades domésticas, dar el entretenimiento más excitante nunca visto, y desarrollar un maravilloso poder magnético de la voluntad que le permitirá superar todos los obstáculos hacia su éxito.

"Usted puede hipnotizar a la gente instantáneamente —rápido como un rayo— ponerse a usted mismo o a cualquier otro a dormir a cualquier hora del día o de la noche, o eliminar el dolor y el sufrimiento. Nuestro libro gratis le cuenta los secretos de esta ciencia maravillosa. Explica exactamente cómo puede usar este poder para mejorar su condición en la vida. Es recomendado entusiásticamente por ministros del evangelio, juristas, doctores, hombres de negocios y mujeres de sociedad. Beneficia a todo el mundo. No cuesta nada. Lo damos para anunciar nuestra institución".

Estos son unos pocos especímenes escogidos entre los sesenta y tres anuncios similares contados en este simple ejemplar de una popular revista semanal. Están dados in extenso, sin modificación alguna salvo por la omisión de las direcciones.

Consideremos ahora qué significan anuncios tales como éstos desde el punto de vista de las personas a las que no están dirigidos, las personas sobre las que se presume que el lector desea adquirir poder. ¿Cuál sería su posición si violase el décimo mandamiento y apeteciese la mujer de su vecino, o su buey, o su asno, o cualquiera otra de sus cosas valiosas? Suponiendo que el estudiante diligente de estos métodos desease algo ¿no debería tenerlo? ¿Y suponiendo que él está en el lado oscuro de la ley? ¿O si está cobijando un sentimiento de injuria y desea ser vengado? ¿O meramente ama el poder para su propio provecho? ¿Cuál es el sino del guarnicionero de cañones que proporciona al estudiante del poder mental material para sus experimentos? ¿Cómo se siente uno al estar dominado por éstos métodos, y qué resultados pueden obtenerse finalmente por un experimentador competente?

Permítaseme dar mi propia experiencia, pese a lo dolorosa que es, pues alguien tiene que ser el primero en dar un paso adelante, y descubrir estos abusos que sólo puedan florecer por el fracaso general en realizar su significación.

Tenía yo veinte años cuando entré como empleada de una mujer que ahora sé que debía haber tenido un considerable conocimiento de ocultismo, obtenido durante una larga residencia en la India, y concerniente al cual solía dejar caer indicaciones de las que no podía sacar provecho en aquel tiempo, pero que, a la luz de un conocimiento posterior, he llegado a entender. Era su costumbre controlar a su personal por medio de su conocimiento del poder mental, y tenía una sucesión persistente de crisis nerviosas sumamente peculiares entre la gente que trabajaba bajo ella.

No había estado mucho tiempo con ella cuando quiso que diera evidencia en un litigio. Era una mujer de un humor violento, y había despedido a un empleado sin aviso y sin paga, y él estaba demandándola por el dinero que le debía. Ella quería que yo dijera que su comportamiento había sido tal que estaba justificada en despedirle así. Su método de conseguir mi evidencia fue mirar a mis ojos con una mirada concentrada y decir, "Ocurrieron tales y tales cosas". Afortunadamente para todos los implicados yo había mantenido un diario y tenía un registro día a día de todo el asunto. Si no hubiera sido por esto yo no habría sabido dónde estaba. Al final de la entrevista estaba ofuscada y exhausta, y me tumbé en mi cama con mis ropas y dormí el sueño de la exhaustión extrema hasta la mañana siguiente. Supongo que dormí por unas quince horas.

Pronto después de esto deseó mi testimonio de nuevo. Quería deshacerse de mi superior inmediato, y deseaba encontrar suficientes apoyos para justificarla haciéndolo así. Repitió sus maniobras anteriores, pero esta vez no había conseguido un diario sobre el que dejarme caer, y para mi intensa sorpresa me encontré coincidiendo con ella en una serie de cargos enteramente sin base contra el carácter de un hombre del que no tengo razón para creer que fuese otra cosa que perfectamente honrado. La misma exhaustión y el mismo sueño muerto descendieron sobre mí inmediatamente después de esta entrevista igual que después de la anterior, pero ahora se manifestó un síntoma adicional. Conforme caminaba fuera del cuarto al final de la entrevista, tuve una curiosa sensación, como si mis pies no estuvieran en el lugar donde esperaba que estuvieran. Cualquiera que haya caminado a través de una alfombra que está hinchada con la parte de abajo llena de aire sabrá lo que quiero decir. Los ocultistas lo reconocerán como teniendo que ver con la extrusión del doble etérico.

El siguiente incidente que ocurrió en esta curiosa casa no me concernió en mí misma, sino a otra chica, una huérfana con considerable fortuna. Mi patrona mantuvo a esta chica constantemente con ella, y finalmente la persuadió para poner todo su capital en sus esquemas. Sin embargo, los depositarios entraron en cólera, forzaron a mi patrona a hacer la restitución, y se llevaron a la chica entonces y ahí, dejando atrás todas sus pertenencias, para ser empaquetadas y enviadas a ella posteriormente.

Otro incidente siguió rápido tras los talones de éste. Había en el establecimiento una mujer anciana que era ligeramente "disminuida" mentalmente. Una querida viejecita, pero infantil y excéntrica. Mi patrona volvió ahora su atención hacia ella, y observamos comenzar el mismo proceso de dominación. En este caso no había depositarios para interferir, y la pobre vieja señora estaba siendo persuadida de quitar sus negocios de las manos de sus hermanos, que hasta entonces los habían administrado, y encomendarlos a las tiernas gracias de mi patrona. Mis sospechas habían sido ya levantadas concienzudamente por aquel entonces. Era más de lo que podía soportar el ver a la vieja "tiíta" estafada, así que metí una mano en el juego, desperté a la "tiíta" a la situación, puse sus pertenencias en una caja, y la envié a sus parientes mientras mi patrona estaba fuera por una breve ausencia.

Confiaba en que mi complicidad en el asunto no llegara a ser conocida, pero pronto fui desilusionada. La secretaria de mi patrona vino a mi habitación una noche, después de las "luces fuera", y me avisó que la Guardiana, como llamábamos a nuestra patrona, había descubierto quién se las había ingeniado para la escapatoria de la "tiíta", y que me había buscado problemas. Sabiendo que era de una naturaleza extremadamente vengativa, supe que mi mejor refugio era la huida, pero la huida no era del todo fácil de conseguir. La institución en la que estaba empleada era educacional, y había que dar un aviso del término antes de dejarla. No esperaba cumplir el plazo bajo el control sin límites de una rencorosa mujer. Así que esperé a una oportunidad que me justificase para marcharme. Con el incontrolado humor de mi patrona no había mucho que buscar. Estaba levantada en hora tardía la noche siguiente empacando, en preparación para mi pretendida huida, cuando vino a mi habitación otro miembro del personal, una chica que rara vez hablaba, que no tenía amigos, y que hacía su trabajo como un autómata. Nunca había tenido tratos con ella, y estaba más que sorprendida por su visita.

Pronto se explicó, sin embargo.

"¿Vas a marcharte?", dijo.

Admití que así era.

"Entonces vete sin ver a la Guardiana. No te irás si no lo haces así. Yo lo he intentado varias veces, y no puedo marcharme".

Sin embargo, yo era joven y confiada en mi fortaleza no puesta a prueba, sin medios de calibrar las fuerzas dispuestas contra mí, y a la mañana siguiente, vestida para el viaje y maleta en mano, bajé y me enfrenté a mi patrona en su madriguera, determinada a decirla lo que pensaba de ella y sus métodos, sin sospechar apenas que ante mí se hallaba todo menos la bellaquería y la brutalidad ordinarias.

Sin embargo, no se me permitió comenzar mi cuidadosamente preparado discurso. Tan pronto como ella supo que me marchaba, dijo:

"Muy bien, si deseas irte, hazlo. Pero antes tienes que admitir que eres incompetente y que no tienes confianza en ti misma".

A lo que repliqué, estando todavía llena de lucha, que si yo era incompetente por qué no me despedía ella misma, y que, en cualquier caso, yo era el producto de su propia escuela de entrenamiento. Comentario que naturalmente no mejoró la cuestión.

Entonces comenzó una letanía sumamente extraordinaria. Ella reasumió su viejo truco de fijarme con una mirada intensa, y dijo:

"Eres incompetente, lo sabes. No tienes confianza en ti misma, y tienes que admitirlo".

Ahora bien, no había duda de que podría decirse mucho concerniente a mi competencia en mi primera colocación a la edad de veinte años, con una gran cantidad de responsabilidad sobre mis hombros, y recién instalada en un departamento desorganizado; pero no podía decirse nada contra la confianza en mí misma, excepto que tenía demasiada de ella. Estaba preparada para lanzarme a donde los arcángeles se hubieran echado para atrás.

Mi patrona no argüyó o abusó de mí. Se mantuvo en estas dos afirmaciones, repetidas como los responsos de una letanía. Entré a la habitación a las diez en punto, y la dejé a las dos. Debió haber dicho estas dos frases varios cientos de veces. Entré como una chica fuerte y saludable. Salí como una náufraga mental y física, y estuve enferma por tres años.

Algún instinto me advirtió que si admitía que era inconsciente y que no tenía confianza en mí misma mi coraje se rompería, y nunca sería buena para nada posteriormente, y reconocí que esta peculiar maniobra de parte de mi patrona era un acto de venganza. Par qué no proseguí el remedio obvio de tomar refugio en la huida, no lo sé, pero para el tiempo en que uno realiza que algo anormal se aproxima en estas ocasiones, uno ya está mas o menos hechizado, y así como el pájaro ante la serpiente no puede usar sus plumas, así uno no puede moverse o marcharse.

Gradualmente todo empezó a sentirse irreal. Todo lo que sabía era que tenía que agarrarme a toda costa a la integridad de mi alma. Una vez que coincidiera con sus sugestiones, estaría lista. Continuamos con nuestra letanía.

Pero estaba llegando cerca del final de mis recursos. Tenía una curiosa sensación como si mi campo de visión estuviera estrechándose. Esto, creo, es un fenómeno característico de la histeria. A partir de las esquinas de mis ojos podía ver dos paredes de tinieblas cerniéndose tras de mí a cada lado, como si uno apoyara su espalda en el ángulo de un biombo, y éste fuera cerrándose lentamente. Supe que cuando estas dos paredes de tinieblas se encontrasen, yo estaría rota.

Entonces ocurrió una cosa curiosa. Oí claramente a una voz interna decir:

"Simula que estás vencida antes de que realmente lo estés. Entonces ella dejará el ataque y serás capaz de marcharte". Qué fue esta voz, nunca lo he sabido.

Seguí inmediatamente su consejo. Con mi lengua en mi mejilla pedí perdón a mi patrona por todo lo que había hecho o debía haber hecho. Prometí permanecer en mi puesto e ir suavemente todos los días de mi vida. Recuerdo que me puse de rodillas ante ella, y ella ronroneó complacientemente sobre mí, muy satisfecha con el trabajo de la mañana, como tenía la razón para estarlo.

Entonces me dejó ir, y subí a mi habitación y me dejé caer en la cama. Pero no pude descansar hasta que la hube escrito una carta. Qué contenía esa carta, no lo sé. Tan pronto como la había escrito y puesto donde ella la conseguiría, caí en una especie de estupor, y permanecí en este estado con mi mente completamente en suspenso hasta la noche siguiente. Es decir, desde las dos en punto de la tarde hasta cerca de las ocho en punto del día siguiente —treinta horas. Era un frío día de primavera con nieve en el suelo. Había una ventana cerca de la cabecera de la cama abierta de par en par, y la habitación no tenía calefacción. No tenía nada con que cubrirme, pero no sentí ni frío ni calor, y todos los procesos del cuerpo estuvieron en suspenso. Nunca me agité. Los latidos del corazón y la respiración eran muy lentos, y continuaron así por varios días.

Fui encontrada finalmente por el ama de llaves, que me revivió por la simple aplicación de una buena sacudida y una esponja fría. Yo estaba aturdida y maldispuesta a moverme o incluso a comer. Se me dejó tumbada en la cama, con mi trabajo teniendo cuidado de sí mismo, viniendo el ama de llaves a verme de tiempo en tiempo, pero sin hacer comentario alguno sobre mi condición. Mi patrona nunca apareció.

Después de unos tres días mi amiga especial, que pensaba que había dejado la casa, supo de mi continuada presencia, y vino a verme; un acto que requería algún coraje, pues nuestra patrona mutua era una formidable antagonista. Me preguntó qué había pasado en mi entrevista con la Guardiana, pero no pude contárselo. Mi mente estaba en blanco, y toda la memoria de la entrevista se había escapado como si se hubiera pasado una esponja sobre una pizarra. Todo lo que sabía es que de las profundidades de mi mente estaba surgiendo y obsesionándome un estado de miedo sin objeto, pero no por ello menos terrible. Yací en la cama con todos los síntomas físicos del miedo intenso. Boca seca, palmas sudorosas, corazón agitado y débil, respiración rápida. Mi corazón estaba latiendo tan fuertemente que a cada latido resonaba una borla de bronce suelta en la armadura de la cama. Afortunadamente para mí, mi amiga vio algo que iba seriamente mal, y envió a por mi familia, que vino a recogerme. Ellos estaban extremadamente suspicaces. La Guardiana era extremadamente desagradable, pero nadie podía probar nada, así que no se dijo nada. Mi mente estaba en blanco. Yo estaba concienzudamente intimidada y muy exhausta, y mi único deseo era marcharme.

No me recobré, sin embargo, como había esperado. La intensidad de los síntomas se disipó, pero continué fatigándome de forma extremadamente fácil, como si se me hubiese drenado de toda mi vitalidad. Sabía que, en algún lugar en la parte de atrás de mi mente, estaba escondida la memoria de una experiencia terrible, y no osaba pensar en ella, porque si lo hacía, el choque y la tensión serían tan severos que mi mente se hundiría, completamente. Mi principal consuelo era un viejo libro de aritmética, y solía pasar hora tras hora haciendo simples sumas para evitar que mi mente corriera en pedazos preguntándose qué se me había hecho y remontando hacia la memoria, y corriendo asustada después ante ello como un caballo atemorizado. Finalmente conseguí cierta medida de paz llegando a la conclusión de que había tenido simplemente una crisis nerviosa por exceso de trabajo, y que toda la curiosa cuestión era el fruto de mi imaginación. Y sin embargo había un sentimiento residual de que era real, y este sentimiento no me dejaba descansar.

Cerca de un año después del incidente, siendo todavía muy pobre mi salud, marché al campo a recuperarme, y allí apareció un amigo que había estado en el lugar en el momento de mi derrumbamiento. Aparentemente había originado un buen montón de charla y encontré aquí a uno que no estaba inclinado a justificar mi experiencia, sino que preguntaba cuestiones pertinentes. Otra amiga se interesó en mi caso y me arrastró al doctor de la familia, que llanamente dio su opinión de que había sido hipnotizada. Era en los días antes de la psicoterapia, y sus cuidados a una mente enferma se limitaban a golpearme en la espalda y dar un tónico y un bromuro. El tónico fue útil, pero el bromuro no, pues disminuyó mis poderes de resistencia, y rápidamente lo desestimé, prefiriendo apañármelas con mi desagrado antes que volverme indefensa. Pues todo el tiempo estaba yo obsesionada por el temor de que esta extraña fuerza, que me había sido aplicada tan efectivamente, fuese aplicada de nuevo. Pero aunque temía este misterioso poder, que entonces realizaba que se hallaba extendido en el mundo, no puedo contar qué alivio fue para mí el encontrar que todo el asunto no era una alucinación, sino un hecho real contra el que uno podría levantarse y afrontarlo.

Obtuve mi liberación de la esclavitud de este miedo encarando toda la situación, y determinándome a descubrir exactamente qué se me había hecho, y cómo podría protegerme contra una repetición de la experiencia. Fue un proceso extremadamente desagradable; de hecho, la reacción causada por la recuperación de las memorias perdidas fue sólo un poco menos violenta que la original; pero finalmente tuve éxito en liberarme de mi opresora condición de miedo, aunque fue mucho tiempo antes de que mi salud física se volviese normal. Mi cuerpo era como una batería eléctrica que había sido completamente descargada. Tomó un largo tiempo el recargarla de nuevo, y cada vez que se usaba antes de que la recarga fuera completa, se iba abajo de nuevo rápidamente. Por largo tiempo no tuve reservas de energía, y después de la última exerción caía en Un sueño muerto a cualquier hora del día. En el lenguaje del ocultismo, el doble etérico había sido dañado, y derramaba prana. No se volvió normal hasta que tomé la iniciación en la orden oculta en la que posteriormente me entrené. En el espacio de una hora después de la ceremonia sentí un cambio, y sólo en las más raras ocasiones desde entonces, después de alguna injuria psíquica, he tenido un retorno temporal de esos vaciantes ataques de exhaustión.

He contado esta historia en detalle porque es una útil ilustración de la manera en que puede abusarse de los poco conocidos poderes de la mente por parte de una persona sin escrúpulos. La experiencia de primera mano es de mucho más valor que cualquier cantidad de ilustración tomada de las páginas de la historia, pese a lo bien autentificada que esté.

Si tal asunto hubiera tenido lugar en la Edad Media, el cura de la parroquia habría organizado una caza de brujas. A la luz de mis propias experiencias, no estoy sorprendida en absoluto de que la gente que había adquirido una reputación por la práctica de la brujería fuera linchada, los métodos son tan terribles y tan intangibles. Podemos pensar que los relatos de los juicios de brujas son ridículos, con sus cuentos de imágenes de cera fundiéndose enfrente de fuegos lentos, o la crucifixión de sapos bautizados, o el recitado de pequeñas retahílas, tales como "Horse, hattock, To ride, to ride". Pero si entendemos el uso del poder de la mente, pronto realizamos que estas cosas eran simplemente ayudas a la concentración. No hay diferencia esencial entre clavar alfileres en una imagen de cera de un enemigo y quemar velas enfrente de una imagen de cera de la Virgen. Puedes pensar que ambas de estas prácticas son grosera superstición, pero apenas puedes pensar que una es real y potente y negar la realidad y la potencia de la otra. "Las armas de nuestro estado de guerra no son carnales" podría ciertamente decirse tanto de los practicantes de la Magia Negra como de la Iglesia.

Mi propio caso pertenece más al dominio de la psicología que al del ocultismo, siendo el método empleado una aplicación de poder hipnótico a fines impropios; lo he dado, sin embargo, porque estoy convencida de que los métodos hipnóticos se usan muy ampliamente en la Magia Negra, y que la sugestión telepática es la clave de una gran proporción de sus fenómenos. Cito mi propio caso, doloroso como me resulta el hacerlo así, porque una onza de experiencia vale tanto como una libra de teoría. Fue esta experiencia la que me condujo a emprender el estudio de la psicología analítica, y posteriormente del ocultismo.

Tan pronto como toqué los aspectos más profundos de la psicología práctica y observé la disección de la mente bajo el psicoanálisis, realicé que había muchísimo más en la mente de lo que se tenía en cuenta por las teorías psicológicas aceptadas. Vi que estábamos en el centro de un pequeño círculo de luz arrojada por un conocimiento científico cabal, pero que alrededor nuestro había una esfera de oscuridad, vasta y circundante, y que en esa oscuridad estaban moviéndose formas confusas. Fue a fin de entender los aspectos escondidos de la mente que emprendí originalmente el estudio del ocultismo.

He tenido mi ración completa de aventuras en el Sendero; he conocido hombres y mujeres que podrían ser clasificados sin duda como adeptos; he visto fenómenos como ninguna sesión espiritista ha conocido nunca, y he llevado mi parte a ellos; he tomado parte en feudos psíquicos, y he atendido mi vigilancia en la lista de la fuerza de la policía oculta que, bajo los Maestros de la Gran Logia Blanca, mantiene la guardia sobre las naciones, cada una de acuerdo con su raza; he guardado la vigilia oculta cuando uno no se atreve a dormirse mientras el sol está por debajo del horizonte; y he vigilado desesperadamente, enarbolando mi poder de aguante contra el ataque, hasta que las mareas lunares cambiaban y la fuerza de asalto se disipaba.

Y a través de todas estas experiencias, estaba aprendiendo a interpretar el ocultismo a la luz de la psicología, y la psicología a la luz del ocultismo, contrastando y explicando uno al otro.

En razón de mi conocimiento especializado, la gente vino a mí cuando se sospechaba un ataque oculto, y su experiencia refuerza y suplementa la mía propia. Más aún, hay una considerable literatura sobre el tema que se encuentra en regiones donde menos la esperaría uno —en relatos de folklore y la etnología, en los Registros Estatales de juicios de brujas, e incluso bajo la guisa de la ficción. Estos registros independientes, por gente no interesada en modo alguno por los fenómenos psíquicos, confirma las afirmaciones hechas por aquellos que han experimentado ataques ocultos.

Por otro lado, tenemos que distinguir muy cuidadosamente entre experiencia psíquica y alucinación subjetiva; tenemos que estar seguros de que la persona que se queja de un asalto psíquico no está escuchando la reverberación de sus propios complejos disociados. El diagnóstico diferencial entre histeria, locura y ataque psíquico es una operación extremadamente delicada y difícil, pues muy frecuentemente un caso no está claramente cortado, estando presente más de un elemento (al causar un severo ataque psíquico un derrumbamiento mental, y dejando un derrumbamiento mental abierta a su víctima a la invasión desde el Invisible). Todos estos factores tienen que ser tenidos en cuenta al investigar un supuesto ataque oculto, y será mi tarea en estas páginas no sólo indicar los métodos de defensa oculta, sino mostrar también los métodos de diagnóstico diferencial.

Es muy necesario, con tanto conocimiento oculto alrededor, que la gente distinga un ataque oculto cuando lo vea. Estas cosas son mucho más comunes de lo que generalmente se realiza. La reciente tragedia de Iona da punto a esta afirmación. Ningún ocultista está bajo ilusión alguna respecto a que esa muerte fuera por causas naturales. En mi propia experiencia he sabido de muertes similares.

En mi novela, Los Secretos del Dr. Taverner, fueron presentados, bajo la guisa de la ficción, un número de casos ilustrativos de la hipótesis de la ciencia oculta. Algunas de estas historias fueron construidas para mostrar la operación de las fuerzas invisibles; otras fueron extraídas de casos reales; y algunas de éstas fueron más bien escritas por lo bajo que por lo alto para hacerlas leíbles por el público en general.

Tanta experiencia de primera mano, confirmada por evidencia independiente, no debería ir sin consideración, especialmente puesto que las explicaciones racionales son difíciles de encontrar salvo en términos de la hipótesis oculta. Puede ser posible justificar cada caso individual mencionado en estas páginas alegando alucinación, fraude, histeria o mentira llana, pero no es posible explicar la suma total de todos ellos de este modo. No puede haber tanto humo sin algún fuego. No es posible que el prestigio del mago en la antigüedad y el temor a la bruja en la Edad Media puedan haber surgido sin alguna base en la experiencia. Las baladronadas de la mujer sabia no serían más atendidas que las del idiota de la villa si no se hubieran encontrado nunca dolorosas consecuencias que las siguieran. El miedo era el motivo de estas persecuciones, y miedo fundado sobre la experiencia amarga; pues no fue la burocracia la que incitó a las quemas de brujas, sino pueblos enteros que se levantaron para un linchamiento. El horror universal a la bruja debe tener alguna causa detrás de ella.

Los meandros laberínticos del Sendero de la Izquierda son tan extensos como dudosos; pero al tiempo que los expongo en algo, en cualquier caso, de su horror, todavía mantengo que el Sendero de la Derecha de la iniciación y el conocimiento oculto es una vía hacia las más sublimes experiencias místicas y un medio de elevar el fardo del sufrimiento humano. No todo estudiante de este conocimiento abusa necesariamente de él; hay muchos, más aún, la gran mayoría, que lo guardan generosamente en depósito para la humanidad, usándolo para curar y bendecir y redimir aquello que está perdido. Puede muy bien preguntarse: Si puede abusarse tan desastrosamente de este conocimiento, ¿por qué habría de levantarse alguna vez su velo? Qué respuesta dar a esta pregunta, es una cuestión de temperamento. Algunos mantendrán que el conocimiento de cualquier clase no puede estar sin su valor. Otros pueden decir que haríamos mejor en dejar que los perros durmientes mueran. El problema es, sin embargo, que los perros durmientes tienen una desgraciada maña para despertarse espontáneamente. Tanto del conocimiento oculto está extendido en el mundo, tanto de la clase de cosas descritas en estas páginas está yendo adelante desconocido e insospechado en medio de nosotros, que es muy deseable que los hombres de buena voluntad investiguen las fuerzas que los hombres del mal han pervertido para sus propios fines. Estas cosas son las patologías de la vida mística, y si fueran mejor entendidas, muchas tragedias podrían ser impedidas.

Por otro lado, no es conveniente que todo el mundo consienta en el estudio de libros de texto de patología. Una imaginación vívida y una débil cabeza son una combinación desastrosa. Los lectores de la que fue en su momento "record de ventas", Tres Hombres en Barca, pueden recordar la suerte del individuo que empleó la tarde de un domingo lluvioso leyendo un libro de texto médico. Al final estaba firmemente convencido de que había cogido cada una de las enfermedades ahí descritas con la sola excepción de la rodilla de la sirvienta.

Este libro no pretende meramente poner la carne de gallina, sino que se destina a ser una contribución seria al poco comprendido aspecto de la psicología anormal, pervertida, en algunos casos, para los fines del crimen. Es un libro destinado a estudiantes serios, y a aquellos que se encuentran enfrentados a los problemas que describe, y que están tratando de entenderlos y encontrarles una vía libre. Mi principal objetivo al hablar tan francamente es abrir los ojos de hombres y mujeres a la naturaleza de las fuerzas que están trabajando bajo la superficie de la vida de todos los días. Puede ocurrirnos a cualquiera de nosotros que atravesemos la delgada costra de la normalidad y nos encontremos cara a cara con estas fuerzas. Leyendo los casos citados en este libro, podemos bien decir que no vaya ahí ninguno de nosotros, salvo por la gracia de Dios. Si puedo dar en estas páginas el conocimiento que protege, habré cumplido mi propósito.


PRIMERA PARTE

TIPOS DEL ATAQUE PSÍQUICO

CAPÍTULO I

SIGNOS DEL ATAQUE PSÍQUICO

El lado mental de la naturaleza.— El Invisible no es necesariamente malo.— Causas de la hendidura del velo.— Signos del ataque psíquico.— Miedo y opresión.— Pesadillas.— Visiones hipnagógicas entre el sueño y la vigilia.— Exhaustión nerviosa.— Gasto y pérdida de fuerza.— Cambios de temperamento.— Proyección de formas de pensamiento. Materializaciones.— Encantamientos.— Vampirismo.— Repercusión.— Malos olores.— Precipitación de cieno.— Huellas de pies de fantasma.— La campana astral.— Fenómenos de poltergeist.— Estallidos de fuego.— Es necesario considerar: (a) Posibilidad de una explicación natural, (b) Fraude deliberado.— Una mente abierta es esencial.

Si miramos al universo alrededor nuestro no podemos dejar de realizar que debe haber algún plan rector que coordine su infinita complejidad. Si tomamos en nuestras manos y examinamos minuciosamente cualquier cosa viviente, pese a lo simple que sea, debemos realizar igualmente que la ordenada diversidad de sus partes se construye sobre un armazón determinante. La ciencia ha buscado en vano este principio organizador; nunca lo encontrará en el plano físico, pues no es físico. No es la naturaleza inherente de los átomos lo que hace que se dispongan en complejos patrones de tejidos vivientes. Las fuerzas conductoras del universo, el armazón sobre el que está construido en todas sus partes, pertenece a otra fase de manifestación distinta de nuestro plano físico, teniendo otras dimensiones que las tres a las que estamos habituados, y siendo percibida por otros modos de conciencia que aquellos a los que estamos acostumbrados.

Vivimos en medio de fuerzas invisibles de las que percibimos únicamente sus efectos. Nos movemos entre formas invisibles cuyas acciones muy a menudo no percibimos en absoluto, aunque podamos ser afectados muy profundamente por ellas.

En este lado mental de la naturaleza, invisible a nuestros sentidos, intangible a nuestros instrumentos de precisión, pueden ocurrir muchas cosas que no están sin su eco en el plano físico. Hay seres que viven en este mundo invisible como peces en el agua. Hay hombres y mujeres con mentes entrenadas, o aptitudes especiales, que pueden entrar en este mundo invisible como un buzo desciende al lecho del océano. Hay también tiempos en los que, como le ocurre a una tierra cuando los diques marinos se rompen, las fuerzas invisibles fluyen sobre nosotros y empantanan nuestras vidas.

Normalmente esto no ocurre. Estamos protegidos por nuestra misma incapacidad para percibir estas fuerzas invisibles. Hay cuatro condiciones, sin embargo, en las que el velo puede ser rasgado y podemos encontrarnos con el Invisible. Podemos encontrarnos en un lugar donde estas fuerzas estén concentradas. Podemos encontrarnos a gente que esté manejando estas fuerzas. Podemos ir nosotros mismos a encontrarnos con el Invisible, conducidos por nuestro interés en ello, y exceder nuestras posibilidades antes de que nos demos cuenta de dónde estamos; o podemos caer víctimas de ciertas condiciones patológicas que hienden el velo.

El Umbral del Invisible es una costa traicionera para bañarse. Hay hoyos y corrientes y arenas movedizas. El nadador fuerte, que conoce la costa, puede aventurarse con relativa seguridad. El no nadador, que no toma consejo sino de sus propios impulsos, puede pagar su temeridad con su vida. Pero no debemos cometer el error de pensar que estas fuerzas invisibles son necesariamente malas y enemigas de la humanidad. No son más enemigas en sí mismas que lo son el agua o el fuego, pero son potentes. Si corremos en contra suya, el resultado es desastroso para nosotros, pues hemos violado una ley natural; pero no están para atacarnos, no más de lo que nosotros estamos para atacarlas. Debemos encarar el hecho, sin embargo, de que hombres y mujeres con conocimiento de estas cosas han usado, tanto en el pasado como en el presente, ese conocimiento sin escrúpulos, y que podemos vemos envueltos en los resultados de sus acciones. Puede decirse con seguridad que el Invisible es sólo malo y enemigo de la humanidad cuando ha sido corrompido y pervertido por las actividades de estos hombres y estas mujeres sin escrúpulos, a los que los iniciados llaman adeptos del Sendero de la Izquierda.

Debemos considerar los signos externos y visibles de ataque psíquico antes de que estemos en posición de analizar la naturaleza de tales ataques e indicar su fuente de origen. Es una regla fundamental que el diagnóstico debe preceder al tratamiento. Hay muchas clases diferentes de ataques psíquicos, y los métodos de que se dispondrá contra uno serán inefectivos contra otro.

La forma más común de ataque psíquico es ése que procede de la mente ignorante o maligna de nuestros seres humanos compañeros. Decimos ignorante así como maligna, pues no todos los ataques son motivados deliberadamente; el daño puede ser tan accidental como el infligido por un coche de patines. Debe tenerse esto siempre presente, y no deberíamos imputar malicia o malignidad como una cuestión de hecho cuando sentimos que estamos siendo hechos las víctimas. Nuestro perseguidor puede ser él mismo una víctima. No deberíamos acusar a un hombre de malicia si hemos estrechado nuestra mano con él y él ha pisado en un raíl electrificado. En cualquier caso, recibiremos de sus manos un severo choque. Igual puede suceder con muchos ataques ocultos. La persona de quien emana puede no haberlo originado. Por lo tanto, nunca deberíamos responder al ataque con el ataque, bajándonos así al nivel moral de nuestros atacantes, sino que deberíamos apoyarnos en métodos más humanos, que son, en realidad, igual de efectivos y mucho menos peligrosos de manejar.

La gente entra también en contacto con el Invisible a través de la influencia de lugares. Alguien que no es realmente psíquico, pero que es lo suficientemente sensitivo para percibir las fuerzas invisibles subconscientemente, puede ir a un lugar en donde estén concentradas en elevada tensión. Normalmente, aunque nos movemos en medio de estas fuerzas (pues ellas sustentan nuestro universo), estamos abstraídos de ellas. Donde se concentran, sin embargo, a no ser que seamos de mente muy densa, empezamos a ser tenuemente conscientes de algo que nos está afectando y excitando nuestro ser subliminal.

Puede suceder que la barrera entre la conciencia y la subconsciencia sea densa en algunas personas y nunca sean capaces de realizar claramente lo que está sucediendo. Meramente tienen la sensación de opresión y malestar general, que se levantan cuando marchan a otro lugar. Consecuentemente, la condición nunca puede ser detectaba, y conduce a años de mala salud y miseria.

Más comúnmente, sin embargo, si hay un ataque psíquico definido de fuerza suficiente para hacerse notar, pronto empezarán a aparecer sueños característicos. Estos pueden incluir una sensación de peso sobre el pecho, como si alguien se estuviera arrodillando sobre el que duerme. Si la sensación de peso está presente, es seguro que el ataque emana localmente, pues el peso es debido a la concentración de substancia etérica o ectoplasma, y es suficientemente tangible para presionar hacia abajo el fiel de una balanza cuando es posible capturarlo para su medida. Se ha hecho una gran cantidad de investigación con médiums de materialización sobre la naturaleza de esta sustancia sutil tangible, y el lector es referido a los libros sobre los experimentos conducidos por Crawford en el Círculo Goligher en Belfast, y en París con Eva. G. por otros experimentadores, para información y evidencia posteriores sobre el tema. Puede señalarse que Crawford finalmente se suicidó sin razón conocida.

Una sensación de miedo y opresión es muy característica del ataque oculto, y uno de los signos más seguros que lo anuncian. Es extremadamente raro que un ataque se manifieste de la nada, como si fuera. No estamos en nuestro estado normal de mente, cuerpo y circunstancia, y entonces nos encontramos de repente en el medio de una batalla invisible. Una influencia oculta que se aproxima arroja su sombra en la conciencia antes de hacerse aparente al no psíquico. La razón de esto es que percibimos subconscientemente antes de realizar conscientemente, y una línea de sombra reptante indica la penetración del censor subconsciente de abajo a arriba.

Conforme el ataque progresa, la exhaustión nerviosa se vuelve crecidamente señalada, y puede haber, bajo ciertas condiciones que consideraremos después, tal desgaste de los tejidos que la víctima es reducida a una mera concha de piel y huesos sin sangre, tumbada en la cama, demasiado débil para moverse. Y sin embargo no puede demostrarse ninguna enfermedad definida.

Tal caso es un ejemplo extremo, procediendo sin freno a su conclusión lógica. Son posibles otros resultados, sin embargo. La resistencia puede ser buena, en cuyo caso el ataque es incapaz de conseguir un agarre sobre el plano físico, y es limitado a esa tierra fronteriza entre la materia y la mente que percibimos en el umbral del sueño. Esta es una experiencia muy terrible, pues la víctima tiene miedo de dormir y no puede mantenerse indefinidamente. Fatigada por el miedo y la falta de sueño, el derrumbamiento mental pronto sobreviene.

La exhaustión nerviosa y el derrumbamiento mental son los resultados más comunes del ataque astral entre la gente blanca, pues en Europa, en cualquier caso, no es frecuente que el atacante sea capaz de llevar el ataque a conclusión en la muerte de la víctima. Hay, sin embargo, registros de casos en los que la víctima había muerto de puro terror. La terrible historia de Kipling, El Fin del Pasaje, da un relato de tal suceso.

Pero en adición a los fenómenos puramente subjetivos, los habrá también objetivos si el ataque tiene algún grado de concentración. El fenómeno de la repercusión es bien conocido, el fenómeno en el cual aquello que le acontece al cuerpo sutil se refleja en el cuerpo denso, de modo que después de un retorcimiento astral durante el sueño, se encuentran magulladuras en el cuerpo físico, a veces magulladuras de un modelo definido. He visto la huella de la pezuña de un chivo y el as de bastos señalados sobre la piel como magulladuras bien definidas, pasando del azul al amarillo y desapareciendo en el curso de unos pocos días, como lo hacen las magulladuras.

Los malos olores son otra manifestación de un ataque astral. El olor característico es el de la carne en descomposición, y viene y se va caprichosamente; pero mientras está manifestándose, no hay duda alguna sobre él, y cualquiera que esté presente puede olerlo, sea o no psíquico. He conocido también un terrible hedor a vertedero surgido cuando un ritual perteneciente al Elemento de Tierra fue ejecutado incorrectamente.

Otro curioso fenómeno es la precipitación de cieno. No he visto esto realmente yo misma, pero tengo información de primera mano de buena autoridad, de un caso así. Las marcas son a veces como si un ejército de babosas hubiera estado marchando en formación ordenada; a veces hay un ancho embarrado de fango, y otras, claras huellas de pisadas, a menudo de tamaño gigante. En el caso al que me refiero, del que oí por un testigo ocular, las marcas eran como las pisadas de un elefante, enormes trazas en el suelo del salón de un chaletito situado cerca del mar.

A veces se observan extrañas pisadas que aparecen de ninguna parte y conducen a ninguna parte, cuando hay nieve alrededor. Las he visto en dos ocasiones en el tejado de un anexo. Comenzaban en su borde, como si el caminante se hubiera bajado de un aeroplano, cruzara a través, y terminara abruptamente en la pared del edificio principal sobre donde termina el colgadizo. No volvían. Una simple línea de pisadas venía de ninguna parte y terminaba en una elevada pared.

Un suceso similar tuvo lugar en una escala muy extensa en Devon hace unos cincuenta años, y un relato de ello puede encontrarse en ese curiosísimo libro, Rarezas, del Comandante Gould. En este caso, sin embargo, las huellas no eran humanas, sino que eran las de lo que aparentemente era la pezuña de un burro, procediendo en una sola línea y yendo directamente a través de las paredes y sobre los tejados, y cubriendo la mejor parte de un par de cientos de millas en una sola noche, a ambos lados de un estuario sin puente. Aquellos que deseen evidencia confirmatoria harían bien en consultar el libro del Comandante Gould, donde el incidente se da en detalle.

Hay un curioso fenómeno conocido por los ocultistas como la campana astral; Sir Arthur Conan Doyle hace uso de él en una de sus historias de Sherlock Holmes. Este sonido varía desde una nota clara, como una campana, hasta un débil click. A menudo lo he oído parecerse al sonido hecho golpeando un vaso de vino rajado con la hoja de un cuchillo. Comúnmente anuncia la venida de una entidad que apenas puede manifestarse, y no necesita ser necesariamente en absoluto un heraldo del mal. Puede ser simplemente una llamada en la puerta del mundo físico para atraer la atención de sus habitantes a la presencia de uno que se halla afuera y desearía hablar con ellos. Si, sin embargo, ocurre en presencia de otros síntomas de ataque astral, daría una fuerte evidencia en la confirmación del diagnóstico.

En esta conexión, se ven a veces también inexplicables explosiones de fuego. Estas indican que están en funcionamiento fuerzas elementales, no humanas. Ocurren también fenómenos de poltergeist, en los cuales vuelan objetos, suenan campanas, y tienen lugar otras ruidosas manifestaciones. Por supuesto, puede haber una multiplicidad de fenómenos, apareciendo más de un tipo en el mismo caso.

Innecesario es decir que nunca debe ignorarse la posibilidad de alguna explicación natural, material, incluso en los casos donde el elemento sobrenatural parece más obvio. Debería buscarse siempre diligentemente en toda dirección posible antes de que cualquier hipótesis supranormal sea considerada digna de atención. Pero, por otra parte, no deberíamos estar tan apegados a las teorías materialistas que rehusemos tomar una teoría psíquica como una hipótesis de trabajo si muestra alguna posibilidad de ser fructífera. Después de todo, la prueba del budín está en comerlo, y si, trabajando sobre una hipótesis oculta, somos capaces de aclarar un caso que ha resistido a todos los otros métodos de manejo, tendremos una muy buena evidencia en apoyo de nuestra contención.

Debemos tener presente también que el elemento del fraude deliberado puede entrar en los lugares más inesperados. He visto a un drogadicto hacerse pasar con éxito, durante un considerable espacio de tiempo, por la víctima de un ataque oculto. Un reciente escritor del Diario Médico Británico declaró que cuandoquiera que se cruzaban con un caso de campana sonando, golpes, goteo de agua y aceite desde los techos, y otros sucesos desgraciados, siempre buscaba a la sirvienta histérica. Sería muy aconsejable que los ocultistas hicieran lo mismo antes de que empezaran a preocuparse por el Diablo. Pero, por otra parte, el hombre sabio, sea ocultista o científico, no insistirá en la sirvienta histérica a no ser que pueda cazarla in fraganti, como sé que lo hará antes o después si ella es la culpable

Los cheques falsos nunca conseguirían dinero a no ser que hubiera cosas tales como cheques genuinos. Nunca se le ocurriría a nadie producir fenómenos psíquicos fraudulentos a no ser que hubiera habido algunos fenómenos psíquicos genuinos para actuar como modelo para la impostura.

La aceptación de una explicación debería descubrirse sobre el peso de la evidencia en su favor, no sobre el desagrado de uno ante sus alternativas. Abogo porque se investigue la posibilidad de una explicación no material en casos en que la hipótesis materialista no rinde resultados. Ni en las enfermedades del cerebro y del sistema nervioso, ni de la glándulas endocrinas, ni en la represión de los instintos naturales, encontraremos la explicación en todos los casos en que la mente es afligida. Hay más en el hombre que mente y cuerpo. Nunca encontraremos la pista del acertijo de la vida hasta que realicemos que el hombre es un ser espiritual, y que la mente y el cuerpo son las vestiduras de su manifestación.


CAPITULO II

ANÁLISIS DE LA NATURALEZA DEL ATAQUE PSÍQUICO

La sugestión telepática, clave de los ataques psíquicos.— Tres tipos de sugestión.— (a) Autosugestión.— (b) Sugestión consciente.— (c) Sugestión hipnótica.— La sugestión debe ajustarse al temperamento.— Profundidades insospechadas.— Cómo opera un ataque psíquico.— No puede tener efecto hasta que el aura es horadada.— Reforzamiento por entidades malas.- Caso de ataque psíquico descrito.-- Significado de la pesadilla.— Cómo distinguir un asimiento psíquico de una epilepsia.— Correlación de los ataques con las fases de la luna.— Diagnosis psíquica de este caso.— Detalles confirmatorios elucidados —Curso del caso.— Interpretación de los acontecimientos.

La esencia de un ataque psíquico ha de encontrarse en los principios y operaciones de la sugestión telepática. Si reunimos lo que sabemos de telepatía y lo que sabemos de sugestión, entenderemos su modus op-randi.

La sugestión es de tres clases: Autosugestión, Sugestión Consciente y Sugestión Hipnótica. La distinción, sin embargo, no es tan fundamental como parece a primera vista; pues la meta de todas las sugestiones en la mente subconsciente es la misma, y no se vuelven operativas hasta que ésta se alcanza. La sugestión se distingue de las amenazas y las apelaciones a la razón por el hecho de que éstas apuntan a un blanco en la mente consciente. Si tienen éxito, deben su éxito a la aquiescencia de la personalidad consciente, por coerción o voluntariamente. Pero la sugestión no hace su apelación a la conciencia, sino que apunta a poner las manos sobre los brotes de acción en la subconsciencia, y manipularlos desde ahí.

Podríamos comparar estos dos procesos a la operación de tocar el pulsador de la campana por fuera de la puerta, y tomar un tablón del suelo y tirar de los mismos alambres de la campana. El resultado será el mismo en ambos casos, la campana sonará. Amenazas y argumentos pulsan el botón de la campana con grados variables de énfasis, desde el retintín persistente de la persuasión moral hasta el repiqueteo resonante del chantajista. La sugestión cruza los alambres en diversos puntos en su curso.

La autogestión se da por la propia mente consciente de uno a su propia mente subconsciente. Ahora, podéis preguntar, ¿por qué no puedo dar órdenes a mi mente subconsciente directamente, sin tener que recurrir a los atavíos de la sugestión? La respuesta a esta pregunta es muy simple. La mente subconsciente pertenece a una fase de evolución mucho más primitiva que la mente consciente; pertenece, de hecho, a una fase anterior al desarrollo del habla. Dirigirse a ella en palabras, por lo tanto, es como hablar a un hombre en un lenguaje que no entiende. A fin de tratar con él tenemos que recurrir al lenguaje de los signos. Así ocurre con la mente subconsciente. No es de utilidad alguna el decirla, "Haz esto", o ''No hagas eso". Debemos hacer una imagen mental de la cosa que deseamos hecha, y mantenerla en la conciencia hasta que comience a hundirse en la subconsciencia. La mente subconsciente entenderá este cuadro, y actuará sobre él.

El actor que desea curarse del miedo al escenario, fracasará en hacerlo así si dice a su mente subconsciente. "No estés asustado'', pues para un caballo ciego una inclinación de cabeza es tan buena como un guiño, igualmente, si hace un cuadro mental del temor al escenario y dice a su yo subliminal, "Ahora bien, no hagas eso'', el resultado será desastroso, pues el yo subliminal verá el cuadro y omitirá la negación, porque la palabra "no" no tiene sentido para él. A fin de manejar efectivamente la mente subconsciente, hacemos un cuadro mental de la cosa que deseamos hecha, y la mantenemos en la mente por aplicaciones repetidas hasta que e! subconsciente comienza a ser influenciado y asume la tarea por su propia cuenta.

Este es el resultado final de toda sugestión, y las diferentes clases de sugestión se distinguen, no por la diferencia en el resultado final, sino por la puerta a través de la que entran a la mente subconsciente. La autosugestión se origina en nuestra propia conciencia; la sugestión despierta se origina en la mente de otro y es transmitida a nuestra mente por los canales ordinarios de la palabra hablada o escrita; la sugestión hipnótica entra directa a la mente subconsciente, sin incidir en absoluto sobre la conciencia.

La sugestión hipnótica (que significa, literalmente, sugestión hecha durante el sueño, y es hasta cierto punto un nombre equivocado) es de tres clases: en primer lugar, la verdadera sugestión hipnótica hecha cuando se ha vuelto al sujeto insensible por pases magnéticos o fijación de los ojos sobre un objeto brillante; en segundo lugar, la sugestión dada durante el sueño normal, como Coué aconseja que debería hacerse con los niños, en mi opinión un procedimiento sumamente indeseable; y, en tercer lugar, la sugestión telepática. Todos estos modos de sugestión entran a la mente por detrás del censor; es decir, son independientes de la conciencia, a la que no se le pide cooperar, ni tiene el poder de inhibirlas.

En la mayoría de los casos, las sugestiones hechas de este modo nunca son reconocidas como viniendo desde fuera, sino que sólo son descubiertas después de que han madurado en la subconsciencia y están comenzando a tener efecto. No vemos la semilla invisible, que ha sido sembrada en nuestra mente por la mente de otro, pero en el curso debido la germinación tiene lugar, y el brote de fuerte crecimiento aparece por encima del umbral de la conciencia como si fuera vegetación nativa. El sugestionador mañoso siempre busca hacer armonizar sus sugestiones con el sesgo de la personalidad; pues si no lo hacen así, los complejos subconscientes establecidos las expelarán antes de que tengan tiempo de echar raíces. Todo lo que él puede realmente hacer es reforzar y estimular las ideas e impulsos que ya están ahí. No puede injertar un renuevo de rosa en un cultivo de lilas, pues meramente se mustiará y morirá.

Para que tenga lugar el crecimiento de las semillas de pensamiento deben encontrar un suelo con el que congenien. Es aquí donde yace la fuerza de la defensa. Podemos no ser capaces de impedir que las mentes de otros nos envíen sugestiones, pero podemos purificar de tal modo el suelo de nuestras propias naturalezas que ninguna sugestión dañina pueda encontrar un lecho de siembra con el que congenie. Es una cuestión simple el arrancar una planta pequeña de ortiga, pero es un asunto bien diferente el erradicar un plantado espeso de raíces enmarañadas y brotes pinchudos, de muchos años de edad.

Se ha dicho, y no sin verdad, que una persona no puede ser hipnotizada a hacer alguna cosa que es contraria a su naturaleza real. Pero ¿cuál es la naturaleza real de cada uno de nosotros? ¿Hemos superado todos al mono y el tigre, o están meramente enjaulados? La sugestión puede abrir la jaula de todas nuestras tentaciones secretas y dejarlas sueltas sobre nosotros. Nadie, sino el santo, es naturalmente inmune. Es posible reducir a cualquiera a cualquier cosa supuesto que la sugestión tenga un alcance sin contrarrestar por una longitud de tiempo suficiente. La mujer más pura puede ser hecha una ramera, el hombre más noble un asesino bajo ciertas condiciones. Es necesario el conocimiento para protegerse, y es ese conocimiento lo que pretendo dar en estas páginas.

Consideremos ahora exactamente cómo opera un ataque psíquico. En los dominios de la mente no hay ni tiempo ni espacio tal como los entendemos. No me propongo argüir esta afirmación filosóficamente, sino establecerla como un hecho de experiencia que cualquiera que esté acostumbrado a operar en los Planos Internos habrá compartido. Si pensamos en una persona, estamos en contacto con esa persona. Si la imaginamos claramente, es como si estuviéramos cara a cara con ella. Si la imaginamos vagamente, es como la viéramos en la distancia. Estando en la vecindad mental de una persona, podemos crear una atmósfera de pensamiento reflexionando sobre ciertas ideas en conexión con ella. Así es como se hace la curación espiritual. Las afirmaciones de la Christian Science se usan a fin de poner la mente del sanador en un cierto estado emocional, y su condición influencia efectivamente la mente del paciente con el que se ha puesto en rapport.

Este poder, sin embargo, puede ser usado tanto para el mal como para el bien; la Fundadora de la Christian Science fue lo suficientemente sabia para poner su enseñanza de tal modo que sus estudiantes no discernieran fácilmente el segundo filo de la espada. Mientras el mundo en general fuera ignorante de los poderes de la mente, era mejor que nada se dijera por aquellos que conocían, porque el conocimiento, si se esparciera indiscriminadamente, podría hacer más daño que bien, dando información a aquellos que no deberían tenerla. Pero ahora que tanto se conoce en general e incluso se practica, es conveniente que los hechos reales sean conocidos también y toda la cuestión sea traída a la luz pública, y hasta donde queda en mi poder estoy preparada a hacer esto.

Cualquier mensaje a la mente subconsciente debe estar apoyado en términos muy simples, porque el pensamiento subconsciente es una forma primitiva de mentación, desarrollada antes de que el lenguaje hablado fuera conocido por la humanidad. La meta primaria de la sugestión es crear una atmósfera mental alrededor del alma de la persona, sea que esa persona ha de ser atacada o curada, hasta que se educe una respuesta o reacción simpática dentro del alma misma. (Uso del término alma para incluir tanto los procesos mentales como emocionales, pero para excluir los espirituales). Una vez que se ha conseguido esta reacción, la batalla está medio ganada, pues la puerta de la ciudad ha sido abierta desde adentro, y hay entrada libre. La sugestión telepática de ideas definidas puede proceder ahora rápidamente.

Este es el punto que es el crítico en cualquier ataque oculto. Hasta este punto, el defensor tiene la ventaja. Si tiene el suficiente conocimiento, el conocimiento que confío en hacer disponible a través de este libro, puede sin ninguna exerción indebida retener esa ventaja indefinidamente, y desgastar a sus atacantes, incluso si es incapaz de enfrentárseles sobre su propio terreno de conocimiento oculto. No hay nada en este mundo o el siguiente que un hipnotizador pueda hacer con la persona que mantiene su presencia de mente y no presta atención.

Hay dos puertas, y sólo dos, por las que el atacante puede conseguir la entrada a la ciudad del Alma del Hombre, y éstas son el Instinto de Autoconservación y el Instinto Sexual. La apelación hipnótica debe estar apoyada en términos de uno o ambos de éstos si es que ha de tener éxito. ¿Cómo procede el atacante? Tiene que crear una atmósfera alrededor del alma de su víctima en los Planos Internos. Sólo puede hacer esto creando esa atmósfera dentro de su propia conciencia mientras piensa en su víctima. Si desea ejecutar un asesinato psíquico, debe llenar su propia alma con la furia de la destrucción hasta que se desborda. Si desea ejecutar un estupro psíquico, debe llenar su alma con lujuria y crueldad. La rabia fría de la crueldad es esencial para las operaciones efectivas de esta naturaleza. Ahora bien, ¿qué sucede cuando hace esto? El ha hecho sonar una nota clave en el Abismo. Será respondida. Todos los seres que tienen esta nota clave como base de su naturaleza responderán —"Oscuros Uriel y Azrael y Ammon en vuelo"—y se unirán en la operación. Pero ellos no operan directamente sobre la víctima, trabajan a través del operador. Es como el viejo juego de "Nuts and May" en el que el que es enviado "para llevársela" es agarrado alrededor de la cintura por el conductor de una cadena de sostenedores. La presión real viene sobre sus propios músculos abdominales, como cualquiera que haya jugado el juego lo recordará.

Y cuando la operación mágica ha terminado, ¿qué entonces?, ¿se le dejará al operador que goce de su víctima en paz? ¿ES VEROSÍMIL?

Esta es la base mística de la historia de Fausto. El Diablo podría estar no sólo deseoso sino ansioso de capacitar al Dr. Fausto para conquistar a Margarita, pero vino a por su alma en el tiempo apropiado. Podemos recordar también que si Margarita no hubiera respondido al señuelo de la Canción de la Joya ella no se habría convertido en una víctima. El punto débil en la defensa estaba después de todo en su propia naturaleza.

Hemos considerado el modus operandi de la sugestión telepática en detalle porque forma la base real de toda clase de ataque oculto. Sea una entidad desencarnada, un ser de otro orden de evolución, un demonio del Foso, o meramente el alma golpeada por el miedo de un amigo egoísta, adhiriéndose a la vida de la forma sin consideración de las consecuencias, en todos los casos el gambito de apertura es el mismo. Hasta que el aura no sea atravesada, no puede haber entrada al alma, y el alma siempre es horadada desde adentro por la respuesta de miedo o de deseo que va hacia afuera hacia la entidad atacante. Si podemos inhibir esa reacción emocional instintiva, el borde el aura permanecerá impenetrable, y será una defensa tan segura contra la invasión psíquica como una piel sana y sin rupturas lo es contra la infección bacteriana.

Sucede a veces, sin embargo, que se ha formado una relación con la entidad atacante en una encarnación anterior, y guarda por lo tanto, como si fuera, la llave del postigo. Tal problema es muy difícil, y se necesita asistencia externa para su solución. La dificultad es aumentada por el hecho de que la víctima es a menudo contraria a que se haga la ruptura, estando ligada a la entidad atacante sea encarnada o desencarnada, por lazos de fascinación, o incluso afecto genuino.

Un caso con el que estaba familiarizada arroja tantísima luz sobre diversos aspectos de interferencia psíquica por almas encarnadas que operan fuera de sus cuerpos, que es de valor el acotarlo largamente.

En el verano de 1926 vi en los periódicos un corto párrafo que describía la muerte de cierto hombre y su mujer, que tuvo lugar a pocas horas una de la otra. Un par de años antes había sido consultada por una amiga de la esposa, que estaba profundamente perturbada por el estado de las cosas, y sospechaba una interferencia psíquica. La esposa, Mrs. C. la llamaremos, había empezado a estar preocupada por pesadillas, despertándose en un estado de miedo intenso, oyendo el eco de palabras amenazantes resonando en sus oídos. Aproximadamente al mismo tiempo el marido Mr. C. desarrolló lo que a primera vista parecían convulsiones epilépticas. Un diagnóstico cuidadoso por especialistas, sin embargo, determinó que, aunque epileptiformes, no eran una verdadera epilepsia. La epilepsia es debida a una tendencia congénita, cuya naturaleza no es comprendida completamente por la ciencia médica, o a alguna injuria o enfermedad del cerebro. En la epilepsia congénita la enfermedad se muestra tempranamente en la vida; en las convulsiones debidas a una enfermedad, hay presentes otros síntomas que pueden ser detectados por un examen físico, tal como cambios en el ojo que son revelados por el oftalmoscopio. El diagnóstico puede por tanto ser establecido definidamente. Más aún, hay un signo seguro por el que una convulsión epiléptica puede ser distinguida con certeza de un ataque histérico o psíquico. En la verdadera epilepsia la orina es evacuada involuntariamente en el curso de la crisis. Este es un signo seguro, y cuando está ausente podemos estar seguros al decir que la crisis no es epiléptica, cualquiera otra cosa que pueda ser. Este es un punto útil para aquellos que tienen que tratar con las patologías que afligen al temperamento psíquico, pues verán numerosos ataques, y tener un método seguro de distinguir los que son de origen orgánico resulta muy útil. No debemos, sin embargo, concluir que todos los casos de tal incontinencia son epilépticos, pues hay muchas otras causas, tanto orgánicas como funcionales.

En el caso de Mr. C. este síntoma cardinal faltaba. Los ataques, más aún, siempre tuvieron lugar en el sueño, y parecía como si fueran más de la forma de una pesadilla severa, lindando con el sonambulismo. Era un curioso factor en el caso que las pesadillas de Mrs. C. siempre anunciaban los ataques de Mr. C.

Estos sucesos mostraban una cierta regularidad cíclica, ocurriendo cerca de una vez al mes. En el caso de una mujer esto sería referido naturalmente al ciclo de veintiocho días de su naturaleza, pero en el caso de un hombre, no aparecía tal explicación, y tuvimos por tanto que buscar otro ciclo de veintiocho días para explicar su periodicidad. El único otro ciclo de este período es el de las fases de la luna.

Estábamos pues enfrentados a una correlación de ataques epileptiformes, que no tenían base orgánica, las pesadillas de una segunda persona, y las fases de la luna. Tenía que encontrarse alguna teoría que resumiera estos tres y explicara su interrelación.

Un sueño es comúnmente el modo primero en el que se dan a conocer las manifestaciones psíquicas, siendo reflejadas las percepciones subconscientes de esta forma en la conciencia.

Es sostenido por muchos ocultistas que la epilepsia congénita, por distinción a la debida a tumores del cerebro, tiene sus raíces en las operaciones de magia negra o brujería en las que el paciente participó en una vida pasada, sea como practicante o como víctima, siendo la crisis una lucha astral con una entidad desencarnada, reflejada en el cuerpo físico por medio del fenómeno bien conocido de la repercusión.

La luna juega una parte muy importante en todas las operaciones ocultas, estando disponibles diferentes corrientes en fases diferentes de su ciclo. Perséfona, Diana y Hécate, aspectos todos de la Luna, son tres personas muy diferentes.

Parecía por lo tanto probable que como la investigación física no había conducido a nada, una investigación psíquica podría rendir frutos. Se llevó a cabo una. Y con los resultados siguientes.

No se discernió nada en absoluto con relaciona Mrs. C. Ella era meramente lo que los juristas llaman un accesorio detrás del hecho. Pero pronto se captó la huella psíquica de Mr. C. y se siguió, y apareció que en su última encarnación había estado asociado con dos mujeres, madre e hija, que habían practicado la brujería en su provecho. La más joven de las dos mujeres había sido su concubina por un corto tiempo. Madre e hija habían pagado el castigo por sus crímenes, pero su compañero masculino había escapado.

El diagnóstico fue como sigue: Es la bruja joven la que está en el fondo del problema. Son sus visitas astrales las que causan los ataques de Mr. C. y las pesadillas de Mrs. C., y se correlacionan con las fases de la luna porque ciertas fases son favorables para la operación que ejecuta, y ella por tanto saca partido de ellas. Queda ahora la pregunta, ¿está ésta mujer en encarnación, o no? Es decir, ¿es hecha la visita de medianoche en un cuerpo astral proyectado por un ser humano viviente, o por un espíritu ligado a la tierra que ha tenido éxito en evadir la Segunda Muerte?

Mrs. C. se había dado por entonces a la confianza de la amiga mutua que estaba interesada por su bienestar, y prestó un rápido oído a la sugestión de que alguna influencia psíquica podría estar al fondo del problema, pues esta explicación coincidía con sus propias intuiciones sobre la cuestión, intuiciones que no se había atrevido a divulgar por miedo al ridículo.

Cuando se la preguntó si podría identificar a alguien en el círculo de los conocidos de su marido que pudiera probar ser la joven bruja, replicó inmediatamente que podía sin dificultad identificar a ambas mujeres, y contó la siguiente y curiosa historia.

Identificaba a la bruja mayor con la madre de su marido, una señora de edad que ocupaba una serie de habitaciones en su casa. Mrs. C. había tenido siempre un horror y una repulsión peculiares por esta vieja criatura inofensiva, aunque admitía que no había bases racionales para ello, y se esforzaba honestamente por cumplir su tarea junto a ella. Tan grande era su horror a la vieja señora que nunca quería permanecer en la casa después de que su marido la hubiera dejado en la mañana para ir a su oficina, sino que se iba a su club si es que no tenía otro compromiso.

Entre los frecuentadores de la casa había una amiga íntima de la vieja Mrs. C., una mujer de peculiar temperamento psíquico, que siempre llamaba madre a la vieja señora, y estaba singularmente apegada a ella. Ella estaba también muy apegada a Mr. C., pero sus sentimientos nunca excedían, exteriormente en cualquier caso, los límites de propiedad, y Mr. C., que estaba apegado sinceramente a su propia esposa, nunca la prestó la más ligera atención, mirándola como la amiga de su madre, y como tal a ser tolerada.

Mrs. C. sin vacilación identificó a Miss X, como la llamaremos, como la joven bruja. Se hicieron entonces investigaciones concernientes a su historia, y se descubrió una historia muy curiosa.

Cuando era una chica joven se había prometido con un hombre que, pronto después de que se anunció el compromiso, había desarrollado una consunción galopante y había muerto después de una corta enfermedad con una hemorragia violenta.

Poco después de esto, la hermana de Miss X. también se prometió, y por una extraña fatalidad su amante compartió la misma suerte, muriendo como murió el otro hombre, en un flujo de su propia sangre.

Pasaron los años, y Miss X. se prometió de nuevo. Pronto el segundo amante cayó enfermo, no, esta vez, con consunción galopante, sino con una forma más dilatada del mal, en la que la hemorragia era el síntoma principal. El parecía ir de hemorragia en hemorragia, y esto continuó por años. Miss X., una mujer de considerable medios privados, tomó una casa, instaló a una tía como rodrigón, y llevó a su novio a vivir allí y ser cuidado por ella. Pronto la tía desarrolló síntomas de enfermedad; parecía estar drenada de toda vitalidad y por algunos días en ciertos momentos quedaba inconsciente, pero nunca se descubrió una causa específica para su enfermedad. Este peculiar hogar continuó durante años, viviendo Miss X. en su gran casa con estas dos criaturas moribundas yendo de ataque en ataque.

Ella era una visitante constante del hogar de los C., tanto durante la vida de la primera esposa de Mr. C. como de su segunda, la amiga de mi amiga. A la muerte de la primera esposa de Mr. C. tuvo grandes esperanzas, se observó, de que las atenciones de él se volvieran hacia ella, pero no lo hicieron; no obstante ella se tragó su desazón,y tuvo éxito en mantener su posición como una amiga íntima de la familia cuando la nueva Mrs. C. vino a presidir la casa.

Se le sugirieron ciertos métodos de protección a Mrs. C., que la ayudaron considerablemente, pero no era posible excluir a Miss X. de su casa debido a su intimidad con la vieja señora. En el curso debido, sin embargo, Mrs. C. tomó una resolución y dijo que no quería tener que ver mas con Miss X. Mr. C. concurrió en esto, pues él había tenido siempre una repulsión por Miss X., y sólo la había tolerado en razón de su madre.

Poco después de esto Mrs. C. empezó a sentirse mal, la indisposición progresó lentamente, hasta que finalmente, aunque no tenía síntomas definidos, se vio obligada a consultar a un doctor en razón de su debilidad en aumento persistente y una sensación de malestar. Se hizo un diagnostico de un cáncer de matriz rápidamente creciente. Se llevó a cabo una operación, que dio un alivio temporal, no se esperaba que hiciera nada más, y ella fue para abajo constantemente.

Hacia el final cayó en la inconsciencia, y al mismo tiempo Mr. C. también se volvió inconsciente, teniendo aparentemente una de sus crisis en el sueño, del que nunca se despertó. Murieron a unas pocas horas uno del otro.

La primera mujer de Mr. C. había muerto también de cáncer de matriz.

Alrededor de este tiempo la tía y el novio de Miss X. murieron a poco tiempo el uno del otro, y lo último que se oyó de Miss X. es que había sido llevada a una casa de cuidados con una severa crisis mental.

Tomado separadamente, cualquiera de los incidentes de esta historia extraña y llena de acontecimientos puede ser justificado, pero tomados conjuntamente hacen una historia curiosa, especialmente cuando se recuerda que sin ninguna información previa una investigación psíquica había apuntado a la existencia de una persona con facultades anormales que estaba interesada en Mr. C.

El cáncer es una enfermedad sobre la que ciertas hipótesis ocultas arrojan un buen montón de luz. Se cree que es una enfermedad del doble etérico, no del cuerpo físico, y que el factor de infección es un "Elemental del Cáncer".

Probar o desaprobar algo concerniente a la anterior historia es imposible, pero la siguiente hipótesis oculta puede explicar mucho. Si no es aceptada esta hipótesis, los lectores pueden encontrar un ejercicio interesante para su ingenuidad en construir otra que explique más satisfactoriamente las circunstancias del caso.

Miss X. retenía subconscientemente el conocimiento y los poderes que habían sido suyos durante la vida anterior cuando estuvo implicada en el culto brujeril. Ella también retenía su pasión por Mr. C., una pasión que, obviamente, no era correspondida. Empleó su poder de proyección del cuerpo astral para visitar a Mr. C. por la noche, durante el sueño. En la ausencia de detalles es imposible decidir claramente si la "crisis" de Mr. C. era una lucha o un abrazo. Podría ser cualquiera de ambos, o podría ser ambos a la vez, una lucha inicial que terminase en un abrazo. Los sueños de Mrs. C. obviamente se relacionaban con la misma visitante astral que causaba los ataques de Mr. C. No hay, desgraciadamente, registro alguno para mostrar en qué fase de la luna tuvieron lugar estos ataques, pero presumiblemente en la fase de Hécate, que es el período de la brujería del mal.

La condición del novio de Miss X. y su tía, y la muerte de su primer amante, apuntan señaladamente hacia el vampirismo. Es difícil creer que un tísico continuase por tantísimos años sin que su enfermedad fuera comprobada o hiciera un progreso definido Es difícil decir qué conexión, si es que había alguna, podía haber entre Miss X. y la muerte del amante de su hermana, pero es una cosa curiosa que tres hombres, asociados con esta malhadada casa como futuros maridos, perdieran sus vidas del mismo modo. Esto, junto con la misteriosa enfermedad de la tía es muy sospechoso. Como se señaló antes, cualquiera de estos incidentes podría ser justificado, pero reunidos exigen reflexión. Es curioso también que Miss X. mantuviera a su novio en su casa y sin embargo no se casara con él, una situación desde todos los puntos de vista con muchos inconvenientes y sin ventajas. Por otro lado, si sus sentimientos estaban fijos sobre Mr. C., y estaba obteniendo visitas astrales satisfactorias naturalmente no querría romper su relación con el hombre al que amaba dándose al hombre que no amaba. Si ella era un vampiro, su motivo para mantener a la tía y al amante en su casa, y en su condición, sería rápidamente explicado. También su crisis, que siguió inmediatamente tras sus muertes.

El hecho de que la primera mujer de Mr. C. muriera de cáncer de matriz no exige por sí mismo un comentario, pero es una cosa curiosa que é¡ perdiera a su segunda esposa de la misma enfermedad. El cáncer no es tan común como todo eso, y en cualquier caso, hay muchos otros sitios disponibles aparte de la matriz. Por otro lado, Diana, uno de los aspectos de la Luna, de la que Hécate, la diosa de las brujas, es otro, preside sobre los órganos reproductores de la mujer.

La enfermedad de Mrs. C. empezó a aparecer poco después de que Miss X. fuera excluida de la casa.

Finalmente, ¿qué diremos concerniente a las muertes de las tres personas más íntimamente asociadas con Miss X. en un corto tiempo una de la otra, y su crisis inmediata? En la ausencia de detalles cualquier conclusión debe ser una adivinanza, pero tenemos buenos apoyos para suponer que las operaciones mágicas de Miss X. fueron acompañadas de algún contratiempo.

Puede decirse que tal teoría es la improbabilidad más salvaje, y que hace violencia a todas las leyes de la evidencia. Téngase, sin embargo, presente que dos años antes de que estas cuestiones acaecieran, fue sospechado el trabajo de una bruja en conexión con los ataques epileptiformes de Mr. C., y fue indicada la naturaleza de su relación con él; e investigaciones posteriores revelaron los curiosos hechos en conexión con la historia y el hogar de Miss X.; nótese también que los acontecimientos que posteriormente ocurrieron son como los que han sido registrados en muchos relatos de juicios de brujas. Es una máxima científica que el poder de predecir el curso de los fenómenos es una buena indicación de la verdad de una teoría.


CAPITULO III

UN CASO DE BRUJERÍA MODERNA

Efecto de la brujería en encarnaciones anteriores.-- Caso de un ataque oculto por una ex-bruja.— Antipatía de los animales hacia ella. —Pesadillas de los otros ocupantes de la casa. Discernimiento psíquico del peligro.— Ataque maníaco.— Método de manejar el caso.— Uso del pentagrama.— Su efecto.— Incidente de la cruz magnetizada. -Temor a los símbolos sagrados.— Su confesión.

La parte jugada por la ex-bruja en el ataque oculto es muy marcada. Una y otra vez las investigaciones de psíquicos independientes apuntan hacia la brujería en una encarnación anterior cuando está a la vista un problema de esta clase. El motivo es casi siempre la venganza, pero hay también buenas razones para creer que la proyección del cuerpo astral tiene lugar involuntariamente durante el sueño, y no es querida deliberadamente por el que ofende. Mucha gente que es en este momento psíquica y sensitiva consiguió su entrenamiento en los aquelarres de la brujería medieval, y por esta razón los ocultistas experimentados son precavidos ante el psíquico natural, por distinción al iniciado con su técnica de psiquismo. Cuando el psiquismo y el desequilibrio mental se encuentran conjuntamente con una disposición malevolente, hay una fuerte presunción de que el culto al Diablo no ha de encontrarse lejos.

Una curiosa serie de sucesos, en los que yo misma fui uno de los actores, arroja un buen montón de luz sobre esta ocurrencia que en modo alguno es insólita. Era en los primeros días de mi interesen el ocultismo, cuando aún estaba comprando mi experiencia por el método caro pero efectivo de meterme en problemas. Trabé conocimiento con una mujer que estaba interesada en cuestiones psíquicas. Era una persona de la más extrema sensitividad a cualquier cosa sucia o fea, fastidiosa en extremo en sus hábitos personales, viviendo casi exclusivamente de alimentos vegetarianos sin cocer, rehusando incluso los huevos como demasiado estimulantes. Aunque no era amante de los animales, era mórbidamente humanitaria, leyendo con gusto esos papeles que dan descripciones lúridas y detalladas de experimentos de vivisección. Si yo hubiese sido más vieja y más sabia hubiera debido reconocer el significado de su ultra-limpieza y su ultra-sensitividad como señalando la aberración de un temperamento sádico —siendo el sadismo una patología de la naturaleza emocional en la que el instinto sexual toma la forma de un impulso por infligir dolor. No habiendo aprendido entonces muchas cosas que ahora sé, consideraba sus características como indicativas de una espiritualidad exaltada.

Por el tiempo en que la conocí ella estaba al borde de una crisis que alegaba ser debida a exceso de trabajo, y estaba muy ansiosa por alejarse de las ciudades y volver a la naturaleza. Yo estaba justo a punto de dejar Londres y hacer mi residencia en las fortalezas arenosas de los eriales de Hampshire. En la inocencia de mi corazón sugerí que ella podría venirse allí y ayudar con las tareas domesticas. La sugestión fue aceptada, y unos pocos días después de mi propia llegada Miss L. se unió a nosotros. Ella parecía bastante normal, se hacía agradable, y era bien querida. Un incidente, sin embargo, a la luz de acontecimientos posteriores, fue significativo. Al salir del antiguo calesín que la había conducido desde la estación, ella inmediatamente fue y dio unas palmadas al caballo todavía más anciano que la trajo. La bestia, usualmente sumida en una apatía de la que era elevada con dificultad, cuando se requería su acción, se galvanizo a la vida ante su toque, como si ella lo hubiese espoleado. Arrojo hacía arriba su cabeza, resopló, y casi volcó el equipaje en la zanja, para asombro de su cochero, que declaró que nunca se le había visto hacer una cosa así antes, y miró a nuestra visitante con malquerencia.

Miss L. sin embargo, parecía bien normal, se hacía agradable, y en cualquier caso se la dio una recepción amistosa por los humanos.

Esa noche fui despertada por una pesadilla, una cosa a la que no estoy sometida usualmente. Luchaba con un peso sobre mi pecho, e incluso después de que la conciencia había retornado completamente, la habitación parecía llena de maldad. Llevé a cabo la simple fórmula de purificación que conocía, y la paz fue restaurada.

Al desayuno, la mañana siguiente, una asamblea de gente legañosa se reunió, quejándose de haber pasado noches perturbadas. Comparamos notas, y encontramos que todos nosotros, unos seis o siete de nosotros, tuvimos similares pesadillas, y procedimos a intercambiar experiencias. El efecto de esto sobre Miss L. fue curioso. Se retorció sobre su silla como si de repente se hubiera puesto al rojo vivo, y dijo con mucho énfasis:

"Estas cosas no deberían ser discutidas, es sumamente insalubre".

Por deferencia a sus sentimientos desistimos. Pero al momento vino a la ventana abierta otro miembro de nuestra comunidad, una mujer que dormía en un cobertizo al aire libre a alguna distancia de la casa. La preguntamos por su salud, como era usual, y replicó que no estaba encontrándose muy bien, pues había dormido mal, y procedió a recontar la misma pesadilla que el resto de nosotros. Más tarde en la mañana, otra señora, que tenía una casa un poco más abajo en la carretera, llegó, y a su vez contó una pesadilla similar.

Estas pesadillas continuaron a intervalos durante los próximos pocos días, afligiendo a diferentes miembros de la comunidad. Eran vagas y nebulosas, y no había nada sobre lo que pudiéramos agarrarnos para fines de diagnóstico, y lo atribuimos a indigestión causada polia versión del panadero del pueblo sobre el pan de la guerra.

Entonces un día tuve una riña con Miss L. Ella había concebido una reunión social para mí; tengo una repulsión constitucional por las reuniones sociales y les doy escasa urbanidad, y eila se quejó amargamente de mi falta de responsabilidad. Cualquiera que sean los pros y los contras del caso, había levantado su resentimiento seriamente. Esa noche fui afligida con la más violenta pesadilla que he tenido nunca en mi vida, despertándome del sueño con el terrible sentido de opresión sobre mi pecho, como si alguien me estuviera empujando hacia abajo, o yaciera sobre mí. Veía claramente la cabeza de Miss L. reducida al tamaño de una naranja, flotando en el aire al pie de mi cama, y haciendo chasquear sus dientes hacia mí. Era la cosa más maligna que yo haya visto nunca.

No asignando todavía significado psíquico alguno a mis experiencias, y estando firmemente convencida de que el panadero local era el responsable, no le conté a nadie sobre mi sueño, considerándolo una de esas cosas que es mejor guardar para uno mismo; pero cuando los miembros de la comunidad llegaron a hablar sobre la cuestión a la luz de acontecímientos posteriores, encontramos que otras dos personas habían tenido experiencias similares.

Una noche o dos más tarde, sin embargo, al llegar el momento de irme a la cama, fui abrumada por un sentimiento de mal inminente, como si algo peligroso estuviera acechando en los matorrales alrededor de la casa amenazando con atacar. Tan fuerte era esta sensación que bajé de mi cuarto y fui todo alrededor de la casa, comprobando los pestillos de las ventanas para asegurarme de que todo estaba seguro.

Miss L. me oyó, y me llamó para saber qué estaba haciendo.

Le conté mis sentimientos.

"Niña tonta", dijo ella, "no es de utilidad encerrojar las ventanas, el peligro no está fuera de la casa sino en ella. Vete a la cama, y estáte segura y echa el cerrojo de tu puerta".

Ella no quiso dar respuesta a mis preguntas excepto para reiterar que debería echar el cerrojo de mi puerta. Esta era la primera noche que tenía que dormir en esa casa, habiendo estado anteriormente en una casucha al lado opuesto de la carretera.

No eché el cerrojo de mi puerta porque la noche era intolerablemente calurosa y la habitación y la ventana eran pequeñas. Hice un compromiso, sin embargo, poniendo un cubo de laca en un punto estratégico en el camino de entrada, confiando en que cualquier intruso caería sobre él y daría la alarma.

Nada ocurrió, y dormí tranquilamente.

A la mañana siguiente, sin embargo, la tormenta estalló. Miss L. y yo estabamos trabajando pacíficamente en la cocina cuando ella de repente cogió un cuchillo de trinchar y empezó a correr tras de mí tan loca como un cencerro. Afortunadamente para mí tenía en mis manos una gran cacerola llena de verduras recien cocidas, y use esta como arma de defensa, y danzamos alrededor de la mesa de la cocina, vertiendo agua de coles caliente en todas direcciones.

Ninguna de nosotras hizo un solo sonido: yo me defendí de ella esgrimiendo la cacerola caliente y tiznada, y ella daba cuchilladas hacia mí con un cuchillo de trinchar desagradablemente grande. En un momento psicológico la cabeza de la comunidad entró. E se dio cuenta de la situación de un vistazo, y la manejó por el método lleno de tacto de regañarnos a ambas imparcialmente por hacer tantísimo ruido y diciéndonos que continuáramos con nuestro trabajo. Miss L. acabo lo que quiera que estuviera haciendo con el trinchante, yo prepare las coles, y el incidente pasó de largo tranquilamente.

Después del almuerzo Miss L. experimento la reacción a su excitación y se fue a su habitación completamente postrada y exhausta. Yo estaba algo perturbada. Aunque estaba acostumbrada a casos mentales, y por lo tanto no tan trastornada por la pelea reciente como cualquier otro lo habría estado, no me agradaba la perspectiva de ser la compañera de casa de una peligrosa lunática que no estaba bajo control de ninguna clase. La cabeza de la comunidad, sin embargo, dijo que no había causa para la alarma, que pronto tendría el caso bajo control. El subió al cuarto de baño, llenó una jabonera con agua del grifo, hizo ciertos pases sobre ella y, mojando su dedo en el agua, procedió a trazar una estrella de cinco puntas sobre el umbral de la habitación de Miss L.

Miss L. no hizo intento alguno de abandonar su habitación hasta cuarenta y ocho horas más tarde, cuando él mismo la sacó fuera.

Tal como había prometido, él pronto la tuvo bajo cuerda. Tuvo varias largas charlas con ella, en las que no estuve presente, y al cabo de unos pocos días una Miss L, muy corregida empezó a dedicarse a sus tareas domésticas de nuevo. Hubo recaídas, y hubo luchas, pero en el curso de unos pocas semanas se volvió relativamente normal, y cuando la volví a encontrar unos dieciocho meses después no hubo reincidencia.

Dos incidentes curiosos ocurrieron durante el período de su tratamiento de manos de este hombre, un adepto si es que alguna vez hubo uno. La casa en la que ella tenía una habitación era una muy antigua, y la puerta delantera era extremadamente maciza. Era asegurada por la noche por dos enormes cerrojos que se extendían a través suyo, una cadena que podría haber amarrado una falúa, y una inmensa cerradura con una llave del tamaño de una trulla. Cuando la puerta se abría en la mañana actuaba como despertador para todo el pueblo. Crujía, gruñía, y rechinaba. Sin embargo noche tras noche vinimos en la mañana a encontrar esta puerta abierta de par en par. Todos dormíamos con nuestras puertas abiertas al rellano. Bajar las viejas y crujientes escaleras era como caminar sobre teclas de órgano. La puerta trasera era moderna, y podría haber sido abierta fácilmente. Las ventanas eran modernas y de la más barata construcción. ¿Quién abría la pesada puerta delantera, y por que?

Intercambiamos recriminaciones varias mañanas al desayuno sobre quién había dejado abierta la puerta la noche anterior, pero nadie pudo ser incriminado nunca de la acusación. Finalmente la cuestión llegó a conocimiento de la cabeza del grupo.

"Pronto le pondré fin a eso", dijo él, y cada noche resellaba la habitación de Miss L. con el pentagrama. No tuvimos más problemas con que la puerta delantera se abriera después de eso.

Mientras él estaba tratando a Miss L. hacía una práctica de sellar el umbral de su propia habitación del mismo modo, sólo que en este caso trazaba el pentagrama apuntando hacia afuera, para impedir a Miss L. que entrara; mientras que cuando sellaba la habitación de ella, ponía su punta hacia adentro, para impedirla salir. Ella no supo esto, ni era muy probable que alcanzase a sus oídos indirectamente, pues él era muy poco comunicativo; yo sólo supe que estaba sellando su propio cuarto porque le vi por casualidad haciéndolo.

No obstante, un día escuché un golpe en mi puerta, y ahí estaba Miss L. con sus brazos llenos de ropa limpia. Me preguntó si sería lo bastante buena para llevarla al cuarto de la cabeza de la comunidad, y guardarla. La pregunté que por qué no lo hacía ella misma, pues sabía que el estaba fuera, y era el trabajo de ella el guardar la ropa. Respondió que había ido a su cuarto con ese fin, pero había una barrera psíquica a través del umbral que la impedía entrar.

Ella también me pidió, en varias ocasiones, meter en mi vestido fuera de la vista una pequeña cruz de plata que yo llevaba habitualmente, pues decía que no podía soportar su vista. Esta cruz la había comprado justo antes de venir a este colegio oculto, y la había llevado a un sacerdote conocido mío para ser bendecida, pues aún no estaba del todo aclarada respecto a la naturaleza del grupo al que me unía, y durante los primeros días de mi asociación con él estaba puesta de puntillas, como si fuera, preparada para una rápida huida. Naturalmente que había mantenido mi propio secreto concerniente a las precauciones psíquicas que había tomado contra mis nuevos amigos, y nadie estaba enterado de que la cruz había sido magnetizada especialmente contra el ataque psíquico. No obstante, la mujer que habría atacado si hubiera podido, sentía su influencia y la temía.

La autosugestión y la imaginación juegan un papel tan grande en las llamadas impresiones psíquicas que uno se muestra reticente a aceptar el testimonio confirmador de un psíquico que sabe lo que se espera de él, pero una reacción espontánea es en mi opinión evidente.

Cuando el tratamiento de Miss L. hubo progresado algún camino hacia su recuperación final, mucha información interesante fue elucidada. Ella nos contó que tenía memorias definidas de tratos con la magia negra en sus vidas anteriores. Esto, dijo, había sido confirmado por varios psíquicos independientes, y yo ciertamente habría estado deseosa de añadir mi testimonio al suyo si se me hubiera preguntado. De niña, solía soñar de día que era una bruja, que quería la muerte o la desgracia de aquellos que la molestaban, y también aseguraba, aunque si esto es verdad o no, no puedo decirlo, que sus deseos eran tan efectivos que se atemorizó y trato de abandonar la práctica. También confesó que tenía el hábito de visualizarse ante gente contra la que estaba furiosa, regañándola, y proyectando fuerza maligna hacia ella. Esto, desde luego, explicaría nuestras pesadillas. Dijo también que había cogido el hábito de atacar a su madre y a su hermana de este modo, y había puesto muy enferma a su hermana, de modo que ellas rehusaban ahora tenerla en la casa. Esta afirmación fue confirmada posteriormente por la madre.

Nos contó que se sentía como si fuera dos personas distintas, siendo su yo normal de inclinación espiritual, intensamente compasivo e idealista. Su otro yo, el inferior, que llegaba a la superficie cuando estaba contrariada, molesta, o muy cansada, era intensamente malicioso y sujeto a paroxismos de odio y crueldad.

Estas características habían sido particularmente señaladas cuando era pequeña. Pero conforme se hizo mayor reconoció lo erróneo de ellas, y su elevado idealismo representaba su esfuerzo por elevarse por encima de ellas. Este esfuerzo era, estoy convencida de ello, honesto; desgraciadamente no siempre tenía éxito.

Ella se refirió al incidente en el que me dijo que echara el cerrojo de mi puerta, y dijo que lo había hecho con la esperanza de proporcionarme alguna medida de protección contra la proyección astral en la que sabía que estaba tentada a condescender.

A primera vista su caso había parecido uno de obsesión, y había sido diagnosticado así por uno o dos miembros de la comunidad, pero un sabio manejo reveló otra cosa.

Este caso revela otro punto interesante en cuanto que, fiel a la tradición de la brujería, ella tenía un horror a los símbolos sagrados. No quería ocupar una habitación donde hubiera un cuadro de un tema religioso. Nada podría inducirla a llevar cualquier pieza de joyería en la forma de una cruz, y le era imposible entrar a una iglesia.

Este caso tiene muchos puntos de interés, especialmente en el hecho de que lo que era aparentemente el caso de una locura bien señalada fue aclarado por métodos ocultos.


CAPITULO IV

PROYECCIÓN DEL CUERPO ETERICO

Proyección etérica. —Experiencia con el cuerpo etérico proyectado de un adepto. —Repercusión. —Elementales artificiales. —Experiencia de la proyección accidental de un hombre-lobo. —Método de su desrucción.

Antes de que podamos dejar el tema del ataque por seres humanos encarnados, debemos considerar el asunto de la proyección etérica. En este caso no sólo está la mente en funcionamiento, sino también algo que es casi físico: suficientemente físico, en cualquier caso, para dejar contusiones en la carne de la víctima, en el mobiliario de alrededor, hacer al menos una cantidad considerable de ruido.

Cuando tales manifestaciones tienen lugar, es obvio que estamos tratando con algo más substancial que la mente, pues aunque la mente puede influenciar a la mente, y a través de ella al cuerpo hasta un grado al que en el estado presente de nuestro conocimiento es difícil ponerle límites, la mente no puede manipular directamente la materia: es decir, no puedes destrozar una ventana por medio de un pensamiento. Debe haber algún vehículo físico que pueda ser manipulado por la mente si es que han de forjarse efectos en el plano físico. El cuerpo viviente es un instrumento así; es manipulado por la mente cada vez que tiene lugar un movimiento involuntario, y las operaciones de la curación espiritual son simplemente una extensión de este principio a los músculos involuntarios y los procesos fisiológicos no dirigidos ordinariamente por la mente consciente. El ocultismo mantiene que la mente afecta al cuerpo por medio del doble etérico, como se le llama, la "mente mortal" de los Christian Scientists. Podemos concluir no sin razón que cuando se produce una acción física a distancia por medios ocultos, se hace empleando este doble etérico.

El doble etérico es primariamente un cuerpo de tensiones magnéticas en el armazón de cuyas mallas toda célula y fibra del cuerpo físico es mantenida como en un bastidor. Pero intermedio entre éste y el cuerpo físico denso tal como lo conocemos, está lo que puede llamarse el material bruto a partir del cual la materia densa se condensa. Este era llamado por los antiguos Hylé, o Primera Materia, y por los modernos Ectoplasma. Es este ectoplasma proyectado el que produce los fenómenos cuandoquiera que hay en cuestión manifestaciones físicas. Puede ser proyectado como largas varas, que operarán hasta una distancia de una docena de pies o así; o puede ser proyectado como un nubarrón nebuloso, conectado con el médium por un tenue hilo. Esta nube puede ser organizada en formas definidas, teniendo la semejanza de la vida y actuando corno vehículo para los deseos conscientes. Hay una gran cantidad de información asequible sobre este tema en la literatura del espiritismo, a la cual puede encontrarse referencia en la bibliografía final de este libro.

El adepto que era la cabeza del colegio oculto al que me he referido anteriormente, y de quien recibí mi primer entrenamiento en el ocultismo, era capaz de ejecutar esta operación, y le he visto muchas veces hacerlo. El se hundía en un trance profundo, después de unos pocos movimiento convulsivos, algo así como un tétanos lento, y perdía entonces unos dos tercios de su peso. He ayudado muchas veces a levantarle, o incluso le he levantado con una sola mano, cuando él estaba en este estado, y no pesaba más que un niño. Un hombre puede fingir muchas cosas, pero no puede fingir su peso. Le he levantado con una sola mano desde el suelo hasta un sofá cuando estaba en este estado. Bien es cierto que estando rígido como un tablón, él era mucho más fácil de manejar que con la forma humana inconsciente ordinaria de flojera; pero hay una cierta proporción entre el peso de un hombre adulto y ia fortaleza de una mujer de un físico corriente.

Lo que pasaba con el peso perdido en estas ocasiones lo descubrí una noche. El había estado enfermo, con algún delirio, y la parte del león del cuidado, especialmente el trabajo de noche, me había correspondido a mí. Llegó un tiempo, sin embargo, en que decidimos que él estaba tan recuperado que era innecesario que alguien se sentase junto a él, así que nos fuimos todos a la cama, por vez primera en varios días. Yo compartía una habitación con otro miembro de la comunidad. Era una cabaña relativamente pequeña en la que estábamos, y nuestras dos camas estaban juntas, lado por lado, justo bajo la ventana abierta sin cortinas. Era el tiempo de la luna llena, y recuerdo que no tuve necesidad de encender una vela para ver mientras me desvestía.

Me dormí enseguida, pues estaba muy cansada. No podía haber estado dormida mucho rato, sin embargo, cuando fui despertada por la sensación de un peso sobre mis pies. Era como si un perro de buen tamaño, digamos, un pastor escocés, hubiera saltado y se hubiera dejado caer en la cama. La habitación estaba inundada con la luz de la luna, y tan brillante como un día, y vi claramente, yaciendo aparentemente cruzado al pie de mi cama, al hombre que habíamos dejado arropado con seguridad para pasar la noche en la habitación de abajo. Era una situación algo embarazosa, y permanecí quieta, reflexionando antes de hacer algo. Yo estaba bien despierta para entonces, como bien puede imaginarse. Concluí que Z., como le llamaré a este hombre, o bien había tenido un retorno del delirio, o estaba caminando dormido. En cualquier caso yo estaba muy ansiosa por devolverle a salvo a la cama de nuevo sin una bulla o una escena. Mi compañera estaba mal del corazón, y no quería que recibiera una impresión; ni quería tampoco que él recibiera una impresión en su débil estado. Tenía miedo de que si despertaba primero a mi compañera de habitación, ella podría gritar, y despertar a Z. de un respingo, con consecuencias desastrosas. Decidí por tanto despertarle suavemente, como siendo el mal menor, y correr el riesgo respecto a ella. Habiendo reflexionado sobre estas cuestiones al menos por varios momentos, tomé finalmente acción. Me senté en la cama y me incliné tranquilamente hacia adelante con la intención de tocarle suavemente en el hombro y despertarle así. A fin de inclinarme hacia adelante, tenía que retirar mis pies de debajo de él, pues estaban atrapados por su peso, que hasta ahora había descansado sobre ellos, pues había tenido cuidado de no agitarme mientras trazaba mi plan de campaña.

Z. era claramente visible a la luz de la luna, vestido aparentemente en su bata, o por eso tomé los dobleces embozados del material que le cubría. Tanto su cara como su envuelta parecían gris y sin color a la luz de la luna, pero no había duda ninguna en mi rnente respecto a su solidez, pues no sólo podía verle, sino que podía sentir su peso descansando sobre mis pies. Pero en el momento en que me moví, él se esfumó, y yo me quedé mirando anonadada el suave pliegue de las sábanas en el extremo de la pequeña cama de campo en la que yacía. Fue entonces, y sólo entonces, que realicé que el me había parecido gris y descolorido, mas como un esbozo sombreado a lápiz que como un ser humano de carne y sangre.

Le pregunté por este incidente en la mañana, pero dijo que no lo recordaba; él había estado soñando los sueños inquietos y fragmentados de un hombre enfermo, pero no podía recordarlos.

Este, desde luego, no fue en modo alguno un ataque oculto, sino más bien una visita de un amigo, que había llegado a apoyarse en mí en el curso de su enfermedad, y vino instintivamente a mí por consuelo cuando su debilitada condición impedía retener su control normal sobre sus actividades psíquicas. No obstante, sirve para ilustrar lo que podría haberse hecho si la forma etérica que me visitó hubiera estado energetizada por una voluntad maligna. Puede explicar la naturaleza de la sensación de peso que oprime a las víctimas de un cierto tipo de pesadillas.

He oído de mas de un caso en el que se encontraron contusiones que recordaban huellas de dedos en las gargantas de gente que había sido víctima de un ataque astral. Nunca he visto realmente tales contusiones por mí misma, pero se me ha contado por gente que las ha tenido, o las ha visto. Es un hecho bien conocido que si un ocultista, funcionando fuera del cuerpo, se encuentra con alguna desavenencia en el plano astral, o si su cuerpo sutil es visto, y golpeado o atacado, el cuerpo físico rnostrará las marcas. Yo misma he encontrado muchas veces contusiones curiosamente dispuestas sobre mi cuerpo después de una escaramuza astral. El mecanismo de la producción de tales marcas debe ser, pienso, de la misma naturaleza que el que produce los estigmas de los santos y las curiosas huellas e hinchazones físicas que se ven a veces en los histéricos —la mente, poderosamente excitada, afecta al doble etérico, y el doble etérico actúa sobre las moléculas físicas sostenidas en sus mallas. Me atrevo a profetizar que los próximos avances de la medicina estarán ligados al conocimiento de la naturaleza y función del doble etérico.

El siguiente tipo de ataque psíquico que debemos considerar es el conducido por medio de elementales artificiales. Estos se distinguen de las formas de pensamiento por el hecho de que, una vez formulados por la mente creativa del mago, poseen una vida definida e independiente por sí mismos, aunque estén condicionados estrictamente en su naturaleza por el concepto de su creador. La vida de estas criaturas es semejante a la de una batería eléctrica: se descarga lentamente por medio de la irradiación, y a no ser que se recargue periódicamente, finalmente se debilitara y morirá. Toda la cuestión de hacer, cargar, recargar, o destruir estos elementales artificiales es importante en el ocultismo práctico.

El elemental artificial se construye formando una imagen definida, en la imaginación, de la criatura que se pretende crear, animándola con algo del aspecto correspondiente del propio ser de uno, e invocando luego en ella la fuerza natural apropiada. Este método puede usarse tanto para el bien como para el mal, y los "ángeles guardianes" se forman de este modo. Se dice que las mujeres moribundas, preocupadas por el bienestar de sus niños, frecuentemente los forman inconscientemente.

Yo misma tuve una vez una experiencia extremadamente repugnante en la que formulé accidentalmente un hombre-lobo. Desagradable como fue el incidente, pienso que puede ser conveniente darlo públicamente, pues muestra lo que puede pasar cuando una naturaleza insuficientemente disciplinada y purificada está manejando fuerzas ocultas.

Había recibido un serio daño de alguien a quien, a un coste considerable para mí, había ayudado desinteresadamente, y estaba amargamente tentada de desquitarme. Yaciendo en mi cama descansando una tarde, estaba cobijando mi resentimiento, y mientras reflexionaba así, me deslice hacia los límites del sueño. Vino a mi mente el pensamiento de arrojar toda restricción y actuar salvajemente. Los antiguos mitos nórdicos surgieron ante mí, y pensé en Fenris, el horror Lobo del Norte. Inmediatamente sentí una curiosa sensación de extracción desde mi plexo solar, y allí se materializó junto a mí en la cama un gran lobo. Era una forma etoplásmica bien materializada. Como Z., era gris y descolorida y, como él, tenía peso. Podía sentir claramente su espalda presionando contra mí conforme yacía a mi lado en la cama como podría hacerlo un gran perro.

Yo no sabía nada del arte de hacer elementales en ese tiempo, pero había tropezado accidentalmente con el método correcto —el incubar una emoción altamente cargada, la invocación de la fuerza natural apropiada, y la condición entre el sueño y el despertar en la que el doble etérico se expulsa rápidamente.

Estaba horrorizada con lo que había hecho, y sabía que estaba en un callejón sin salida y que todo dependía de que conservase mi cabeza. Había tenido la suficiente experiencia del ocultismo práctico como para saber que la cosa que había invocado a la manifestación visible podía ser controlada por mi voluntad siempre que no tuviera pánico; pero que si perdía mi sangre fría y ella se ponía por encima, tenía un monstruo de Frankestein con el que entendérmelas.

Me agité ligeramente, y la criatura evidentemente objetó a ser perturbada, pues volvió su largo hocico hacia mí por encima de su hombro, y gruñó, mostrando sus dientes. ¡Ahora sí que le había "dado cuerda" apropiadamente!; pero sabía que todo dependía de que yo consiguiese la prevalencia y la mantuviese, y que la mejor cosa que podía hacer era combatirlo ahora, porque cuanto más tiempo permaneciese en existencia la Cosa, más fuerte se haría, y más difícil sería desintegrarla. Así que hinqué mi codo en sus peludas costillas ectoplásmicas y le dije en voz alta:

"Si no sabes comportarte, tendrás que irte al suelo", y lo empujé fuera de la cama.

Abajo se fue, manso como un corderito, y cambió de lobo a perro, para mi gran alivio. Entonces el rincón norte de la habitación pareció desvanecerse, y la criatura se marchó a través de la hendidura.

Yo estaba lejos de estar contenta, sin embargo, pues tenía la impresión de que esto no era el fin de ello, y mi impresión fue confirmada cuando a la mañana siguiente otro miembro de mi casa relató que su sueño había sido molestado por sueños de lobos, y que se había despertado en la noche para ver los ojos de un animal salvaje brillando en la oscuridad en el rincón de su cuarto.

Ahora, completamente alarmada, salí a pedir consejo a uno al que siempre he considerado como mi instructor, y se me dijo que había hecho esta Cosa a partir de mi propia substancia por pensamientos de venganza y que era realmente una parte de mí misma expelida, y que debía a toda costa volverla a llamar y reabsorberle dentro de mí, renunciando al mismo tiempo a mi deseo de "ajustar cuentas" con la persona que me había injuriado. Curiosamente, justo en este momento vino una oportunidad sumamente efectiva de "ajustar" con mi antagonista.

Afortunadamente para todos los implicados, tenía el suficiente sentido común para ver que estaba en una encrucijada, y que si no era cuidadosa tomaría el primer paso sobre el Sendero de la Izquierda. Si me aprovechaba de la oportunidad de dar expresión práctica a mi resentimiento, la forma-lobo nacería a una existencia independiente, y habría un mal que pagar, tanto literal como metafóricamente. Recibí la impresión definida, y las impresiones son cosas importantes en cuestiones psíquicas pues representan a menudo conocimiento y experiencia subsconsciente de que una vez que el impulso de lobo hubiera encontrado su expresior en la acción, la forma-lobo cortaría el cordón umbilical que la conectaba con mi plexo solar, y ya no me sería posible asorberla.

La perspectiva no era agradable. Tenía que olvidar mi bien querida venganza y permitir que se me hiciera un daño sin defenderme, y también tenía que invocar y absorber una forma-lobo que, para mi conciencia psíquica en cualquier caso, parecía desagradablemente tangible. Y no era una situación en la que pudiera pedir ayuda o esperar mucha simpatía. Sin embargo, tenía que ser encarada, y sabía que con cada hora de la existencia de la Cosa sería mas difícil tratar con ella, así que hice la resolución de dejar que la oportunidad de venganza se deslizara entre mis dedos, y al primer crepúsculo invoqué a la Criatura. Vino a través del rincón norte de la habitación de nuevo (posteriormente aprendí que el norte era considerado entre los antiguos como el cuarto del mal), y se presentó sobre el felpudo de la chimenea en una forma bien mansa y domesticada. Obtuve una excelente materialización a media luz, y pudría haber jurado que había un gran Alsaciano ahí mirándome. Era tangible, incluso en el olor de perro.

Desde él hasta mí se extendía una oscura línea de ectoplasma, un cabo estaba adherido a mi plexo solar, y el otro desaparecía en la velluda piel de su panza, pero no podía ver el punto verdadero de adhesión. Empecé, por un esfuerzo de la voluntad y de la imaginación, a extraer la vida de él a lo largo de este cordón de plata, como si chupase limonada por una paja. La forma-lobo empezó a desvanecerse, el cordón engrosó y se hizo más substancial. Un violento cataclismo emocional se levanto en mí; sentía los más furiosos impulsos de actuar salvajemente y desgarrar y hacer pedazos cualquier cosa y cualquier persona que tuviese a mano, como el Malayo sediento de sangre. Conquisté este impulso con un esfuerzo, y la tormenta decayó. La forma-lobo se había desvanecido ahora en una neblina gris aforme. Esta fue absorbida también a lo largo del cordón de plata. La tensión se relajó y me encontré bañada en sudor. Eso, hasta donde sé, fue el fin del incidente.

Había tenido una aguda lección, y una altamente instructiva. Puede no ser convincente para otra gente, debido a la falta de evidencia corroborante, pero era extremadamente evidente para mi, y la registré por lo que pueda servir para aquellos que, teniendo conocimiento personal de estas cosas, pueden ver su significado.

Es un punto curioso que, durante las breves veinticuatro horas de la vida de la Cosa, se presentó la oportunidad para una venganza efectiva.


CAPITULO V

VAMPIRISMO

Se supone que el vampirismo ha muerto.— Curioso efecto de ciertas personas sobre sus asociados.— Efecto de las mismas personas sobre las baterías eléctricas.— Relaciones mórbidas.— Complejo de Edipo.— Parasitismo psíquico.— Los Berberlangs.— Descripción de un caso de vampirismo.— Necrofilia en el Frente Occidental.— Vampirismo en la Europa del Sudeste.— Contagio del vampirismo.— "Mordeduras de mosquito'' anormales.— Dónde buscar huellas de vampiro.— Los dientes característicos de los vampiros.

El supuesto vampiro ha sido siempre un carácter popular en cuentos de misterio e imaginación. Hay una literatura considerable concerniente a sus actuaciones, desde la famosa novela Drácula hasta los estudios serios de los juicios de brujas medievales, para lo que se refiere al lector a la bibliografía al final del libro. En estas páginas, sin embargo, no deseo procurarme evidencia de segunda mano, ni incidentes que tuvieron lugar en otros siglos y bajo condiciones primitivas, pues podría argüirse que con el paso de tales condiciones fuera de nuestro medio, el problema del vampirismo, como el problema del tifus, se ha ido también, y no necesita preocuparnos. Por mi propia experiencia soy de la opinión, sin embargo, de que esto no es así, y que la condición peculiar que los antiguos llamaban vampirismo puede dar cuenta de ciertas formas de trastorno mental y de la mala salud física asociada con ellas.

Cuando el psicoanálisis fue introducido por vez primera en Inglaterra yo acometí el tema, y me convertí en estudiante, y finalmente en instructora en una clínica que se fundó en Londres. Nosotros los estudiantes fuimos pronto sorprendidos por el hecho de que algunos casos eran extremadamente exhaustivos de tratar. No es que fueran problemáticos, sino que simplemente "nos vaciaban", y nos dejaban sintiéndonos como guiñapos fofos al final de un tratamiento. Algo sucedió para mencionar este hecho a una de las enfermeras ocupada del departamento eléctrico, y ella nos contó que los mismos pacientes igualmente "vaciaban" las máquinas eléctricas y que podían absorber los más sorprendentes voltajes sin mover un cabello.

En el mismo sitio, en el curso de mi trabajo psicoanalítico, me crucé con un número de casos en que existía un apego mórbido entre dos personas, lo más común madre e hija, o dos mujeres amigas; a veces también entre madre e hija y en un caso que encontré socialmente, entre un hombre y una mujer. Era siempre el negativo de la pareja el que venía a por tratamiento, y éramos capaces de beneficiarles considerablemente por medios psicoterapéuticos. Ellos siempre me mostraban el mismo complejo de síntomas, un temperamento sensitivo, una complexión pálida forma gastada y debilidad general, sensación de debilidad, y se fatigaban fácilmente. Eran también invariablemente altamente sugestionables, y eran por lo tanto fáciles de manejar. Consiguientemente, éramos usualmente capaces de conseguir buenos resultados bastante rápidamente en tales casos.

El punto curioso, sin embargo, era que la ruptura de la relación mórbida causaba una señalada perturbación e incluso un semicolapso dei asociado dominante en la alianza. Encontramos que era necesario insistir en una separación si es que había de efectuarse una cura, y la separación invariablemente era desagradada muy activamente por el asociado dominante.

Por aquel tiempo yo lo explicaba todo en términos de la psicología freudiana, pero incluso así, no podía evitar el estar impresionada por el curioso efecto que tenía una separación sobre la persona que no se suponía que estaba enferma, y que conforme una iba para arriba, la otra ibapara abajo.

Soy de la opinión de que lo que Freud llama complejo de Edipo no es del todo un asunto unilateral, y que el "alma" del padre está extrayendo la vitalidad psíquica del niño. Es curioso el aspecto que presentan los casos de Edipo de edad, y hasta qué punto son pequeños hombres y mujeres viejos cuando niños. Nunca tienen una infancia normal, sino que siempre son mentalmente maduros para sus años. Persuadí a varios pacientes para que me mostraran fotografías de ellos mismos cuando eran niños, y fui impresionada por la expresión envejecida, preocupada, de las caras infantiles, como si hubieran sabido de todos los problemas y cargas de la vida.

Sabiendo ño que sabemos del!a telepatía y el aura magnética, no me resulta sin razón el suponer que, en algún modo que aún no comprendemos enteramente, el asociado negativo de tal relación está "cortándose" sobre el asociado positivo. Hay un derramamiento de vitalidad en marcha, y el asociado dominante está lamiéndola más o menos conscientemente, si es que no realmente chupándola.

Tales casos no son en modo alguno inusuales, y se aclaran rápidamente cuando la víctima es separada del vampiro. Cuandoquiera que hay un registro de un lazo estrecho y dominante entre dos personas con la desvitalización de una de ellas, es un buen plan el recomendar una separación temporal y observar los resultados.

Tales casos como éstos, sin embargo, pueden ser descritos más justamente como parasitismo que como vampirismo. Tal parasitismo psíquico es extremadamente común, y explica muchos problemas psicológicos. No perseguiremos el tema en estas páginas, sin embargo, pues está fuera del alcance de nuestra investigación presente, y se menciona meramente con fines ilustrativos. El vampirismo, tal como se entiende generalmente, es una cuestión muy diferente, y haremos bien en reservar el término para aquellos casos en los que el ataque es deliberado, aplicando el término parasitismo a los casos en los que es inconsciente e involuntario.

En mi opinión, el verdadero vampirismo no puede tener lugar a no ser que haya poder para proyectar el doble etérico. Todos los registros de vampirismo que tenemos dan un relato de algo mucho más tangible, que una querencia. En Europa Occidental la concurrencia parece ser relativamente rara en tiempos modernos, pero en la Europa del Este y en países primitivos parece no ser en modo alguno inusual, y en libros de viajes aparecen innumerables casos bien autentificados.

El Comandante Gould, en su extremadamente interesante libro, rarezas, da un relato de vampirismo entre los Berberlangs de las Islas Filipinas. Su relato está basado en un ensayo impreso en la Revista de la Sociedad Asiática, Vol. LXV, 1896. Estas desagradables gentes, de acuerdo con Mr. Skertchley, el autor del articulo que acota el Comandante Gould, "son caníbales, y deben comer ocasionalmente carne humana o morirán... Cuando sienten la apetencia de una comida de carne humana se van a la hierba y, habiendo escondido cuidadosamente sus cuerpos, sostienen su aliento y caen en trance. Sus cuerpos astrales son liberados entonces. Ellos vuelan lejos y, entrando en una casa, entran en el cuerpo de uno de sus ocupantes y se alimentan de sus entrañas.

"Puede oírse a los Berberlangs cuando vienen, pues hacen un ruido quejumbroso, que es elevado en la distancia y muere en un débil gemido conforme se aproximan. Cuando están cerca de ti, puede oírse el sonido de sus alas, y pueden verse las centelleantes luces de sus ojos danzando como moscas de fuego en la oscuridad"

Mr. Skertchley declara que él mismo vio y escuchó pasar un vuelo de Berberlangs, y al visitar al día siguiente la casa en la que les vio entrar halló al ocupante muerto sin ningún signo externo de violencia.

Comparad el relato de Mr. Skertchley de los Berberlangs tumbados en la larga hierba arrojándose en trance con el relato de Mr. Muldoon de "La Proyección de! Cuerpo Astral", con el que todo estudiante de ocultismo debería estar familiarizado, pues es indudablemente un clásico de la literatura oculta, siendo un relato práctico de experiencias ocultas e instrucciones detalladas de cómo ir y hacer lo mismo.

Pero para volver más cerca de casa. En el curso de mi experiencia de los desviaderos de la mente humana, que, por la naturaleza de mi trabajo ha sido, como el conocimiento de Sam Weller de Londres, extensa y peculiar, sólo he conocido de un caso de vampirismo genuino, de acuerdo con el sentido en el que utilizo el término, y éste no fue uno de mis propios casos, aunque conocía a las personas implicadas, sino que me fue transmitido por mi instructor original, al que ya me he referido en conexión con el caso de la buena señora que me perseguía con un cuchillo de trinchar. He usado los hechos de este caso como terreno de trabajo para una de las historias en Los Secretos del Dr. Taverner, pero los hechos reales son tales que serían inadecuados para una obra que se supone destinada a entretener.

Por aquel tiempo estaba haciendo yo las tutorías en psicología anormal en la clínica de la que he hablado, y supervisando el trabajo de los otros estudiantes; una de ellas me pidió consejo concerniente a un caso que le había venido en la práctica privada, el caso de un joven cerca de los veinte, uno de esos tipos degenerados pero intelectual y socialmente presentables que frecuentemente se cosechan en viejas familias cuya sangre es demasiado azul para ser saludable.

Este muchacho fue llevado como huésped a un piso que la estudiante compartía con otra mujer, y pronto empezaron a ser preocupados con curiosos fenómenos. Aproximadamente a la misma hora cada noche los perros de las vecindades empezaban un furioso alboroto de ladrar y aullar, y unos pocos momentos después la ventana francesa que conducía al mirador se abría. No importaba cuan a menudo llamaron al cerrajero, ni cómo la empalizaban, se abría en el momento señalado, y una corriente fría barría el piso.

Este fenómeno tuvo lugar una noche en que el adepto, Z., estaba presente, y él declaró que había entrado una entidad invisible desagradable. Apagaron las luces, y fueron capaces de ver un mortecino refulgir en el rincón que él había indicado, y cuando pusieron sus manos sobre este refulgir, sintieron una sensación de hormigueo tal como la que se experimenta cuando se ponen las manos en agua cargada eléctricamente.

Entonces comenzó una poderosa persecución del fantasma arriba y abajo del piso, y la presencia fue finalmente arrinconada y despachada en el cuarto de baño. He representado el incidente algo más pintorescamente en mi cuento, pero los hechos esenciales son los mismos. El resultado de despachar esta entidad fue una señalada mejora en la condición del paciente, y la elucidación de la siguiente historia.

El muchacho, al que llamaremos D., tenía el hábito de ir a sentarse junto a un primo que había sido devuelto inválido a casa desde Francia sufriendo de un supuesto golpe de granada. Este joven era otro vástago de una cepa gastada, y se divulgó que había sido cogido con las manos en la masa en esa desagradable perversión conocida como necrofilia. De acuerdo con la historia sonsacada a los padres de D., este vicio no era infrecuente en ciertos sectores del Frente, como tampoco lo eran los ataques sobre hombres heridos. Las autoridades estaban tomando drásticos pasos para acabar con ello. Debido a la influencia familiar el primo de D. fue capaz de escapar al encarcelamiento en una prisión militar, y fue puesto al cuidado de su familia como un caso mental, y le pusieron al cargo de un enfermero. Era mientras el enfermero tenía el tiempo libre que al desgraciado joven D. se le empleaba desencaminadamente para sentarse junto a él. También resultó que las relaciones entre D. y su primo eran de una naturaleza viciosa, y en una ocasión él mordió al muchacho en la nuca, justo por debajo de la oreja, extrayendo realmente sangre.

D. había estado siempre bajo la impresión de que algún "fantasma" le atacaba durante sus crisis, pero no se había atrevido a decirlo por temor a ser considerado loco.

Cuál podía haber sido el porcentaje exacto de suciedad neurótica, vicio, y ataque psíquico, es difícil de decir, ni es sencillo decidir cuál era la causa predisponente que abrió la puerta a todo el problema, pero una cosa se hallaba clara para todos los observadores: que con el despachado del visitante psíquico, no sólo se aclaró inmediatamente la condición de D., sino que después de una breve y aguda crisis el primo también se recobró. El método de despachado usado por el adepto Z., era prender a la entidad dentro de un círculo mágico, de modo que no pudiera salir, y entonces absorberla dentro de sí por la compasión. Conforme completaba la operación, caía hacia atrás inconsciente. Era, de hecho, el mismo método sobre el que se me había instruido para usar al tratar con mi hombre-lobo, pero es una tarea mucho más formidable el absorber y transmutar la proyección de otra persona que absorber la propia de uno, y sólo podría haber sido realizado por un iniciado de un grado muy alto, lo que Z. era indudablemente.

Su opinión concerniente al caso, aunque no había manera de obtener confirmación independiente de esto, era que algunas tropas de la Europa del Este habían sido llevadas al Frente Occidental, y entre éstas habían individuos con el conocimiento tradicional de la Magia Negra por el que la Europa del Sudeste ha gozado siempre de una siniestra reputación entre los ocultistas. Esta gente, al ser muerta, sabía cómo evitar ir a la Segunda Muerte, es decir, la desintegración del Cuerpo Astral, y se mantenía a sí misma en el doble etérico vampirizando a los heridos. Ahora bien el vampirismo es contagioso; la persona que es vampirizada, siendo vaciada de vitalidad, es un vacío psíquico, absorbiendo ella misma de cualquiera con quien se cruce a fin de rellenar sus recursos vacíos de vitalidad. Ella pronto aprende por experiencia los trucos de un vampiro sin realizar su significado, y antes de que sepa dónde está, es todo un vampiro por sí misma, vampirizando a otros. El alma ligada a la tierra de un vampiro se adhiere a veces permanentemente a un individuo si tiene éxito en hacer de él un vampiro que funciona, extrayendo sistemáticamente su nutrición etérica de él, pues, ya que él está a su vez re-supliéndose a sí mismo a partir de otros, no morirá de exhaustión como lo hacen ordinariamente las víctimas de los vampiros.

Z. era de la opinión de que el primo de D. no era el vampiro primario en el caso, sino que él mismo era una víctima. Siendo un joven de moral inestable, pronto adquirió los trucos del vampiro, y el alma apegada a la tierra de algún mago Magiar le explotaba. A través de su acto de morder y extraer sangre del cuello de su primo, esta entidad se transfirió al joven D., prefiriendo nuevos pastos para los recursos vacíos de su víctima anterior. Probablemente alternaba entre los dos, pues no estaba constantemente con D.

Que hizo exactamente Z., no lo sabemos, pues él era extremadamente reservado concerniente a sus métodos, pero a la luz del conocimiento posterior imagino que absorbió la energía etérica del alma ligada a la tierra, y la privó por tanto de sus medios de resistirse a la Segunda Muerte. El conducir meramente al alma que se resiste hasta el Salón del Juicio de Osiris habría implicado dejar detrás un cuerpo astral, el cual por algún tiempo habría continuado dando problemas.

Puede ser interesante notar en conexión con este caso que durante el tiempo en que Miss L. estuvo en el colegio oculto en Hampshire tuvimos algunos sucesos bien curiosos. Hubo un estallido entre nosotros de unas "picaduras de mosquito" extremadamente malas. Las mordeduras en si no eran venenosas, pero las punzadas eran de tal naturaleza que sangraban libremente. Recuerdo levantarme una mañana para encontrar una mancha de sangre del tamaño de la palma de mi mano sobre la almohada; había salido aparentemente de una pequeña puntada justo por debajo del ángulo de la quijada. Varios otros tuvieron experiencias similares. Nunca he visto nada igual, ni antes ni después de eso, ni ocurrió de nuevo después de que Miss L. se marchó.

No se lo conté al adepto Z. en aquel momento, y posteriormente, cuando me acordé del incidente y lo mencioné, la oportunidad de investigar se había escapado. El expresó la opinión de que era el trabajo de un vampiro, y citó casos similares con los que se había encontrado en el curso de su experiencia. Dijo que había visto casos en África en los que la víctima se había quedado tan sin sangre que sólo con dificultad podía obtenerse un espécimen de sangre para hacer un examen, pues apenas podía inducírsela a fluir del debilitado tejido.

Nada podía hacerse por tales casos por la ciencia médica. Van muriéndose por pulgadas, y sin embargo no puede ser demostrada ninguna enfermedad orgánica. No obstante, su apariencia es la de una persona que sucumbe por hemorragias repetidas.

Cuando se sospecha del vampirismo, la cosa a hacer es ir sobre el cuerpo de esa persona pulgada a pulgada con una lupa poderosa, y la búsqueda será probablemente recompensada por el descubrimiento de numerosas punzadas diminutas, tan diminutas que no son descubiertas por un examen con el ojo desnudo a no ser que se revelen infectándose y supurando, cuando son usualmente confundidas con mordeduras de mosquitos. Son mordeduras con todas las de la ley, pero no las de un insecto. Los lugares en donde buscarlas son alrededor del cuello, especialmente bajo las orejas; en la superficie interna de los antebrazos; en los lóbulos de las orejas; en los dedos de los pies y, en una mujer, sobre los pechos.

Se dice que una persona con tendencias de vampiro desarrolla unos dientes caninos anormalmente largos y agudos, y yo misma he visto un caso así, y era una vista curiosa. Los dos dientes caninos, la pareja que viene entre los incisivos y los premolares, eran por los menos más largos que la mitad de los otros, y terminaban en puntas de la agudeza de una aguja.

El verdadero vampirismo en la Europa Occidental parece ser raro, pero Z. era de la opinión de que muchos casos obscuros de debilidad tropical en los que la anemia jugaba una parte prominente, podrían ser atribuidos a esta causa.


CAPITULO VI

ENCANTAMIENTOS

Interferencia por almas ligadas a la tierra.— Caso del borracho muerto que envolvía a su esposa.— Caso del amante muerto que causaba la proyección astral de su novia.— Atmósferas de pensamiento.— Ejemplo de miedo al escenario.— Caso de obsesión por la atmósfera dejada detrás por un borracho vivo.— Cómo distinguir entre atmósferas y entidades. —Obsesión por un suicida lunático. — Fenómenos conectados con el caso de obsesión por un Ocultista Negro.-- Vampirismo. —Fenómenos de poltergeist.— Estallidos de fuego.— Método de manejarlo.— Elucidación subsiguiente.— Fuerzas evocadas por la magia ritual.— Su efecto sobre visitantes casuales.-- Fuerzas evocadas por rituales cristianos.— Encantamientos de vicarías.— Objetos magnetizados por el ceremonial.— Incidente de las cruces consagradas.— La curiosidad espúrea.— Incidente del altar en la habitación de moldes en el Museo Británico.— Tipos de atmósfera en las diferentes habitaciones del Museo Británico.— La maldición de la momia.— Reverencia por los objetos sagrados de otra fe.— Dugpa Buddhas.— Incidente en conexión con una estatua del Buddha.— Formas de pensamiento malignas que retornan a su remitente.— Las alucinaciones del loco son formas de pensamiento proyectadas.

Hay dos formas de "encantamiento" que han de considerarse, el que es debido a un alma desencarnada que interfiere con una persona particular, y el que es debido a las condiciones prevalecientes en un lugar particular, y que afecta a cualquier persona lo suficientemente sensitiva que resulte ir allí. Excepto en casos en que la influencia es excepcionalmente fuerte, la persona no sensitiva es inmune. Para percibir un "encantamiento" uno necesita, como regla general, ser ligeramente psíquico; es por esta razón que los niños, los Celtas y las razas de color sufren severamente de tales interferencias, y el estólico tipo nórdico es relativamente inmune, y, en menor grado, el Latino vividor, materialista y escéptico.

Consideremos primero de todo la cuestión de la interferencia por un alma desencarnada. Se notará que uso el término "interferencia" y no "ataque". La perturbación no necesita ser necesariamente un ataque, no más que el hombre ahogándose que se abalanza sobre su rescatador y le arrastra hacia abajo está motivado por la malicia. La entidad que está causando el problema puede ser un alma que se halla ella misma en angustia en los Planos Internos, y es demasiado ignorante de las condiciones post-mortem para saber del daño que está haciendo agarrándose tan desesperadamente a los vivos. Es por esta razón que es de valor la amplia diseminación de la enseñanza Espiritista, pues ayuda a aliviar la tensión entre este mundo y el siguiente.

Hasta donde mi experiencia me alcanza, estoy inclinada a pensar que la malevolencia deliberada es rara; pero este abalanzamiento presa del pánico no es inusual, y explica por qué el superviviente de una pareja pasa a veces a través de experiencias muy desagradables después de la muerte del compañero. Hay también casos, aunque más raros, en los que un alma que tiene algún conocimiento oculto pero que está ligada fuertemente a la tierra por deseos sensuales, usa una curiosa forma de relación a fin de gratificar esos deseos a través del cuerpo físico de otro.

Hay innumerables casos de ambos de estos tipos de interferencia astral en la literatura oculta y espiritista, pero puesto que estoy confinándome a casos dentro de mi propia experiencia, no los citaré, sino que melimitare a relacionar la literatura del tema en la bibliografía.

Una de mis conocidas perdió, tras larga enfermedad, a su marido al queestaba muy unida, pero del que mucha gente habría pensado que estaba bien desapegada, pues por muchos años había sido adicto a la bebida, y murió finalmente después de una larga enfermedad durante la, cual fue mantenido bajo morfina por periodos prolongados, tomando enormes cantidades. Era un hombre de disposición intensamente maligna y egoísta, y murió impenitente. Ella, sin embargo, durante el curso de su postrera enfermedad, cuando, estando postrado en cama, ya no podía hacer más daño, eligió idolatrarle, y tan pronto como estuvo bien muerto, lo canonizó como el santo de la familia. Ella estaba interesada por el ocultismo y tenía el hábito de practicar la meditación e invocar a los Maestros. A pesar de todo consejo en contra, empezó a intentar entrar en contacto psíquico con su marido, invocándolo como su guía. Como muchos otros hombres de disposición sensual, él se había agarrado desesperadamente a la vida, permaneciendo en articulo morrtis durante días. Afortunadamente para todos los implicados, había sido posible persuadirla para incinerar sus restos, pero a pesar de toda persuasión ella trajo todas las pertenencias de él desde la clínica en que había muerto y las guardó en su habitación, e hizo un pequeño altar alrededor de su fotografía y lo usó como el foco de sus meditaciones.

La última enfermedad había sido larga y penosa, y ella había estado viviendo al final de un hilo telefónico, en un estado de ansiedad constante durante semanas, pero no había tenido ningún esfuerzo físico, así que no había nada físico que diera cuenta de la seria enfermedad que siguió cuando la tensión había pasado. Pronto fue observable que ella, que había tenido previamente una disposición muy amable y gentil, estaba cambiando gradualmente, de modo que no sólo en temperamento, sino en la expresión facial, estaba volviéndose como su esposo fallecido. A continuación vino una cosa curiosa. Su esposo había muerto de una lesión espinal inflamatoria que no causaba dolor en el lugar del problema, pero sí intenso dolor en los nervios que surgían de la espina en ese punto, de modo que el dolor fue referido a una distribución particular en las mano s y los brazos, más sobre un lado que sobre el otro. La señora desarrolló una severa neuritis que correspondía exactamente en su distribucion con los síntomas de su esposo fallecido.

Otro caso ilustrativo es el de Miss E., cuyo novio fue muerto durante la Guerra. Ella dice en una carta escrita a la persona a la que consultó con relación a su problema:

"Fui capaz de elevarme por encima de la pérdida y la separación en aquel tiempo, pero seis meses después sufrí una crisis nerviosa, y desde entonces he estado afectada por nervios débiles. Durante los últimos dos meses he estado teniendo experiencias muy extraordinarias que me están causando mucha perplejidad y me están volviendo inútil para el trabajo. Es una experiencia nocturna y no ha ocurrido nunca durante el día. Después de que me he dispuesto para dormirme siento que gradualmente mi cuerpo está perdiendo toda sensación; se siente como si lentamente me estuviera congelando sólidamente (no sé cómo describirlo de otro modo). En esta etapa puedo a veces levantarme y superarlo, pero no siempre puedo hacer esto. Mis esfuerzos por levantarme son en vano, y aunque estoy completamente consciente me siento incapaz de moverme o de llamar. Usualmente después de esto me hundo en alguna clase de sueño. Tengo toda clase de experiencias. A veces visito extraños lugares y hablo con gente que no conozco. A veces mis experiencias son bellas más allá de toda descripción; a veces soy amenazada con el peligro de ahogarme o caer, pero en estos casos siempre me elevo en el aire y viajo durante millas, así me lo parece. A veces siento que estoy simplemente flotando en el aire. Cuánto dura el sueño no puedo decirlo. Cuando me despierto, sin embargo, tengo una gran dificultad en moverme por algún tiempo; pero gradualmente recupero el poder de moverme, y después de un montón de sensación punzante en los miembros, me levanto, usualmente sintiéndome muy cansada y no renovada, pero a veces no me siento peor por la extraña experiencia. Pero está minando mi salud y mi felicidad, y no puede ser bueno".

En la conversación amplió las afirmaciones de su carta, y dijo que durante las experiencias descritas, alguien, que ella creía que era su novio, estaba tratando de impedirle volver a su cuerpo de nuevo después de estas expediciones nocturnas.

El caso fue aclarado enteramente en una semana por medio de tratamiento telepático. Las notas sobre la manera en que fue hecho el trabajo son de interés considerable.

"El tratamiento fue dado a la entidad que estaba causando el problema, no meramente a la paciente, y fue la liberación del obsesor de su plano de trabajo y el ayudarle en el camino hacia el Cielo lo que dio la libertad a su víctima".

En el otro tipo de encantamiento, ése en el que es el lugar el que es el foco de manifestación, no una persona especial, debemos distinguir entre la entidad ligada a la tierra que permanece apegada a un punto particular, y la atmósfera de pensamiento que se deja después de que se han experimentado ahí emociones violentas.

Consideremos primero la cuestión de la atmósfera de pensamiento, de la que puedo dar un ejemplo muy iluminador. Una amiga mía, que era estudiante de una escuela de arte dramático, me consultó concerniente a un ataque de pánico al escenario que había tenido, que la dejó más bien nerviosa en cuanto a su recurrencia. Era una estudiante experimentada, de hecho un pupilo instructor, y estaba teniendo alguna enseñanza extra de la cabeza de la escuela. Yendo a por su lección una tarde, encontró que su instructora había recién terminado de tomar a las estudiantes jóvenes el examen de fin de curso de elocución. Fue al escenario y se puso junto a la pequeña mesa que había sido situada ahí para la conveniencia del examinador, y comenzó a recitar la pieza sobre la que tenía que tener su lección. Ella misma no tenía ocasión para el nerviosismo, como ya se ha señalado, era una locutora e instructora experta; más aún, de esta lección no dependía nada de importancia, era meramente una de una serie. Ni estaba ella usualmente nerviosa o contusa. Pero tan pronto como trató de empezar, experimentó un "secado" completo y permaneció paralizada, incapaz de pronunciar una sola palabra. Una pequeña instigación pronto la arrancó, sin embargo, pero había experimentado un desagradable ataque de miedo al escenario, y ello impresionó su ánimo.

Desde el punto de vista psíquico, la explicación no había que buscarla lejos. Ella se encontraba en la atmósfera mental creada por una serie de chicas que habían ido a esa plataforma para un examen del cual dependía mucho para ellas, y que habían estado todas correspondientemente nerviosas. Ella misma, siendo sensitiva, había sido afectada por esta atmósfera, que indujo en ella un estado mental similar por medio de lo que se llama "inducción simpática", un fenómeno bien conocido en la electricidad y la acústica, pero igualmente válido en psicología.

No hay duda de que las examinadas estaban infectándose unas a otras. Puede ser que el "pánico al micrófono", tan bien conocido por los locutores de radio, sea causado por la atmósfera de pensamiento generada por una sucesión de gente nerviosa que ha permanecido en el mismo punto.

Una experiencia de mí misma puede ser de interés en esta conexión. Tomé una habitación en un hostal, y tan pronto como llegué ahí, me encontré afligida con la más intensa depresión. No estoy sujeta usualmente a la tristeza, siendo normalmente un alma jovial, pero tan pronto como entraba a esta habitación, que era soleada y agradable, la nube descendía sobre mí, aunque se levantaba de nuevo tan pronto como salía de ella, sea en el comedor del hostal, o en el exterior. Pronto reconocí que había algo que necesitaba ser tratado, e inquirí respecto a la historia de la habitación. Se me dijo que había sido anteriormente el dormitorio del último propietario de la casa, que había sido adicto a la bebida y se había ido a la bancarrota. Es un hecho curioso que los borrachos y los drogadictos hacen atmósferas psíquicas malas, mientras que una persona que es criminal común, pese a lo mala, no es tan nociva y su atmósfera se desvanece rápidamente.

En estos dos casos no había cuestión de que una entidad, encarnada o desencarnada, estuviese implicada en la cuestión; había simplemente una desagradable atmósfera mental generada por alguna emoción poderosa y dolorosa que había sido experimentada en ese punto por un período considerable.

Tal concentración, si es muy fuerte, perdurará casi indefinidamente. Las estructuras que vieron la concentración pueden haber sido derribadas y construidas unas nuevas, y sin embargo las fuerzas permanecen, como una exposición previa sobre una plancha fotográfica, y la gente sensitiva es afectada por ellas. El no sensitivo puede escapar relativamente sano y salvo.

No es del todo un asunto fácil el determinar si la perturbación es debida sólo a la atmósfera, o si una entidad ligada a la tierra complica la situación. Usualmente, cuando está presente una entidad, se la verá antes o después. Más aún, usualmente será oída así como sentida. Este último signo, sin embargo, no indica invariablemente la presencia de una entidad organizada, pues sé de un caso en el que una habitación que había sido usada como una logia de iniciación ritual fue posteriormente dividida en una oficina y dos dormitorios después de que la logia fue trasladada a otra parte, y los dormitorios eran prácticamente inhabitables debido al estrépito de crujidos, porrazos y golpeteos que tenían lugar por la noche. En tal caso no había razón para sospechar la presencia de entidad alguna, pues los rituales no habían sido de tipo evocativo, ni era mala la influencia. Era meramente fuerza en un estado de tensión. Era simple ruido físico lo que hacía el trastorno, como puedo testificarlo, pues he dormido, o más bien, he intentado dormir ahí.

Cuando se ve un fantasma, usualmente también es escuchado porque para que una forma sea lo suficientemente substancial para ser visible debe haber una cantidad módica al menos de ectoplasma en su composición, y el ectoplasma es capaz de ejercer fuerza sobre el plano físico, en algún grado al menos. Cuando un fantasma tanto se ve como se oye, podemos estar seguros de que hay un verdadero encantamiento. Cuando se ve pero no se oye, puede ser posiblemente que una persona con tendencias psíquicas esté percibiendo las imágenes en el éter reflector, la placa fotográfica de la Naturaleza, y puede no haber una verdadera entidad presente. Cuando la perturbación es oída, pero no vista, puede ser debida a fuerzas astrales puestas en juego por la magia ritual, y que continúan por un tiempo después de que el impulso original se ha retirado. Estas pueden ser perfectamente inofensivas, sólo que perturban el sueño del mismo modo que lo haría una ventana que golpea. Por otra parte, si se han llevado a cabo poderosos rituales de evocación, y el aclarado de la esfera no ha sido hecho apropiadamente, pueden resultar profundos disturbios y toda la situación ser extremadamente desagradable.

Los ejemplos ayudarán de nuevo a aclarar el problema. Como ejemplo d un encantamiento ritual, puedo citar el caso de una amiga mía que fue a vivir a un bloque de mansiones modernas. Desde el principio no estuvo feliz ahí, y conforme el tiempo pasó la opresión y el malestar aumentaron. Entrando en su gabinete un atardecer en el crepúsculo, vio a la media luz a un hombre de pie dando la espalda a la habitación, mirando con fijeza hacia afuera por la ventana. Encendió la luz, y encontró que no había nadie ahí. En varias ocasiones su doncella vio a alguien andar por el pasaje que conducía a su habitación. Más aún, la puerta del vestíbulo tenía la gracia de abrirse sola por cuenta propia.

La depresión de mi amiga se profundizó hasta que finalmente, cuando ella misma estaba un día junto a la ventana del gabinete, tuvo un repentino impulso de arrojarse fuera. Entonces realizó que las cosas eran serias y que las píldoras para el hígado y el fin de semana a la orilla del mar no las arreglarían. Siendo una ocultista, entendió el significado de los acontecimientos que habían estado sucediendo en su piso, e hizo investigaciones concernientes a la historia de la plaza en la que había sido construido este bloque de modernas mansiones. Supo que era el sitio de una vieja casa de locos de siniestra reputación. La forma que ella y su doncella habían visto era probablemente de algún paciente desafortunado de tendencias suicidas que tuvo éxito en dar efecto a sus impulsos en un punto correspondiente a la situación de su habitación. Las terribles fuerzas emocionales generadas por su tramado y último acto desesperado estaban fotografiadas en la atmósfera, como si fuera, y sugerían a su mente pensamientos de autodestrucción, igual que el malhumor o la depresión de un compañero induciría un humor similar en nosotros sin ninguna palabra hablada.

Otro ejemplo dentro de la esfera de mi experiencia, aunque no fue realmente mi caso, es de mucho interés por cuanto combina un ejemplo de un encantamiento con poltergeist muy definido con el vampirismo.

Fui consultada una vez por una sanadora mental a la que le había sido llevado un caso muy curioso. Alguna gente caritativamente dispuesta había reunido fondos para fundar un hogar para bebés abandonados, y había sido comprada una casa conveniente en los alrededores de un pueblo no lejos de Londres. La casa había sido una ganga conspicua y estaban muy contentos con ella.

Pronto, sin embargo, comenzaron a estar perturbados por algunos fenómenos muy curiosos, y también por enfermedades y ataques inexplicables entre los bebés. Un niño, de hecho, murió realmente, y no se dio cuenta satisfactoria de su muerte. Entonces una de las enfermeras, una chica irlandesa, empezó a ser afectada también; los celtas son notoriamente susceptibles a las influencias psíquicas, y son siempre los primeros en sucumbir al ataque, siendo baja su resistencia comparada con la de un adulto; y entonces el más sensitivo de los adultos fue afectado, el Celta irlandés.

En varias ocasiones se escuchó el sonido de un carromato y un caballo viniendo por la calzada, pero cuando la fámula fue a la puerta a abrirla, no había nada que ver. Pronto el fantasma se volvió incluso más energético, y se dedicó a traspalar el carbón de lado a lado de un sotechado. Movería varias toneladas de carbón de este modo en una noche, con los ocupantes de la casa tumbados estremecidos en sus camas mientras montones de carbón retumbaban y hacían un ruido sordo contra los lados de las carboneras. En cuanto a por qué o para qué debería tener lugar esta manifestación particular, no puedo ofrecer sugestión alguna.

En varias ocasiones gente diferente vio a un hombre extraño cruzando el vestíbulo, e inmediatamente después los niños se ponían enfermos.

Finalmente, en adición a todos los otros problemas, empezaron a estallar misteriosos fuegos por toda la casa. Una cesta de ropa limpia en una habitación vacía se encontró en llamas. Se encontraron cortinas humeantes. Mientras tanto, la desafortunada enfermera irlandesa fue de mal en peor, tumbada en la cama demasiado débil para levantarse, y perdiendo pronto su cabeza.

Podría sugerirse probablemente que en el fondo del problema había alguna persona perversa o demente, pero es difícil saber qué agencia humana podría o querría traspalar la carga de un camión de carbón a través de un cobertizo, sin ayuda, durante la noche.

La superintendente del hogar estaba interesada en la curación mental y sabía lo suficiente del lado mental de las cosas para realizar que algo anormal estaba sucediendo en la casa bajo su cargo. Consultó a una sanadora mental, que a su vez me consultó a mí.

Hice un diagnóstico psíquico del caso, y reporté que en mi opinión la casa había sido ocupada en algún tiempo por alguien que tenía conocimientos de ocultismo, y que, estando sobre el Sendero de la Izquierda, se oponía fuertemente a ir a encarar su porción de Purgatorio después de la muerte del cuerpo físico, y estaba manteniéndose en un estado intermedio como un espíritu ligado a la tierra extrayendo la vitalidad de los desafortunados niños, y había extraído accidentalmente demasiada de uno, matándole así por completo.

Trabajando sobre esta hipótesis, la sanadora se encargó de darle al caso "tratamiento en ausencia". Innecesario es decirlo, los oficiales del hogar no entraron en nuestra confidencia.

El resultado de este tratamiento fue que las manifestaciones cesaron inmediatamente. Ya no más niños tuvieron ataques y la enfermera irlandesa se recuperó rápidamente. Se le contó entonces a la superintendente la hipótesis sobre la que habíamos trabajado. Ella estuvo grandemente interesada, e hizo investigaciones en el pueblo sobre la historia de la casa, y supo que estaba notoriamente encantada, que era la razón por la que la habían obtenido tan barata. Resultó que ningún propietario podía parar ahí demasiado tiempo, y que había un registro constante de estas exhaustivas y misteriosas enfermedades.

Se dio a conocer también que unos sesenta años antes la casa había sido ocupada por un largo período por un hombre que fue visto con recelo por sus vecinos como un personaje excéntrico y misterioso, y se reportó que estaba ocupado en alguna clase de investigación que necesitaba del uso de un laboratorio en el que no se le permitía que entrara nunca a nadie, y en el que trabajaba por la noche.

Es interesante notar que ni la sanadora mental ni yo misma visitamos la casa o estuvimos a menos de veinte millas de ella; pues muestra en qué modo pueden ser manipuladas a distancia estas fuerzas invisibles.

Un ejemplo final, tomado de Las Confesiones de Aleister Crowley, servirá para mostrar la naturaleza de un encantamiento producido por magia ceremonial en la que las fuerzas invocadas no son dispersadas adecuadamente.

"Los demonios conectados con Abramelin no esperan a ser invocados, ellos vienen sin solicitarse. Una noche Jones y yo salimos a comer. Noté al dejar el Templo Blanco que el cerrojo de su cerradura Yale no había cogido. En consecuencia tiré de la puerta, y la probé. Conforme salíamos, notamos sombras semisólidas en las escaleras; toda la atmósfera estaba vibrando con las fuerzas que habíamos estado usando. (Estábamos tratando de condensarlas en imágenes sensibles). Cuando volvimos, nada había sido trastornado en el piso; pero la puerta del Templo estaba abierta de par en par, el mobiliario desarreglado, y algunos de los símbolos estaban esparcidos por la habitación. Restauramos el orden, y entonces observamos que seres semimaterializados estaban marchando alrededor de la habitación principal en una procesión casi interminable.

"Cuando finalmente abandoné el piso para ir a Escocia, se encontró que los espejos eran demasiado grandes para sacarlos excepto por la vía del Templo Negro. Este, desde luego, había sido desmantelado completamente antes de que los obreros llegasen. Pero la atmósfera permanecía, y dos de ellos fueron puestos fuera de combate por varias horas. Era casi una experiencia semanal, de paso, el oír de invocadores casuales desmayándose, o siendo atacados por un vahído, calambres o apoplejía en la escalera. Pasó un tiempo largo antes de que estas habitaciones fueran realquiladas. La gente sentía instintivamente la presencia de algo misterioso".

Es bien conocido por todos los psíquicos que los sitios de antiguos templos donde han sido trabajados rituales de misterios, están siempre cargados potentemente con fuerza psíquica. Esta fuerza no necesita ser necesariamente mala, pero tiene un efecto poderosamente estimulante sobre los centros psíquicos y excita las fuerzas subconscientes; y puesto que la mayoría de la gente civilizada sufre en mayor o menor grado de lo que Freud llama "represión", tal excitación de la mente subliminal produce un sentimiento de profunda perturbación. No deberíamos atribuir incuestionablemente una influencia mala a un lugar o persona que nos causa desconfort; puede ser meramente que una fuerza psíquica a una tensión mayor que a la que estamos acostumbrados, esté perturbando nuestro equilibrio.

Los sitios de los monasterios que fueron desbandados con la persecución en el tiempo de la Reforma, están también frecuentemente altame te "encantados" por fuerzas psíquicas. La mente grupal de una comunidad religiosa es una cosa muy potente, y cuando es perturbada por la emoción corporativa de sus miembros, las fuerzas así liberadas no son dispersadas fácilmente. Más aún, los monjes, iniciados de los Misterios de Jesús, no es probable que traspasen de buena gana sus lugares sagrados a los expoliadores. Se ha reportado una y otra vez que una maldición descansa sobre aquellos que se aprovecharon por la expoliación de las tierras de la Iglesia. Esto es demasiado bien conocido para requerir discusión en estas páginas.

Hay otro hecho en conexión con la propiedad de la Iglesia, sin embargo, que puede no ser tan bien conocido, y es la frecuencia con la que se reportan acontecimientos psíquicos en conexión con las vicarías. Al inquirir entre amigos y compañeros de trabajo por datos en conexión con la investigación que ha tenido lugar para hacer este libro, me he sorprendido de cuan frecuentemente ha sido mencionada una vicaría en conexión con los fenómenos que se me han contado.

Los rituales de la iglesia son, desde luego, magia ceremonial, como es admitido por incluso una autoridad tan ortodoxa como Evelyn Undernill. El clérigo corriente no está familiarizado con la técnica del ocultismo, y tiene por tanto poco o ningún entendimiento de lo que está haciendo. Qué influencias trae el altar, y qué fuerzas saca de él, debe por tanto ser una cuestión abierta en cada caso individual. Un hombre cuya conciencia ha sido exaltada por el ritual, y que no sabe cómo sellar su aura y retornar a la normalidad, está expuesto a la invasión psíquica.

Los objetos asociados con cualquier forma de operaciones ceremoniales están invariablemente altamente cargados con magnetismo e íntimamente vinculados con la fuerza a cuyos usos han servido. Recuerdo, hace muchos años, cuando no tenía apenas conocimiento del ocultismo ni pretensiones de psiquismo en absoluto por mi parte, que dos amigas y yo estábamos diviertiéndonos volcándonos una a la otra nuestras cajas de chucherías. Yo cogí una hermosa cruz amatista de una de ellas, e inmediatamente exclamé:

"Hay algo extraordinario respecto a esta cruz. Se siente como si estuviera viva".

"Esa es la cruz que se me dio en mi primera comunión", replicó mi amiga, "y fue originalmente una cruz pectoral de obispo".

Su hermana estaba grandemente interesada, e inmediatamente trajo su propia caja de joyas y me preguntó si podría escoger también su cruz de primera comunión, pues, como su hermana, ella era Católica Romana, y estas cruces que les fueron dadas como presentes en la ocasión de su primera comunión habían sido especialmente bendecidas por el sacerdote. Estuve grandemente interesada en observar que de las tres o cuatro cruces ornamentales fui capaz de escoger una que se sentía caliente y viva y eléctrica en la mano, y se le pasé a ella, diciendo, "Esta es tu cruz de comunión", y lo era.

Recuerdo una vez, cuando era una niña pequeña, cogiendo una corneja moribunda; la criatura yació sin moverse sobre mi rodilla por unos pocos minutos, y entonces dio una sacudida y murió. Yo no había visto nunca antes la muerte, pero no necesitaba que nadie me dijera que ahora la vi. La "sensación" de la criatura, antes y después de la sacudida, era diferente. Sólo puedo comparar la sensación de las cruces magnetizadas y sin magnetizar a la diferencia entre el pájaro vivo y muerto.

Pero la Cristiana no es la única religión que puede magnetizar sus instrumentos ceremoniales. Hay otras religiones ritualísticas, y algunas de estas son degeneradas. Debemos usar mucha precaución antes de situar en nuestras habitaciones objetos de ornamentación que puedan haber estado asociados con cultos cuya naturaleza no entendemos. Muchos de ellos, desde luego, pertenecen al culto de Pacotilla, y están dedicados a una deidad no más temible que el Becerro de Oro; pero el objeto de curiosidad genuino es una cuestión diferente.

Tuve una vez un ejemplo de esto en el Museo Británico. Estaba visitando la cámara en el sótano que contiene una colección de moldes de yeso de las estatuas famosas de la antigüedad, estando los originales en otra parte. De repente me percaté de una sensación de poder magnético. Me volví hacia ella, y vi un pequeño altar. Leyendo la etiqueta, encontré que éste no era una copia sino el original. Es una prueba de psiquismo muy interesante el comparar la atmósfera de las diferentes habitaciones del Museo Británico. La paz benigna y cobijante de la Cámara Buddhista es una cosa a ser recordada. El gustillo de la gran Cámara Etnológica es una cosa para quitársela de la boca lo más rápidamente posible. Para mí, en cualquier caso, la Cámara Egipcia es decepcionante; las momias parecen todas ni malignas ni benignas, sino meramente cínicas. Quizás lo sentiría diferentemente, sin embargo, si pasara una noche con ellas El magnetismo, que es dispersado durante el día, se recarga de nuevo durante el silencio y la oscuridad de la noche. Recuerdo la visita a Stonehenge entre una multitud de excursionistas y char-á-bancs, y pensando que la gloria se había marchado; pero fue un asunto muy diferente cuando lo visité en la desolación de un frío día de primavera después de su larga soledad invernal. Se había cargado de nuevo, y era tan formidable como cualquiera pudiera desear.

Yo vacilaría, por lo tanto, en decir que porque las momias y yo nunca hemos hecho saltar chispas cuando nos encontramos en el Museo Británico, su reputación no tiene fundamento. En el tiempo en que la tumba de Tut-ankh-amen fue abierta me dije a mí misma, "Si la maldición de la momia no funciona en este caso, perderé mi fe en el ocultismo". Todos sabemos cómo ha funcionado, incluso hasta la tercera y la cuarta generación. Ningún novelista, que derivase sus ideas del antiguo Egipto de un artículo de Enciclopedia sobre Egiptología y algunas fotografías, se habría atrevido a estirar tan lejos el largo brazo de la coincidencia.

Los Egipcios asignaban gran importancia a la conservación del cuerpo físico. Las tumbas de los grandes hombres, como es bien conocido, eran protegidas por medio de lo que popularmente se llama conjuros, y el poder y alcance de la magia Egipcia son cosas que muy poca gente realiza. El estudiante moderno de ocultismo que lee a Iámblico sobre los Misterios Egipcios se llevará una sorpresa.

En la mayoría de los casos, sin embargo, el comprador de curiosidades Egipcias no tiene nada que temer; lo peor que rendirán a la investigación psíquica es una visión de disputas de trabajo en una factoría de producción en masa. ¡He oído, sin embargo, de una lectura psicométrica muy maravillosa que se obtuvo de una momia la cual, cuando se desenrolló a continuación, se encontró que consistía enteramente en periódicos franceses de fecha reciente!

Siempre me ha divertido grandemente la indignación de los Egiptólogos contra los ladrones de tumbas. Después de todo, ¿hay alguna distinción entre los visitantes primeros y últimos de una tumba excepto que un grupo trabaja de día y el otro de noche? En la opinión de la gente que hizo la tumba, y no escatimó nada para volverla inviolada y preservar la paz de sus muertos, los trabajadores de noche serían probablemente preferidos, pues ellos meramente robaron, y no dejaron en cueros y expusieron los cuerpos desnudos a la vista pública. Hubo un terrible alboroto recientemente cuando algunos cuerpos fueron movidos en el cementerio parroquial de un pueblo para dejar lugar al monumento escogido para decorar el sepulcro de un famoso hombre público. Incluso la gente cuyos sentimientos religiosos no fueron ultrajados por este acto de sacrilegio, lo consideraron como terriblemente de mal gusto. Sin embargo nadie propuso quitar las mortajas del cuerpo de la esposa o la madre de alguien y fotografiarlo completamente desnudo. Cuando se llega a la cuestión de la maldición de una momia, me temo que mis simpatías están enteramente con la momia.

Se le aconseja estrictamente al iniciado que no blasfeme nunca contra el nombre por el que otro conoce a su Dios, pues es la misma fuerza que él mismo adora representada por otro símbolo. "Los caminos hacia Dios son tantos como los alientos de los hijos de los hombres", dice el viejo proverbio árabe. Deberíamos tener suficiente simpatía con las luchas de otra alma hacia la luz para no desecar las cosas que son santificadas por sus esperanzas y esfuerzos, incluso si por nada más. El Padre de todos nosotros puede entender su significado mejor de lo que nosotros lo hacemos, y consagrarlas para siempre por Su aceptación.

Hay muchos europeos que le tienen un gran afecto al Buddha, y tienen su estatua en sus habitaciones (aunque a veces lo confunden con Chenresi, el fornido y radiante dios de la buena suerte). Que la influencia de ese gran Ser, la Luz de Asia, es noble y benigna, yo sería la última en negarlo; pero las estatuas de Buddha son una cuestión diferente, y necesitan ser aproximadas con precaución si son genuinas. Alguna de la peor magia negra en el mundo es una forma degenerada de Buddhismo. Decir esto no es insultar esa fe venerable, pues es sólo la falta de oportunidad la que impide a la Misa Negra, ocupar esa dudosa eminencia. En los monasterios Tibetanos de la secta Dugpa hay templos cada uno de los cuales contenía literalmente miles de estatuas del Buddha. En diversas ocasiones uno u otro de estos monasterios ha sido atacado, por religionistas rivales o tropas Chinas, y sus curiosidades han sido esparcidas. Ser el poseedor de uno de estos Buddhas, magnetizados por ritos Dugpa, no es una cosa muy agradable.

Tuve una experiencia curiosa con un Buddha en una ocasión. Era una estatuilla arcaica de esteatita, de unas nueve pulgadas de alto, y su dueña la había arrancado ella misma en el lugar de una ciudad birmana que había caído en ruina, y había sido tragada por la jungla. Estaba situada en el suelo en un ángulo de las escaleras, y servía como tope de la puerta en ocasiones. Yo tenía un piso en la planta superior, y tenía que pasar junto al melancólico pequeño Buddha cada vez que entraba o salía, y me parecía una desecración ver el símbolo sagrado de otra fe tratado así. Traté de señalarla esto, y la pregunté cómo se sentiría ella si viera un crucifijo utilizado así, pero sin resultado. Mientras tanto el pequeño Buddha estaba allí sentado pacientemente, con la escoba de barrer la alfombra empujada en su cara y recibiendo libaciones de aguachirles.

Un día, al pasar hacia arriba llevando un ramo de flores, fui impulsada a arrojar ante él una de las tradicionales caléndulas de la devoción India. Inmediatamente tomé conciencia de que se había formado un vínculo entre yo y la pequeña estatua, y que era siniestro. Una noche o dos después estaba volviendo al hogar más bien tarde, y conforme pasé junto al Buddha tuve un sentimiento de que había algo detrás de mí, y mirando por encima de mi hombro, vi una bola de pálida luz dorada de aproximadamente el tamaño de una pelota de fútbol separarse del Buddha y venir rodando hacia arriba de las escaleras detrás de mí. Completamente alarmada, y desagradándome mucho en verdad esta manifestación, hice inmediatamente un gesto de purificación y la bola de luz retornó hacia abajo de las escaleras y fue reabsorbida dentro del Buddha, que, innecesario es decirlo, no obtuvo más caléndulas de mí, y recibió una muy amplia elusión hasta que dejé el piso poco después. La experiencia fue una singularmente desagradable, y fue una aguda lección para mí no entrometerme con los objetos sagrados de otro sistema a no ser que supiera exactamente de qué iba la cosa. Aprendí posteriormente que algunas de estas estatuas eran consagradas con la sangre de un sacrificio humano.

No quiero implicar con esto que todas las estatuas Buddhistas hayan sido tratadas así; tales consagraciones son, imagino, relativamente raras; pero creo que nadie que tenga un conocimiento de los hechos negará que ocurren, igual que uno podría cruzarse ocasionalmente con un crucifijo que haya sido usado invertido en una Misa Negra.

No es el caso de toda perturbación psíquica, sin embargo, el que se origine externamente. Es una ley cósmica bien conocida que todo se mueve en círculos, y que cualesquiera fuerzas que enviamos hacia afuera, cualesquiera formas de pensamiento que expulsamos de nuestro aura, salvo que sean absorbidas por el objeto hacia el que son dirigidas, retornarán a nosotros en el curso debido. Uno de los métodos de defensa oculta más efectivo, así como uno de los más ampliamente practicados, es rehusar a reaccionar a un ataque, ni aceptando ni neutralizando las fuerzas proyectadas contra uno, y enviándolas por tanto de vuelta a su remitente. Nunca debemos sobreestimar el hecho de que un ataque supuestamente oculto puede ser formas de pensamiento malignas que vuelven al hogar a reposar.

Hay ciertos tipos de demencia en los que el lunático cree ser la víctima de un ataque por seres invisibles, que le amenazan y abusan de él y le ofrecen insinuaciones bajas o peligrosas. Describirá a sus atormentadores, o señalará su posición en la habitación. Un psíquico que investigue un caso así puede ver muy a menudo las supuestas entidades justo donde el lunático dice que están. No obstante, el psicólogo puede venir y probar más allá de cualquier duda razonable que las, así llamadas, alucinaciones son debidas a instintos reprimidos que dan lugar a complejos disociados de ideas en la propia mente subconsciente del paciente. ¿Significa esto que el psíquico está equivocado al pensar que percibe una entidad astral? En mi opinión tanto el psíquico como el psicólogo están en lo correcto, y sus descubrimientos son mutuamente explicatorios. Lo que el psíquico ve es el complejo disociado expulsado del aura como una forma de pensamiento. Puede dárseles una gran cantidad de alivio a los lunáticos rompiendo las formas de pensamiento que les rodean, pero desafortunadamente el alivio tiene corta vida; pues salvo que la causa de la enfermedad pueda ser tratada, una cochura fresca de formas de pensamiento se construye tan pronto como las originales son destruidas.


CAPITULO VII

LA PATOLOGÍA DE LOS CONTACTOS NO-HUMANOS

Otras formas de vida además de la nuestra.— El folklore y el Reino de las Hadas.— No-humanos.— Datos esotéricos concernientes a la concepción.— Almas no humanas en cuerpos humanos.— Los problemas que presentan.— Su efecto deletéreo sobre los humanos.— Causa de su atracción hacia ciertos t¡pos de humanos.— El problema de los seres de un solo elemento en un universo de cuatro elementos.— Desarrollo de los elementales a través de la asociación con el mago.— Dificultades que esto puede causar.— Distinción de los controles espiritistas.

Hay otras formas de vida además de la nuestra cuya esfera de evolución incide sobre la tierra. En el dominio del folklore nos encontramos constantemente con la idea de la comunicación entre el reino humano y el de las hadas; del matrimonio de un ser humano con una esposa hada, o el robo de un niño por las hadas, siendo dejado a cambio otro travieso en su lugar. Seremos atolondrados si asumimos que un extenso cuerpo de la creencia popular está de hecho enteramente sin fundamento. Examinemos por tanto estas viejas y crudas creencias y veamos si podemos encontrar algunos apoyos para ellas, y si es así, cuál puede ser la naturaleza real de los hechos, y si arrojan alguna luz sobre los fenómenos psíquicos modernos de la clase que estamos considerando en estas páginas.

Hay muchos de nosotros que han encontrado a gente que podría muy bien ser descrita como no-humana, sin alma, en cuanto que los motivos humanos ordinarios no operan en ellos, ni los sentimientos humanos ordinarios les impulsan o inhiben. No podemos sino amarlos, porque tienen gran encanto, pero no podemos sino temerlos también, pues esparcen una infinitud de sufrimiento alrededor suyo. Aunque sean raramente deliberadamente malos, son singularmente detrimentales para todos aquellos con los que entran en contacto. Ellos, por su parte, son infelices y solitarios en medio de nosotros. Se sienten ajenos y sin compañía; la mano de todo hombre está contra ellos, y en consecuencia demasiado a menudo sucede que su mano está contra todo el mundo y desarrollan una traviesa malevolencia, aunque raramente hacen el mal calculadoramente. Gratitud, compasión, buena fe, moralidad y honestidad común son extremadamente extrañas a sus naturalezas, tan lejos de su concepción como el cálculo diferencial. No son inmorales, sin embargo, sino simplemente no-morales. Por otra parte, poseen las virtudes de la sinceridad absoluta y un gran coraje. En término de éticas humanas son "indeseables", pero tienen una ética propia a la que son leales, y ésa es la belleza que es la verdad, y esto es todo lo que saben, y, hasta donde concierne a su vida, es todo lo que necesitan saber. De apariencia son usualmente pequeños y leves, poseyendo fortaleza y resistencia física no usuales, pero siendo muy propensos a la exhaustión nerviosa y al arrebato cerebral. En las relaciones sociales toman apetencias y desapetencias violentas; muestran un afecto fácil y demostrativo hacia aquellos que les agradan, pero les olvidan pronto. La gratitud y la piedad son desconocidas para su naturaleza. Hacia aquellos que les desagradan son mezquinamente maliciosos, y en todas las relaciones de la vida son del todo irresponsables. Uno no puede describirlos mejor que diciendo que no se parecen a nada tanto como a una mezcla de gatito persa y mono doméstico. Tienen la belleza, el alejamiento y el encanto de un gato, y la destructividad divertida y maliciosa de un mono. Muchos seres humanos les odian al verlos; otros son fascinados por ellos porque traen consigo una sensación de belleza no terrenal y una reanimación de las fuerzas de la vida. He podido investigar la historia de dos de tales seres, y es interesante notar que ambos de ellos fueron concebidos mientras sus madres estaban bajo la influencia de la bebida. Hay una cantidad muy grande de información disponible concerniente al aspecto oculto de la encarnación de las almas, pero nunca se ha impreso demasiado del conocimiento concerniente a los hechos reales de la concepción. Yo he dado un poco en mi libro La Filosofía Esotérica del Amor y del Matrimonio. No puedo entrar en el tema profundamente en estas páginas, pues sería con mucho una digresión. Algunos puntos, sin embargo, es esencial tocarlos para un examen comprehensivo de nuestro tema.

En el momento de la unión sexual se forma un vórtice psíquico que se asemeja a un remolino de agua, un torbellino en forma de embudo que se eleva a otras dimensiones. Conforme cuerpo tras cuerpo se ajustan, el vórtice asciende los planos. En todos los casos están involucrados los cuerpos físico, etérico y astral; el vórtice por lo tanto llega siempre tan lejos como el plano astral; un alma sobre el plano astral puede ser atraída en ese vórtice si está madura para la encarnación, y entrar así a la esfera de los padres. Si el vórtice se extiende más arriba del plano astral, pueden entrar a esta esfera almas de un tipo diferente, pero tal extensión es rara, y se dice por tanto que el hombre nace del deseo, pues pocos nacen de otra cosa.

Pero este vórtice puede no sólo extenderse verticalmente hacia arriba de los planos (hablando metafóricamente), sino que puede también, bajo ciertas condiciones, ser desviado, como si fuera, fuera de la línea humana normal de evolución, de modo que su extremo abierto se extienda adentro de la esfera de evolución de otro tipo de vida. Bajo tales circunstancias es teóricamente posible para un ser de una evolución paralela el ser atraído a la encarnación en un cuerpo humano. Los ocultistas sostienen que esto ocurre ocasionalmente, y explica ciertos tipos de anormalidad no patológica que se encuentran ocasionalmente.

Estos no-humanos son adorados u odiados por sus asociados humanos. Ellos tienen una fascinación peculiar por ciertos tipos de temperamento, los tipos que los psicólogos llaman inestables. En estos tipos el subconsciente llega muy cerca de la superficie, lo profundo llama a lo profundo, y son atraídos instintivamente hacia los reinos elementales.

No hay nada más desastroso que el matrimonio con un no-humano, pues no tienen nada en su naturaleza que pueda satisfacer los anhelos humanos normales de afecto y simpatía. La única característica que salva en una unión así es que las razones para el divorcio son invariablemente rápidamente asequibles, pues las morales del no-humano son las de la era.

El poder de los no-humanos de dañar a sus enemigos es relativamente pequeño, pues son extraños en una tierra extraña cuando encarnan en forma humana, y no pueden procurarse ninguno de los recursos humanos ordinarios para el mal. Son, de hecho, singularmente indefensos y desvalidos, y ellos mismos sufren agudamente de manos de la sociedad. Ocurre de otro modo, sin embargo, en sus relaciones con sus amigos. Parecen tener una capacidad infinita de infligir daño sobre aquellos que les aman. No deliberada o maliciosamente, sino como un niño haciendo pedazos a las moscas por ociosidad, no realizando lo que está haciendo. Obedeciendo a las leyes de su propia naturaleza, son destructivos para los seres de la evolución humana. Sin embargo, ¿qué otras leyes pueden obedecer? Para ellos el someterse a nuestras normas es negar sus instintos más profundos.

El efecto que tienen sobre aquellos que les aman constituye un síndrome tan bien señalado entre las patologías psíquicas que debemos considerarlo en detalle. La persona que forma una relación con un no-humano se vuelve profundamente estimulada por las fuerzas elementales que encuentran entrada en nuestra esfera a través del canal de este alma vagabunda y ajena. Se ve, como si fuera, apartada de las cosas humanas normales y se encuentra vagando sobre los confines del reino de las hadas, y sin embargo no puede encontrar ahí descanso para su pie ni sustento para su alma. El cuento del bello muchacho pescador y la sirena es indicativo de esta condición. Ella le ama, lo atrae hacia sí, y él se ahoga, pues no puede vivir en el elemento del agua.

La explicación del curioso poder, tanto de fascinación como de destrucción, que es ejercido por los no-humanos puede residir en el hecho de que pertenecen sólo a un elemento, mientras que en el hombre los cuatro están combinados. Cualquier contacto elemental no es estimulante, porque los seres elementales vierten en abundancia la vitalidad de su propia esfera particular, y esto vitaliza el elemento correspondiente en nosotros mismos. Pero si una criatura de cuatro elementos es atraída a la esfera de un solo elemento, es envenenada por una sobredosis del elemento único en que se encuentra, y pasa hambre de los otros tres. Es por esta razón que de los mortales en el reino de las hadas se dice siempre que están encantados o dormidos. Nunca están viviendo normalmente en completa posesión de sus facultades.

Un problema igualmente difícil se le plantea al no-humano que es atraído a nuestro medio. Una criatura de un solo elemento se ve forzada a controlar y asimilar tres elementos adicionales para los que no tiene equipamiento o experiencia, y el resultado es desastroso.

Pero no es suficiente con que describamos meramente las condiciones y el estado de los problemas en estas páginas. Nuestro objetivo es esencialmente práctico. ¿Qué, pues, puede hacerse cuando ha de encararse y tratarse con un no-humano? Debe realizarse claramente que cualquier casamiento entre un humano y un no-humano es una proposición sin esperanza. En primer lugar, sólo puede ser el preámbulo para un divorcio, porque los no-humanos son promiscuos en sus hábitos sexuales; y, en segundo lugar, no hay nada en la naturaleza de un no-humano que pueda satisfacer las aspiraciones superiores del humano. No debemos permitir a la forma humana que nos confunda en cuanto a la existencia de un alma humana. Un no-humano es un animal doméstico, no una criatura compañera. Ese, francamente, es el único terreno posible sobre el que pueden ser aproximados. Si no esperamos más de ellos de lo que lo haríamos de un pajarillo doméstico, si los manejamos como manejaríamos un gatito, nos hemos acercado tanto a la solución del problema como nunca es probable que lo consigamos hasta que el Ángel Negro los restaure misericordiosamente a su propio reino; una misericordia rara vez aplazada largo tiempo, pues los no-humanos no hacen huesos viejos.

Los seres humanos pueden entrar en contacto también con los seres elementales por ellos mismos aventurándose en las esferas de la vida elemental. Tales contactos no necesitan ser necesariamente dañinos para ninguno de ambos reinos supuesto que aquellos que entran en ellos saben de qué va la cosa. De hecho los ocultistas entran frecuentemente en tales asociaciones en el curso de su trabajo e investigaciones, pero es un cometido sólo para el iniciado avanzado, no para los neófitos.

Hay casos, sin embargo, en que una asociación así puede conducir al daño. El compañero humano en la asociación puede estar mal equipado o mal adaptado para el cometido. Puede haberse aventurado más allá de sus posibilidades, habiendo cogido una fórmula de algún ocultista más experimentado, y usándola sin la preparación debida. O, de nuevo, no es infrecuente encontrar gente que ha traído de encarnaciones anteriores una aptitud natural para entrar en contacto con los reinos elementales. En tales casos puede ocurrir que un elemental que haya tenido experiencia de relaciones con seres humanos pueda conseguir entrar en contacto con ellos deliberadamente. Esto es de todo punto indeseable, pues el elemental no ha conseguido el conocimiento necesario de las condiciones humanas para permitirle evitar herir a su nuevo amigo. En cualquier caso, los elementales tienen una inteligencia de una sola vía, y no está bien que sean compañeros en cualquier alianza con los seres humanos. Toda la cuestión de los contactos elementales, una extremadamente fascinante, es demasiado extensa e intrincada para entrar en ella en estas páginas. Ha sido necesario referirse a ella, sin embargo, pues ciertos casos de dificultad psíquica pueden ser debidos a operaciones inexpertas a ambos lados del Velo.

Estos elementales, o espíritus de la naturaleza, son bien diferentes de los controles con los que entran en contacto los círculos espiritistas. El movimiento espiritista está altamente organizado en los Planos Internos, y el control promiscuo no se permite. Los controles tienen, de hecho, que "asentarse" para el desarrollo del mismo modo que los médiums lo hacen, y hay invariablemente alguna entidad experimentada a quien llamar que puede venir a ayudar al círculo si no está yendo bien todo. El Ocultismo Occidental fue cabalmente desorganizado y roto por siglos de persecución; sus condiciones del Plano Interno, en consecuencia, presentan mucha maraña y vacíos incluso en este día. No está tan bien organizado como la esfera espiritista. Las grandes Ordenes tienen sus contactos definidos y trabajan estrictamente dentro de ellos, manteniendo una mano firme sobre los neófitos; fuera de las Ordenes hay un gran montón de caos y bandolerismo, y no es sabio aventurarse lejos salvo en la compañía de un ocultista experimentado que entienda la técnica de los métodos empleados.

Hay mucha gente para la que el Reino de los Devas, como se llama a veces a la esfera que los elementales comparten con los Espíritus de la Naturaleza, tiene una gran fascinación, y tratan de entrar en contacto con él por meditación y ritual. En mi opinión es decididamente arriesgado para una persona que no sea un iniciado el intentar este trabajo. Predispone en extremo a conducir al desequilibrio mental, si es que no a una verdadera obsesión. No es que la naturaleza de los contactos sea mala, pero son profundamente perturbadores para la conciencia humana porque excitan esas profundidades atávicas que el psicoanalista intenta dejar al descubierto por medio de su técnica. Cualquiera que esté familiarizado con la literatura de la práctica del psicoanálisis sabe que la abreacción es un factor importante en este sistema; es una crisis, y puede, por el tiempo presente en cualquier caso, trastornar al paciente bien cabalmente y exacerbar todos sus síntomas. Cuando tocamos los contactos elementales conseguimos la misma reacción que es causada por el psicoanálisis cuando el censor es penetrado.

Las personas en quienes la mente subconsciente está cerca de la superficie, tal como el artista, el chiflado, el inestable, y, en cuanto a eso, el genio en cualquier dominio de la vida, aman los contactos elementales porque estimulan las fuerzas elementales en su propia naturaleza que son para ellos los manantiales de su poder e inspiración. Pero el ciudadano corriente, cuyo contenido mental está organizado mayormente sobre una base de represión y compromiso a fin de que pueda ser realmente un ciudadano y tomar su lugar en la sociedad organizada, es trastornado por los contactos elementales de acuerdo con la proporción de represión a compromiso en su constitución. El compromiso es el lote normal de ¡a humanidad; la represión es la patología del compromiso. La persona que se las ha apañado para hacer un compromiso que funciona entre los diferentes elementos de su naturaleza, puede permitirse una vacación con los Devas sin hacer daño a nadie; pero la persona que está reprimida encontrará que están activamente en desacuerdo con ella, porque están teniendo el mismo efecto sobre ella que el que tendría un drástico psicoanálisis. Oímos a veces de la tragedia que resulta de tomar la última dosis en una botella de un tónico del que el arsénico es uno de los ingredientes. Esto es debido al hecho de que la botella no ha sido agitada concienzudamente cada vez que ha sido tomada una dosis, de modo que todo el sedimento de arsénico se ha reunido en la última dosis y ha alcanzado una concentración venenosa. Igual ocurre con los contactos elementales, son un tónico potente, pero pueden alcanzar una concentración venenosa bajo circunstancias inadecuadas.

Nunca me he cruzado con, o he oído de, un caso de patología debido a la fascinación del Elemento de Tierra; no es un elemento que atraiga usualmente al experimentador aficionado, aunque el iniciado aprecia su valía e importancia. Me he cruzado con casos, sin embargo, de gente sensitiva viviendo en un país montañoso, especialmente en quebradas estrechas donde hay una pobreza de luz solar, que se ha obsesionado con el temor a las montañas. No temen tanto que las montañas caigan sobre ellos como el que se cierren sobre ellos, como la cueva cerrada sobre los niños que siguieron al Flautista de Hamelín. El psiquiatra, desde luego, reconocerá este síntoma como perteneciente a la bien conocida psiconeurosis de la claustrofobia. Esto, sin embargo, no invalida mi afirmación; pues en mi opinión podemos encontrar que en un conocimiento más íntimo de los reinos elementales nos tropezaremos con la clave tanto para la claustrofobia como la agorafobia.

Los montañeros conocen también este terror peculiar con el que las grandes colinas pueden obsesionar a la humanidad. No es ni vértigo ni mal de la montaña, sino una curiosa opresión de los espíritus por la imponente grandeza de la naturaleza. La misma fuerza, cuando no se halla en una concentración venenosa, inspira el amor apasionado de las colinas o del mar que Kipling ha celebrado tan gloriosamente en uno de sus poemas.

Las patologías del Elemento de Agua pueden ser una fascinación tan grande que un hombre caminará dentro del mar hasta ahogarse. Swinbume tenía esta peculiaridad, y la ha inmortalizado en varios de sus poemas, "Arrojarse como el corazón en nosotros ruega e implora, sediento de espuma". En una ocasión fue recogido en el mar abierto por un cúter de pesca Bretón, nadando incansablemente, a muchas millas de la tierra, conducido en el mar por las corrientes, pero ajeno a su peligro. Al ser rescatado, se sentó sobre la cubierta con su melena de pelo rojo secándose al viento, cantando poemas de mar a sus rescatadores, un espectáculo por el que una habría dado mucho por presenciar.

Otro caso curioso de patología del agua lo conocí personalmente. Una mujer muy juiciosa, una maestra de escuela, estaba obsesionada por un horror a las olas tempestuosas. Ella siempre declaraba que si iba frente al mar a observar una tormenta, las olas hacían un "espectáculo de muerte" ante ella. Vivía en un lugar en la costa, pero era tan grande su desagrado por las olas que procuraba no caminar por el paseo cuando la marea estaba alta. Ella fue curada de su miedo de un modo curioso. Tomó la iniciación en la Co-Masonería, y encontró para su sorpresa que desde ese día estaba libre de su temor al mar. Yo no soy una Co-Masona, y hablo expuesta a corrección, pero creo estar en lo correcto al decir que la Co-Masonería difiere de otras formas de la Masonería en que las Invocaciones Elementales han sido introducidas en ella.

El Elemento de Aire, como saben todos los ocultistas, es un elemento muy trapacero para tratar con él. Más iniciados se desvían del Sendero en el Grado de Aire que en ningún otro, y es raro ver un Ritual de Aire trabajado sin que alguien sea noqueado o hecho caer. Es un elemento pendenciero; cuando se trabaja, los operadores están expuestos a disputar y reñir. Está también asociado íntimamente con el sexo, como es revelado por su simbolismo. Si un ocultista está haciendo un circulo mágico, y por cualquier razón desea sellarlo con los kerubines de los Elementos en vez de los Arcángeles, como se hace más comúnmente, y se siente incapaz para la tarea de trazar un águila presentable, la forma simbólica del Kerub de Aire, usará el signo zodiacal de Escorpio. La conexión evolutiva entre la serpiente y el pájaro es bien conocida a los biólogos; pero largas edades antes de Darwin, los iniciados usaban la Serpiente y el Águila para representar los aspectos no sublimado y sublimado respectivamente de la fuerza de la vida. El Escorpión se conecta con la Serpiente a través del Dragón.

Tuve una experiencia muy curiosa yo misma en conexión con el Elemento de Aire. No estoy traicionando ningún secreto si digo que ciertos grados de iniciación se refieren a los elementos, pues el hecho es demasiado conocido en general, y demasiado obvio, para que no sea más misterioso que las piernas de la Reina de España.

Para comenzar, tengo una cabeza excepcionalmente mala para las alturas, y puesto que el Abismo de la Altura corresponde al Elemento de Aire, obviamente no tengo ninguna afinidad natural con él. La ceremonia fue excepcionalmente mal, incluso para un Ritual de Aire. Dos de los oficiales principales, esposo y esposa, ayudaron a mantener su reputación como un elemento contencioso teniendo una desavenencia familiar en medio de los procedimientos, y los vuelos y roturas usuales ocurrieron en una escala generosa.

Durante la siguiente quincena viví en medio de un cataclismo de loza. Machaqué mí camino a través de dos juegos enteros de té y todos los ornamentos de la repisa de la chimenea. Los ornamentos simplemente se cayeron uno por uno de la repisa por su propia cuenta. Realmente les vi a dos de ellos hacerlo. Yo no sabía por aquel tiempo que el Elemento de Aire tenía esta reputación siniestra. Realicé que algo extraño estaba a la vista, sin embargo, y pregunte a mi instructora sobre ello. Ella se encontraba muy divertida, pero yo no, porque era mi loza la que estaba proporcionando el material bruto para los fenómenos. Me aconsejó entrar en contacto simpático con las Sílfides, pues la iniciación evidentemente no había tenido del todo éxito. Trate de hacer esto, pero estaba en Londres todo el tiempo y no tuve éxito alguno, pues los contactos elementales, con la excepción del Fuego, no pueden ser trabajados con éxito en una ciudad. El destrozo continuó, y fui reducida a un pichel de estaño y a un vaso para los dientes, pues vi que era inútil conseguir más porcelana hasta que las cosas se hubiesen asentado.

Entonces salí para mi vacación de verano y me encontré en la cima de una elevada y aislada colina en un día de sol brillante y mucho viento. Yo estaba muy consciente de la proximidad de los reinos elementales. El aire parecía lleno de chispas de plata, lo que es siempre un signo de que el velo es delgado. No había nadie presente salvo algunos amigos que eran simpáticos. Di la cara al viento y elevé mis brazos en invocación. De repente vimos debajo de nosotros a una figura abriéndose paso entre los setos y saltando zanjas, y corriendo salvajemente hacia nosotros. Lo reconocimos al poco como otro de nuestros amigos, y cuando se unió a nosotros nos contó que había sentido el ímpetu repentino del poder mientras estaba en el valle y en un impulso abrumador había arrancado hacia la cima de la colina. Entonces todos nosotros, sin sugestión alguna de jefatura, empezamos la Danza de los Elementos, girando como derviches danzantes sobre la cima de esa colina. Afortunadamente no había nadie alrededor, pero no sé si eso habría hecho mucha diferencia, pues estábamos asidos fuera de nosotros y el aire parecía lleno de impetuosas llamas doradas, planas en el viento. Durante los días posteriores parecíamos estar cargados con energía elemental por esa extraordinaria danza.

Puede ser interesante señalar que danzamos con un movimiento circular, girando cada uno de nosotros sobre nuestro propio eje al mismo tiempo, y que tanto danzamos como giramos deosil, esto es, en la dirección del movimiento del sol. Todo esto ocurrió espontáneamente, capturándonos la marea de los elementos lejos y arriba. Nunca he conocido una experiencia más gloriosa. Fue sin duda la inebriación divina de los Misterios.

Después de esto no hubieron más destrozos de la loza.

Ya he indicado mi cabeza excepcionalmente mala para las alturas. He encontrado que es considerablemente mitigada, temporalmente en cualquier caso, por la Invocación del Aire. Soy de la opinión de que el curioso impulso que arrastra a la gente a cometer suicidio sin razón alguna arrojándose desde las alturas puede ser debido al mismo impulso que hace que gente obsesionada por el Elemento de Agua se ponga a nadar en el mar, como lo he relato de Swinburne.

Estos suicidios aparentemente sin causa de Agua y Aire son, en mi opinión, una forma de unión con el dios que es una de las ideas subyacentes al sacrificio humano. Hay dos tipos de sacrificio humano, el voluntario y el involuntario. El sacrificio involuntario, el prisionero que lucha o es reducido a la pasividad, se usa, no para propiciar al dios, como se piensa usualmente, sino a fin de que sus fuerzas vitales puedan servir como una base de manifestación. El sacrificio voluntario, en el que la víctima será un sacerdote o un devoto del dios, tiene por motivo la idea de unión divina, no del todo desconocida para los místicos cristianos, que buscan su consecución por una muerte en vida, mientras que los adherentes de Juggernaut escapan con un breve dolor.

La creencia europea de un hombre, una vida, nos ha imbuido con la idea de la muerte como el mal supremo. Por lo tanto el europeo muy a menudo no va hacia su muerte cuando se une con los elementos, sino que su yo superior se retira de la encarnación, dejando su cuerpo animado por una curiosa clase de autómata inteligente, que se deteriora rápidamente. Cualquiera que pueda ser el status del alma que se retira, lo que se deja detrás no es hermoso. Siento, por tanto, que debe retrasar y distorsionar seriamente la evolución de la Mónada humana el que se vuelva a la esfera de la evolución Dévica. Puede muy bien ser que algunas de las criaturas que a primera vista podríamos clasificar como no-humanos sean realmente humanos que han tenido una fase de Deva en su registro Kármico. Hay un área de investigación muy interesante esperando a la persona que investiga sistemáticamente las vidas pasadas de los débiles y trastornados mentales.

Las patologías del Elemento de Fuego son también raras, aunque puede ser que el incendiario sin objetivo y el pirómano pertenezcan a esta clase. Nunca he tenido personalmente oportunidad alguna de investigar este tipo de caso. Algernon Blackwood escribe de uno en su cuento interesantísimo, "La Regeneración de Lord Ernie", que está publicado en su volumen de cuentos cortos titulado Aventuras Increíbles.

En verdad, este autor es extremadamente aficionado a extraer su inspiración del reino de los Devas, y tiene algunos estudios sumamente interesantes sobre el tema esparcidos a través de sus libros.

Cualquier unidad geográfica desarrolla algo de un alma global, y cuando la diferenciación es señalada, el alma global puede convertirse en una entidad muy definida. Si hay entre los habitantes del distrito algunos que sean sensitivos al Invisible, pueden formar una afinidad o una repulsión por este alma global. Un gran bosque tiene una personalidad muy marcada, y hay pocos hombres blancos que puedan resistir su influencia, volviéndose señaladamente cambiados y deshumanizados si son expuestos a él por largos períodos sin la compañía de otros de su raza. Los nativos, por otro lado, parecen entrar en él y ser parte de él.

Es bien conocido cuán a menudo los árboles son objeto de adoración en todas las partes del mundo. Tienen personalidades muy marcadas y fuertes campos magnéticos. En la primavera, cuando la savia está subiendo, incluso los no-psíquicos pueden ver a menudo el aura de un árbol. Puede ser vista mejor poniéndose a una distancia de un par de cientos de yardas y mirando al cielo más allá de la copa del árbol. El aura será percibida entonces como una nube blanquecina, como una mancha en el cielo de color más claro, rodeando la copa del árbol, y usualmente balanceándose suavemente de lado a lado.

Hay un curioso antagonismo entre los olmos y la humanidad, y sobre las orquídeas todas las personas sensitivas coinciden en que hay algo siniestro. La vegetación tropical, en conjunto, es demasiado poderosa para la humanidad. Bajo la tremenda estimulación del fuego solar, las fuerzas elementales son concentradas hasta una fuerza venenosa. No conozco personalmente la Costa Oeste de África, pero por lo que puedo colegir soy de la opinión de que las fuerzas elementales y la atmósfera hechas por los ritos Juju son más responsables que el clima por ganar para esa parte del mundo su siniestra reputación corno la Tumba del Hombre Blanco. Hay otros puntos donde el clima es igualmente caliente y húmedo, Birmania por ejemplo, pero no hay otro lugar que produzca la misma debilitación de la fibra moral. El único lugar que es comparable en modo alguno es el Mar del Caribe, que produce, no tanto una desmoralización, como una fiereza y una violencia bien ajenas a las características raciales de la gente que va ahí.


CAPITULO VIII

LOS RIESGOS INCIDENTALES A LA MAGIA CEREMONIAL

Teoría esotérica de la naturaleza del mal. —Sistema Qabalístico. —Mal Negativo. --Mal positivo. —Los Qlippoth. —Experimento desafortunado con la geomancia. —Caso de obsesión por los demonios de Abramelín. —Fuentes de peligro en el ocultismo práctico.-- Accidentes que ocurren en los trabajos ceremoniales. —Accidente debido a la ruptura del círculo durante un exorcismo. —Extraña muerte en la isla de Iona. —Diferencia entre magia ceremonial y ceremonias de iniciación. —El prejuicio de Mme. Blavatsky contra el ceremonial. —Necesidad del ceremonial en el Oeste.

Si ha de tratarse adecuadamente con el problema de la autodefensa psíquica, debemos tener una comprensión de un tema sobre el que se ha escrito muy poco —la naturaleza de las fuerzas del mal inteligente y organizado.

La grandes fes del mundo antiguo tenían todas sus dioses del mal así como sus deidades benéficas, y no llamaban a estos dioses malos diablos. En el hinduismo tenemos a Shiva y Kali; en el sistema Egipcio tenemos a Set, Besz y Tifón; en el panteón Griego están Plutón y Hécate.

Todas las otras fes, también, tienen sus coros angélicos, sus arcontes, o constructores, y toda la jerarquía del cielo. Sólo la cristiandad Protestante ha olvidado su angelología, el Creador tiene que ser tanto el Arquitecto del Universo como el Enladrillador, formando el hombre a partir del polvo del suelo sin ayuda.

Si nos referimos al Paraiso Perdido, sin embargo, encontraremos que Milton estaba familiarizado tanto con las jerarquías divinas como con las infernales, y que éstas estaban graduadas y planificadas de acuerdo con un sistema definido. Cualquiera que esté familiarizado con la Qábalah reconocerá que en Milton encuentra a un compañero Qabalista.

En la Qábalah encontramos el esoterismo del Antiguo Testamento. Propongo usar la terminología Qabalística para explicar la teoría esotérica del mal porque, en primer lugar, es aquella con la que estoy mas familiarizada; y en segundo lugar, forma la base del pensamiento oculto Occidental y toda la magia medieval está basada sobre ella, junto con mucha magia moderna; en tercer lugar, es, en mi opinión, singularmente lúcida, coherente y comprensiva; y siendo un sistema consagrado por la antigüedad, no puedo ser acusada de novelear, o fabricar mi propio sistema.

A fin de hacer claros mis conceptos, debe darse una breve explicación de la doctrina Qabalística. Puesto que no es posible entrar en una exposición de este vasto sistema, afirmaré ciertos axiomas dogmáticamente, y los explicaré por la ilustración en vez de por el argumento, obteniendo así la máxima claridad para el gasto mínimo de espacio.

El iniciado reconoce dos clases de mal, Mal Negativo y Mal Positivo. El Mal Negativo es el opuesto polar del Bien.

Tratemos de aclarar esto por una ilustración. Toda acción da lugar a una reacción. El impulso hacia adelante de la bala es igualado por el reculeo de la pistola. Todo lo que se mueve tiene que tener el equivalente de un cojinete de empuje contra el que empujar —algo firme bajo sus pies desde donde impulsarse. Es difícil caminar sobre una superficie resbaladiza porque no ofrece resistencia. Tenemos que tener algo para que agarre el pie, contra lo que empujar y darnos el impulso hacia adelante a cada paso.

El Mal Negativo, es el cojinete de empuje del Bien; el principio de resistencia, de inercia, que permite a Dios "tener dónde agarrarse".

Pero el Mal Negativo es más que ésto. Podríamos llamar al principio de resistencia el aspecto "negativo" del Mal Negativo. Pues tiene también un aspecto "positivo", el Principio de Destrucción.

Podemos explicar mejor la función cósmica del Principio de Destrucción llamándolo por su nombre esotérico del Barrendero de los Dioses. Su función es aclarar detrás de la marea en avance de la evolución, retirando aquello que se ha vuelto gastado de modo que no pueda sofocar y entorpecer a la vida evolucionante.

Encontramos ahora la respuesta al eterno acertijo de por qué Dios permite al Diablo. El Diablo es el cojinete de empuje cósmico y el Barrendero de los Dioses. Es a este aspecto del mal que se le da un simbolismo más detallado en los panteones de otras fes, teniendo su Shiva y su Kali, o sus aspectos de Plutón y Hécate. Podemos ver ahora por qué estas fuerzas resistivas y destructivas son clasificadas como dioses y no como demonios, pues son reacciones de acuerdo con la ley cósmica, no fuerzas anárquicas y caóticas.

Llegamos ahora a la consideración del Mal Positivo. Este tiene de nuevo un aspecto "negativo" y un aspecto "positivo". Su aspecto "negativo" es puro caos, substancia informe y fuerza no coordinada. Ha sido llamado apropiadamente al Aborto Cósmico. El desviarse hacia la esfera del Mal Positivo "negativo" es como ser capturado en una arena movediza psíquica.

Estamos ahora preparados para considerar la esfera del Mal Positivo "positivo", los demonios mismos, o los Qlippoth, como se les llama en la Qábalah. A fin de entender su significado debemos hacer una excursión posterior dentro de la filosofía Qabalística.

El Creador es concebido como trayendo el universo a la manifestación a través de una serie de Emanaciones Divinas, en número de diez. Estas son llamadas los Diez Santos Sefirot, y son representadas en un diagrama particular. Este es el famoso Árbol de la Vida, la clave de todo simbolismo.

Los Sefiroth no fueron emanados independientemente, cada uno desde la Fuente Divina; sino que se desbordaron, el uno del otro. Tan pronto como un Sefira ha emanado a otro, se dice que estos dos están en equilibrio, compensándose uno al otro. Pero hay un período durante la emanación de un Sefira en el que la fuerza no está aún en equilibrio, sino que empuja hacia afuera sin apoyo, como un arco incompleto. Es la fuerza sin compensar emanada durante esta época de desequilibrio, y nunca absorbida posteriormente tras el establecimiento de la nueva esfera, la que constituye el Mal Positivo. Hay, por lo tanto, diez clases de Mal Positivo, igual que hay diez Emanaciones Divinas.

A estas esferas van, de acuerdo con su clase, todas las imaginaciones malas del corazón del hombre que no son neutralizadas por el arrepentimiento o compensadas por el exceso de bien en otros miembros de la misma alma-grupo. Hay aquí una profunda doctrina oculta en la que no podemos entrar ahora; debe bastar con afirmarlo dogmáticamente en la explicación del concepto Qabalístico de los Qlippoth. Cuando consideramos todo lo que debe haber sido vertido en estos diez sumideros de iniquidad desde los días de la Magia Atlantea, a través de la decadencia de Babilonia y de Roma, hasta la Gran Guerra, podemos adivinar lo que se eleva de ellos cuando sus sellos son rotos.

No sólo emanan de ellos influencias que tientan y corrompen a las almas, cada una de acuerdo con su susceptibilidad, sino que el tiempo ha servido para la formulación de inteligencias malas. Estas se originaron probablemente por los trabajos de la Magia Negra, que tomó la esencial esencia del mal y la organizó para propósitos personales. Los seres así formulados asumieron una existencia independiente, se desarrollaron, y multiplicaron su especie. Ellos aparecen como sueños y alucinaciones, y pueden producir un grado considerable de fenómenos y objetivos, tales como ruido, depósito de cieno o sangre, bolas de luz, y, sobre todo, hedores de una asombrosa acrimonia.

Las Diez Emanaciones Divinas son personificadas como Arcángeles, y las Diez Emanaciones Infernales están personificadas como Arcedemonios. Son éstos los que son los Nombres de Poder en la Magia. Cada Sefira, pues, tiene su lado inverso en el correspondiente demonio Qlippótico. El adepto iniciado siempre consigue el control sobre la fuerza demoníaca antes de intentar utilizar la fuerza angélica que, por los medios apropiados, puede ser contactada en cada Sefira. Si no lo hace así, contacta a ambos simultáneamente. Más aún, los planetas, los elementos y los Signos del Zodíaco están todos conectados íntimamente con los Sefiroth, estando dispuestos sobre el Árbol de la Vida en un modelo conocido sólo por los iniciados.

El adepto iniciado es extremadamente cuidadoso en lo que hace cuando está trabajando con estas potencias porque sabe que siempre tiene los Qlippoth al fondo. El ocultista no iniciado siempre va adelante alegremente, haciendo malabarismos con los Nombres de Poder que ha pescado de los innumerables libros sobre el tema ahora asequibles para el lector general, pensando que si no invoca a los demonios no los conseguirá. Olvida que todo planeta es un Jekyll y Hide. Consecuentemente, la magia ceremonial ha conseguido un mal nombre debido a la desagradable frecuencia de resultados adversos, igual que la cirugía tenía un mal nombre antes de los días de Lister. Es la técnica imperfecta lo que es el problema.

Yo estaba haciendo una vez algún trabajo experimental con la geomancia, que es un método de adivinación perteneciente al Elemento de Tierra. Ahora bien todas las adivinaciones, cuando se ejecutan de acuerdo con su fórmula esotérica, comienzan siempre con una evocación del genio que preside sobre esa operación particular. Los genios de la geomancia no son de tipo muy elevado. Yo estaba familiarizada imperfectamente con el método, y estaba tratando de establecer mi figura de puntos sobre un pedazo de papel en vez de usar una bandeja de tierra húmeda como debería haber hecho. Las cosas empezaron a ir mal, y la habitación se llenó con la más terrible fetidez de albañal. El apropiado ritual de purificación fue ejecutado inmediatamente, y el aire clarificado; pero no hubo mucha duda sobre la objetividad de este fenómeno mientras duró.

Un caso muy interesante es dado en la Revista Oculta de diciembre de 1929, en una carta al editor, firmada por H. Campbell.

"Deseando alguna información que no podía conseguir en cualquier modo ordinario, recurrí al Sistema de Abramelín, y con este fin preparé una copia del Talismán necesario, perfeccionándolo al máximo de mi capacidad con mi pequeño fondo de conocimiento. Ejecutado el ritual, procedí a aclarar mi 'lugar de trabajo'. Un poco de conocimiento es una cosa peligrosa; mi ritual fue imperfecto y sólo hice a mi Talismán inútil sin en modo alguno menoscabar las actividades de la entidad invocada. Esto no parece más que una grosera falta de cuidado por mi parte; y hasta cierto punto esto es verdad —pero el punto que deseo señalar es éste, que mi conocimiento de este sistema particular, y por lo tanto mi ritual, eran imperfectos; y en cualquier caso, no se me había mostrado método alguno de combatir esta entidad particular una vez excitada. Notad ahora los resultados.

"Desgraciadamente no tengo recuento de la fecha en que estas ocurrencias comenzaron, pero la primera indicación de problemas debió de venir en o sobre el 3 de Marzo de 1927. Puedo adivinar la fecha con buena exactitud porque, como había de aprender, las manifestaciones eran siempre más fuertes cerca de la luna nueva, y después de que me había ido a dormir. En esta ocasión recuerdo haberme despertado rápidamente con un vago sentimiento de terror que me oprimía; sin embargo no era ningún terror ordinario de pesadilla, sino una emoción impuesta que podía ser arrojada fuera por un esfuerzo de la voluntad. Esta pasó casi tan pronto como me enderecé, y no pense más sobre ello.

''De nuevo en el 2 de Abril, o por ahí cerca, fui preocupado por el mismo sentimiento, pero no lo consideré más que como una severa pesadilla, aunque me había dado cuenta del hecho de que mi sueño era distorsionado hacia el tiempo de la nueva luna; mientras que conforme la luna llena se acercaba, las noches eran pacíficas de nuevo.

"La luna del 1 de Mayo trajo una recurrencia del problema. Esta vez muchísimo más poderoso, y necesité un esfuerzo de voluntad casi intolerable para arrojarlo fuera. Fue también alrededor de este tiempo que vi por primera vez la entidad que estaba obsesionándome rápidamente No era del todo desagradable de mirar. Sus ojos estaban cerrados, y era barbudo, con largo pelo ondeante. Parecía una fuerza ciega despertándose lentamente a la actividad.

"Ahora bien hay tres puntos que debo dejar bien claros antes de que prosiga. En primer lugar, nunca fui atacado por dos veces en la misma noche. En segundo lugar, cuando hablo de acontecimientos físicos, la rotura de vidrios y voces, no eran nunca, con una excepción absolutamente inexplicable, reales, sino puras obsesiones; y esto conduce al tercer punto. Ninguno de estos incidentes ocurrió mientras estaba dormido. Siempre me encontré despierto con el terror sobre mí y luchando violentamente por arrojar fuera el hechizo. Había tenido pesadillas notoriamente, pero ninguna pesadilla que había tenido nunca podría tener a mi mente agarrotada durante minutos como esta cosa lo hacía, o podría enviarme de cabeza desde una ventana de diez pies de alta hasta el suelo de abajo.

"La primera indicación que tuve de que estas visitas estaban absolutamente fuera del curso ordinario de los acontecimientos vino en el 30 de Mayo. Hacia la medianoche fui despertado de repente por una voz que me llamaba en voz alta, 'Mira', y al punto me percaté de una serpiente roja que se enrollaba y desenrollaba bajo mi cama, y alcanzaba al suelo con su cabeza. Justo cuando estaba a punto de atacarme salté a través de mi ventana, y vine a tierra entre los rosales de abajo, afortunadamente sin más daño que un brazo malamente magullado.

"Después de esto hubo paz absoluta hasta el 30 de junio, cuando llegó el clímax real. Había visto la cosa de nuevo en la noche de la luna nueva, y había notado cambios considerables en su apariencia Especialmente parecía mucho más activa, mientras que su largo pelo se había cambiado en cabezas de serpiente. La noche siguiente fui despertado por un ruido violento y salté de la cama. Vi entonces que el ruido fue causado por un gran obelisco rojo que había atravesado la pared oeste de mi habitación y se había apoyado contra la pared en el extremo este, machacando tanto ése como la ventana en pedazos pero salvando mi cama, que estaba en una alcoba a la izquierda de su sendero. En su tránsito había machacado todos los espejos, y el suelo y la parte superior de mi cama estaban sembrados con vidrios rotos y fragmentos de madera. Esta vez la obsesión debió haber durado algunos minutos. No me atrevía a moverme por miedo a cortarme, y para alcanzar las cerillas —donde, lo sabía, se hallaba la seguridad— tenía que apoyarme sobre la cama y de nuevo correr el riesgo de los vidrios. Sin embargo en mi corazón sabía que todo esto era falso, pero no tenía poder para moverme. Sólo podía permanecer ahí, incapaz, mirando a la habitación destrozada en un estado de terror sin esperanza.

''Y ahora viene la parte más extraordinaria de todo el asunto. Cuando hube dominado finalmente la obsesión, volví a la cama de nuevo muerto de cansancio, y sé que el único ruido que hice esa noche fue saltar al suelo, además mi habitación está al menos a cien yardas del resto de mi familia, sin embargo la mañana siguiente en el desayuno se me preguntó qué fue el terrible ruido en mi habitación durante la noche.

"Después de eso realicé que el juego tocaba a su fin. No había tomado estos sucesos rendido, pero sabía que me era imposible intentar controlar la fuerza que había puesto en movimiento. En desesperación me volví a una buena amiga que, me daba cuenta, sabía mucho de estas cosas. Ella no vaciló, sino que vino al punto en mi ayuda, y desde ese día hasta el presente el problema se ha ido absolutamente de mí.

"Tal es el caso; y sólo espero que pueda advertir a aquellos que están contemplando mi estupidez a tratar con el más grande cuidado cualesquiera sistemas de magia que estén impresos, y no usarlos en absoluto a no ser que tengan el control más completo sobre las entidades invocadas".

Entre el público general, que no chapotea en el ocultismo, los resultados de un contratiempo mágico nunca se ven, y los únicos doctores que los ven alguna vez son los compañeros iniciados que resultan ser también médicos, y ellos, naturalmente, guardan silencio. Las catástrofes son de grados variables de severidad, distribuyéndose desde un mal terror a una fatalidad.

No puedo decir mucho sobre estos temas, pues están entre los senderos más secretos de la tradición oculta. Debe indicarse sin embargo lo suficiente para revelar lo que, bajo ciertas circunstancias, puede ser experimentado. No considero probable, sin embargo, que los demonios Qlippóticos sean encontrados salvo a través del uso de la magia ceremonial. Son tan raros como el ántrax en Inglaterra, pero es conveniente conocer la manera de su manifestación de modo que, cuando se encuentren, puedan ser reconocidos.

La gran mayoría de los entrometidos en ocultismo son protegidos por su propia ineptitud. Fracasan en conseguir resultados, y en consecuencia no llegan a daño alguno; pero si tuviesen éxito en conseguir resultados encontrarían que tenían sus manos llenas. El estudiante serio, a no ser que esté trabajando bajo una diestra guía, puede encontrarse también en dificultades, y por diversas razones.

Puede ser insuficientemente experto en la operación en que se ha empeñado, pues en la magia la teoría es una cosa y la práctica es otra. Un estudiante de ciencia oculta extraerá a menudo una fórmula de un libro y tratará de usarla. Podría por lo mismo estudiar las instrucciones en un libro de cirugía y tratar de operar. La mayoría de las fórmulas son incompletas, siempre hay trabajo no escrito. Algunos de los "nombres bárbaros de evocación" que el no iniciado usa como Palabras de Poder, son realmente las letras iniciales de una frase o sentencia mántrica. Yo me crucé una vez con una invocación en la que la Palabra de Poder era Tegatoo. En la investigación ésta resulto ser los restos desmenuzados de El Gran Arquitecto del Universo (en inglés, The Great Architect of the Universe).

Incluso un ocultista experimentado puede meterse en dificultades si intenta trabajo mágico cuando está en mala salud, demasiado cansado, o tiene incluso una cantidad moderada de alcohol, pues muy poco es mucho demasiado cuando son manejadas las Fuerzas Invisibles. Esto se aplica igualmente a cada uno de sus asistentes. Una cadena no es más fuerte que su vínculo más débil, y si uno del equipo no puede manejar las fuerzas, todo el mundo va a sufrir. Una logia de ritual no es lugar para el inefectivo de buenas intenciones.

Hay una cantidad inmensa de chapoteo hoy en día en el ocultismo. La mayoría es inocuo porque es totalmente inefectivo; pero nunca hay conocimiento alguno de cuándo va uno a golpear un cable conectado. Tomad, por ejemplo, los anuncios en diversas revistas ocultas que ofrecen proporcionar "hechizos que funcionan". Una de dos cosas es cierta. O bien no funcionan en absoluto, en cuyo caso uno está gastando su dinero en ellos; o funcionan por medio de algún poder con el que han sido cargados. ¿Cuál es la naturaleza de ese poder? y ¿sabían realmente las personas que hicieron el hechizo o el talismán de qué iba la cosa? ¿Tomaron la precaución de atar el aspecto más bajo antes de magnetizar con el aspecto superior? Estas son las precauciones elementales del ocultista práctico que ha sido entrenado apropiadamente. ¿Las conocía el que hacía el talismán?

De nuevo, uno compra libros de segunda mano sobre magia. ¿Quién fue el anterior propietario? y ¿con qué propósitos fueron usados estos iibros? O uno compra un libro nuevo que ha sido lanzado por alguna escuela oculta con fines de propaganda. Estos libros son magnetizados a menudo antes de ser enviados, y forman así un vínculo magnético entre el comprador y la Orden que hizo que fueran enviados.

O uno puede unirse a un grupo que ha estado asociado previamente con otro grupo oculto cuyos contactos eran degenerados, A no ser que se tomen las precauciones adecuadas, esa persona traerá el contagio psíquico consigo, y sus compañeros miembros pueden tener experiencias desagradables.

Recuerdo que se me dijo por un ocultista de gran experiencia que dos cosas son necesarias para la seguridad en el ocultismo, motivos correctos y asociados correctos. Nos arrullamos en una falsa seguridad si creemos que las buenas intenciones son suficiente protección. Mi consejo al futuro estudiante es que invoque al Maestro para que le envíe un iniciador, y rehuse intentar cualquier trabajo práctico hasta que esté completamente satisfecho de que el iniciador ha sido encontrado.

No puedo entrar aquí ni en las precauciones a tomar contra sucesos adversos en el trabajo oculto practico, ni en los remedios a aplicar si tienen lugar; indicaré meramente los signos por los que pueda ser reconocida tal eventualidad. Esto es todo lo que puede hacerse, y todo lo que es necesario en un libro de este tipo; el iniciado sabe qué hacer sin necesidad de guía por mi parte; el no iniciado no puede hacer nada, y debe buscar ayuda. Es suficiente para él que sepa cuándo es que se necesita tal ayuda.

Si las cosas van mal en el curso de una ceremonia mágica, el poder se "corta", y alguien, puede ser el operador, o puede ser la persona más débil en el equipo, es "noqueado" como si hubiera recibido un puñetazo de un pugilista invisible. Cuando sea recogido, estará muy aturdido y malamente sacudido, y pasarán ciertamente algunos días, posiblemente semanas, antes de que lo supere. Estará en un estado de completa postración y considerable confusión mental, que gradualmente desaparecerán. A no ser que haya algún defecto orgánico, tal como inestabilidad mental hereditaria, un mal corazón, o arterias endurecidas, habrá una recuperación completa si se da tiempo, pero naturalmente que es una mala perspectiva que una de estas condiciones esté presente, y aquellos que las tienen no deberían tomar parte en experimentos ocultos. Personalmente, no creo que las fuerzas invisibles por sí solas causarán nunca realmente la pérdida de la vida o una incapacidad permanente en la ausencia de cualquier lesión física. La persona que pierde su cabeza como resultado de una conmoción psíquica habría perdido su cabeza si hubiera estado en un desastre de ferrocarril o cualquier otra experiencia emocional drástica.

A no ser que la atmósfera psíquica indique otra cosa, no es necesario hacer purificación alguna, o tomar precauciones contra la obsesión, porque el poder se ha dispersado a sí mismo en el acto mismo de infligir la conmoción.

Durante mis primeros días en el ocultismo desarrollé mis poderes muy rápidamente porque recobré las memorias de mis encarnaciones anteriores en bloc, y con ellas las capacidades adquiridas en vidas anteriores, y me golpeé severamente en numerosas ocasiones antes de aprender la técnica de manejar las fuerzas invisibles. Nunca experimenté ningunos efectos malos permanentes por mis contratiempos, aunque admito que en ocasiones he sido desembarazada por mis amigos de una cantidad considerable de basura.

Durante los primeros días de mi carrera oculta me fue traída una chica por una amiga mutua, quien me dijo que la madre de esta chica, una estudiante ardiente del ocultismo, parecía tener un efecto terrible sobre su hija. La madre era viuda, y madre e hija vivían juntas bajo circunstancias materiales muy confortables; pero cuandoquiera que la chica hacía un amigo, o mostraba algún deseo por dejar el hogar, la madre ejecutaba extraordinarias muecas, viniendo a la habitación de la hija por la noche y trazando signos en el aire alrededor de su cama. El efecto de todo esto sobre la chica era sumamente peculiar. Se sentía incapaz de liberarse de la dominación mental que la madre había obtenido sobre ella, y se estaba gastando en una forma sumamente curiosa. Cuando la vi, aunque capaz de andar, no se parecía a nada que yo hubiera visto nunca salvo una víctima del hambre.

Hice una investigación psíquica, y me formé la opinión de que la madre estaba trabajando por medio de una entidad de la que había obtenido posesión. Cómo había sido conseguido esto en el caso presente, no lo sé, pero tales casos son comunes en el ocultismo. Determiné aceptar el caso, y cazar y, si era posible, acabar con este elemental artificial. Yo estaba fuera del grupo con el que estaba acostumbrada a trabajar, pero entre gente ansiosamente interesada en ocultismo de toda clase, tamaño y descripción, y no tuve dificultad alguna en pescar un equipo para ayudarme con el cometido.

Yo no tenía escrúpulos en cuanto al empeño. Un elemental de segunda mano, dirigido por una mujer con sólo un conocimiento chapucero de la magia, no me parecía ser un oponente formidable. Yo había visto un buen montón de ocultismo práctico, había prestado una mano a operaciones similares, y poseía la fórmula necesaria. Así que fui alrededor de la ciudad, pedí a ciertos amigos prestarme una mano, y a otros venir a ver la diversión. Para ser franca, nuestra actitud era la de una partida de niños a la caza de ratas.

Nos encontramos en el tiempo y lugar indicados. Formamos nuestro círculo, y nos hicimos al trabajo. El método que pretendía usar me hacía necesario abandonar mi cuerpo, y el grupo estaba allí realmente para cuidar de él mientras estaba fuera, y ver que no le ocurriera daño alguno. Salí al astral de modo bastante rápido, hice mi trabajo, y volví encontrándome muy contenta conmigo misma, pues era la primera vez que había operado enteramente por mi cuenta, sin la supervisión de mi instructor.

Conforme empecé a recobrar la conciencia física, que es como volver en sí de una anestesia, tuve una sensación como de maquinaria en marcha, y sentí como si estuviera tumbada sobre algo muy protuberante. Abrí mis ojos, y vi algo marrón elevándose por encima de mí hasta una altura enorme. Cuando reuní mis sentidos, descubrí que estaba yaciendo sobre el suelo, cerca del zócalo, a través de los pies de un hombre desafortunado, que estaba así clavado con seguridad contra la pared, y fue él, agitándose en sus zapatos, el que había sentido como la vibración de una maquinaria. Varios otros miembros del círculo reaparecieron lentamente y de mala gana desde detrás del piano y el sofá, y otros artículos pesados del mobiliario. Ellos habían visto algún ocultismo práctico por una vez en sus vidas, pero no parecía gustarles.

Parece ser que, después que yo me había marchado y les había dejado con mi cuerpo inconsciente, tuvieron un buen montón de fenómenos en forma de campanas y voces fuera del círculo. Si se hubieran mantenidos tranquilos, todo habría estado perfectamente en orden, pero perdieron sus cabezas y se desperdigaron. Entonces, roto el círculo, empecé a hacer muecas, arqueándome sobre mi cabeza y mis talones y, en algún modo que nunca ha sido explicado, llegando al lado más lejano de la habitación a los pies de uno de los del círculo, lo cual, desde luego, no mejoró las cosas.

Entonces sucedió una cosa extraordinaria. Estábamos justo reuniéndonos, pensando que todo había pasado, cuando una fuerza de cuya naturaleza nunca he sabido embistió de repente alrededor del círculo, y un miembro pareció tomar su embite. El fue volando a través de su habitación y aterrizó, afortunadamente para él, boca abajo en una butaca, y estuvo enfermo en cama por tres semanas.

Mientras todo esto estaba sucediendo, el padre de una de las personas que tomaban parte se sintió intranquilo por ella, y caminó desde donde vivía en el lado más lejano de la pequeña ciudad, para ver qué estaba pasando. Como la mayoría de las pequeñas ciudades del campo, ésta usualmente se iba temprano a la cama, pero él nos dijo que conforme venía vio que innumerables ventanas estaban encendidas, y escuchó los sonidos de los niños llorando a todo lo largo de la calle.

Cuando pienso en los riesgos que tomé y las condiciones bajo las que trabajé en esos primeros días, me maravillo de que yo o cualquiera de mis amigos estemos vivos para contarlo. Se dice que hay una Providencia especial que cuida de los tontos; los borrachos y los niños pequeños. Pienso que debe de haber otra que cuida de los ocultistas inexpertos y de sus amigos.

Puede ser interesante señalar que como resultado de esta operación que tomé a mi cargo tan temerariamente, la chica fue enteramente liberada de la dominación de su madre, y comenzó de ahí en adelante a coger carne, y rápidamente se volvió normal. Ese final de ello, al menos fue enteramente exitoso.

Otro caso curiosísimo es el referido en la Revista Oculta, de Enero de 1930.

"La misteriosa muerte de una estudiante de ocultismo, Miss N. Fornario, está recibiendo la atención de las autoridades en el momento presente. Miss Fornario fue encontrada yaciendo desnuda en la fría parte de las colinas de la solitaria isla de Iona. Alrededor de su cuello había una cruz asegurada por una cadena de plata, y cerca yacía un gran cuchillo que había sido usado para cortar una gran cruz en el césped. Su cuerpo yacía sobre esta cruz. Residente en Londres, Miss Fornario parece haber marchado a Iona para algún propósito conectado con el ocultismo. Una de las sirvientes de su casa en Londres afirmó que había sido recibida una carta diciendo que ella tenía 'un terrible caso de curación'. Un reportaje periodístico alude a misteriosas historias en la isla sobre 'haber sido vistas luces azules en la vecindad de donde fue encontrado su cuerpo, y hay también una historia de un hombre encapotado'. Los ocultistas, no menos que el público en general, esperarán con interés cualesquiera descubrimientos que puedan aparecer concernientes a este suceso".

Ningunos descubrimientos aparecieron nunca, sin embargo, y sólo puede trabajarse el caso por conjetura. Sólo puedo añadir un detalle al reportaje breve pero comprensivo de la Revista Oculta. El cuerpo llevaba huellas de arañazos.

Conocía a Miss Fornario íntimamente, y por un tiempo hicimos un buen montón de trabajo juntas, pero unos tres años antes de su muerte tomamos caminos separados y nos perdimos de vista una a la otra. Ella era medio italiana medio inglesa, de calibre intelectual no usual, y estaba especialmente interesada en los contactos elementales del Rayo Verde; demasiado interesada en ellos para mi paz mental, y yo me puse nerviosa y rehusé cooperar con ella. Yo no objeto a riesgos razonables, de hecho uno no puede esperar conseguir nada que merezca la pena en esta vida si no acepta riesgos, pero me parecía que "Mac", como la llamábamos, estaba metiéndose en aguas muy profundas, incluso cuando la conocí, y que era seguro que habría problemas antes o después.

Ella había estado evidentemente en una expedición astral de la que nunca volvió. No era un buen sujeto para tales experimentos, pues sufría de algún defecto del cuerpo pituitario. Si fue la víctima de un ataque psíquico, si meramente se detuvo fuera del astral demasiado tiempo y su cuerpo, de pobre vitalidad en cualquier caso, se congeló estando así expuesto en medio del invierno, o si se deslizó adentro de uno de los reinos elementales que amaba, como Swinburne nadó adentro del mar, ¿Quién puede decirlo? La información a nuestra disposición es insuficiente para formarse una opinión. Los hechos, sin embargo, no pueden cuestionarse, y quedan para dar a los escépticos alimento para sus pensamientos.

Puede ser conveniente decir al concluir este capítulo que cuando hablo de los experimentos de la magia ceremonial, no quiero decir iniciación ritual. Ahora bien, una iniciación ritual es desde luego magia ceremonial, y también, en cuanto a eso, lo son los sacramentos de la Iglesia. Pero el ocultista, usando sus términos quizás algo a la ligera, no incluye los rituales de iniciación cuando habla de la magia ceremonial.

Hay muchas variedades de ceremonias de iniciación, pero éstas están todas destinadas a trabajar sobre el alma del candidato solamente. La magia ceremonial, por otro lado, en el sentido técnico del término, está destinada a trabajar sobre el alma de la naturaleza. Las dos operaciones, aunque hay innumerables formas de cada una, son enteramente diferentes en tipo, y apuntan a, y alcanzan, resultados enteramente diferentes.

Hay un fuerte prejuicio contra la magia ritual entre los interesados en el ocultismo popular debido a las críticas hechas sobre ella por Mme. Blavatsky. Ahora bien, Mme. Blavatsky fue entrenada en la Escuela Oriental y tuvo muy poca, si es que alguna, familiaridad práctica con los aspectos internos del Ocultismo Occidental, ni fue ella maestra de sus métodos. Ella habló desde un punto de vista Oriental, y juzgó las condiciones esotéricas Occidentales por las que había visto en el Este, donde la magia Tántrica se ha vuelto depravada en las manos de Dugpas y sectas similares.

En la densa y materialística atmósfera del Oeste es extremadamente difícil conseguir resultados que merezcan la pena mencionar sin el uso de alguna forma de ceremonial, incluso la Sociedad Teosófica, de la que fue fundadora, se ha desviado inconscientemente hacia los métodos Occidentales, adoptando el ceremonial Católico y las iniciaciones Masónicas como capillas laterales para su templo provincial, y la mezcla está dando problemas. El movimiento de "Vuelta a Blavatsky" entre sus filas puede ser capaz de producir una enseñanza ética y metafísica mucho más pura, pero creo que podemos profetizar con seguridad que no producirá resultados prácticos, en Europa en cualquier caso.

¿Debemos esquivar los métodos ceremoniales porque ocasionalmente en manos inexpertas o bajo condiciones inadecuadas, conducen a resultados desastrosos? ¿Debemos esquivar las carreras de coches, o el montañismo, o el vuelo, o la investigación en la naturaleza de las substancias radioactivas? Todos éstos toman su impuesto de vida cada año. Hay un riesgo injustificable que ninguna persona sensata correrá si puede evitarlo, y hay un riesgo justificado que todo el mundo debe estar preparado a aceptar si desea salir de la masa. No todo seguidor de la Vía Interna es adecuado para el trabajo ceremonial, igual que no todo individuo es apropiado para manejar los controles de un aeroplano; pero hay alguna gente, tanto hombres como mujeres, para quien un condimento de peligro es un acicate que extrae la bravura de sus pastos, y éstos siempre se encontrarán a la vanguardia de la gran aventura.


SEGUNDA PARTE

DIAGNOSTICO DIFERENCIAL

CAPITULO IX

DISTINCIÓN ENTRE ATAQUE PSÍQUICO OBJETIVO Y TRASTORNO PSÍQUICO SUBJETIVO

Psiquismo: un caso frecuente de auto-engaño.— El desarrollo inesperadamente rápido de los estudiantes conduce al trastorno emocional.—Recuperación de angustiosas memorias de una encarnación anterior.— Los descubrimientos de psíquicos inexpertos han de aceptarse con precaución.— "Demencia de la vieja doncella".— Reacciones a las fijaciones.— Magnetismo de un adepto demasiado potente para mucha gente.— El fraudulento.— El demente.— El ciclo sexual en relación al desequilibrio mental.— Caso de demencia cíclica.— La mejor prueba para la autenticidad se ha de encontrar en un examen de los motivos.— Caso de ilusiones de persecución.— Ejemplos de genuinos ataques psíquicos por comparación con los espúreos.— Necesidad de la precaución al hacer un diagnóstico.

El psiquismo, pese a que sea genuino, es una causa fructífera de auto-engaño. Un psíquico es invariablemente altamente sensitivo y sugestionable. Esta es la base de sus dones. No siendo el psiquismo un desarrollo normal, entre los Europeos en cualquier caso, el psíquico tiene, en el lenguaje de los ingenieros navales, "demasiada máquina para su casco". Y es en consecuencia inestable, propenso a violentas reacciones emocionales, y exhibe en general esas aberraciones de conducta que estamos acostumbrados a asociar con el genio artístico. A no ser que un psíquico sea entrenado, disciplinado, protegido y observado por aquellos que entienden su condición, su psiquismo no será nunca digno de crédito porque es volado por todo viento de influencia. El psíquico y el neurótico son estrechamente semejantes en sus reacciones ante la vida, pero el neurótico difiere del psíquico en que, en vez de tener demasiada máquina para su casco, tiene poco casco para sus máquinas. El resultado es e!lmismo, sin embargo —una discrepancia entre la fuerza y la forma con la consecuente incapacidad de mantener un control central, razonado y director. La técnica de la disciplina oculta está dirigida mayormente hacia mantener el control de las fuerzas discordes, compensando la sensitividad del psíquico, y protegiéndole de impresiones no deseadas. Nunca es conveniente aprender a abrir la puerta del Invisible a no ser que al mismo tiempo uno aprenda cómo cerrarla y echarla el pestillo.

Como se señaló en la Introducción, es relativamente raro que el Invisible venga en busca de seres humanos. Como la Oruga le dijo a Alicia respecto al Cachorro de perro, "Déjalo solo, y él te dejará sola". Pero si empezamos a estudiar ocultismo, o incluso a chapotear en él, antes o después estamos expuestos a obtener resultados, supuesto, desde luego, que el sistema que estamos usando contenga los gérmenes de la eficacia.

En el caso de una persona que viene al Sendero por primera vez, el progreso es necesariamente lento y laborioso; pero un alma que ha tomado la iniciación en una encarnación anterior puede reabrir las facultades psíquicas latentes tan rápidamente que el problema de mantener la coordinación armonizada de la personalidad se vuelva serio. Es extremadamente común para una persona que está haciendo su primer contacto con el movimiento oculto el experimentar un trastorno psíquico. Esto se atribuye a veces a influencias malignas, a veces a malas entidades. Pueden no ser justas ninguna de estas inferencias. Hay una tercera posibilidad, que es responsable con mucho del mayor porcentaje de víctimas —el mero hecho de que la conciencia está trastornada por una fuerza desacostumbrada. Cuan común es ver a un niño febril y molesto durante los pocos primeros días de una vacación junto al mar. No está necesariamente poniéndose malo por una enfermedad. El aire fuerte, la comida desacostumbrada, y la excitación de sus nuevos alrededores están perturbando su sensitivo equilibrio físico. Igual ocurre cuando el neófito es perturbado al comienzo de su carrera oculta. Las vibraciones desacostumbradas están trastornándolo, y está teniendo un ataque de indigestión oculta. En ambos casos el tratamiento es el mismo —restricción temporal de la dieta que ha causado el trastorno.

Otra causa de trastorno psíquico puede yacer en la recuperación parcial de las memorias de encarnaciones pasadas si éstas incluyen episodios dolorosos, especialmente en las conectadas con estudios esotéricos. La entrada de conceptos ocultos en la mente consciente tiende a despertar la memoria subconsciente de experiencias similares en vidas pasadas. La emoción que rodea a una memoria es recobrada invariablemente antes que la imagen real del incidente. (Esta es una de las mejores pruebas sobre la exactitud de las memorias de vidas pasadas). Esta emoción prefigurada puede pender por un largo tiempo ante el umbral de la conciencia antes de que las imágenes se clarifiquen suficientemente para hacerse tangibles. Si la emoción que está surgiendo sobre el horizonte es de naturaleza dolorosa puede causar un considerable trastorno, y en ausencia de un consejero experimentado puede ser atribuido a un ataque oculto, o a la percepción psíquica de influencias malignas en el grupo oculto al que el neófito está afiliado. Es necesario usar gran precaución al extraer conclusiones de las impresiones psíquicas de un estudiante inexperto, que es propenso a estar tan lleno de alarmas como un pura sangre de dos años.

Por otra parte, las reacciones instintivas de un alma pura y sensitiva no han de ser ignoradas. Existen cosas tales como Logias Negras y entidades del mal. No debemos permitir que el grito "¡Lobo! ¡Lobo!" nos haga insensibles y descuidados. En cualquier caso, la víctima está sufriendo un desconfort remediable.

Es una cosa extremadamente difícil el determinar físicamente si el que se queja tiene motivos razonables para sus sentimientos, pues su propia imaginación habrá llenado su atmósfera con formas de pensamiento amenazantes. No es una cuestión simple decidir si estas formas de pensamiento son subjetivas u objetivas. El modo más sabio es apoyarse en la evidencia que sea capaz de examen objetivo, e investigar en el registro del grupo u ocultista particular contra el que se hacen los cargos. Pero es igualmente necesario investigar en el registro de la persona que está haciendo los cargos. Que esa persona esté llena de los más sublimes ideales no es prueba de que tenga una cabeza sensata, un juicio claro y sin prejuicios, o una apreciación de la naturaleza de la evidencia. Una persona no necesita ser un mentiroso deliberado para hacer afirmaciones que están muy lejos de la verdad.

Otro factor que ha de ser reconocido son los caprichos del instinto sexual en una persona en la que ese instinto es reprimido. Considerad el caso de una mujer, quizás ya no joven, cuyas circunstancias la permiten por primera vez seguir sus propias inclinaciones; un caso muy común con mujeres de gustos caseros, que tienen que esperar a los zapatos de los hombres muertos antes de que puedan lanzarse al viaje de la vida. Ella emprende el ocultismo, hacia el cual puede haber tenido siempre una inclinación, y se une a algún círculo para el estudio y posiblemente la iniciación ritual. El director de ese círculo será con toda probabilidad una persona de fuerte individualidad. La inexperta, recién llegada, famélica de amor, es embelesada. El ritual es una cosa muy estimulante, como la clerecía Anglo-Católica ha encontrado a su costa. La mujer, posiblemente bastante ignorante de los hechos de la vida, se encuentra extrañamente excitada. Se asusta, siente que algo del Reino de Pan se esté aproximando. Sus instintos la guiarán usualmente con suficiente veracidad para adivinar la fuente de donde procede la influencia perturbante. Ella apuntará un dedo infalible al macho magnético. Raramente tendrá en cuenta las reacciones de la hembra en presencia del macho.

Si ella es una mujer ignorante de los hechos de la vida el cargo que trae tomará usualmente la forma de una acusación de influencia hipnótica. Ella no realiza que la naturaleza es la hipnotizadora. Si es una mujer que sabe algo del mundo, el cargo puede ser de insinuaciones impropias. Una mirada a la mujer es usualmente suficiente para decirnos si es probable que haya algún fundamento en este cargo o no. Raramente es la chica joven y bonita, que podría razonablemente ser aprensiva, la que cuenta estas historias. Es un hecho curioso que nunca parece ocurrírseles a quienes se quejan, tomar refugio en la huida o poner el asunto en manos de un abogado. Si al final de un largo cuento, lleno de obscuras indicaciones e impronunciables insinuaciones, se hace la pregunta, "¿Qué hizo él exactamente?" la respuesta es usualmente, "Me miró de un modo significativo".

Cuando se cuenta una de estas historias seríamos sabios en prestar más atención al aspecto de la persona que está contándola que a los hechos alegados. Esto rendirá usualmente la más valiosa información. Es la cosa más difícil en el mundo conseguir que hable una víctima genuina. Una mujer que está lanzando a los cuatro vientos el cuento de su propia vergüenza es usualmente una mujer desdeñada, y la credibilidad de su testimonio en la cuestión está en razón inversa a su locuacidad. No olvidemos que se necesitan dos para hacer tanto un escándalo como una pelea, y la persona que admite un error y pide ayuda para desandar pisadas vagabundas es mucho más probable que merezca la pena de ser ayudada que el que alega estar incluso como los ángeles en el cielo, donde no hay ni matrimonio ni darse en matrimonio.

Tan grande es la necesidad de precaución en el calibrado de los hechos en un cargo de inmoralidad, que las cortes de justicia no aceptarán la evidencia de la víctima, incluso con juramento y bajo interrogatorio, a no ser que sea apoyado por testimonio adicional. Igualmente bien conoce el doctor el mismo tipo de mentalidad, y una forma común de enajenamiento mental es llamada la Demencia de la Vieja Doncella, incluso en los libros de texto.

Podría citar casos por docenas en ejemplo de las afirmaciones precedentes, pero no tienen el suficiente interés oculto para justificar su inclusión en estas páginas.

Si el líder del grupo es una mujer, entran en juego una serie diferente de reacciones aunque estén en funcionamiento las mismas causas. No se realiza generalmente que la fijación, o la "opresión" de una mujer por otra es realmente un substituto de una aventura amorosa, como es probado por el hecho de que la chica que tiene muchos admiradores, o la mujer que está felizmente casada nunca se da a ello. En este caso, tanto como en la atracción normal heterosexual, "el infierno no conoce furia alguna como una mujer desdeñada"; no es posible, por razones obvias, traer cargos de comportamiento impropio. (Aunque en una acusación esto se alegó contra mí, y fui acusada de ser un hombre disfrazado que intentaba seducir a la querellante, y el cargo encontró creyentes). El cargo traído en tales casos toma usualmente una de dos formas, siendo el mecanismo, "No me amas, por lo tanto eres cruel. He sido tratada malamente"; y se rebuscan los ejemplos traídos desde más lejos en apoyo de este cargo. O, "No me amas y por lo tanto te odio. La atracción que siento por ti es hipnótica".

Debe tenerse presente al valorar estos cargos que un ocultista entrenado, especialmente si es de alto grado, tiene una personalidad extremadamente magnética, y esto es fácil que pruebe ser perturbador para aquellos que no están acostumbrados a fuerzas psíquicas de alta tensión. Pues mientras que la persona que está madura para el desarrollo desenvolverá la conciencia superior rápidamente en la atmósfera de un iniciado de auto grado, la persona que no está preparada puede encontrar estas influencias profundamente perturbadoras. Un adepto que consiente a personas inadecuadas entrar a su campo magnético merece ser inculpado por su falta de discriminación y discreción, pero no puede con justicia ser acusado de abuso de poderes ocultos. El emana fuerza involuntariamente y no puede evitarlo. Los más grandes adeptos siempre viven en reclusión, pues no sólo necesitan soledad para su trabajo, sino que su influencia sobre almas no preparadas produce una reacción demasiado violenta, y ello acaba en la Cruz o la copa de cicuta.

No debemos descuidar el hecho de que la persona que viene a nosotros con una larga historia de ataque oculto y pide ayuda, especialmente ayuda financiera, puede simplemente estar "urdiendo un bulo", y deberíamos usar la misma discriminación que en escuchar a cualquier otra "historia de mala suerte", tratando de diferenciar entre lo digno y lo indigno. Conocí a un hombre que permitió a un supuesto adepto, que estaba sufriendo un supuesto ataque oculto, tomar refugio en su estudio, y retornó después de una corta ausencia para encontrar que el supuesto adepto había estado vendiendo el mobiliario para comprar bebida; y había toda la razón para creer que los únicos espíritus que estaban en modo alguno implicados con sus problemas habían entrado al estudio en botellas.

Las quejas de ataque oculto pueden tener su origen en nada más o menos que las ilusiones del demente. Y este hecho no invalida necesariamente el que pueda encontrarse una segunda persona para dar evidencia corroborante. Hay una curiosa forma de enajenación mental conocida a los alienistas como folie de deux, en la que dos personas íntimamente asociadas comparten las mismas ilusiones. Se encuentra usualmente en tales casos que una es decididamente demente, y que la otra es de un tipo histérico y ha resultado imbuida con las ilusiones de su asociada por medio de la sugestión. Uso el pronombre femenino porque esta forma de demencia es rara con los hombres. Ocurre usualmente con dos hermanas, o con dos mujeres que viven juntas.

Hay otra trampa por la que el inexperto hará bien en vigilar en sus tratos con la persona que se queja de un ataque oculto. La demencia puede ser periódica en su manifestación, alternando estallidos de manía aguda con períodos de completa cordura. Este aspecto periódico debería ser observado siempre en el caso de las mujeres, en las que cualquier inestabilidad temperamental se vuelve grandemente exagerada durante el tiempo de los períodos mensuales, en el cambio de la vida, durante el embarazo, y, de hecho, en cualquier período en que la vida sexual es estimulada a la actividad, sea emocional o físicamente. Es conveniente también tener presente que en los casos patológicos la periodicidad de la función de una mujer puede ser grandemente trastornada.

Tuve una lección aguda a este respecto en una ocasión, lo que da ejemplo de la necesidad de precaución. Habíamos recibido, por introduccion de uno de nuestros miembros, en una de nuestras casas de comunidad a una mujer cuyo esposo, un hombre bien conocido en la vida pública, rehusaba vivir con ella, así se me dijo, y había hecho varios intentos por deshacerse de ella, y había amenazado con hacer que se certificase que estaba enajenada si ella en algún modo se le resistía. Estos hechos fueron observados por un círculo de amigos a los que tanto el esposo como la esposa eran bien conocidos. Mantuve a esta señora bajo observación un mes a fin de ver si había algo para justificar el cargo de demencia, y no viendo nada, emprendí su caso. A la séptima semana, sin embargo, surgió el problema. Entró en un estado de gran excitación, declaró que estaba privada, y maltratada por la persona que, en mi ausencia, era responsable de la casa. Siete semanas más tarde tuvimos otro ataque, en el que dijo que estaban procediendo malas influencias desde un cierto armario en su habitación, vagó alrededor de la casa en vestimentas extremadamente inadecuadas, y perdió todo autocontrol. Este ataque también pasó de largo en unos pocos días. Se desveló al fin que sufría de apendicitis crónica que afectaba al ovario, sano, y cuando quiera que ocurría su menstruación extremadamente irregular, perdía su cabeza por unos pocos días. La posición era complicada grandemente por el hecho de que en el interregno era a todas las apariencias externas perfectamente cuerda. Después de que dejó nuestra casa de comunidad ella contó exactamente las mismas historias sobre nosotros que había estado contando previamente sobre su marido. El lunático completo es un problema muchísimo menos serio para la sociedad que estos casos limítrofes. Necesitan tratarse con extrema precaución, pues pueden causar una inmensa cantidad de problemas.

Una vez que una demencia se ha desarrollado bien, cualquiera que haya tenido experiencia de lunáticos tiene poca dificultad en reconocerla. Cada tipo de demencia tiene su expresión facial característica e incluso su modo de andar. Pero no es una cuestión tan simple para ni siquiera el experto el reconocer una demencia en sus etapas incipientes. Los lunáticos son extremadamente plausibles, y si han tomado algo de la jerga del ocultista o el espiritista, pueden hacer un caso extraordinariamente bueno por sí mismos. Incluso el alienista experimentado tiene que guardar a menudo un caso bajo observación a fin de asegurarse de si es una verdadera demencia o no.

En un campo donde los expertos están frecuentemente en duda, ¿qué ha de hacer el laico que se encuentra frente a un caso que eleva sus sospechas? No puede esperarse que reconozca la demencia cuando la ve, pero su propio sentido común debería ser suficiente para permitirle reconocer la demencia. En otras palabras, que suspenda el juicio sobre los hechos alegados y se concentre sobre la cuestión del motivo. Es aquí que encontrará su mejor indicación. Si una persona no puede ofrecer ninguna explicación válida en cuanto a las razones para el ataque que se está haciendo sobre ella, ni en cuanto a su causa u origen, podemos probablemente estar seguros de que se origina en su propia imaginación.

En un caso que vino a mis manos a por ayuda, la víctima declaró que estaba siendo perseguida por sugestión telepática. Yo inquirí sobre el origen de esta persecución, y dijo que alguna gente que vivía en el siguiente piso solía sentarse en círculo y concentrarse sobre él. Le pregunté por qué hacían esto. El no lo sabía. Meramente reiteró que lo hacían, aunque admitió que nunca había estado dentro de su piso, nunca, de hecho, les había hablado incluso excepto para intercambiar unos buenos días en las escaleras. Fue inmediatamente evidente que no había ningún motivo concebible que podría hacer a esta gente ir al problema de perseguirle. Si alguien ha intentado alguna vez cualesquiera experimentos con la sugestión telepática, sabrá qué intensa concentración requiere, y, de hecho, qué duro trabajo que es, y uno no puede posiblemente imaginarse a nadie poniéndose en el problema de hacerlo a lo largo de grandes períodos de tiempo sin un motivo muy definido. He oído sin embargo, de un caso bien autentificado de una mujer que tuvo un amorío con un hombre casado atacando a su esposa de este modo. Yo misma he conocido también dos casos en los que cierto individuo, en un tiempo prominente en círculos trascendentales, en conexión con lo que los periódicos llamaban sin educación "Tienda de Oración", e igualmente bien conocido en la Ciudad en conexión con sus esfuerzos por obtener oro a partir del agua del mar, usaba la sugestión telepática a fin de inducir el firmado de cheques y documentos. Antes de que se esperara un visitante para una entrevista, se sentaba y se concentraba sobre él. Tan fuerte era la influencia así ejercida que un hombre conocido mío abandonó un puesto que mantenía bajo él por la indebida influencia mental que sentía estaba siendo ejercida sobre él, y otro dimitió de la junta de una de sus compañías por la misma razón.

En ambos de estos casos no hay que buscar lejos un motivo adecuado para el ataque mental. Comparad estos dos casos con el anterior, y la diferencia podrá ser percibida prontamente. Deberíamos, sin embargo, ser tan cautos al decidir que no hay nada malo como en aceptar en su valor frontal cualesquiera afirmaciones que puedan hacérsenos. Más aún, deberíamos tener siempre presente al tratar con una persona que está obviamente desequilibrada mentalmente y que alega un ataque psíquico, que el desequilibrio mental puede haber sido inducido por el ataque psíquico. La vida es una cosa extraña en el mejor de los casos, y a esos que se mueven en círculos ocultos pueden sucederles cosas que son mucho más extrañas de lo usual.


CAPITULO X

PELIGROS NO OCULTOS DE LA LOGIA NEGRA

Las Logias Negras conectan con el inframundo.— Clases de crimen usualmente asociadas con Logias Negras.— Precauciones necesarias.— Carácter y registro de los instructores ocultos.— Periódico Verdad.— Chantaje.— Influencia indebida.— Drogas.— Inmoralidad.— Peligro para los muchachos.— Sacrificio humano.—Políticas revolucionarias.— Signos de una Logia Negra.

Los hechos considerados en el capítulo anterior, aunque deberían hacernos extremadamente cautos al sopesar la evidencia, no deben cegarnos al hecho de que hay ovejas negras en todo rebaño y que una fraternidad que comenzó con las mejores intenciones puede, bastante inadvertidamente, por la ignorancia o las imperfecciones de sus líderes, empezar a desviarse hacia el Sendero de la Izquierda. Gente perfectamente inocente entra en ella cuando está en el proceso de desvío pero aún no es manifiestamente negra, y puede encontrarse en aguas que son desagradablemente sucias, incluso si no realmente peligrosas.

Los peligros esotéricos serán estudiados en detalle en el siguiente capítulo, pero podemos muy bien considerar en este lugar los peligros exotéricos que pueden ocurrir detrás del Velo del Templo, pues la naturaleza humana es siempre la misma dondequiera que la encontremos, y muestra poca originalidad en escoger su ruta hacia la Fosa. Podría pensarse que en un libro tal como éste no habría necesidad de tocar estas materias, pero si este libro ha de servir el propósito para el que se destina, es necesario hacerlo así por tres razones; en primer lugar porque la mayor proporción de estudiantes de esoterismo son mujeres, e incluso en estos instruidos días ellas son usualmente ignorantes de la vida del inframundo, y una Logia Negra conduce por un camino directo y estrecho a la tierra de los apaches y demi-mondaines, aparte de sus otros defectos. En segundo lugar, un conocimiento de estos hechos es esencial para el diagnóstico diferencial. En tercer lugar, los poderes ocultos no se usan infrecuentemente para obtener fines puramente mundanos, por lo tanto cuando aparece la cuestión de la criminalidad ordinaria en conexión con una organización oculta, el resultado puede ser complicado por una mezcla de métodos que pertenecen a otro plano.

Debemos recordar siempre que una logia puede no haber sido formada necesariamente para el propósito expreso de evadir la ley; puede haber comenzado con un fin perfectamente legítimo a la vista, y haber sido explotada por los hacedores del mal para sus propios propósitos, pues, debido a la reservada naturaleza de sus procedimientos, la forma de organización de la fraternidad se presta a diversas formas de violación de la ley.

Es bien conocido que una organización oculta ha estado envuelta en el tráfico de drogas, otra cribada con un vicio no natural. Una tercera degeneró en lo que era poco mejor que una casa de mala fama, y su cabeza era un experto abortista. Otras han estado envueltas en políticas subversivas. Aquellos que se unen a las fraternidades sin investigarlas apropiadamente y a los credenciales de aquellos que las dirigen pueden encontrarse implicados en cualquiera o todas de estas cosas.

Detrás del velo del secreto, guardado por impresionantes juramentos, pueden suceder muchas cosas, y es por lo tanto esencial informarse de modo sumamente cuidadoso concerniente al carácter, los credenciales y el registro de los líderes de una organización.

Si estos no están fácilmente accesibles, algo esta mal. El Extranjero Misterioso, que ha llegado recientemente de Oriente o del Continente, ambas direcciones más bien vagas, es probablemente un fraude.

Si se experimenta alguna dificultad en descubrir los antecedentes de un supuesto adepto, podrían hacerse investigaciones del bien conocido periódico Verdad, de Carteret Street, S.W. 1. Verdad fue fundado originalmente para exponer los abusos en la vida financiera y pública, y con este fin guarda una "Lista Negra" de individuos que mejor es evitarlos. Es honrada y valiente en sus métodos, ni perseguidora, ni respetadora de personas. Mantiene un ojo vigilante sobre el campo oculto y los charlatanes de picota, una tarea por la que debería tener la gratitud y el apoyo de todos los que tienen la causa de la Religión de la Sabiduría en el corazón.

El peligro más común a que está expuesta una persona que entra en la compañía de indeseables, es que sea inducida a participar con más dinero del que es conveniente por los honrados por el tiempo expedientes de la estafa y el chantaje, siendo el último con mucho la forma más común de desagrado en las Logias Negras. El único remedio en todos esos casos es poner la cuestión en manos de la policía. En primer lugar, es tu deber como ciudadano a fin de que otros no puedan ser victimizados como tú lo has sido. En segundo lugar, si no lo haces tus perseguidores no te dejarán hasta que hayan chupado hasta dejarte seco, e incluso ni siquiera entonces si pueden encontrarte todavía un uso como mandado. Nunca se deshace uno de un chantajista dándole dinero. Es meramente una invitación a que llame de nuevo. Actuad rápida y firmemente al comienzo y pronto estaréis al final de vuestros problemas.

El exigir dinero con amenazas es chantaje, y el coercionar a cualquier curso de acción por amenazas es también un crimen. Cualesquiera arreglen los que se entre, o documentos firmados a consecuencia de amenazas, no atan. Las amenazas no han de ser necesariamente groseras y abiertas, como el apuntar con un revólver; cualquier cosa que te coacciones contra tus inclinaciones puede ser interpretado como una amenaza. Por ejemplo, suponiendo que te fuera intimado, aunque con tacto, que si no contribuyeras a los fondos de una organización, tu interés en el ocultismo estaría expuesto a ser cotilleado, y posiblemente te involucraría en desavenencias con tus familiares, o tus empleados, esto, ante los ojos de la ley, sería chantaje. Cualquier cosa, de hecho, que juegue sobre los temores de una persona es amenaza.

Consideremos ahora cuál es la mejor cosa a hacer si eres amenazado. Es rara vez sabio el responder a la amenaza con la amenaza. La mejor cosa es responder que pensarás sobre ello y ver qué puede hacerse, y entonces ir en directo a la estación de policía más próxima y contar toda la historia. Puedes estar seguro de la mayor cortesía y gentileza, y que se hará todo esfuerzo por ayudarte, incluso si tienes que admitir que no has sido del todo inocente tú mismo. Al venir a la policía y contarles francamente la posición de tus negocios, has, en el lenguaje popular, "cambiado la evidencia del Rey", y las autoridades irán un largo camino hacia proteger a alguien que hace esto.

No te acobardes por el hecho de que no puedas presentar ningún testimonio adicional en apoyo de tu afirmación. La policía puede decirte que no hay evidencia suficiente para pedir una orden de arresto; no obstante harán investigaciones, y el hecho mismo de que la policía esté haciendo investigaciones será suficiente para atemorizar a los chantajistas sacándoles de su gorroneo y probablemente del país; ni se detendrán usualmente en hacer los descubrimientos amenazados en route, sino que "irán mientras lo que va es bueno". Más aún, tu queja irá a los registros de la policía, y se mantendrá una vigilancia; en el curso debido puede hacerse otra queja, o, por lo que sabes, puede haber sido hecha ya, y entonces la red comienza a apretarse.

Recuerda siempre que el chantajista tiene mucho más que temer de la exposición abierta que tú; pues cualesquiera fastidios que puedas tener a la espera, él tiene que prever un largo término de servicio penal, y posiblemente el temido "gato" si el caso es malo. Un recuerdo a tiempo de este hecho hace maravillas con pretendientes a chantajistas.

Ni debe detenerte el temor a la exposición de tus propios errores. La naturaleza de los cargos traídos contra ti por el chantajista nunca serán mencionados. No eres tú quien está siendo sondeado. Ni será revelada tu identidad. Se te referirá como Mr. A. o Mrs. B. Lejos de ser tratado como un hacedor de mal o tener el dedo del escarnio apuntado hacia ti, encontrarás que eres considerado como una persona que está haciendo un servicio público y se hará todo esfuerzo por aquellos en la autoridad para suavizar tu sendero. Se está haciendo un esfuerzo decidido en el momento presente por aplastar este crimen abominable, y los jueces están dando sentencias ejemplares y protegiendo a los perseguidores en todos los modos a fin de animarles a presentarse.

Pero aparte de cualquier forma de coerción, gente imprudente puede, mientras está llena de entusiasmo o embelesada por la nueva revelación, desprenderse de considerablemente más dinero del que puede confortablemente dispensar; pueden incluso poner literalmente todo lo suyo sobre el altar, y entonces, desilusionados por los hechos posteriores, lamentarse grandemente de haberlo hecho así. En muchos de tales casos un abogado competente puede asegurar una devolución de fondos. Los tribunales no miran con favor a las contribuciones excesivas a los "movimientos".

Ni que decir tiene, que ninguna organización correctamente conducida consentirá en aumentar sus fondos a expensas de la ruina de uno de sus miembros. Debe, por supuesto, protegerse igualmente contra los caprichos, la malevolencia, y las maquinaciones de la clase de mentalidad que trata de comprar influencia por suscripciones. Ha sido siempre nuestra costumbre en la Fraternidad de la Luz Interna el insistir que cualquier mujer que se proponga dar una gran donación debe consultar a su consejero financiero antes de hacerlo. Por una razón u otra hemos rehusado más de veinticinco mil libras durante los últimos siete años. Y no tuvimos ninguna razón para lamentar el haberlo hecho así. La fuerza de una organización oculta no yace en el plano físico.

Es bien sabido que hay diversas drogas que pueden usarse para exaltar la conciencia e inducir un psiquismo temporal. Puede no ser igualmente bien conocido que la mayoría de estas substancias caen bajo las regulaciones del Decreto de Drogas Peligrosas, y que obtenerlas de fuentes irregulares, o incluso ser encontrado en posesión de ellas salvo para un fin legítimo, es exponerse a persecución, y en este caso también las autoridades están extremadamente alertas y los magistrados son extremadamente drásticos.

Todos los iniciados del Sendero de la Derecha están de acuerdo en declarar que exaltar la conciencia por medio de drogas es un proceder peligroso e indeseable. Puede haber trabajadores investigadores que por razones legítimas deseen llevar acabo experimentos, pero no puedo concebir ninguna razón legítima para introducir a un neófito al hábito de la droga. En cualquier caso, si se llevan acabo tales experimentos, deberían ser conducidos bajo la supervisión de un practicante médico cualificado que estará en posición de impedir la catástrofe o tratar con ella si surgiera. Las drogas que alteran la conciencia afectan también al corazón, y los corazones no son siempre todo lo que deberían ser. Más aún, la composición de las drogas raras no está normalizada y varía enormemente; están expuestas a contener diversas impurezas, y las muestras pueden llegar a ser inusualmente tóxicas. El fastidio de tener sobre las manos de uno un cuerpo inesperado y del que no se puede dar cuenta es superado sólo por el fastidio de volverse uno mismo el cuerpo, cualquiera de cuyas eventualidades pueden suceder cuando la gente comienza a experimentar con las drogas que "aflojan las vigas de la mente".

Las morales de la humanidad dejan mucho que desear en general desde el punto de vista del purista, y las organizaciones ocultas, ocupando como lo hacen, la costa marina de Bohemia, dejan más de lo usual. Unas pocas de las mejores, manteniendo que el ocultismo es esencialmente una religión, sostienen una norma elevada; el resto están bendecidas con una caleidoscópica colección de almas compañeras. Esto no necesita concernirnos aquí. Si la gente escoge patear las cintas del delantal de Mrs. Grundy, ese es su problema. Ni necesitamos considerar por el momento los abusos ocultos de fuerza sexual, que requerirán consideración detallada en su propio lugar. Todo lo que necesitamos considerar en este capítulo es la forma puramente normal de ligero vivir que se camufla bajo una pretensión de ocultismo. De esto he visto numerosos casos. La cabeza de un grupo seducía sistemáticamente a sus pupilas bajo el pretexto de que era parte de su iniciación, y el grupo aceptaba la situación en un espíritu del más puro autosacrificio. Varias otras navegaron desagradablemente cerca del viento, con el resultado de que fueron prevalecientes las "opresiones" y las crisis nerviosas subsiguientes. Apenas debería ser necesario decir que tales métodos no forman parte del Sendero de la Derecha.

Es asombroso hasta qué punto las mujeres de los mayores ideales y de buena familia y amplia cultura pueden ser inducidas a aceptar tales teorías y prácticas. El peligro de ser miembro de un grupo así para chicas jóvenes o mujeres no sofisticadas puede ser imaginado prontamente.

He sido acusada a menudo de ser de mentalidad estrecha en mi actitud hacia los grupos en los que se permite que vayan adelante tales cosas, pero el costo en sufrimiento humano es tan grande y la desmoralización general tan sórdida que la tolerancia viene peligrosamente cerca del cinismo.

Puede no ser realizado generalmente, pero hay tanto peligro de corrupción en una Logia Negra para chicos y jóvenes como lo hay para las mujeres. Ha habido un número de casos tan flagrantes que la policía ha intervenido, tanto aquí como en el extranjero.

En tiempos antiguos, y entre las gentes primitivas, el sacrificio humano era un incidente común en conexión con las prácticas ocultas. No es desconocido en la Europa Oriental incluso en el presente día. El cuento para niños de Barbazul tiene su origen en las prácticas del infame Gilles de Rais, Mariscal de Francia y camarada de Juana de Arco, que asesinó a innumerables niños y jóvenes en conexión con sus experimentos mágicos. Nunca he oído de un caso en Inglaterra, pero ha habido en diversos tiempos algunas matanzas curiosas reportadas de los Estados Unidos que parecían sospechosamente crímenes rituales, pero en ausencia de información adecuada es imposible llegar a una conclusión final sobre ellas. Recientemente llegó a mis manos, sin embargo, un libro sobre magia publicado para la circulación privada, en el que se hace la afirmación de que el sacrificio de sangre ideal es un niño macho.

El cargo de actividades revolucionarias es uno que ha sido hecho frecuentemente contra el movimiento oculto. Hay ciertas cosas, sin embargo, que deben tenerse presentes al calibrar la verdad de este cargo. En primer lugar, el movimiento oculto no es un todo homogéneo. Es totalmente inorganizado e inregulado, y puede ser comparado mejor al estado de Inglaterra antes de la Conquista Normanda. Las condiciones en los diversos grupos y asociaciones varían ampliamente, y lo que es verdad de uno puede no ser verdad de otro. No puede haber duda alguna que diversas organizaciones en diversos momentos han estado implicadas en la política, como lo testimonia la asociación de la Sociedad Teosófica con movimientos políticos Indios; pero debemos tener presente que los revolucionarios de una generación son los reaccionarios de la generación siguiente. Después de todo, la política es una cuestión de opinión, e incluso la gente con la que no estamos de acuerdo puede estar en lo correcto al final. Personalmente soy de la opinión de que es extremadamente imprudente para una fraternidad oculta el implicarse en política por razones que he sentado en otro de mis libros, Ocultismo Sano, y en las que no entraré ahora, pues no son relevantes a estas páginas. Pero puesto que las gentes desde tiempo inmemorial se han agrupado para la acción política no podemos hacer excepción a lo que la ley permite. La gente que se une a una organización establecida para el trabajo político lo hace con sus ojos abiertos y presumiblemente para los fines para los que fue fundada. Surgen bases para la objeción, sin embargo, cuando se funda una organización para objetivos no políticos y posteriormente los líderes, sin consultar, o incluso informar a sus sustentadores, emprenden actividades políticas por su propia cuenta y usan su organización para el propósito, involucrando así a sus seguidores sin su consentimiento en cualesquiera complicaciones que puedan surgir, y usando dinero contribuido para un propósito específico para otros fines distintos de los que los donantes tenían a la vista.

Puede preguntarse qué uso, en el día presente, podrían hacer los revolucionarios de las organizaciones ocultas. Dentro de mi conocimiento personal las han usado, o han intentado usarlas, con el fin de hacer llegar cartas a gente cuya correspondencia está siendo vigilada, y yo misma recibí una vez una petición de permitir a una persona que había sido deportada retornar al país bajo un nombre asumido y residir en una de nuestras casas de comunidad como miembro, y se ofrecieron unos cientos de libras por hacerlo así. No hace falta decir que la correspondencia fue enviada directamente a las autoridades.

Los problemas que hemos considerado en este capítulo no son peculiares a las fraternidades ocultas, sino que son comunes a cualquier organización que no discrimina entre sus miembros. Las organizaciones que se anuncian deben por fuerza aceptar a todos los que vienen y clasificarlos a la luz de la experiencia posterior, y algunas de estas experiencias pueden ser muy curiosas en verdad. No se puede reprender a una organización que toma ocasionalmente a una oveja negra; uno sólo toma la excepción si retiene una acumulación de ellas.

Una logia de dudosa blancura puede ser reconocida prontamente por el tipo de gente que pertenece a ella, que puede ser descrita mejor corno el tipo desharrapado de aventurero con una rociada de gente avispada de la sociedad que tiene a menudo un gusto por un sabor crudo en la forma de sensación. Las Logias realmente Negras están guardadas tan cuidadosamente como las Logias Blancas de alto grado, y ningún intruso puede conseguir la entrada a ellas. El estudiante serio del Ocultismo Negro está a la búsqueda de conocimiento y experimentación mágica, y no va a perder su tiempo con el novicio. Aquellos que escogen graduarse en una Logia Negra después de servir su aprendizaje en la Corte Externa de una Logia Blanca lo hacen así con sus ojos abiertos, y la experiencia debe ser su instructora. Uno no puede sentir que merezcan mucha simpatía si la experiencia es dolorosa. La persona a la que busco ayudar es la persona que es una víctima, no el que es izado por su propio petardo. El hombre o la mujer que, rechazando el grado persistente de la Vía de la Iniciación, escoge ir hacia arriba con un cohete hará mejor en venir abajo con el garrote.

Cualquier petición de una gran suma de dinero debería ser considerada siempre como una señal de peligro. Es una de las condiciones más estrictas de la iniciación el que el conocimiento oculto nunca puede venderse o usarse para ganancia. Sé de un ocultista que cobra £300 por una de las iniciaciones que confiere; y se la dará a cualquiera que tenga £300. En mi opinión, la persona que paga £300 para tal fin merece la clase de iniciación que va a conseguir.

Es también un mal signo cuando un ocultista da vía libre a señales y maravillas ante el no iniciado. Ningún adepto genuino hace esto nunca. La persona que lee tus encarnaciones pasadas, describe tu aura, hace rodar sus ojos, se crispa, y te da un mensaje de tu Maestro tan pronto como se presenta, es una persona a ser evitada.

Cuanto mas veo del movimiento oculto, tanto más asombrada estoy de las cosas que la gente puede decir y hacer y con las que "puede escapar". La persona corriente se encuentra desbordada cuando trata de asuntos psíquicos. Usualmente va a través de tres fases. Primero, cree que todo es superstición y fraude. Segundo, siendo roto su escepticismo, creerá cualquier cosa. Tercero, si es que llega alguna vez tan lejos como tercero, aprende la discriminación, y distingue entre las Fraternidades Negras, las Fraternidades Blancas y las Fraternidades Fatuas.


CAPITULO XI

EL ELEMENTO PSÍQUICO EN EL TRASTORNO MENTAL

Personalidad, individualidad y reencarnación.— Los tres grandes instintos.— Histeria.— El neurótico.— Enajenación orgánica.— Las endocrinas.— La sangre.— Contactando el Invisible.— Concepto Qabalístico de los Reinos Invisibles.— Los Qlippoth en relación a la demencia.— Conciencia en relación a las Esferas.— El Psiquismo del psicópata.— Área común de la psicología y el ocultismo.— Métodos ocultos de tratar con la demencia.— Obsesión.

Hemos visto en un capítulo anterior que los desórdenes nerviosos y mentales pueden estimular un ataque psíquico, especialmente si el sujeto está familiarizado con la terminología del ocultismo. Debemos considerar también la parte jugada por el ataque psíquico en los desórdenes nerviosos y mentales. Pero antes de que podamos embarcamos en esta sección de nuestros estudios, debemos dar una breve explicación de la naturaleza de los trastornos nerviosos y mentales y la distinción entre ellos. No entraremos en consideraciones académicas, pues estas páginas no están escritas para el psicólogo profesional ortodoxo, que tiene una abundancia de libros de texto a su disposición, sino para la persona cuyo interés está primariamente en materias ocultas, y que llega al estudio del tema sin el equipamiento de los tecnicismos de la psicología y la psicofisiología, dos ciencias de las que es extremadamente necesario al menos un conocimiento trabajable en la persecución del ocultismo práctico.

En el curso de una encamación la mente es edificada sobre los cimientos de los rasgos del Yo Superior, o Individualidad, que es el alma inmortal que se desarrolla en el curso de una evolución. La mente, por lo tanto, es parte de la personalidad —la unidad de encarnación— comenzando en el nacimiento y disolviéndose a la muerte, siendo absorbida su esencia por la individualidad, que evoluciona por ella.

La mente es esencialmente el órgano de adaptación al ambiente, y es cuando esa adaptación falla que comienzan los problemas neuróticos e histéricos. Cada criatura viviente es el canal para una corriente de fuerza vital que procede del Logos, el Creador de este universo. Esta corriente está dividida en tres canales principales representados para nosotros como los tres grandes instintos naturales, Auto-conservación, Reproducción, y el Instinto Social. Estos son los motivos principales de nuestras vidas. La presión de la vida misma está detrás de ellos, y si se contrarían más allá del poder de compensación (considerable como ése es) son como torrentes cuyos canales son bloqueados, y que en consecuencia se desbordan y hacen un pantano de la tierra adyacente.

La emoción es el aspecto subjetivo de un instinto. Es decir, cuando un instinto está en funcionamiento, sentimos emoción. Toda emoción que sentimos puede ser referida a uno u otro de los instintos. Nuestro resentimiento de un menosprecio a nuestra dignidad tiene sus raíces en el instinto de Auto-conservación. Nuestro amor al arte tiene sus raíces en el instinto de amor, belleza y expresión creativa que, en su arco inferior, es llamado sexo. Cada uno de estos instintos tiene su aspecto espiritual elevado y su aspecto físico elemental, y la transmutación de un plano a otro tiene lugar libremente, de modo que a no ser que entendamos el significado de estas manifestaciones estaremos confundidos. En su entendimiento está la clave de la ciencia de la vida.

Si uno de estos grandes instintos es contrariado de tal forma que todos los intentos de compensación se vienen abajo; o si el temperamento es tan inelástico e inacomodaticio que no modificará sus demandas, el ego hace un intento final desesperado de ajuste que va más allá de los límites dentro de los que pueden ser mantenidas unas relaciones armoniosas con el entorno. Las comunicaciones con el entorno se derrumban, y la mente, en parte al menos, ha abandonado la esfera de la realidad por la esfera de la imaginación. El sentido de los valores fijos se pierde, y las cosas asumen una importancia simbólica. El derrumbamiento puede ser parcial, relacionándose sólo a ciertos aspectos de la vida, o puede ser total.

En la histeria, las maldecidas fuerzas de la vida permanecen en el canal, pero chorrean con fuerza concentrada a través de cualquier compuerta que pueda abrírseles. Consecuentemente, en vez de que el río por debajo de la obstrucción pueda ser un cuerpo de agua de manso fluir, desciende en rápidos y remolinos difíciles y peligrosos de navegar, de modo que la barca de la vida naufraga en ellos. El país de alrededor, también, es reducido a una ciénaga, ni tierra ni agua. En otras palabras, el temperamento se vuelve tempestuoso e indebidamente emocional, y los factores no emocionales de la mente, tales como juicio y autocontrol, son achantados. Un temperamento así debe por necesidad estar perpetuamente en dificultades con la vida, y periódicamente las emociones reprimidas hierven en espasmos de gritos, chillidos y movimientos musculares convulsivos, que actúan como válvulas de seguridad y alivian temporalmente la presión.

El neurótico difiere del histérico en ciertos modos bien señalados que deben ser tenidos presentes cuidadosamente, pues son muy importantes desde el punto de vista práctico. Los trastornos del neurótico comienzan del mismo modo que los del histérico, siendo debidos a la emoción reprimida y el fracaso en adaptarse al ambiente; pero en su caso, las fuerzas de la vida se ponen a trabajar cortando canales frescos para sí mismas que rodearán el obstáculo que bloquea su sendero. Consecuentemente tenemos lo que los psicólogos llaman un desplazamiento de emoción. Alguna materia relativamente inocua se convierte en el objeto para un derramamiento de emoción que no la concierne en modo alguno, pues se ha hecho un substituto para otra cosa. Es esta curiosa dirección subterránea de la emoción en la mente la que causa tanto problema, pues el que sufre no es demente, y sin embargo ciertas secciones de sus valores y reacciones ante la vida están pervertidas. Ella es una persona extremadamente trapacera con la que tratar porque se da a amores, odios y temores inesperados y bastante irracionales, y actúa de acuerdo con ello.

Similares condiciones prevalecen en las demencias orgánicas; los resultados psicológicos son los mismos, pero como el origen es físico, no mental, son poco dóciles a la psicoterapia. Pueden hacerse no obstante ciertas cosas para aliviarlas, incluso si no son enteramente curables; considerémoslas entonces, tanto desde los puntos de vista psico-físico como oculto.

El cuerpo es el vehículo de la mente. Si el vehículo es defectuoso, la mente no puede expresarse con precisión; sus reacciones serán distorsionadas. La ciencia ortodoxa dice que el cerebro es el órgano de la mente, pero la ciencia esotérica dice que el cerebro es el órgano de percepción de las impresiones de los sentidos y de coordinación de los impulsos eferentes. Es el trueque del teléfono del sistema nervioso. Es sólo uno de los puntos en que la mente toca al cuerpo, siendo los otros las glándulas de secreción interna del sistema endocrino, la pineal, la pituitaria, la tiroides, las adrenales, timo y gónadas; a las que pueden añadirse el Plexo Solar y el Plexo Sacro. El estudiante de fisiología Tántrica será muy torpe si no ha observado que los Chakras coinciden en su localización física con los órganos endocrinos.

Ahora bien las endocrinas tienen por tarea el mantenimiento de la composición química de la sangre. Vierten en ella sus secreciones, llamadas hormonas, en ciertas proporciones equilibradas. Si el equilibrio es trastornado en algún modo, sea por un exceso de una secreción o el acortamiento de otra, tienen lugar profundos cambios en el metabolismo. El conjunto de los procesos de la vida son regulados por las endocrinas, y pueden ser acelerados o decelerados en sus diferentes aspectos conforme el equilibrio de las endocrinas se altera. Este equilibrio endocrino se sabe por los psicólogos que está asociado íntimamente con los estados emocionales, y especialmente con la vigilancia y la estolidez del temperamento. Los psicólogos no aprecian suficientemente la importancia del trabajo reciente sobre las endocrinas, pero los ocultistas tienen un conocimiento de este aspecto de la psico-fisiología como parte de su enseñanza tradicional. Los ejercicios de respiración del sistema del yoga están basados sobre este conocimiento, y son extremadamente potentes, como lo son todas las prácticas ocultas que son traídas correctamente hasta el plano físico. De hecho, podemos decir que ningún proceso oculto es realmente potente, ni puede decirse que haya completado su circuito, a no ser que tenga su punto de contacto con la materia densa; un punto que muchos ocultistas dejan fuera de sus cálculos. El ocultismo, aunque es primariamente un proceso mental, no es puramente un proceso mental. Es tanto espiritual como material.

En la gran mayoría de los casos de demencia, no pueden demostrarse cambios orgánicos del cerebro, pero los alienistas están llegando a reconocer cada vez más que pueden buscar los lúes de Hécate en la sangre. Su composición química puede separarse de lo normal, sea debido a un cambio en el equilibrio hormonal o a los desperdicios de la enfermedad. Este cambio en la química de la sangre es seguido inmediatamente por un cambio en el tono emocional. Puede volverse emocional en exceso o deprimido, apático o irritable. Los antiguos describían estas condiciones admirablemente como los cuatro humores, el sanguíneo, el bilioso, el linfático y el colérico.

Ha sido demostrado abundantemente por los fisiólogos que los estados emocionales afectan a la composición química de la sangre. Está siendo realizado gradualmente que estos cambios son producidos a través de la mediación de la glándulas de secreción interna, que pueden ser llamadas el cerebro emocional, igual que la materia gris dentro del cráneo puede ser llamada el cerebro sensorio-motor. Se sigue, por lo tanto, que, si por alguna interferencia con su funcionamiento, las glándulas producen una composición sanguínea correspondiente con la producida por ellas cuando un estado emocional particular está dando su estímulo especial, el individuo experimentará las sensaciones físicas asociadas con el estado emocional correspondiente. Su mente procederá a ajustarse a estas condiciones dando cuenta de ellas a través de la imaginación como mejor pueda. De modo que si hay un estado de la sangre característico del miedo, surgirán en la mente imágenes de miedo. Es sobre esta base que las demencias orgánicas producen sus estados mentales característicos.

Sea que el estado emocional es debido a una causa mental o física, el resultado es el mismo para el paciente. Las demencias orgánicas se distinguen de las funciones únicamente por su origen. Una demencia orgánica tiende a separarse más de lo normal que un desorden nervioso funcional, porque en el último tiene lugar un grado considerable de compensación, pues el paciente puede hasta una gran medida recogerse y evitarse ir hacia extremos desastrosos. Este no es el caso con una demencia orgánica, que prosiga hasta su conclusión lógica. Es por esta razón que un neurótico, aunque pueda sufrir severamente, rara vez tiene un derrumbamiento completo a no ser que esté seguro de las necesidades de la vida. El instinto de autoconservación le mantiene sobre sus pies.

Habiendo considerado las bases físicas y subjetivas de los trastornos mentales, estamos ahora en posición de calibrar con exactitud la parte jugada por el Invisible. ¿Qué sucede cuando un neurótico emprende el ocultismo? Podemos responder mejor a esta pregunta considerando qué sucede cuando una persona normal emprende el ocultismo. Aprende por primera vez de la existencia de los Mundos Invisibles y comienza a pensar sobre ellos. Al principio puede no ser capaz de percibirlos conscientemente; no obstante está sintiéndolos subconscientemente y ellos la están afectando. Su vida muestra esto al observador de cerca en miles de modos.

Hay grandes fuerzas que se mueven como corrientes en el Invisible, y somos atraídos a éstas de acuerdo con nuestra afinidad temperamental por ellas. La personalidad violenta es atraída a la Corriente de Marte, la emocional y sugestionable a la esfera de la Luna. Las influencias de estas esferas juegan sobre ellas. Ahora bien, el ocultista que trabaja bajo un sistema apropiado, sabiendo que tiene que encontrarse con estas fuerzas más tarde o más temprano, las coge una por una voluntariamente y por medio de los rituales apropiados, y las sintetiza dentro de su propia naturaleza. Sabe también que cada aspecto tiene su reverso. La Virgen María es reflejada en Lilith. Las fes más antiguas sabían esto, pero la Cristiandad popular, que no tiene raíces en la tradición, lo ha olvidado. La Cristiandad Protestante arrojó su aspecto oculto con la Reforma. Todos los panteones paganos tienen aspectos groseros de divinidades así como etéreos. Tenemos que buscar en el montón rehusado de la historia las partes perdidas de nuestra propia tradición si nuestra fe ha de ser completa, y la más provechosa línea de investigación está en la Qábalah y la literatura Gnóstica. La literatura de la Gnosis ha sido mayormente destruida por una persecución sistemática, pero en la Qábalah nos queda todavía un sistema completo. Los Judíos, siendo estrictamente monoteístas, no hablaron de dioses, sino que reconocieron una jerarquía de ángeles y arcángeles que es la equivalente de los panteones paganos. Es a través de estos mensajeros etéreos que el Padre de Todo formó los mundos.

Consideremos una vez más la doctrina Qabalística de los Qlippoth pues tiene una incidencia íntima sobre el problema de la demencia. La doctrina de los Diez Santos Sefiroth, dispuestos en su patrón correcto para formar el Árbol de la Vida, es de valor incalculable en permitirnos concebir el Invisible. El Primer Sefira se concentra a partir del Inmanifestado, el Punto dentro del Círculo. Este emana al Segundo, que a su vez emana al Tercero. Tan pronto como uno ha emanado a otro, se dice que estos dos están equilibrados; pero cuando la emanación está en proceso, hay un periodo de fuerza desequilibrada. Esta, como si fuera, escapa por sí misma en el Cosmos y establece una esfera propia, desconectada del sistema Cósmico. En consecuencia, cada esfera del Cosmos tiene su contraparte en el Caos, en miniatura, es verdad, pero sin embargo potente y funcional.

Cada esfera, en el curso de su evolución, construye una Alma Global que es llamada por diferentes nombres en diferentes sistemas. En el sistema Qabalístico les llamamos los Arcángeles, los Espíritus delante del Trono. La Esfera del Sol está representada por Rafael, la Esfera de la Luna por Gabriel. Los Sefiroth inversos, o Qlippoth.se construyen exactamente del mismo modo. En las Habitaciones del infierno estos dos son conocidos como los Disputadores y los Obscenos, cuyos nombres indican suficientemente sus caracteres. La Esfera del Sol es también el punto de manifestación del Mesías o Salvador sobre la tierra. El Príncipe de la Paz tiene su inverso en los Disputadores. ¿Quién que haya tenido la Bella Visión no sabe la reacción que sigue a ella, y la necesidad de sabiduría, auto-control y paciencia para tratar con las fuerzas que se liberan no sólo en el alma sino en el entorno? Es por esta razón que los períodos de purga y disciplina preceden a todas las revelaciones. Debemos guardar la vigilia antes de que podamos sentarnos a la fiesta.

La conciencia, liberada de la Esfera de la Tierra, se eleva directamente hacia arriba a la Esfera de la Luna. Esta es la esfera negativa, femenina, receptiva, psíquica. Desde ahí pasa hacia adelante a la Esfera del Sol. Esta es la esfera positiva, masculina, de la conciencia superior, la visión del vidente por distinción de la del psíquico. A cada lado el sendero está flanqueado por las Esferas de la Sabiduría Hermética y la Belleza Elemental.

Estas Esferas, que tienen que ver con los grados de iniciación, no necesitan incumbirnos en estas páginas. Sólo tendremos que ver con la Esfera de la Luna, la Querida del Lunático. Ahora bien la Luna era representada por los antiguos bajo diversas formas como Diana la cazadora casta, símbolo de sublimación, y Hécate, patrona de la brujería y el nacimiento. Hemos señalado ya que los Qlippoth de la Esfera de la Luna son llamados los Obscenos. De aquí que cuando el alma inestable avanza por el Sendero de Saturno que tiende un puente al Astral y entra a la Esfera de la Luna, toca su aspecto de Hécate y se encuentra así misma en rapport con los Obscenos, cuyo jefe es Lilith, la que da sueños lujuriosos. ¿Necesitamos maravillarnos entonces de que Freud encuentre los sueños del neurótico llenos de imágenes sexuales en sus formas más pervertidas y degradadas? Los Rabinos conocían su psicología tan bien como él lo hace.

Como ya se ha indicado, el neurótico es muy a menudo psíquico, y el psíquico es muy a menudo neurótico. ¿Qué podemos esperar que le suceda al alma que ha tomado la iniciación en una vida pasada, retiene subconscientemente el desarrollo psíquico así conferido, y se encuentra encarnada en una personalidad neurótica en esta vida? Ella caerá bajo el dominio oscuro de la Luna, y Lilith será su querida. Las fuerzas del Abismo encuentran su entrada a través de las puertas mal ajustadas del temperamento neurótico. Los complejos disociados del Microcosmos son reforzados por los complejos disociados del Macrocosmos, pues eso es precisamente lo que los Qlippoth son.

Los ocultistas y sus admiradores ignorantes, los supersticiosos, han mantenido siempre que la demencia tiene que ver con la posesión demoníaca. La medicina moderna discute esto, y declara que las diversas manifestaciones de la mente enferma son debidas enteramente a procesos psicológicos subjetivos. Al presente estas dos escuelas de pensamiento son como dos campos armados, atraídos para la batalla y arrojando sus armas uno al otro. Cada uno está demasiado seguro de su propio terreno para conceder al otra una escucha. Es mi creencia que puede encontrarse un terreno común para el encuentro de estos dos puntos de vista opuestos. La psicología demuestra el mecanismo de la mente y puede explicar los procesos mentales por los que las ideas del trastornado asumen su última forma. Puede mostrar la conexión entre estas ideas y los sueños de la mentalidad normal. Lo que no puede explicar es la fundamental diferencia entre estos estados subjetivos y la conciencia despierta normal. Es aquí que el ocultista puede decirle al psicólogo algo que merece la pena escuchar, pues él puede mostrar cómo estas visiones pueden producirse experimentalmente y a voluntad por medio de la magia ceremonial. Y lo que aún es más importante, el ocultista puede mostrarle cómo pueden ser dispersadas estas visiones y cerradas y selladas las facultades psíquicas.

Esto nos trae a la parte práctica de nuestras consideraciones: ¿Hasta dónde pueden ser aplicados los métodos de la magia ritual al alivio de la enfermedad mental? Son indudablemente paliativos, pero no producirán una cura permanente a no ser que el origen de la condición mental perturbada sea encontrado y aclarado. A no ser que se haga esto, tan pronto como dispersemos los fantasmas, éstos se volverán a formar, porque el estado mental del paciente los está invocando. Bajo tales circunstancias ningún círculo mágico puede ser mantenido intacto. Tan pronto como rompemos el contacto con el Abismo, el paciente lo renueva.

Pero tales condiciones constituyen un círculo vicioso. Las fuerzas Qlippóticas con las que se ha establecido un contacto lo desarrollarán activamente, y se agarrarán a su víctima cuando se hagan intentos por desalojarlas. En esta edad racionalista estamos dados a olvidar que hay una cosa tal como el mal organizado e inteligente. Si las causas físicas de esta perturbación han sido aclaradas, el foco séptico erradicado, o el tumor que presionaba sobre las glándulas de secreción interna extirpado, y aún la mentalidad no retorna a lo normal, un exorcismo producirá a menudo resultados inmediatos y notables.

En el caso del neurótico, cuyo problema está enteramente en la esfera de la mente, un exorcismo es de enorme valor como un preliminar añ apropiado tratamiento psicoterapéutico porque aclara el terreno e impide la reinfección, dando al paciente una oportunidad de hacer un comienzo fresco. Es posible que los demonios Qlippóticos consigan una influencia hipnótica tan poderosa sobre la víctima que ella sea impotente de romperla por ningún esfuerzo de su propia voluntad, y no pueda el tipo ortodoxo de psicoterapia tocar la raíz del problema. El exorcismo puede tener que ser repetido dos o tres veces en el curso del tratamiento, porque los contactos pueden ser renovados después de quo han sido rotos. Pero una vez que los complejos del paciente han sido aclarados, no volverán. En cualquier caso, un exorcismo produce un señalado beneficio temporal; durante la tregua el paciente consigue una oportunidad de recogerse a sí mismo y las influencias malignas son minadas. Un paciente con coraje, que está cooperando inteligentemente, rara vez tendrá que ser exorcizado más de tres veces supuesto que las condiciones materiales son favorables. He visto casos aclarados por un simple exorcismo, permaneciendo bien indefinidamente mientras el paciente obedecía las instrucciones, y no tenía nada que ver con el Invisible, ni leyendo libros sobre ocultismo ni asociándose con gente que estuviera interesada en tales temas; y he visto también al Abismo restablecer su influencia cuando el paciente desobedecía las instrucciones y redespertaba las viejas vibraciones.

Necesitamos realizar que la conciencia humana no es una vasija cerrada, sino que, como el cuerpo, tiene una entrada y una salida continuas. Las fuerzas cósmicas están circulando a través de ella todo el tiempo, como el agua del mar a través de una esponja viviente. Cualquier estado emocional que pueda surgir dentro de nosotros es reforzado desde afuera. El ser subjetivo sólo tiene el encendedor, el Cosmos proporciona el combustible. Una vez que se ha puesto en marcha el fuego, las fuerzas cósmicas del tipo apropiado lo atizarán. Igual que el católico devoto es inspirado por las influencias de su santo patrón, invocado por la oración, así el neurótico es hechizado por su demonio obsesor, invocado por las incubaciones mórbidas de la subconsciencia disociada. El ocultista mantiene que el principio generalizado del mal tiene sus canales inteligentes, igual que el Principio organizado del Bien tiene Sus espíritus ministeriales. Cualquier observador que considere los fenómenos de la perturbación fenomenal encontrará mucho en apoyo de esta hipótesis.

La cuestión de la obsesión es extremadamente importante. La palabra se usa muy libremente en círculos ocultos, y se sostiene que significa el separar un alma de su cuerpo y reemplazarla por otra alma, pero dudo si esto es una verdadera representación de lo que sucede. Siempre me ha parecido que en la obsesión no tenemos el reemplazamiento verdadero de un alma por otro, sino la dominación completa de un alma por otra. Es dominación hipnótica, y podemos explicarla en los términos de la psicología conocida de la hipnosis, siendo en este caso el hipnotizador una entidad astral.

Hay una operación en la magia conocida como "asumir la forma divina", en la que el operador se identifica en la imaginación con el dios y se convierte así en un canal para su poder. Es uno de los modos especiales de la magia Egipcia en la que el sacerdote siempre llevaba una máscara para representar la cabeza animal simbólicamente atribuida al dios que representaba. Esta identificación imaginativa es un método bien conocido en el ocultismo y es empleado a menudo a fin de entrar a la vida interna de una planta o un cristal como ejercicio mental. Sus efectos son muy señalados y peculiares. Estoy inclinada a pensar que éste es el método, combinado con la hipnosis, que es usado por la entidad obsesora, que primero se identifica con su víctima y después sobreimpone su propia personalidad sobre ella, obteniendo así un vehículo de manifestación. Soy también de la opinión, no obstante, de que es sólo en ciertos estados anormales, sean inducidos por enfermedad de la mente o el cuerpo, o por alguna de las más drásticas operaciones de la magia negra, que esta imposición puede tener lugar.

CONTINUA.

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